jueves, 25 de julio de 2013

¿Y  AHORA,  QUÉ?
Ahora que Mariano Rajoy ha decidido hablar en el Congreso para explicar lo ocurrido con el “caso Bárcenas” todos debemos pensar “¿ahora qué?”. Cabe la posibilidad de que la comparecencia solo sirva para provocar esos aplausos fatuos con que unos y otros premian las intervenciones de sus portavoces. Yo, que estuve allí y aplaudí en alguna ocasión a pesar de que también entonces los aplausos me parecían absurdos, estoy seguro de que la intervención de Rajoy va a verse alargada gracias a los aplausos de los suyos, que no por causa de sus prolijas explicaciones. Y como todo lo malo se contagia, también los diputados socialistas proliferarán en aplausos para contrarrestar la euforia de los populares. Los demás grupos no aplaudirán, pero no lo harán porque son grupos poco numerosos que, puestos a aplaudir, no consiguen llegar al calificativo taurino de “ovación”, quedándose en unas discretísimas “palmas”. Después de esta digresión que parece degradar la comparecencia anunciada por Rajoy, debo afirmar que las explicaciones son imprescindibles aunque servirán de bien poco.
Llegan tarde, después de ruegos diversos y excesivos, procedentes de todos los ámbitos, políticos, económicos, sociales y mediáticos. Durante demasiado tiempo las tertulias televisivas han debatido y especulado con las noticias y documentos dados a conocer por diferentes medios de comunicación. El silencio de Rajoy ha sido cobarde, sobre todo porque estando implicado en la trama corrupta todo el PP, ha lanzado por delante a sus más atrevidos peones, -Alonso, Floriano, Pons, etc…-, “armados” con los más variados artilugios, y siempre dispuestos a la más perversa pendencia. Cuando, por fin, ha decidido acudir a la ágora que es el Congreso, en las otras ágoras que son las plazas públicas de todos los pueblos de España, los españoles murmuran en grupos ante el descrédito que la actitud de Rajoy y del PP han infligido a toda España.
Cuando Rajoy se ha visto arrinconado ha respondido. Lo curioso ha sido que en esta ocasión haya recurrido a sus alfiles como teloneros. Alfiles digo, que esto va por clases y líneas, porque la Cospedal y el ministro García Margallo han obrado como tal. Empezó María Dolores de Cospedal  rompiendo el silencio: “El Presidente quiere comparecer en el Congreso para calmar el clima de alarma social que algunos quieren crear”. Y también, como es su costumbre, recurriendo a una especie de trabalenguas ocurrente: “La extorsión solo es posible cuando entre el extorsionador y el extorsionado hay algo que ocultar, y aquí no hay nada que ocultar”. García Margallo abundó en el asunto: “No tengo la menor duda de que comparecerá cuando lo considere oportuno y en la forma que considere oportuna para dirigirse a la nación y tranquilizar a la opinión pública”. Por fin, Rajoy ha dado el brazo a torcer y ha anunciado su comparecencia desde la consciencia de “las dudas que legítimamente tienen muchos ciudadanos”. El giro ha sido drástico: de acusar a Bárcenas de chantajista a ofrecer explicaciones para acallar y resolver dudas legítimas y alarmas sociales. Es lógico que me formule esa pregunta tan pertinaz: “¿ahora qué?”. Caben varias posibilidades, pero solo cabe una consecuencia: la moción de censura y el adelanto electoral en un mismo paquete. Es cierto que ninguna de las dos consecuencias forman parte de lo inevitable, pero la Democracia bien entendida, y la integridad y honestidad inherentes a la Presidencia del Gobierno deben culminar en eso.
Cabe que Rajoy niegue todo, absolutamente todo. Entonces tendrá que convenir en que la trama urdida para salvarse a sí mismo por parte de Bárcenas ha puesto en entredicho a todo el aparato administrativo del PP que, en todo caso, deberá responder del Administrador corrupto y de quienes han afirmado que cobraron sobresueldos. Y si lo niega todo, igualmente va a tener que posicionarse respecto al comportamiento de los medios de comunicación más importantes de España que, en mayor o menor medida, han divulgado noticias y listados concernientes al caso. Cabe que Rajoy acepte las irregularidades, si bien no todas, lo que le obligará a seleccionar cuáles de todas, y por qué no respondió en su momento. Cabe que Rajoy tenga que admitir de forma ineludible que él mismo constituye uno de los eslabones de la cadena corrupta que Bárcenas armó, es decir que fue uno de los destinatarios de los sobresueldos distribuidos por el Administrador. Cualquiera de estas posibilidades tendría que acabar en su dimisión, eso siempre y cuando encontrara a alguien que pudiera ocupar su lugar dentro de su propio partido, cosa harto complicada teniendo en cuenta su animadversión con los aznaristas, y el cierre de filas de sus partidarios alrededor de él, que les ha convertido en cómplices de la corrupción del caso Bárcenas.
¿Y ahora qué? ¿Qué han de hacer quienes, desde la oposición, han venido reclamando las explicaciones? No basta con escuchar y rebatir, salvo que el Presidente arriesgue y dé vuelta a todas las informaciones que la prensa nos ha venido suministrando. ¿Qué debe hacer el PSOE con la Moción de Censura que Rubalcaba llevará en el bolsillo de la chaqueta el día del debate? Sólo cabe presentarla anunciándola precisamente en el mismo momento. Lo peor que nos podrá ocurrir será que la oposición se quede en una regañina, y que el PSOE renuncie a presentar la Moción de Censura solo porque no tenga votos suficientes en la Cámara para sacarla adelante. Porque Rajoy puede pensar que su comparecencia es suficiente para cubrir el expediente, pero Rubalcaba debe ejercer de Jefe de la Oposición en este momento y, como tal, alternativa de gobierno y posible solución al descalabro que sufre la Política en España, principalmente a causa de la acción de esta derecha española “malhechora” que nos gobierna.
FDO.  JOSU  MONTALBAN       

