martes, 29 de diciembre de 2015

LAS ÍNFULAS DEL VANIDOSO PABLO IGLESIAS (El Confidencial Digital, 28 12 2015)


LAS ÍNFULAS DEL VANIDOSO PABLO IGLESIAS

No salgo de mi asombro. Siempre he sido un defensor de mi condición de zalluco, de vasco y de español. Podría seguir: de europeo, de ciudadano del Mundo, de humano. Y ahora resulta que el inefable líder de Podemos, Pablo Iglesias Turrión (no confundir con Posse) propone que “el PSOE debe admitir el derecho a decidir si quiere nuestro apoyo. Lo ha dicho él, y lo ha dicho su “papagayo” en Euskadi, Eduardo Maura. (Os adelanto una pregunta “venial”: ¿por qué no lo dijo antes de las Elecciones?).
De modo que para incitar al voto habló de otras cosas, sin duda más importantes para los ciudadanos, pero llegado el momento crucial se han quedado en aquello que más les acerca al poder que ansían con nocturnidad y alevosía si fueran necesarias. Para Pablo Iglesias lo más importante parece ser la celebración de la consulta catalana, es decir, que la posible secesión de Cataluña resulta para ellos esencial. ¿A quién quieren engañar con esa propuesta, o condición, inalienable a cualquier acuerdo con el PSOE?
Sí, Podemos ha obtenido 69 escaños, que no son pocos, pero tiene por delante a los dos partidos de la famosa “casta” a la que intentó desacreditar con tanto anhelo. ¡Los dos le han ganado! ¿Imagináis a Pablo Iglesias triunfador, teniendo en cuenta de qué modo se comporta el Pablo Iglesias perdedor? Si a Pablo Iglesias le parece más importante un catalán con ansias secesionistas que un catalán sumido en la pobreza, es debido probablemente a la miserable condición que le acompaña, al parecer, o a la voracidad con que ansía las mieles del poder. Suele ocurrirle a los piojos resucitados, que siempre pican dos veces.
Lo suyo es la advertencia, el acecho a la espera del momento de saltar sobre un adversario para degollarlo. Visto que Ciudadanos no parece adversario de cuidado para él, se ha empeñado en adueñarse del espacio que ha ocupado la izquierda responsable en España, primero atacando sin piedad ni miramientos a IU, después ocupando el espacio de los partidos independentistas vascos, gallegos y catalanes, y por fin arremetiendo contra el PSOE en el momento más delicado para todos, -como es la formación de un gobierno progresista-, por medio de la imposición de condiciones que difícilmente pueden ser asumidas.
Se comporta, según un dicho de mis años juveniles, como los perros pequeños, “que ni joden ni dejan joder”. Queda tiempo, porque el proceso va a resultar largo. Y una vez más habrá de ser el PSOE el que resulte esencial, pues no en vano es la formación política más antigua del Hemiciclo, y la más responsable, que sabe de qué modo se ejerce el poder y el gobierno, que son dos cosas bien diferentes, sin exclusividades ni soberbias.
De momento la condición propuesta por Pablo Iglesias y sus acólitos resulta ser una condición propia de cobardes e interesados en exceso, una propuesta surgida de sus entrañas doloridas y de su mente atribulada por no haber logrado lo que pretendía. Sus voces no pasan de ser el jubiloso grito de un derrotado.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN     


PRIMEROS ESCARCEOS TRAS EL 20-D (DEIA, 29 - 12 - 2015)


PRIMEROS ESCARCEOS TRAS EL 20-D

Las Elecciones del pasado 20 de Diciembre habían sido anunciadas como trascendentales. A la vista de los resultados se puede afirmar que lo han sido, que inician una nueva etapa, pero la trascendencia provoca preocupación porque el nuevo tiempo va a precisar esfuerzos para los que la Política española y sus líderes no están debidamente preparados.
El bipartidismo se ha convertido en bipolarización. No solo eso, porque a la esperada bipolarización, que anuncia un nuevo bipartidismo, no demasiado diferente del que ahora finaliza, hay que añadir la importante repercusión que ha alcanzado Podemos en el mapa territorial español. Podemos ha ganado en Cataluña y en Euskadi, y su acopio de votos en Galicia ha sido muy notable mientras el PP ha sufrido un importante deterioro. La situación se muestra endiablada, hasta tal punto que los pactos se hacen tan imprescindibles como imposibles.
Por primera vez el partido ganador (PP) se encuentra ante un panorama de suma dificultad para formar un gobierno solvente, aunque su victoria no haya sido escueta: en porcentaje de votos ha aventajado al segundo (PSOE) en 6,5%, en número de votos ha superado por un millón seiscientos mil votos al PSOE, todo ello le ha reportado 33 escaños más que el segundo clasificado. Sin embargo esta ventaja no le permitirá formar un Gobierno porque no va a encontrar quien se preste a acompañarle, tras el “fracaso” de Ciudadanos, su único cómplice.
Esta circunstancia no debería ser tan crucial, porque bien cabe que las izquierdas llegaran a articular una mayoría con solo conseguir el beneplácito de alguna fuerza regionalista o nacionalista, pero se ha cruzado en el camino la ambición de Pablo Iglesias, y su voracidad, que a pesar de haber ocupado la tercera posición, con 21 escaños menos que el PSOE, ya ha empezado a comportarse con los vicios propios de quienes anteponen sus propios intereses a los de la sociedad a la que dice servir.
Es el tiempo de los pactos y los acuerdos. Estos no son posibles cuando los llamados a hacerlos parten de posiciones y posturas antagónicas. Y si así son cuando se trata de cultivar el ambiente para obtener votos, han de cambiarse las actitudes cuando, después, se abordan las negociaciones con buenas intenciones. Pero no parece que nadie esté por la labor. A nadie debe extrañar que el PSOE haya mostrado su voluntad en contra de la investidura de Mariano Rajoy. En todo caso el PSOE es el llamado a formar Gobierno, habida cuenta de que el PP no será capaz de reunir apoyos suficientes. Abstenerse para favorecer la investidura de Rajoy sería para el PSOE como hacerse el harakiri, a pesar de que ahora mismo hay un gobierno de características parecidas en Alemania, o que el gobierno griego de la izquierdista Shiriza resiste gracias al apoyo de una formación ultranacionalista de derechas. Sin embargo España ha sido gobernada por el PP durante los últimos cuatro años con una falta de delicadeza y respeto que urge un cambio drástico y un castigo severo a quienes han gobernado de ese modo tan inhumano.
Lo malo es que el “PSOE-Podemos-IU”, junto a apoyos puntuales de algunos nacionalistas, se antoja cada vez más difícil por la altanería y soberbia de Podemos. Si ya la propia estructura de Podemos, hecha con retazos de tan diversas procedencias (Compromís, Común Podem, Podemos-Es el Moment, En Marea), resulta difícil de asimilar, el comportamiento de los líderes durante los escasos días que han pasado lo hacen más complicado aún. De momento Podemos supedita un pacto a la celebración de un referéndum en Cataluña. Y más aún, el número dos de Podemos, Errejón, debidamente bendecido por Iglesias, se ha permitido afirmar que no ve a Pedro Sánchez en la Moncloa, por lo que “habría que plantear la posibilidad de una figura independiente” como Presidente. ¿No es esto un Golpe de Estado aunque practicado con educación y diplomacia? ¡Eso es exactamente! Pero una actitud de ese tipo supondría una cobardía inaguantable.
También el mapa electoral vasco se ha visto visiblemente trastocado. Podemos ha ganado en votos, aunque no en escaños. El PNV, sólo medio año después de hacerse con las tres capitales y los tres territorios forales, se ha visto superado. Y lo mismo cabe decir de la Izquierda Abertzale, arrasada por Podemos. El abertzalismo ha caído derrotado por quienes no se han atrevido a decir claramente lo que son, ni lo que están dispuestos a aceptar a cambio de los votos. PP y PSOE salvan los muebles en Euskadi diezmados, eso sí, por las añagazas que han usado Pablo Iglesias y los suyos. ¿Cómo será el futuro después de que el portavoz del Gobierno Vasco, Erkoreka, se haya pronunciado a favor de dialogar con todos “sin excepción”? ¿Si el referéndum catalán es una condición “sine qua non” para cualquier acuerdo, por qué no habrá de serlo también un referéndum en Euskadi? Da la impresión de que Podemos no va a dudar en proponerlo, a cambio de votos, y resulta evidente que si llegara a hacer la proposición ni el PNV ni Bildu se opondrían. ¿Podrá aceptar una propuesta de este tipo el PSE?
Todo son dudas. En España y en Euskadi. Cualquier derrotero es posible de la mano de Podemos, tan indefinido como malintencionado. Podemos no desea colaborar en un frente de izquierdas que no dirijan ellos mismos, no está dispuesto a configurar un Frente Popular como el anterior al Alzamiento del 36. Están mucho más obsesionados con llegar al poder, de modo que lo prioritario es debilitar de cualquier manera al PSOE, convertir a Pedro Sánchez en una marioneta y forzar unas nuevas Elecciones.
Por su parte el PSOE vuelve a ser el idóneo para marcar y fijar el rumbo del futuro. “Toda la presión para el PSOE”, rezaba atinadamente un diario vasco en su primera página. Era en el diario del martes, apenas 24 horas después del cierre de las urnas. Yo me permito cambiar una palabra: “Toda la responsabilidad para el PSOE”. Siempre ha sido así desde que en España recuperamos la democracia. El PSOE ha sido el partido más atacado. Ha resistido siempre. Más aún, ha asumido su responsabilidad como partido progresista, de izquierdas, amplio y humanista que es.
En esta ocasión el PSOE lo hará igualmente. ¿Cómo? Lo mejor será no ceder a los chantajes a los que le quieren someter el PP y Podemos. Y si son necesarios unos nuevos comicios, que cada palo aguante su vela: ¡Adelante!