martes, 23 de julio de 2013

LA  DESAFECCIÓN  POR  LA  POLÍTICA

Andan los tertulianos devanándose los sesos para explicar porqué ocurren las cosas, porqué la Política atraviesa un periodo de descrédito tan absoluto, porqué los políticos son los proscritos de esta sociedad, a los que se les niega cualquier credibilidad cuando se trata de explicar los difíciles tiempos que padecemos. Peor aún, los juicios esgrimidos por los políticos son cubiertos de inmediato por un halo de duda que encierra, precisamente, una forma de descalificación automática. De poco sirve que el político opinante haya sido un “intelectual” antes de ser llamado a ejercer su cargo político, porque igualmente se le desacredita, como si el acceso a la Política llevase aparejado una degradación en las neuronas de su cerebro. Sin embargo, son muchos los opinantes y tertulianos “apolíticos” o “neutrales” que solo son capaces de fundamentar sus criterios en las penurias y miserias que siempre achacan a la escasa base ética o moral de los políticos. ¿Sería suficiente que los opinantes ocuparan el lugar de los políticos para que la Política recuperase su eficacia y su honorabilidad? ¿Qué ocurriría si los opinantes actuales gobernaran y los políticos se dedicaran a opinar? Probablemente el resultado final sería el mismo, aunque con los protagonistas cambiados. No obstante, este proceso de reflexión no debe apartarnos del recto camino de hacer de la Política algo útil, imprescindible, para que el Mundo y la sociedad no sean un galimatías inexplicable.
Empiezan a serlo. La última encuesta de Metroscopia ofrece datos muy difíciles de interpretar. No es necesario practicar una especie de autopsia, -término que uso a sabiendas de que la Política, si no está agonizante, sí está en la UVI-, pero cabe sacar una conclusión: la desorientación de la gran mayoría de los ciudadanos ante los comportamientos de los partidos y de los líderes políticos. Si llegaran a consumarse algunas premoniciones derivadas de los resultados de esa encuesta, cabría admitir que el próximo Gobierno de España no fuera del PP ni del PSOE, pues entre ambos solo alcanzan un 44,6% de expectativa de voto. El deterioro de estas dos grandes formaciones, que han venido consolidando un bipartidismo no pretendido ni fomentado, aunque gratamente aceptado, tiene su correspondencia en el deterioro de la credibilidad de otros partidos que han gobernado en algunas Comunidades Autónomas y han resultado manchados por ineficacias en la gestión y por casos de corrupción. De estos dos conceptos, -ineficacia y corrupción-, está pesando bastante más el segundo que el primero a la hora de formar opinión en los ciudadanos, pero ambos están encadenados entre sí, porque los ciudadanos contrastan la ineficacia de los gobernantes para resolver los problemas que les afectan con la eficacia con que se encubren las corrupciones y se protege a los corruptos.
El debate político resulta, como poco, defraudador. Los grandes partidos se enmarañan en una red de imputaciones diversas. A una trama corrupta le sucede otra en el bando contrario. Los jueces respectivos se convierten en figuras mediáticas y siempre, en algún despacho recóndito de las sedes de los partidos, hay quien urde guiones y argumentos cuyo objetivo, lejos de buscar la aclaración de los hechos y la futura aplicación de disciplinas a los considerados responsables más directos, es la defensa a ultranza de la honorabilidad, el desplazamiento de los jueces de los casos que han emprendido y el ataque a los otros partidos mediante comparaciones entre unas corrupciones y otras.
Lo cierto es que todos sabemos distinguir entre corrupción y corruptela; que todos sabemos que los episodios corruptos que han venido sucediendo no son iguales ni en su forma ni en su fondo; que unas corrupciones son mucho más graves que otras; que la sucesión de “veniales” corruptelas terminan por configurar un clima que favorece las más flagrantes corrupciones. Además, los partidos políticos afectados (que son todos, en mayor o menor medida) responden al mismo manual de respuesta, lo cual termina por configurar un campo de batalla en el que las opiniones y las comparecencias de los diferentes portavoces se cruzan de modo tan brutal como arbitrario. La encuesta de Metroscopia muestra de modo contundente como los ciudadanos tienen claro en un 92% que el PP tiene una gran responsabilidad en las fechorías multimillonarias de Bárcenas; y como el PSOE (87%) tiene una gran responsabilidad en el caso de los EREs de Andalucía. Curiosamente se trata de dos casos bien diferentes tanto en la configuración de sus tramas como en sus objetivos, pero ya se han equiparado, y ya se han convertido en las carnazas que ambos partidos ponen en los platillos de la balanza que utilizan para desacreditar al otro.
Resulta casi patético que los ciudadanos consideren más grave la corrupción imperante que el paro desolador que nos aqueja. Es muy esclarecedor que UPyD, un partido surgido del más profundo reaccionarismo, de la mano de una “ex socialista” despechada, haya alcanzado una expectativa de voto del 13%, sin otra estrategia política y parlamentaria que colarse por las grietas que dejan los partidos tradicionales que se deben a ideologías e intereses considerados mayoritarios. Y resulta igualmente esclarecedor que IU esté recuperando votos y posiciones con la sencilla estrategia de ir acogiendo en su red oportunista a quienes van desprendiéndose de la piña socialista por causa de su flojera ideológica y sus luchas intestinas. Hay quien juzga que el hecho de que sean más los que compiten en la lucha electoral favorece la calidad de los resultados, pero yo pienso que , en Política, la calidad ha de ser anterior a la competitividad, y que nunca la calidad de unos se acrecienta con la desidia de los otros. Porque, si nos ceñimos a nuestra Comunidad Autónoma, cabe sacar alguna conclusión similar. ¿Entiende alguien que, siendo aún tan reciente el terrorismo brutal de ETA, haya sido la Izquierda Abertzale la más favorecida en la distribución de los votos en las últimas elecciones? Será bueno, por tanto, que las formaciones políticas entiendan que combatir la desafección de los ciudadanos ante la Política tiene que ser su empeño más importante.
No basta con elaborar leyes de transparencia, ni con publicar códigos éticos aplicables a los cargos políticos, ni con componer guías de comportamiento de los políticos. Habrá que hacerlo: también eso habrá que hacer para atemperar a esta ciudadanía enrabietada pero ¿acaso no sabía Bárcenas que es un delito apropiarse de dinero, procedente de comisiones irregulares, y llevarlo a Suiza o a otros paraísos fiscales? ¿Acaso los involucrados en los EREs de Andalucía no sabían que lo que estaban haciendo era, cuando menos, extraño? ¿Acaso a todos los corruptos que en España han sido les han pillado de sorpresa sus imputaciones y posteriores condenas? Del mismo modo que yo sé, cuando obro, si me atengo a la Ley o no, si sigo los usos y costumbres generalizados o no, si es ética y estéticamente admisible o no, lo saben casi todos.
En resumen, la Política se tambalea. Los políticos se parecen cada vez más a dominguillos que se balancean buscando la posición vertical que les confiera la magnanimidad necesaria para volver a hacer de la Política un instrumento útil para la vida de las personas.
Fdo.  JOSU  MONTALBAN         