Fdo. JOSU MONTALBÁN          

jueves, 17 de diciembre de 2015

IGLESIAS Y RIVERA BUSCAN UN NUEVO BIPARTIDISMO (El Diario Norte, 17 - 12 - 2015)


IGLESIAS Y RIVERA BUSCAN UN NUEVO BIPARTIDISMO

¿Qué es el bipartidismo? ¿Es un mero concepto, es una variante ideológica, es una estrategia, es una constatación, o es una consecuencia? Cuando se han enfrentado, en el último de los debates que he presenciado, Rajoy (PP) y Pedro Sánchez (PSOE), quienes han valorado el resultado final no han sido nada originales al hacerlo. Ha habido conclusiones de tan escaso calado que apenas han ofrecido luz a quienes hemos asistido a él convencidos de que estamos ante un tiempo nuevo. Por si fuera poco los medios de comunicación tampoco han mostrado nada nuevo en sus valoraciones.
Algunos informadores se han apresurado a afirmar que se ha tratado del “último debate del bipartidismo”. ¿Por qué el último debate del bipartidismo y no el último del actual bipartidismo? ¿Alguien duda acaso de que Ciudadanos quiere desbancar al PP, y Podemos quiere hacer lo mismo con el PSOE? Y si tales deseos llegaran a hacerse realidad, ¿no sería el bipartidismo “Ciudadanos-Podemos” el que sustituyera al “viejo” bipartidismo “PP-PSOE”? Así será si llega a producirse lo que se proponen los líderes emergentes.
El debate entre Rajoy y Pedro Sánchez ha sido interesante, quien lo niegue lo hará interesadamente, negando a Sánchez la virtud de que hizo gala: ser incisivo, atrevido, agresivo y exigente. Es curioso que los líderes emergentes, a los que se les está dando más oportunidades que al torero-maletilla “Platanito”, se muestren tan poco originales en sus apreciaciones. Sus reproches son tan procaces como falsos, pero sobre todo son injustos, porque echan en cara que algunos debates se hagan sin su participación mientras que no se acuerdan nunca de los líderes de otras formaciones políticas que no han sido invitados a los debates en los que ellos sí han participado.
Pero, para no entrar en nuevas profundidades, me voy a permitir comentar sucintamente las actitudes de los líderes que no intervinieron, es decir Pablo Iglesias y Albert Rivera. Ha dicho Rivera que “ha sido un debate de reproches y del pasado”, ignorando que las estrategias que ha venido usando para abrirse un hueco a codazos sólo ha estado basada en reprochar tanto al PP como al PSOE cuanto hicieron en el pasado. No le ha ido a la zaga Pablo Iglesias, que se ha permitido adelantar que “si el PP se hubiera tomado en serio este debate habría mandado a Soraya Sáenz de Santamaría”, es decir la misma a la que llamó “menina” cuando debatió con ella, haciendo alarde de un machismo inadmisible.
Peor aún, ha criticado los “insultos”, él, que se caracteriza por manejar el lenguaje despectivo e ignominioso hacia los otros con la misma destreza con la que usa el autoelogio desproporcionado. “Que juzgue la gente si estos dos pueden gobernar (España)”, ha dicho. ¡Pues claro! La Democracia es precisamente eso, someter al veredicto de los ciudadanos las intenciones de los concurrentes a unas Elecciones… La gente no solo va a decidir sobre eso, sino que también decidirá sobre la procedencia de que sea él el elegido.
El único resumen del debate en la Academia, y del chismorreo que montó la Sexta es que hay un bipartidismo esperando, que desea sustituir al bipartidismo al que denuesta. Se trata de una mera lucha por el poder… Pero el poder, cuando es perseguido con avidez, y  sin principios éticos, constituye una traición para los ciudadanos, para la gente de la que tanto le gusta hablar a PI (Pablo Iglesias Turrión, que no Pablo Iglesias Posse).


Fdo.  JOSU MONTALBAN   

martes, 15 de diciembre de 2015

COMO ACÉMILAS EN LA NORIA (EL CORREO, 14 - 12 - 2015)


COMO ACÉMILAS EN LA NORIA

¿Por qué se da la condición, nada paradójica, de que los líderes políticos de las formaciones vascas utilizan enfoques y jergas tan disímiles cuando hablan del mal llamado “conflicto vasco”? ¿Será acaso que esta profusión de jergas obedece precisamente a la estrategia de añadir complejidad al ya de por sí enrevesado conflicto? No negaré que existe un problema o conflicto, pero resulta preocupante que los líderes políticos no lleguen a ponerse de acuerdo ni siquiera en sus dimensiones ni en sus características más elementales, es decir, en el diagnóstico del mal que nos ha venido aquejando: el terrorismo de ETA. Porque el virus ha sido la existencia de ETA, aunque luego los síntomas se hayan extendido por diferentes áreas del organismo vasco, de la sociedad vasca principalmente, si bien la invasión se extendió a todo el territorio del Estado español.
El virus bautizado como ETA pretendió contagiar a formaciones políticas, entonces clandestinas, durante la década de los sesenta. La dictadura franquista ponía un caldo de cultivo inmejorable porque las formaciones políticas estaban ávidas de venganza tras treinta años de opresión y falta de libertad. Sin embargo ni una solo, de las más importantes, optó por apadrinar al terrorismo etarra. No lo hicieron las fuerzas españolas de la izquierda social (comunistas y socialistas), ni lo hicieron los nacionalistas vascos, a pesar de que los fundadores de ETA provinieran de sus filas. El PNV renunció a apoyarles, más aún, expulsó de sus filas a los terroristas. Que mientras duró el franquismo la beligerancia de los demócratas ante ETA fuera escasa sólo obedeció al “miramiento” de los propios terroristas que elegían a sus víctimas en los aledaños de la misma Dictadura, y al rechazo que anidaba en las mentes de los ciudadanos hacia quienes ejercían el poder de forma inmisericorde, utilizando a las Fuerzas del Orden para oprimir y coartar libertades y convivencia, o aplicando la pena de muerte como método coercitivo y amenazante.
De modo que todo lo que ETA ha protagonizado a partir de los años ochenta, en que la Democracia se asentó en la sociedad vasca y española, ha sido terrorismo brutal y gratuito, sólo achacable al capricho abominable de quienes empuñaban las pistolas y aderezaban las bombas. Y sí, cabe tener en cuenta que mientras ETA mataba hubo quienes pretendieron contrarrestarla de malos modos, recurriendo a prácticas ilegales que, en todo caso, sólo aterrorizaron a los propios terroristas o a sus cómplices, lo cual no es justificante ni atenuante de nada.
Mientras ETA mataba y extorsionaba nos obsesionamos todos en reclamar que los líderes políticos y los gobernantes no debían sacar provecho de la violencia, ni los unos amedrentando ni los otros poniéndose como ejemplo de recta conducta ante el terror. El terrorismo, como la tuberculosis o el cáncer, era una lacra que atacaba igualmente a unos o a otros, no formalmente porque las víctimas siempre eran del mismo lado, pero sí como enfermedad o como práctica de conducta tan inhumana como abominable. Se pedía constantemente un comportamiento ético de repulsa y rechazo al terrorismo etarra, pero los líderes políticos no fueron capaces de uniformizar su lenguaje para que el terrorismo y ETA se sintieran realmente arrinconados. La sociedad vasca, y la española, necesitaron de un asesinato tan brutal como el de Miguel Ángel Blanco para empezar a gritar con una sola voz y un solo eslogan. Fue necesario demasiado tiempo, y sangre, y dolor, que siendo tan indiscriminados en su condición y procedencia, auspiciaron que el grito se convirtiera en unánime.
Cuando ETA anunció su cese hace cuatro años, todos (sobre todo los más directamente amenazados) respiramos. Pero ETA anunció su cese porque su derrota había sido muy clara: la sufriente y pacífica sociedad le había ganado la batalla que ETA había emprendido sin que hubiera ninguna “Bastilla” que conquistar. Ese anuncio de ETA debería haberse culminado con un proyecto de paz y convivencia normal, de comprensión sencilla, que no se basara en un relato tan engañoso e interesado como el que ahora utilizan algunos líderes políticos. Hay terroristas y hay víctimas. ¿Hay algo más? Para los primeros, de momento, sólo cabe la aplicación de la Ley, porque han matado a personas, han extorsionado y han perjudicado sin piedad. Y hay víctimas, de diferente grado y condición, a los que se ha de tratar cuidadosamente, procurando que se sientan resarcidos de sus perjuicios.
Lo perverso es que los terroristas no se arrepientan realmente de sus fechorías, con la cerviz debidamente humillada. Lo brutal es que sus cómplices se quieran justificar con disculpas tan poco consistentes como las de la existencia de un conflicto que responde a una discusión propia de enajenados mentales. Lo ruin es que los protagonistas del terror estén jugando a aparecer y desaparecer en los actos y memoriales que se celebran como si fueran funambulistas. Lo miserable es que quienes fueron cómplices incondicionales del terror renieguen de buscar la concordia con los cercanos, y llamen a “expertos” internacionales, despreciando la opinión de quienes fuimos el blanco de las balas. Lo imperdonable es que no lleguemos a comprender que ETA no consumó ni un solo acto encomiable. Lo incomprensible es que sigamos dando vueltas a la noria, como acémilas adiestradas, buscándole razones a un acontecimiento tan irracional y bárbaro como el terrorismo de ETA y sus secuelas.