domingo, 21 de julio de 2013

POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES
Lo diga quien lo diga yo no estoy de acuerdo con esa frase repetida incansablemente de que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. No estoy de acuerdo porque no encuentro ninguna justificación para admitirla, pero además, no ha habido aún nadie que me haya ofrecido una explicación razonable y convincente.
Sin embargo, los responsables institucionales y los líderes políticos no paran de repetir la frasecita de marras para justificar la ineficacia con que los gobiernos y los políticos, en su gran mayoría, están abordando la solución de la crisis. Peor aún, su atrevimiento llega a tanto que incluso culpabilizan a todos por igual de lo ocurrido, de modo que la crisis, según ellos, ha sido consecuencia de que todos, absolutamente todos, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nadie nos fija de antemano cuáles son nuestras posibilidades, pero en cuanto decidimos qué hacer con nuestras vidas, cómo emplear nuestro dinero, siempre aparece un impertinente que nos imputa errores y responsabilidades. En realidad se trata de una frase hecha, de esas que tanto valen para un roto como para un descosido. Sirve para justificar todo pero no abre las puertas a ninguna solución. Eso sí, nos sume en una melancolía profunda porque, al fin, echa a nuestras espaldas no solo los sufrimientos propios sino también los ajenos.
Dependiendo de dónde proceda la frase es perversa y dañina. Quien la utiliza, o lo hace por salir del trance de  su propia incomprensión de cuanto acontece, o lo hace para repartir cargas y responsabilidades que tiene asumidas. Se acusa de vivir por encima de sus posibilidades a quien compró una vivienda, sobrevalorada por el vendedor o inmobiliario, para lo cual tuvo que acudir el comprador a solicitar un crédito a una entidad financiera conchabada con el vendedor, que tasó la vivienda a la ligera, pensando más en su lucro y en el de los constructores y promotores, y cargando al prestatario con una deuda por bastante tiempo. Por otra parte, conforme ha quedado comprobado, el prestatario confiado en su prestamista, ha venido sufriendo abusos en sus contratos en forma de “preferentes y cláusulas suelo integradas en la letra pequeña de los documentos contractuales. Pues bien, al final ha resultado que estas personas han vivido por encima de sus “posibilidades”. Verdaderamente la frase se anula en el propio significado de las palabras que contiene, porque nadie puede vivir más allá de lo que alcanza con los medios de que dispone en cada momento. Cuando alguien se ha endeudado, generalmente lo ha hecho solamente en la medida que ha podido, conforme a las garantías que pudiera ofrecer para avalar un crédito, y siempre esas garantías han sido fijadas por el poderoso en base a sus condiciones familiares, económicas y laborales.
Por tanto nadie ha hecho nada que no fuera posible, conforme a las reglas y cánones de cada momento. Resulta sobrecogedor, por ejemplo, que un desahuciado de su vivienda deba sentirse culpable de su situación de dificultad y penuria. Es discutible que se le pueda achacar alguna responsabilidad, pero es injusto y repugnante convertirle en culpable. ¿Culpable, de qué? ¿De que no se cumpla el mandato constitucional que aboga por garantizar una vivienda y una vida digna a todos los españoles? Culpabilizar de la crisis por igual a todos los ciudadanos es caer en la infamia más vergonzosa hacia los humildes que, por serlo, tienen diezmadas sus “posibilidades”. Cabe culpabilizar, sin duda, a tantos defraudadores de la Hacienda Pública, esquivos de sus obligaciones fiscales y evasores de impuestos en paraísos fiscales, esos sí, que viven no solo por encima de sus “posibilidades” (que son más elevadas que la media), sino al margen de sus obligaciones.
La frase de marras ha resultado ser tan socorrida que tanto está sirviendo para culpabilizar a las personas como para hacerlo con los Gobiernos u otros grupos humanos. El Lehendakari Urkullu también ha afirmado recientemente que Euskadi ha vivido por encima de sus posibilidades porque “no es posible vivir con las prestaciones de los países nórdicos y con políticas fiscales de los países del sur”. Admitida esta reflexión última resulta incontestable que no han sido los ciudadanos, uno por uno, los que han abusado y han vivido por encima de sus “posibilidades”, sino solo quienes se han enriquecido a mansalva aprovechándose del sistema. Porque el sistema ha esquilmado a los más humildes ofreciéndoles pequeños “bienestares”, y no cargando con impuestos suficientes a los poderosos, poniendo en riesgo el Estado de Bienestar e incluso el Sistema en que se ha venido soportando.
FDO.  JOSU  MONTALBAN       

martes, 16 de julio de 2013

¡MOCIÓN  DE  CENSURA,  YA!
¿Debe el PSOE someter a una Moción de Censura a Mariano Rajoy y a su Gobierno? No, si solo quiere conquistar el poder. Sí, si lo que pretende es infligir una derrota al PP y devolver la decencia a los españoles que depositaron su voto a favor de tanta indecencia. El Osado Diputado popular Floriano ha dicho hoy Lunes que el PSOE no tiene lo que debe tener para presentar una moción de censura. Como lo ha dicho en una rueda de prensa, yo he traducido la bravuconada por “el PSOE no tiene cojones para presentar una moción de censura”, pero no, se refería a que “no tiene candidato ni tiene programa”. Asombra el atrevimiento de este hombre. Alguien tiene que hacer ese papel agresivo y sinsorgo, pero el momento exige responsabilidad y mucho respeto a los españoles, que necesitamos un Gobierno serie y responsable.
El momento es muy delicado. Ni Rajoy ni ninguno de los que le rodean saben administrar este momento. Ninguno de ellos pensaba que Bárcenas iba a llegar tan lejos. Pensaban tratarle como a un corrupto al uso, es decir, uno de esos políticos faltos de principios (que puede haberlos, y los hay, en todos los partidos) que de pronto se ven ante la caja registradora de un partido político que gobierna y, por ende, puede usar su poder institucional para trapichear. Y ocurre, casi siempre, que leves trapicheos crean afición y llevan a grandes trapicheos, y a corrupciones terribles. Si así hubiera sido todo habría desembocado en la encarcelación de Bárcenas y de los cómplices y testaferros que le hubieran facilitado las fechorías, pero el asunto es mucho más grave. En realidad el corrupto es el sistema en manos de este PP ramplón a cuyos dirigentes no les bastaba con cobrar los suculentos sueldos de diputados, senadores, ministros o presidentes de gobierno.
Así que una moción de censura, ahora mismo, no necesitaría candidato ni programa especiales. ¿Puede presumir el PP de candidato teniendo a Rajoy contra las tablas? Pues que decida por sí mismo dimitir y convocar unas elecciones que acaben con este maremágnum miserable en que nos tienen metidos. ¿Para qué le ha servido su programa electoral al PP? Solo para transgredirlo, para no cumplir ni una sola de sus promesas-trampa? ¿Constituye, acaso, alguna garantía para los españoles el candidato Rajoy, tan amarrado formal y sentimentalmente al corrupto Bárcenas? Al infeliz e insustancial Floriano más le valdría que alguien le librara del terrible cáliz que es para él defender lo indefendible y justificar lo injustificable.
Pero el PSOE, con Rubalcaba a la cabeza, debería reaccionar con contundencia. ¡Moción de censura, ya! Aunque se sepa derrotada en el recuento de los votos. Sin embargo, la derrota política y ética del PP es segura, de ese modo la ciudadanía recobrará un poco de la dignidad que perdió cuando concedió la mayoría absoluta a quienes ya estaban salpicados por la corrupción sistémica. Sí, sí, otros partidos también cuentan con casos de corrupción en sus agendas pero, tal como se viene comprobando, lo del PP no es solamente corrupción, sino una metástasis corrosiva que amenaza al sistema y pone en riesgo la democracia. Para que no se tambalee su chiringuito parecen dispuestos a agitar y violentar incluso la estructura del Estado. Quienes, como Cospedal, no han dudado en quitar el salario a los diputados elegidos por los ciudadanos para la Cámara de Castilla La Mancha, han estado cobrando sobresueldos porque les parecía poco sus sueldos oficiales.
De modo que solo cabe presentar una moción de censura que acabe con este cáncer insoportable, y devuelva a los españoles, en la medida de lo posible, su dignidad, la cual ha puesto en entredicho este Gobierno de Rajoy, altivo y soberbio. Está en juego la Democracia.
Fdo.  JOSU  MONTALBAN

INDALECIO PRIETO...EN UNA ESTACIÓN LEGENDARIA.

Indalecio Prieto pervive en Bilbao, justamente en la antesala que da acceso a los andenes de la legendaria Estación de Abando-Indalecio Prieto, -a la que aún el vulgo de Bilbao y Bizkaia siguen llamando Estación del Norte-. Se trata de una Estación legendaria aunque su antigüedad date solamente de hace poco más de sesenta años. Sin embargo, cuando fue inaugurada la Estación en 1948, un importante número de proyectos, todos ellos con vocación de posteridad, habían circulado por los despachos administrativos de Bilbao.

Si se puede llamar legendaria a la Estación es porque el Ferrocarril forma parte de la historia de Bibao y constituyó el más importante instrumento de desarrollo del Bilbao de la segunda parte del siglo XIX, cuando la actividad minera, siderometalúrgica, naviera, comercial y mercantil estaban en Plena ebullición. La oligarquía vasca, con sede preferente en Bilbao y sus alrededores, no dudó en invertir dinero a sabiendas de que estaban ante la gallina de los huevos de oro. Frustrados los primeros intentos de hacer pasar por Bilbao la línea férrea que unía Madrid con la frontera francesa, se puso en marcha la línea Tudela-Bilbao en 1863, que conectó en Miranda con la Compañía del Norte y duró hasta 1877 en que esta última compañía absorbió a la primera. Desde entonces se produjeron algunas modificaciones que tuvieron por objeto facilitar la convivencia del transporte de mercancías con el de viajeros: se habilitaron para ello dos estaciones de mercancías, en Amézola y La Casilla en 1924, lo cual permitió que, al fin, se pensara en la Estación del Norte como espacio central de aquel Bilbao emergente.

Desde hace pocos años la Estación acoge el impresionante busto de Don Indalecio Prieto, creado por el gran escultor Lucas Alcalde. La leyenda de la Estación de Abando-Indalecio Prieto se fundamenta en la dilatada historia de su construcción y en la vocación artística con la que surgió. El primer proyecto fue obra del ingeniero Charles Vignoles y estaba basado en el eclecticismo. Posteriormente fueron otros quienes continuaron con la ejecución, proyecto sobre proyecto, hasta configurar la estación definitiva. En 1927 fue presentado un nuevo proyecto de corte academicista que ponía más empeño en la utilidad que en la belleza. En 1932 fue presentado el proyecto que parecía definitivo, de corte modernista, que seguía las líneas de la época y contenía influencias importantes de la Estación de Helsinki que había sido diseñada por Eriel Saarinen.