FDO.  JOSU  MONTALBAN 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

"ADIÖS 1978..." (El Confidencial Digital, 09-12-2015)


“ADIÓS 1978…”

Los asesores de imagen de Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse), -que son una muestra clara de la “nueva política”-, le han dicho que diga, pronuncie más bien, la siguiente frase: “Adiós 1978, hola 2016”. Y yo le diría a Pablo Iglesias que la política que tenía lugar en aquel año 1978 fue mucho más difícil de pergeñar que la actual, que requirió un compromiso social y ciudadano mucho más consistente que el de la política actual, que en aquel tiempo la política estaba sometida a riesgos evidentes, hasta tal punto que algunos años después Tejero entró, pistola en mano, en el Congreso de los Diputados para reclamar un “¡Quieto todo el Mundo!”, que fue superado porque la Constitución aprobada pocos años antes había sido condimentada con más consenso que disenso.
Ello tal vez es debido a que Pablo Iglesias Turrión nació en aquel mismo año 1978, dos meses antes de que se aprobara la actual Constitución, y nada de cuanto los españoles habían hecho merecía la pena según sus apreciaciones.
A mí la frase de Pablo Iglesias me parece un desatino propio de alguien que se cree el centro de la Historia y el ombligo del Mundo. Me pregunto, ¿qué ocurrirá si Pablo Iglesias no gana las Elecciones del 20 de Diciembre, habrá que retirarle el saludo de bienvenida (¡Hola!) al 2016? Eso es lo que se desprende de la frase redonda que pronunció. Y bien, no ha de extrañarnos demasiado que los líderes políticos utilizaran estas frases ostentosas y estentóreas en las campañas electorales cuando no funcionaban los archivos de prensa con la infalibilidad con que actúan ahora, lo que sí extraña es que esta frase no haya sido suficientemente matizada por su autor, máxime teniendo en cuenta su condición de profesor universitario. Vuelvo a preguntarme: ¿de qué modo explicará a sus alumnos todo, deplorable en buena medida, pero que también abarca unos pocos años en que España y los españoles vivíamos con ilusión aquella “primavera”? Da la impresión de que no concede ningún valor a las renuncias que tuvieron que hacer las izquierdas españolas para volver a la vigencia y construir la España democrática. Da la impresión de que no valora la actitud de que no valora la actitud de quienes no se atrincheraron en sus posiciones predominantes y asumieron el nuevo tiempo…
… Sí, los políticos de aquel tiempo asumieron la nueva situación con un rigor que a él le falta ahora. La aprobación de una Constitución para todos, y aceptada por todos (solo un partido se abstuvo claramente), no puede ser despreciada ahora que no hay ni ruido de sables como había entonces, ni sables siquiera. Fue, y sigue siendo, una Constitución aprovechable y útil, entre otras cosas porque ni en sueños se aparecía en la mente de los españoles de aquel tiempo, incluido Javier Iglesias Peláez, padre suyo y militante del FRAP.
Para ser politólogo, a Pablo Iglesias se le echa en falta rigor, y la decencia mínima y suficiente para no considerarse el centro del Universo. Se lo digo yo, que tenía 26 años en el 1978, que soy Libra como él, y voté la actual Constitución (no digo lo que voté) con algunas reservas. El tiempo me ha dado alas, a pesar de todo, a pesar del Pablo Iglesias Turrión de turno.

Fdo. JOSU MONTALBAN  


viernes, 4 de diciembre de 2015

¡PASEN Y VEAN! (DEIA, 4 de Diciembre de 2015)


¡PASEN Y VEAN!

La precampaña electoral actual nos está deparando muy pocas sorpresas políticas, pero el espectáculo ya está servido. No solo en la calle se escucha la voz de los políticos que mendigamos votos a cualquier precio, en esta ocasión los programas televisivos de entretenimiento se están volcando en la precampaña ofreciendo espacios a los líderes, que se comportan en ellos de manera harto impostada. Y yo soy de la opinión de que cada cosa a su tiempo y los nabos en Adviento, de que cada mochuelo a su olivo, porque ni los líderes políticos pintan nada en los programas del corazón ni los agitadores de tales programas pintarían nada en un debate político.
Que los políticos tienen una dimensión puramente humana y de entretenimiento es algo ineludible pero, ¿es esa la dimensión suya que nos interesa? Si no lo es, ¿por qué el empeño en mostrárnosla? Peor aún, lo que nos muestran de ella es lo más estridente, cómo y qué cocinan, qué deportes practican, cómo cantan o bailan, alguna habilidad especial que les adorna… Y no es extraño ver a un líder que, sin haber expuesto ni una sola propuesta ni haberse posicionado sobre nada concreto, se gana minutos de pantalla haciendo equilibrios con un plato, o bailando de forma rocambolesca o endiablada una canción famosa que estuvo de moda en su juventud. De este modo la Política se banaliza y los políticos se prostituyen en pos del voto de los simpáticos, más que tras los votos de los inquietos e ideologizados.
Bertin Osborne, María Teresa Campos, Motos y demás conductores de “varietés” rizan el rizo para mostrar lo más evidente, lo que todos sabemos, que los políticos son gente normal y variada en lo que respecta a sus aficiones y hobbys, aunque no lo tengan por qué ser en sus convicciones, hasta tal punto que puede darse el caso de que un líder del PP coincida con uno de Podemos o de la Izquierda Abertzale en su afición a bailar samba, claro está que si acuden al programa a sabiendas de ello, uno de ellos omitirá dicho gusto para no coincidir. Es por eso que se inventan aficiones y poses para mostrar alguna especial que les caracterice. No es extraño ver a alguno de ellos cocinando sin mostrar la más mínima habilidad en el manejo de los utensilios de la cocina, es decir, impostando.
Esta banalización de la Política es contraproducente porque la desvirtúa, la desacredita aún más de lo que ya está, y tergiversa los principios, los slogans y los resultados electorales. ¿Por qué nadie se opone a esta práctica, mientras que sí se opone a debates serios e impone en ellos condiciones que no propone en esas apariciones en programas de entretenimiento? ¿Será acaso que temen los debates en torno a lo ideológico y esencial, y prefieren quedarse en el chascarrillo? Si esto es lo que han conseguido los asesores de imagen de los líderes políticos, me atrevo a afirmar que son ellos mismos los que le sobran a la Política. A la Política no le sobran los políticos responsables, sino los irresponsables que, por una u otra razón, la han convertido en un espectáculo, en Circo de la canción de Rafael Amor.
Es preciso ennoblecer la Política mediante sus propios instrumentos, los que siempre la han acompañado: el debate, la ideología, los principios, los valores… y para ello es pertinente desproveerla de fuegos de artificio y ruidos impactantes. Un mitin no es un espectáculo de luz y sonido, sino una reunión de militantes, simpatizantes y público en general que acuden a buscar alimento espiritual, a satisfacer sus anhelos y sus esperanzas, o simplemente a escuchar los ofrecimientos de quienes dicen que desean ponerse a sus órdenes en el sillón de mando. La puesta en escena ha de ser importante, sin duda, pero no ha de ser lo único. Por eso las comparecencias de los líderes en los programas del corazón resultan, incomprensiblemente, descorazonadores. Si la vida se resumiera en batir huevos y hacer tortillas, bastaría con hacer un concurso cada cierto tiempo para que la Moncloa la ocupara, cada cuatro años, el mejor cocinero, el mejor jugador de billar o el que interpretara con mayor soltura fados portugueses, aunque su misión fuera a ser gobernar España.
Este modo de abordar la presentación de los líderes políticos por parte de la prensa amarilla hace muy complicado hablar de ideologías, por eso resulta tan fácil, entre una banalidad y otra, negar las ideologías por anticuadas, o decir que ya no hay izquierda ni derecha. ¿Cómo compaginar, mientras se enarbola una sartén humeante, el término “socialismo” con el concepto “cebolla pochada”, o “comunismo” con “estofado”, o “marxismo” con “salsa bechamel”? De modo que empiezo a pensar que eso de la nueva y la vieja política es sólo cuestión de moda y costumbres, que la vieja política necesita ideas y actitudes, mientras que la nueva solo precisa delantales de diseño; que la vieja política tenía lugar en lugares convenientes y adecuados como las ágoras, los foros y los parlamentos, mientras que a la nueva le basta con un cajoncito de madera llamado televisión, menos aún, una pantalla plana en la que el parlanchín de turno desarrolla un argumentario (que no un argumento), y se ajusta a un guión protocolario que no admite ninguna desviación. (Vamos, como aquel tartamudo que solo sabía decir la palabra “vermú” y haciendo grandes esfuerzos aprendió a decir “café”, pero cuando un camarero le preguntó si quería su café sólo o con leche, se vio obligado a pedir otra vez “vermú” para delatar su tartamudez).
Queridos lectores, nada es tan parecido a lo que acabo de relatar como la letra de la Canción del Circo, de Rafael Amor con la que os dejo. Se parece bastante a cuando acontece actualmente en nuestro panorama político y electoral:
“Pasen a ver al tonto que recibe los sopapos,/ y al trepador que prendido al palo enjabonado/ pisando en la cabeza de cualquiera/ descuelga la piñata y recibe los aplausos./ Ahí viene el mago que nos vende las quimeras,/ inventa dioses, religiones y banderas,/ la paz, la verdad, las lleva en su galera/ y a una paloma la transformará en cadena./ Pasen a ver a Talento el gran gigante,/ que con los brazos y los pies encadenados/ ha de luchar contra Mediocre/ el más tenaz, el más feroz de todos los enanos./ Y siempre hay en el Circo bailarinas,/ tienen su mundo de color y serpentinas,/ parada radiante, baila con aplomo/ y es el caballo el que corre y pone el lomo./ Ahí van las fieras que les dicen/ y el domador bajando el brazo/ la inteligencia la forja a latigazos,/ la historia de siempre: no hay peor tirano/ como un esclavo con un látigo en la mano./ Allá en lo alto el equilibrista en el alambre,/ se tambalea como un poeta en su hambre,/ se agarra a Dios, de su fe inquebrantable7 y cambia un pan por sus sueños en el aire./ Ahí viene don Dinero con su traje,/ con su cigarro y sus bigotes señoriales,/ peinado, aseado, siempre está ocupado,/ es él quien lleva las ovaciones finales./ Y cuando el circo de la vida ha pasado,/ nos quedamos de la vida en un costado…”
Y así sigue el poema de Rafael Amor, más o menos como nos muestran a los líderes políticos y a la Política los programas del corazón.


FDO.  JOSU MONTALBAN 

lunes, 23 de noviembre de 2015

ATENTADO DE PARÍS: EL PNV SE EQUIVOCÓ (El Diario Norte, 23 - 11 - 2015)


ATENTADO DE PARÍS: EL PNV SE EQUIVOCÓ

Hay un aspecto de la práctica política parlamentaria que me parece ridículo. Es ese momento en que los líderes discuten por un quítame allá esas pajas, lo que termina provocando un “conflicto” de tan escaso fundamento que ocupa páginas de periódicos pero apenas unos instantes en las conversaciones de la calle.
Tal ha ocurrido, una vez más, con el texto que el PSE presentó en el Parlamento Vasco para rechazar el atentado de París de hace algo más de una semana, perpetrado por el terrorismo yihadista. La sencillez del texto, -“solidaridad con Francia y rechazo a toda forma de violencia terrorista e intolerancia”, y casi nada más-, hacía que cualquiera que no tuviera nada que ocultar en su pasado, y fuera pacífico o pacifista, dijera que sí al texto, aunque explicara y matizara su afirmación.
Pero no ocurrió así, de modo que PNV y Bildu coincidieron en el “no” argumentando que ya había sido suficiente con los cinco minutos de silencio que la Cámara Vasca guardó en consideración de dolor y respeto a las víctimas. En lo de guardar silencio ante el terrorismo los vascos somos experimentados, a pesar de que también lo seamos en convivir con el terrorismo etarra. El silencio es una forma de condena, pero mucho más propia de los temerosos que de los audaces, de modo que los vascos tendremos que ir borrando la audacia de nuestro currículo de méritos.
Dijo Egíbar que, dado que los socialistas sabían que Bildu diría que no al texto presentado, no deberían haber presentado la propuesta. Lo cual me hace pensar que el PNV “protege” más a Bildu que a los demócratas ya contrastados, lo cual es absurdo. Sin embargo, algo tan evidente y elocuente como hubiera sido la condena de los atentados de París a manos del yihadismo, que estaba en la mente de todos los humanos de buena voluntad (¡cuidado, que aún quedan humanos de mala voluntad!), se quedó en agua de borrajas o, lo que es peor, en una discusión irracional protagonizada por dos partidos que firmaron un acuerdo de legislatura en dicha Cámara, y han firmado pactos de gobierno en Ayuntamientos y Diputaciones Forales. ¿No es una pena?
En este caso no caben las medias tintas. La intransigencia del PNV para aprobar el texto del PSE solo puede valorarse como un acto de soberbia, como un kikiriki que entonó Egibar con el cuello estirado hasta la desmesura en el corral del Parlamento Vasco. Pocos minutos antes, o después, todos los grupos habían rendido Homenaje a Santiago Brouard, asesinado por un grupo terrorista el 20 de Noviembre de 1984. En este acto de Homenaje no hubo disidentes, lo que hace mucho más grave y absurda la cerrazón de Bildu, y sobre todo del PNV, a rechazar y condenar los 140 asesinatos de París.
¡Vamos, que fue una querella de polluelos, cuando lo que debería haber sido es un canto al unísono de todos los gallos del corral! ¡El PNV se equivocó!


FDO.  JOSU MONTALBAN 

viernes, 20 de noviembre de 2015

EL CONCIERTO VASCO Y EL "DESCONCIERTO" ESPAÑOL (El Siglo, 21 - 11 - 2015 )