La Guerra Civil, además de desesperanzar a los bilbaínos y vizcaínos, paralizó todos los proyectos hasta el 1941 en que la Compañía Nacional de Ferrocarriles RENFE inició el despegue definitivo de la construcción, que se inauguró en 1948 con una importante presencia de autoridades del régimen franquista. Bien puede decirse que la Estación de Abando-Indalecio Prieto surgió de una inquietud encomiable de la oligarquía vizcaína, caracterizada por sus vínculos con el bando liberal, que había triunfado sobre los tradicionalistas tras dos guerras civiles que se desencadenaron en el siglo XIX, pero se consumó cuarenta años después durante los primeros años de gobierno del dictador Franco, para su desgracia. También estas vicisitudes han ayudado a que podamos considerar más legendaria aún esta Estación. Porque, además, la Estación fue remodelada posteriormente durante los años 1983 y 1984, y hubiera sufrido una profunda transformación si hubiera podido cumplir sus deseos, casi en los años noventa del siglo XX, el Diputado socialista Martín Martínez, que ostentaba el cargo de Diputado de Transportes de Bizkaia. Su encargo al arquitecto escocés James Stirling para que diseñara una Estación Intermodal no llegó a buen puerto por los altos costos del proyecto y el escaso interés mostrado por los regidores nacionalistas de aquel tiempo.

¿Dónde reside la leyenda de la Estación? Son varios los factores. Su situación céntrica, haciendo esquina con la Plaza Circular, en cuyo centro se exhibe la estatua del Fundador de Bilbao Don Diego López de Haro no es baladí. Ni lo es su presencia en muchas obras pictóricas que recogen lugares o estampas costumbristas de la Villa. Merece especial mención su presencia en el cuadro “Cazadores de la Estación del Norte”, obra del famoso pintor bilbaino Adolfo Guiard en 1887, que recoge cómo en la última guerra carlista la plaza adyacente a la Estación hizo las veces de parque de Artillería. La leyenda reside también en algunos de sus espacios emblemáticos: la suntuosidad del atrio por el que se accede a los andenes, la sencillez magnífica de las marquesinas, estos y otros espacios en los que se han desarrollado actuaciones artísticas, conciertos y exposiciones de arte. Incluso, como una muestra más de su acomodación a los tiempos, la conversión de una buena parte de las instalaciones en un Centro Comercial y la que será una transformación definitiva de la playa de andenes y del edificio para acoger las nuevas instalaciones del TAV (Tren de Alta Velocidad).

En medio de ese paisaje legendario mira llegar los trenes el busto que Lucas Alcalde ha creado en homenaje a Don Indalecio Prieto, justamente ante el vitral que sirve de friso a la cabecera de los andenes, que recoge múltiples imágenes que reflejan la laboriosidad de los vascos. Allí están los mineros, los metalúrgicos, los agricultores, los ganaderos, los obreros,...allí las fábricas con sus humos, las vagonetas con su polvo negruzco, la fiereza de las bestias que con tanta diligencia ayudaban en las labores del campo. El vitral es obra original de la Unión de Artistas Vidrieros de Irun y data de 1948, aunque en 1990 la misma Unión tuviera que eliminar de la primitiva vidriera el escudo de la España franquista para sustituirle por el escudo constitucional.

En otro lugar emblemático del vestíbulo la Estación incorporó asimismo una obra del pintor y escultor vasco Agustín Ibarrola. La obra es la elegida de una buena colección de ellas, exhibidas en tiempos de la Transición en el mismo atrio de la Estación, en una Exposición entrañable que recogía composiciones hechas con traviesas de madera procedentes de las vías que habían sido renovadas. El profundo significado de la obra de Ibarrola entronca con la leyenda de la construcción y desarrollo de aquel Bilbao y de aquella Vizcaya regados con el sudor de los obreros y alentados por el vigor contundente de las entrañas de la tierra.

Nada desentona porque Indalecio Prieto, sin haber nacido en Bilbao, sí fue hijo adoptivo de la Villa, llegado a ella con la misión de consumar la implantación del socialismo en Bilbao. Por eso Lucas Alcalde, que es un pintor y escultor promiscuo en representar el esfuerzo y las labores de sus vecinos de la Zona Minera, en lo más profundo de la denominada Margen Izquierda, no dudó en mostrar su rostro contundente, fornido e irreprimible. En esa tez verdecida o azulada del bronce, los ojos de Indalecio Prieto miran al futuro al mismo tiempo que, a su través, dejan ver el pasado. Indalecio Prieto y Lucas Alcalde han escrito una nueva página en la Leyenda: han hecho que la Estación del Norte acreciente su vocación legendaria. Ningún marco resulta tan apropiado como la Estación de Abando-Indalecio Prieto para recordar la Historia del Bilbao trabajador y culto: marco de libertades tan lleno de imágenes y vestigios de la laboriosidad que adornó a los vizcaínos.