EL CONCIERTO VASCO Y EL DES-CONCIERTO ESPAÑOL

No es la primera vez que el Concierto Económico Vasco (CEV) provoca el “desConcierto” en el resto de España. ¿Debe ser así? Creo que no, aunque es verdad que el CEV encierra en su propio nombre tanto misterio como desconocimiento. Sí ahora mismo pidiésemos a cuantos lo han criticado una definición escueta, comprobaríamos cómo la mayoría de los que hablan de él, para aprobarlo o para criticarlo, no serían capaces de definirlo, y mucho menos de extenderse en explicaciones, al margen de que se tratara de nacionalistas vascos o, incluso, nacionalistas españoles. El CEV es la muestra más evidente de lo que se dieron el llamar Derechos Históricos del País Vasco, -así son nombrados en la Constitución Española-, como una reminiscencia foral que, tal como subrayan los nacionalistas vascos, son anteriores a España. Es verdad esto, pero si interpretamos la Historia para determinar de qué modo se han producido los hechos hasta nuestros días, cabe concluir que en buena medida el CEV no tiene por qué representar un obstáculo en las buenas relaciones entre Euskadi y el Estado español.
Hace escaso tiempo la Hacienda española ha hecho público, de forma tan irresponsable como gratuita, un documento que recoge ciertas opiniones de presidentes de Comunidades Autónomas que plantean dudas respecto al sistema de Concierto y Cupo vascos, a los que tachan de favorecer ventajas para Euskadi en la financiación de la Hacienda española. Cuando estos presidentes autonómicos han sido consultados al respecto, casi todo han sido explicaciones ambiguas, más propias de quien no ha contrastado debidamente sus opiniones que de quien hace una interpretación rigurosa. ¿Saben realmente lo que es el CEV, y su evolución a lo largo del tiempo, quienes se han atrevido a poner el grito en el cielo? Claro que tampoco resulta suficiente la respuesta del Lehendakari Urkullu: “El respeto al CEV, que es un elemento esencial del pacto político de convivencia entre Euskadi y el Estado español, constituye una línea roja infranqueable, porque el CEV es la clave de bóveda del autogobierno vasco”. No es suficiente, pero es contundente: el Concierto Económico no se toca o, si se toca, se hunde el autogobierno vasco, y los vascos se verán abocados a seguir el camino de los catalanes. Eso ha parecido que quería decir el Lehendakari.
Si la Hacienda estatal, con el caudillo Montoro a la cabeza y agazapado, ha encendido la chispa, los medios de comunicación han puesto el resto, y los líderes políticos vascos, incluidos los dirigentes de formaciones de ámbito nacional, han salido a la palestra. La unidad de criterio ha sido casi total, solo los emergentes de Ciudadanos y los debilitados de UPyD se muestran contrarios, los demás se derriten en alabanzas a esa figura del Concierto, a la que consideran la máxima responsable de la prosperidad de los vascos. Los líderes vascos no han dudado en ningunear incluso las opiniones de sus superiores en el ámbito superior para ensalzar el CEV. De nuevo me pregunto si tales ensalzamientos obedecen al conocimiento, a la fe o a la estrategia electoral de cada cual. Recojo una definición del CEV: “Es un instrumento jurídico que regula las relaciones tributarias y financieras entre la Administración General del Estado de España y la Comunidad Autónoma del País Vasco”. Otra cosa es el Cupo que, obediente al Concierto, es la cantidad de dinero que el País Vasco abona al Estado para financiar el coste de las competencias no transferidas, además del solidario Fondo de Compensación Interterritorial.
Tradicionalmente, ha sido la fijación del Cupo lo que ha venido marcando las desavenencias entre el Estado y Euskadi, hasta tal punto que algo que debiera ser revisado cada cinco años lleva más de diez años sin sufrir ninguna modificación. Buscando más la sonoridad que la precisión de sus palabras, Mikel Iceta ha jugado con los términos “Cupo” y “cuponazo”, pero también los líderes del PNV y del Gobierno Vasco han tergiversado los conceptos para decir que Euskadi no “recibe” de España sino que “aporta”. Cada cual usa el debate para hacerse notar, mientras, el Ejecutivo vasco paga su cuota de Cupo estipulada en el 6,24% del gasto total del Estado, aunque Urkullu se ajusta a porcentajes estadísticos que le son favorables de cara a la galería, porque las ratios de población de Euskadi está en el 4,6% de la población española, y en cuestión de riqueza Euskadi alcanza el 6´07% de la española.
Sin embargo, aunque debemos convenir que Concierto y Cupo responden a un todo inescindible, es preciso subrayar que la fijación del Cupo, a través de la consiguiente Comisión arbitral entre Euskadi y el Estado evitaría casi todos estos escarceos. No es necesaria una revisión periódica del CEV, que desde el año 2002 se rige mediante una Ley de vigencia indefinida, pero sí hubiera convenido que el Cupo hubiera sido revisado conforme el tiempo lo reclamara, pues no en vano la Ley del Cupo es quinquenal.
Con buen criterio la Diputación Foral de Bizkaia fundó la Asociación para la Promoción y Difusión del CEV, Ad Concordiam, en el año 2000, en vísperas de la renovación pertinente del Concierto. No era una Asociación de carácter partidista, porque fue además constituida de la mano de las dos grandes Universidades Vascas. Ad Concordiam divulgó, en varios volúmenes, la opinión de políticos de todas las formaciones políticas, además de las de economistas e intelectuales de todos los ámbitos. De uno de los libros recojo textualmente lo que yo mismo aporté, en un amplio artículo que titulé “La desmitificación del Concierto”: “El Concierto Económico no es sino el texto escrito mediante el que se regulan las relaciones de orden tributario entre Euskadi y el Estado español. Solo eso. Quien quiera ver en ello otra cosa y lo trate como tal, solo está colaborando a su mitificación, ya en estadio muy avanzado , y a su conversión en mero instrumento de la lucha política partidista. Es cierto también que su peculiaridad dota de plena autonomía a la Administración pública vasca y posibilita el ejercicio de las competencias (funciones y servicios) que han sido asignadas a Euskadi en virtud del Estatuto de Autonomía de 1979. Esa peculiaridad es consecuencia de un proceso histórico que debe ser tenido en cuenta, pero el Concierto, a lo largo de la Historia , no ha llegado a ser lo que es por voluntad expresa del pueblo vasco, sino por los avatares sucesivos producidos tras un cúmulo de transformaciones sociales y políticas que se inician mucho antes de que protagonizaran la Historia quienes ahora intervenimos en la discusión del nuevo Concierto. Por todo ello, urge desmitificar lo que no es una bandera autonómica sino una institución tributaria”.
En ese afán desmitificador hay que decir que el CEV, como institución, inició su andadura a raíz de la Ley Abolitoria de los Fueron de 1876. Lo hizo con naturalidad, si bien los nacionalismos español y vasco se empeñaron en alimentar polémicas y controversias. La “guerra” dialéctica fue encarnizada a principios del año 2000, intentando convertir el CEV en lo que no era. Si hubieran leído la Historia se habrían dado cuenta de que la Ley Abolitoria de 1876, tras la derrota carlista, supuso el fin de la exención fiscal y militar de los Territorios Forales, aunque no fueran eliminadas todas las especificidades vascas, muchas de ellas reclamadas por los parlamentarios vascos liberales. Fue entonces cuando se establecieron los Conciertos que regulaban las relaciones entre las Diputaciones Forales y el Gobierno Central. El primer Concierto se firmó en 1878, y se renovó en 1887. Le siguieron renovaciones posteriores en 1894, 1906 y 1925, todos de duraciones limitadas, hasta que la Guerra Civil inhabilitó todos los acuerdos en 1936. Curiosamente Franco no derogó los tres Conciertos, dejó en vigor el de Álava como premio a su fidelidad con él. Todo esto tuvo lugar en la larga travesía que medió desde la abolición de los Fueros hasta hoy, si bien las vicisitudes y los tiempos han cambiado nuestra visión de la vida y de la realidad. Cuando  hablaba de “desmitificación” del Concierto lo hacía para evitar que algo que estuvo siempre llamado a ser un instrumento útil se quedara en una disculpa para provocar agravios comparativos y controversias. Por lo que se ve actualmente, hay quienes aún se sienten agraviados. ¿Con fundamento? Yo creo que no…
…Aunque convendría responder a quienes han protestado con razones y no con cabezonadas. El CEV no es el Cupo, aunque ambos estén estrechamente relacionados, pero ha sido muy eficaz por muchos motivos. Si nos atenemos sólo a los resultados inherentes a su aplicación basta con recurrir al artículo del Doctor en Ciencias Económicas y Catedrático de la Universidad del País Vasco, Ignacio Zubiri, en el libro de Ad Concordiam: “El CEV ha sido un instrumento básico en el progreso de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) en los últimos 20 años (era el año 2001). Ha aportado unos recursos financieros considerables, ciertamente mucho más elevados que los que tienen las Comunidades Autónomas (CCAA) de régimen común. Así, debido al diseño del Concierto la CAPV , con una presión similar a la del resto de España, ha obtenido en torno al 60% más de recursos per cápita que las CCAA de régimen común. Al amparo de estos recursos se ha desarrollado un Sector Público Vasco muy importante que en términos de gasto se aproxima al 25% del PIB. Más aún, debido a los recursos con que ha contado, el Sector Público Vasco no solo ha podido hacer frente al coste de una reconversión industrial tan importante como la que ha atravesado la CAPV a lo largo de la década de los 80 y principios de los 90, sino que al mismo tiempo ha podido financiar unas prestaciones a los ciudadanos considerablemente más elevadas que las del Territorio Común (resto de España). Así por ejemplo, en 1995 el gasto per capita en Sanidad en la CAPV era un 20% superior al del Territorio Común y el gasto en Educación un 15% más elevado. De igual forma, la CAPV ha desarrollado programas de lucha contra la pobreza que, probablemente, son los más avanzados de España”.
Esto, con lo que el catedrático introduce su reflexión, culmina en una serie de propuestas y consejos de los que extraigo uno bien sencillo: “Sería necesario diseñar un mecanismo mediante el cual los Territorios Forales pudieran realizar una defensa efectiva de sus intereses en la UE y participar en aquellas cuestiones que les afectan de forma más directa. Un punto de partida razonable para diseñar este esquema de participación sería el presentado en su día por el Gobierno Vasco. Según este esquema los representantes de las Comunidades Autónomas participarían en los diferentes órganos del Consejo de la UE mediante representantes de diferente nivel según el Organismo. La representación autonómica corresponde a una de ellas y se produce dentro de la delegación del Estado y como miembros de pleno derecho de la misma. Esta representación será obligatoria en todas aquellas cuestiones que constitucional y estatutariamente les hayan sido transferidas y en asuntos que sean competencia exclusiva de las Comunidades Autónomas el representante autonómico definirá la posición y la estrategia negociadora”.
Si así se hiciera, Montoro no podría presentar públicamente, enseñando su colmillo retorcido, ese documento con las opiniones de los dirigentes autonómicos encelados, y se podría explicar claramente que el Concierto Económico Vasco responde a un comportamiento de Euskadi responsable y comprometido con el Estado, en el que el riesgo está presente, pues aunque la aportación o Cupo está fijada de antemano, la recaudación fiscal no está asegurada y depende de la situación socioeconómica y de la eficacia y eficiencia de los aparatos recaudadores. Es decir, que el Concierto Económico ha provocado un desConcierto que el “director” Montoro ha querido usar en su provecho.


FDO.  JOSU  MONTALBAN                 

jueves, 19 de noviembre de 2015

ES TIEMPO DE ACUERDO, PERO TAMBIÉN DE DEBATE ( El Confidencial Digital, 19 - 11 - 2015 )


ES TIEMPO DE ACUERDO, PERO TAMBIÉN DE DEBATE

Los periódicos del viernes 13 se hacían eco de una noticia según la cual los líderes regionales del PSOE consideraban que el conflicto provocado por los secesionistas catalanes acabaría beneficiando a Rajoy de cara a las próximas Elecciones Generales del 20 de diciembre. En realidad el hecho de que el PSOE sea un partido serio, con visión de Estado, hizo que se pusiera a disposición del Presidente del Gobierno para frenar el proceso independentista no tanto por hacer la puñeta a la “numerosa” minoría que, zarandeada a su antojo por Artur Mas, se ha visto abocada a continuar la farsa secesionista, sino por defender la legislación en vigor y la integridad del Estado. Esa actitud comprometida y ejemplar dio pie a que los líderes políticos más oportunistas se atrevieran a criticar groseramente el hecho de que Pedro Sánchez acudiera a la Moncloa y acordara las posibles salidas del conflicto con Rajoy. A menos de dos meses vista de las Elecciones el debate político entre los dos líderes de las dos formaciones políticas más importantes por ahora en España cayó en picado, hasta tal punto que, amparado en el acuerdo, a Rajoy le bastaran proposiciones tan simplistas como la que hizo durante la cumbre sobre inmigración, en Malta: “Si se vuelve a vulnerar la Ley tomaré la decisión que deba tomar”. Se estaba refiriendo a lo ocurrido en Cataluña, pero bien servía para cualquier ocasión y lugar.
Pero en la noche del mismo viernes el Ejército Islámicomató a 140 personas en París, e hirió a otras trescientas. El terrorismo yihadista provocaba de ese modo brutal una masacre que volvía a provocar el acuerdo entre ambos líderes, al que luego se sumaron algunos más. ¿Cabía otra postura ante tal amenaza? No cabía otra postura, aunque los matices que cada cual aportara servirían para distinguir entre unas y otras intenciones. Más de cuatro días después la resaca es extraordinaria. Da la impresión de que el auténtico objeto del debate político propio de las vísperas de unas elecciones generales ha quedado en segundo término. Las políticas sociales que cada cual va a proponer en el escaparate de las ofertas electorales, aún no han sido mostradas. Asuntos tan esenciales como el empleo, la desigualdad, el reparto de la riqueza, la Educación, la Sanidad, los impuestos, las Pensiones o la cobertura del desempleo, que han de ser los que empujen a los ciudadanos a votar en uno u otro sentido, han quedado aparcados hasta que los nuevos episodios pierdan su vigor.
Y ya es tiempo de ello, de retornar al debate que más interesa a los ciudadanos en el día a día, porque la defensa del Estado en su integridad frente al desafío catalán, y la lucha contra el terrorismo yihadista han de formar parte de otra dimensión del debate político electoral. En esa dimensión han coincidido todos los políticos españoles, a excepción del espabilado Pablo Iglesias y los suyos, que han ido una vez más de justicieros. Cualquier análisis sobre dicha actitud resulta esperanzador, pero es tiempo de volver a las andadas del debate para que Rajoy no se esconda después de cuatro años de aniquilación de derechos ciudadanos, de ahormar la libertad de los ciudadanos para asordar las protestas en las calles, de fomento de la pobreza para muchos y riqueza para muy pocos, de crear la figura del trabajador empobrecido por un salario miserable, de extender el miedo entre los jubilados y los subsidiados, de abstraerse ante desahucios injustificados, de …
Los independentistas catalanes y los terroristas yihadistas han facilitado una tregua a Rajoy, que ha aprovechado para mostrar su más flagrante inanidad, que se resume en su frase más repetida: “haré lo que tengo que hacer”. Y bien, ¿alguien barrunta qué es lo que él piensa que tiene que hacer? En todo caso, ya que se muestra tan infalible en su amenaza, será bueno que Pedro Sánchez vaya haciendo mutis por el foro de la Moncloa para que Rajoy deje de ser una carga o un castigo para él.
El día 20 de Diciembre hay Elecciones en España. Eso, a pesar de lo ocurrido, es lo más importante para los españoles ahora mismo.


FDO.  JOSU MONTALBAN

miércoles, 11 de noviembre de 2015

POLÍTICA DE FICHAJES (El Confidencial Digital, 11 - 11 - 2015)


POLÍTICA DE FICHAJES

El último fichaje sonado ha sido el de Julio Rodriguez, que fue Jefe del Estado Mayor con el gobierno del socialista Zapatero, por Podemos. El citado militar irá en la segunda posición en la lista de Zaragoza. Pero la cosa no queda en el fichaje sin más, sino que además Pablo Iglesias ya le ha prometido la cartera ministerial de Defensa en caso de que gane los comicios. Sin embargo, no ocupará la primera, sino la segunda posición en la lista electoral. Si este fichaje hubiera sido obra de alguno de los dos partidos de la “casta”, a Iglesias no le hubiera gustado, porque los únicos uniformes que a él parecían gustarle son los uniformes de campaña de Chávez. (En eso se parecía a mí).
O sea que Zapatero e Iglesias piensan parecido en este aspecto, aunque Zapatero pertenezca a la “casta” e Iglesias pretenda crecer a costa de su fracaso. El hecho de que Podemos le haya fichado, y él se haya dejado fichar, significa bien poco para él. Dada su trayectoria profesional y humana solo caben las alabanzas, si bien era ya Teniente del Ejército en 1969, cuando aún Franco ejecutaba penas de muerte y promulgaba estados de excepción en los que sacaba a los militares a pacificar las calles a su manera. En aquel tiempo Julio Rodríguez no era aún famoso, porque solo pudiera haberlo sido poniendo en riesgo su vida. De cualquier modo Rodríguez era ya entonces una “rara avis” en las milicias, por eso Zapatero le fichó, del mismo modo que llamó la atención nombrando Ministra de Defensa a una mujer como Carmen Chacón. Así que no caben ahora alabanzas desmedidas a este fichaje, salvo las mismas que se dedicaron en su día al Presidente Zapatero y a su gobierno socialista.
Ya entonces decía Julio Rodríguez que el Ejército precisaba cambios. En aquel tiempo en que pertenecía a la “casta” anunciaba que los capellanes castrenses sobraban, que las fuerzas armadas “eran pacifistas precisamente por conocer la guerra y sus efectos”, y que los militares han de estar conectados a los acontecimientos. Nunca fue socialista de carnet porque no podía disponer de él siendo militar, pero asumió el cargo como un socialista más. Ahora que ya está jubilado se ha permitido hablar incluso del problema catalán: “el desafío independentista se soluciona políticamente y no sólo con la ley, hay que dialogar, dar afecto, llevar una propuesta que enamore y tener paciencia”. ¡Quién lo hubiera creído!
Bien, creo que el fichaje es sonado. No más que el del Juez Garzón para las listas del PSOE hace años, que acabó de no muy buenas maneras. No más que el de Gabilondo para el Ministerio de Cultura primero y para la Comunidad de Madrid. O el del actor Toni Cantó para UPyD. En esto de los fichajes hemos avanzado demasiado poco, pero se me antoja una práctica bastante perversa de la Política actual, porque los líderes políticos están diciendo cada vez que presentan a sus estrellas advenedizas es que los políticos afiliados en sus formaciones no son suficientes, que la Política no requiere conocimientos específicos ni profesionalidad ninguna, y que es más eficaz presentar a las Elecciones a un actor famoso, o a cualquier ciudadano célebre, que a un militante o simpatizante debidamente ideologizado.
Hagamos un listado orientativo. Para el 20 de Diciembre, antes que Julio Rodríguez ya había sido anunciada la militar y víctima de abusos sexuales Zaida Cantera para el PSOE junto con la “tránsfuga” Irene Lozano. Siguen la estela de otros fichajes como fueron Pizarro en el PP, o el actor Juanjo Puigcorbé en ERC, o los deportistas Marta Dominguez, Teresa Zabel y Abel Antón también en el PP. Al mismo tiempo, siguiendo el símil de las puertas giratorias con que se desacredita a tantos políticos que recalan en grandes empresas cuando abandonan la acción política, bien cabe hablar de las puertas giratorias en sentido inverso usado por quienes acceden a la Política para beneficiar desde ella a sus gremios profesionales o lobbys anteriores. Sirva de ejemplo de ello la incorporación de Luis de Guindos en el actual gobierno de Rajoy, que tuvo lugar hace cuatro años.
Que cada cual saque conclusiones. A mí esto de los fichajes en la Política me parece una práctica absurda del modo como se hace. Un profesional cualquiera, ejemplar en su disciplina, puede ser un besugo inhábil en el proceloso e infinito universo de la Política. Piensen los líderes políticos en las dificultades que entraña volver a sus labores tras haber ejercido la Política, y aplíquenlo al revés. La Política es un arte noble y ambicioso, un servicio dirigido a todos, que requiere mucha más vocación social y entrega que esplendor personal y fama; lo malo es que la Política se haya puesto al servicio del poder y la inmediatez, e importe mucho más el resplandor que la luz.