Fdo. JOSU MONTALBAN
EL  VALOR  DE  UN  GESTO
“Gesto por la Paz” se disuelve después de 28 años de lucha por la Paz en Euskadi

El último gesto de la Coordinadora “Gesto por la Paz” de Euskal Herria fue la suelta de globos blancos, con forma de paloma, en la Plaza Circular de Bilbao. Tuvo lugar el 1 de Junio último, y al acto acudimos bastantes personas, aunque no suficientes para llenar por completo la plaza, que no es demasiado grande. Asistieron muchas personas de buena voluntad, -quizás todos acudiéramos de ese modo-, pero también acudieron muchos representantes de los grupos políticos, aglutinados en torno a sus líderes y formando ramilletes perfectamente identificados e identificables. No acudió al acto la Izquierda Abertzale (IA), que inició hace algún tiempo su propio proceso de paz con una Declaración pública en el Palacio de Ayete de San Sebastián, de la mano de un grupo de personajes del ámbito internacional, cuyo coste nadie sabe qué modo de financiación ha tenido. No habiéndose financiado con fondos reservados cabe especular que hayan podido ser útiles incluso fondos de cariz revolucionario. El caso es que “gesto por la Paz” ha anunciado que se va casi a la vez que el Parlamento Vasco ha inaugurado una Ponencia por la Paz en la que se resiste  a participar el PP vasco en tanto ETA no se disuelva y entregue las armas.
Cinco días antes de tener lugar el gesto de Gesto, la IA había presentado un texto de Conclusiones de su “Foro Social”, de la mano de dos organizaciones de su propio ámbito, -Lokarri y Bake Bidea -, y de un experto en mediación llamado Andy Carl que pertenece a la organización Conciliation Resources. (No estaría mal que la IA aclarara cómo se financian estos excesos). El texto, presentado como un listado de Conclusiones, es un amasijo de ambigüedades que traslada todos los elementos de lo que se dio en llamar “conflicto vasco”, mientras ETA actuaba, a la opinión pública, pero no propone ni una sola acción resolutiva, dejando claro que la IA continúa enlazada a lo que queda de ETA: promover un ejercicio de diálogo y reconciliación, diseño de un proceso controlado para el desmantelamiento de ETA, aplicar una justicia de carácter transicional, facilitar el intercambio de opiniones entre los presos, estudiar la situación de los huidos, evaluar la situación de los derechos humanos, etc”. Por tanto los presos etarras están en el meollo del documento, y además lo están la pretensión de que la Justicia no sea estricta a la hora de aplicar medidas de gracia o alternativas (Justicia Transicional) y el “redimensionamiento del número y la función de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
Alguien se estará preguntando ya por qué ha incluido este párrafo en un artículo cuya función es realzar el papel representado por Gesto por la Paz, pues bien, se trata precisamente de subrayar la gran diferencia que hay entre las diversas actitudes de los vascos y las vascas ante el terrorismo de ETA. Fabián Laespada, que ha sido el último portavoz de Gesto ha dado en el clavo con brillantez: “La apuesta política de la IA es estratégica, no ética”. El análisis que hace Fabián es atinado, incluso cuando se refiere al papel que juega el Foro Social impulsado por la IA: “Es una iniciativa privada. Tiene el aval de ciertas personas del extranjero. Me gustaría que se llevaran un relato más real de lo que les han contado. No hemos entrado en sus recomendaciones pero por nuestra trayectoria podemos decir que hay cosas con que no estamos de acuerdo”.  E incide en que aún nos deben asaltar algunas dudas respecto a la actitud de la IA: “Lo que está sucediendo es el proceso del final de ETA. No puede darse un proceso en el que se entiende por dos bandos enfrentados, eso no se ha visto en la sociedad vasca. Ha sido un caso donde la solidaridad con las víctimas empezó hace bastantes años, no como en otros conflictos donde se empezó a hablar cuando ya había acabado. Aquí ha habido solidaridad por parte de la sociedad mientras aún sonaban las balas”.
¿Para qué ha servido Gesto por la Paz? Probablemente habrá quienes crean que su acción “inmóvil y silenciosa” no ha servido para mucho, pero ha sido quien ha mantenido a la sociedad vasca en el terreno de la serenidad, de la responsabilidad ciudadana y de la ética. Y ha sido la iniciativa más constructiva de cuantas han tenido lugar, porque la sociedad vasca ha vivido entre insensible y atemorizada, desoyendo los ayes y el ruido de las pistolas o el estruendo de las bombas, como mínimo vivía acobardada e incapaz de responder a quienes quisieron hacer de ETA la única razón o coartada de nuestra existencia. Cuando, allá por los principios de los ochenta  ETA mataba a más de un ciudadano cada cinco días, reinaba el silencio en las calles, aunque todos los vascos supiéramos que aquellas muertes, además de ser abominables, eran vanas e improductivas. Cierto es que aquellas muertes fueron provocando un hartazgo inaguantable, y muchos nos oponíamos a ellas acudiendo a los funerales de los asesinados, acompañando a sus familiares, doliéndonos con ellos de aquel ejercicio de brutalidad ejecutado por asesinos desalmados y no por héroes liberadores.