FDO.  JOSU  MONTALBAN    

viernes, 6 de noviembre de 2015

LA OMNIPOTENCIA DE BARRO DE LA POLÍTICA ACTUAL (Deia, 05 - 11 - 2015 )


LA OMNIPOTENCIA DE BARRO DE LA POLÍTICA ACTUAL

Ahora que tenemos a menos de dos meses unas elecciones trascendentales es urgente formularse una pregunta: ¿Tienen los dirigentes políticos poder suficiente para resolver los gravísimos problemas que acucian a los ciudadanos? ¿No será acaso la altanería de los líderes cuando exponen sus medidas “infalibles”, una muestra más de la debilidad del sistema y de la inanidad de ellos mismos cuando proclaman su “yo” por encima del “nosotros”? Cualquier debate a dos entre líderes de formaciones políticas se convierte en un match, en una especie de partido de pelota, que pretende más destruir al contrario, o descalificar brutamente sus razones, que exponer las virtudes de los posicionamientos. ¿A qué es debido? Principalmente al escaso bagaje ideológico que soporta actualmente al ideario de los partidos. Por eso tiene tanta importancia lo ocasional, las ocurrencias, las medidas impactantes al instante, en suma la propaganda.
Es evidente que los dirigentes políticos no pueden saber de todo, que tienen que rodearse de asesores y de personalidades notables, pero llama la atención que, en tantos casos, recurran a quienes no están afiliados a sus formaciones políticas, incluso a quienes nunca han tomado partido ni han mostrado opiniones críticas ante cualquier hecho acontecido. Los partidos hacen gala del número de afiliados o simpatizantes contabilizados en sus sedes, pero luego recurren a quienes no sabe siquiera la ubicación de las oficinas centrales del partido. Peor aún, hay veces que ignoran o desoyen las resoluciones aprobadas en sus Congresos a la hora de hacer sus Programas de Gobierno, de modo que ambos documentos (Resoluciones y Programa) se parecen entre sí como un huevo a una castaña. Poco importa que en sus filas haya políticos preparados y bien dispuestos a dejar la piel en los debates, porque al final lo que los dirigentes subrayan en las páginas de los diarios es que les asesoran los doctores honoris causa, a poder ser ostentadores de títulos expedidos en las legendarias Universidades americanas. Pero estos doctores, que aplican fórmulas complejas para interpretar las situaciones más simples, casi nunca dan con la solución definitiva.
Aunque aún queden dos meses para el día trascendental, los monitores de radio no paran de ofrecer discusiones, y las televisiones no cesan de mostrar debates que siempre terminan en tablas. Los partidos antiguos, aquellos que afrontaron el dificilísimo trance de la Transición, han caído en eso que los más recientes líderes llaman la “vieja política”. Frente a ella está la “nueva política”, que no trae con ella ni una sola solución garantizada, pero se sustenta en el fracaso de la “vieja” y en la aparición de comportamientos corruptos que, curiosamente y a pequeña escala, ya han empezado a cultivar los mandamases de las nuevas formaciones.
Sin embargo, lo que viene siendo una losa mortal sobre la Política no es tanto el comportamiento legal o ilegal de los dirigentes, ni siquiera su comportamiento moral o inmoral. La losa más brutal es un poder económico tan omnímodo que afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas. Las autoridades políticas acuden a las reuniones y conferencias que organizan los poderosos económicos para consolidarlas y darlas boato. Se reúnen los empresarios, los banqueros, los lobbys más variopintos de cuantos existen, y requieren la presencia del Rey, si fuera necesario, y sólo reciben parabienes y bendiciones. Todavía nunca he escuchado al Rey, ni al Presidente del Gobierno, cuando han acudido a la clausura de una reunión de adinerados poderosos, pedir a los banqueros que no desahucien, o a los empresarios que sean espléndidos a la hora de conformar sus plantillas de trabajadores y fijar sus salarios. No lo hacen nunca. En contrapartida alaban sus esfuerzos para convertirlos en los artífices de los empleos que crean, aunque lo hagan con sueldos de miseria.
En contrapartida también, este sistema imperante, tan desnivelado y machista, convierte a las figuras femeninas de la Familia Real y a las Gobernantas en presidentas de honor de Juntas de Caridad y ONGs cuyo fin es atenuar los rigores que la Economía elitista provoca en la sociedad. La crisis, o mejor las sucesivas crisis, han conformado una sociedad desequilibrada en la que son demasiados los que sufren la pobreza y la miseria, que es consecuencia de la excesiva abundancia de los opulentos, pero no parecen cerciorarse de ella los poderosos. Dicen ser ellos los que generan riqueza, pero no están dispuestos a repartirla ni a redistribuirla. Tienen razón en una sola cosa: la redistribución no es algo que deban hacer ellos, para eso está el Estado y el poder político del Gobierno de turno. Lo malo es que los gobiernos toman sus decisiones obsesionados por el temor a que el dinero se mueva, salga de sus fronteras y les deje de ser útil para el éxito de sus empeños, si los tuvieran. Y lo malo es, también, que las sedes ministeriales y la Moncloa, reciben con mucha mayor frecuencia la visita de los poderosos, económica mente hablando, que la de los menesterosos sufridores de la crisis.
Dicen que la Política tiene que cambiar, y los políticos regenerarse. Es verdad que una tos descuidada puede acarrear una bronquitis, mucho más peligrosa, pero no es lo más idóneo tratar una tos como si se tratara de un cáncer galopante. Lo mismo está pasando ahora con la Política. Los que enarbolan la “nueva política” apenas esgrimen novedades respecto de la “vieja”, salvo la lucha contra la corrupción. Sin embargo, su mayor empeño es convertir la acción política en un ejercicio de asesoría, en una gestoría en la que lo mismo se completa un seguro que se confecciona un traje o se diseñan los pertrechos para hacer frente a un invierno frío. Nada, que no hay izquierda ni derecha en la actual política, justificando la afirmación en el hecho de que algunos impostores hayan representado con escaso entusiasmo su papel en los partidos clásicos e ideologizados.
Se equivocan. Hay izquierda y hay derecha, y cada uno de ambos flancos tiene sus señas diferenciales. No solo eso, sino que la Política tiene que recuperar su lugar y sus funciones, no supeditada a la Economía sino al frente de ella, convirtiéndola en útil para todos y no sólo para los banqueros, los empresarios y los lobbys de presión. Lejos de constituir la piedra angular en las vidas de los ciudadanos, la Política ha venido sirviendo últimamente a intereses gremiales, lejos de ser el Poder se ha comportado como un soporte del poder económico, con la coartada de que una Economía floreciente es la garantía del bienestar. Sí, lo es, pero mal distribuida la riqueza que genera, solo provee bienestar a unos pocos.
Los dirigentes de las fuerzas políticas deben recuperar ese lugar preferente, convertir al Estado en severo vigilante del Mercado, doblegar la Economía, desoír las voces de los lobbys tan interesados como poco interesantes. En suma dedicarse a recuperar las ideologías para que la sociedad que cada cual proponga sea Una, pero no una cualquiera, dúctil y maleable, como ahora se pretende.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN   

martes, 3 de noviembre de 2015

IGLESIAS: EL OPORTUNISTA FATUO (El Diario Norte, 03 - 11 - 2015)