Antes de que Gesto por la Paz hablara (gesticulara, para ser más exactos), se habían producido movilizaciones. José María Benegas las cita en un buen artículo (EL CORREO, 8-5-13) en que recuerda algunas manifestaciones multitudinarias que tuvieron lugar antes de 1986,  fecha en que Gesto por la Paz hizo su primera concentración silenciosa, pero el éxito de tales movilizaciones tenía más que ver con el modo como había sido hecha la convocatoria que con otros aspectos. Los vascos salían a la calle si se lo pedía su partido político, y las reyertas entre los partidos terminaban por hastiar a una sociedad como la vasca, embargada por el miedo y la duda de que su presencia o ausencia en un acto de protesta fueran debidamente interpretados. Si los principios éticos que guiaban a los terroristas eran negros y perversos en sumo grado, los de gran parte de los vascos permanecían aletargados esperando que los voceros de los partidos políticos y las organizaciones sociales a ellos adscritas coincidieran en las órdenes. Pero las órdenes eran diversas y, a veces, dolorosamente contradictorias.
Por eso las primeras convocatorias de Gesto por la Paz apenas congregaban en los pueblos de Euskadi (o Euskal Herria) a media docena de personas que nos mirábamos en silencio durante los quince minutos que duraba la concentración. Desde cierta distancia miraban también los lugareños hasta que la concentración se disolvía, y como si también ellos tomaran parte en el acto de protesta y dolor, también se disolvían en todas las direcciones. En aquellas concentraciones se fueron forjando buena parte de las conciencias pacíficas y pacifistas del País Vasco, porque todos acudíamos a protestar pero no a guerrear con ni contra nadie. En aquellas concentraciones de Gesto por la Paz se negaban los términos del famoso “conflicto vasco” con que nos torpedeaban los líderes políticos desde las portadas de los diarios. Nunca hubo un conflicto real, nunca hubo dos bandos enfrentados, hubo eso sí, un grupo armado y secreto que primero mataba y después urdía una coartada: el asesinado era un represor, o un político españolista, o un acaudalado empresario opresor de los obreros vascos, o sencillamente tuvo la mala suerte de pasar por el lugar en que estalló una bomba “liberadora”.
Y Gesto por la Paz nos convocaba a compartir nuestras reflexiones más íntimas durante quince minutos de miradas cómplices y conmiserativas en las que el silencio invitaba a pensar y a sentir. Sabíamos a qué habíamos ido y sabíamos qué y a quienes nos íbamos a encontrar. Sabíamos de qué modo nos íbamos a despedir, siempre con un “que no nos volvamos a reunir otra vez”. Y algún tiempo después, cuando volvíamos a encontrarnos en el mismo lugar, cada vez enfatizando más la última palabra, el saludo derrotista: “¡Esto es la hostia!”, y la despedida de rigor: “…que no nos volvamos a ver aquí…”.
Es verdad que la acción política ha sido determinante para provocar el final de ETA, pero los líderes políticos vascos saben que la sociedad vasca ha conservado unos principios éticos gracias a la acción, entre otros, de Gesto por la Paz. Cuando otras asociaciones surgidas como respuesta a intereses partidistas o colectivistas han preconizado una especie de “guerra civil”, Gesto por la Paz ha mantenido sus acciones sencillas, con slogans poco agresivos, una pancarta con una leyenda igual en todos los lugares y pocas banderas de parte de la organización. Esta ha sido su gran aportación. Gesto por la Paz de Euskal Herria ha ocupado un lugar que bien puede ser considerado un espacio común para todos los partidos políticos democráticos.
Gesto por la Paz se ha ido en ese último gesto del 1 de Junio en la Plaza Circular de Bilbao. Laespada, según dice, llevaba algún tiempo imaginando ese día “porque nacimos con la convicción de desaparecer un día”. Ahora quedan las víctimas, como un grito despiadado, cada cual con su recuerdo, cada cual con sus ansias y deseos, cada cual con su idea de lo que ha ocurrido en Euskal Herria y con su inenarrable pena. “¿Hay riesgo de que las víctimas queden olvidadas?”, preguntan a Fabián Laespada en una entrevista (EL PAIS, 2-6-13). Y responde: “El riesgo existe. Hay muchas ganas en la sociedad por el hastío del terrorismo de pasar página. Muchas víctimas tienen ese temor. Tenemos una deuda con ellas. Hay que mirarlas a la cara porque se han llevado el sufrimiento y echarles una mano y sobre todo contar con su relato”. No será bueno que las víctimas queden arrinconadas en un ángulo del desván de la Historia. Quienes idearon y apostaron por Gesto por la Paz seguro que siguen pensando. Ellos, y todos nosotros, estamos obligados a seguir la labor de hacer de la paz una razón ética. Gesto por la Paz ha sido eso: una respuesta ética a la brutalidad terrorista en Euskal Herria.
Fdo.  JOSU  MONTALBAN