IGLESIAS: EL OPORTUNISTA FATUO

A mí no me cabía ninguna duda de que cuando Pablo Iglesias reclamó una reunión con Mariano Rajoy, dado que el Presidente había anunciado sus reuniones con Sánchez (PSOE) y con Rivera (Ciudadanos), lo hacía con segundas intenciones. Sabía que la reunión no depararía acuerdo ninguno, sino desacuerdo en todo, aparte de que don Pablo usaría la ocasión para realzar su figura, subrayar su originalidad y, de paso, alimentar su ego. Todo se ha cumplido, de modo que tras la reunión salió de la Moncloa con una serie de frases en la garganta que ya llevaba preparadas cuando entró. La reunión, que duró alrededor de una hora, -¡para qué tanto!-, habrá que catalogarla como un diálogo entre sordos, porque las conclusiones no han podido ser más ridículas… Y la parafernalia usada por Pablo Iglesias no ha podido ser más innoble.
Sí, innoble, porque no estaba en juego algo banal, ni siquiera solamente que Cataluña impulsara su independentismo. Lo que hizo que Pablo Iglesias se reuniera con Rajoy tenía que ver más con el Estado español, con España, que con Cataluña. Pablo Iglesias era llamado como líder de una formación política española, y no como líder de un partido catalán. Sin embargo Iglesias quiso sacar partido y beneficio de la situación y, en ese alarde de inventiva absurda que utiliza, se permitió acuñar un nuevo término: “la nueva gran coalición bunkerizada”, para nombrar a esa unidad de preocupaciones que reúne, de momento, al PP, al PSOE y a Ciudadanos. De modo que Podemos no va a estar de acuerdo con los demás en la aplicación de la Ley en vigor.
Volvamos hacia atrás, la parafernalia. Primero, reclamando que Rajoy saludase a sus acompañantes que esperaban en el coche frente a la puerta principal. ¿Imagináis que Rajoy no hubiera accedido? Segundo, regalando dos tomos de la edición de la Colección Cátedra de “Juan de Mairena” de Antonio Machado. Como regalo me parece inmejorable, incluso de muy buen gusto, pero ¿a qué viene ese regalo? Porque, al conocer el título, he cogido el libro y me he dispuesto a escudriñar entre sus hojas buscando algo que tuviera que ver con la situación actual de España y Cataluña. Si con ello pretendía Pablo Iglesias agradecer la visita, todo parece justificado, pero si Pablo pretendió algo más importante, más le valía haber recurrido a otra estrategia. Ni Antonio Machado, ni su personaje apócrifo Juan de Mairena hubieran bendecido la acción de Pablo Iglesias desentendiéndose del problema de esa manera tan provocativa.
Se equivoca Pablo Iglesias. No es éste el tiempo de las indefiniciones. A nadie “le convencen los frentes antisecesión”, tal como ha dicho Iglesias, pero habría que hacer una pregunta al líder de Podemos: ¿le convence la secesión? Reclama diálogo, como todos, incluido ahora ya Rajoy. Por eso, se cumplieron las previsiones, pero lo que preveía Pablo Iglesias no tenía que ver con sus intenciones. Quería negarlo todo y lo ha negado a su manera: “Está muy bien que la reunión se haya producido, aunque no estamos de acuerdo en casi nada”. Por tanto, lo único importante es saber el alcance del término “casi”. ¿En qué están de acuerdo? Iglesias rizó el rizo: se trata de hacer un referéndum vinculante en Cataluña, y otra consulta “simultánea” en España, pero esta última referida a cambios “constitucionales” que nada tienen que ver con las reivindicaciones de los catalanistas. Y de paso se inventó unos términos instrumentales para el proceso, que no llegó a precisar: “espíritu de mimbre” frente al “espíritu de porcelana”… Con los que nos llamó imbéciles a todos.
No ocurrió nada más. Ni nada menos. Convendría que quienes asesoran a Pablo Iglesias, -en caso de que se deje asesorar-, le aconsejen que respete a quienes creen (creemos) que la Política ha de ser puesta al servicio de los ciudadanos mediante un lenguaje comprensible… y no al revés. Desde ahora mismo, empiezo a buscar alguna frase o disertación de Juan de Mairena que tenga que ver con el delirio de Pablo Iglesias.
Antonio Machado está ruborizado… Y bien que lo siento.


FDO.  JOSU  MONTALBAN   

lunes, 2 de noviembre de 2015

20-D: ELECCIONES TRASCENDENTALES (El ConfidencialDigital, 02 - 11 - 2015)


20 D: ELECCIONES TRASCENDENTALES

Todo hace presagiar que las Elecciones Generales del 20 de Diciembre van a ser realmente trascendentales. De pronto se han encendido todas las alarmas. Quien ocupe el sillón principal del nuevo Gobierno va a convertir la Moncloa en una mansión llena de preocupaciones. A las inherentes a cualquier gobierno de cuantos han dirigido España después del franquismo habrá que añadir las derivadas de la inestabilidad parlamentaria ahora que el bipartidismo se tambalea, las extraordinarias dificultades que conllevará dar solución al problema que se ha desencadenado en Cataluña, que va a requerir obligatoriamente medidas drásticas y audaces, y seguir respondiendo del modo menos traumático posible a las obligaciones y castigos que, en el plano económico, nos impondrá Europa a base de amenazas de rescate.
Los españoles no estamos para bromas. El desempleo es excesivo y, por si fuera poco, son demasiados los trabajadores que soportan cotas de pobreza altas. Ya, un trabajo no es garantía de casi nada, ciertamente el que no lo tiene lo busca con ansiedad para evitar la miseria, pero un empleo no garantiza la suficiencia ni la dignidad. Por más que el actual Gobierno, ya saliente, se pavonee de haber invertido las cifras del desempleo en solo cuatro años gracias a las medidas que ha adoptado, el ambiente sigue siendo raro, los trabajos son demasiado precarios, y la cobertura del desempleo insuficiente. Además, esa promesa que todos los líderes entonan a coro, consistente en crear nuevos empleos, no es explicable y resulta casi imposible de creer. De modo que el tiempo futuro seguirá inmerso en una nebulosa parecida a la que ha venido enturbiando el tiempo pasado: no habrá empleos para todos, no habrá rentas suficientes para todos con el modelo socioeconómico actual.
La trascendencia de estas Elecciones tiene que ver también con la nueva oferta electoral, que se sustenta en el descrédito de la “vieja política” y la caída del mal llamado bipartidismo. Las fuerzas emergentes, -Ciudadanos y Podemos-, adolecen de un exceso de voracidad y parecen dispuestas a todo para alzarse con el poder. Serían capaces de negar su propia legitimidad, si fuera necesario, con tal de convertir en cenizas a quienes, con luces y sombras, han protagonizado una Transición a la Democracia, que podía haber sido mejor pero también muchísimo peor.
A base de denigrar las acciones de los políticos corruptos, que son muy pocos en comparación con los políticos que no lo son, han conseguido defenestrar la Política y convertir a los políticos en muñecos de pimpampum. Recuperar el buen nombre de la Política va a ser una tarea costosa, sobre todo si, como parece, el bipartidismo sigue al frente de la situación con el PSOE y el PP diezmados pero mayoritarios. ¿Serán capaces Ciudadanos y Podemos de cambiar su estrategia de hostigamiento sin límites a los partidos del bipartidismo, y afanarse en la construcción del futuro con todos los demás agentes políticos y sociales llamados a hacerlo?
Y por fin, se trata de una Elecciones trascendentales porque el Estado se muestra resquebrajado. No sólo es España lo que se ha roto, o está en riesgo de romperse, es el Estado el que tiene sus costuras deshilachadas, tanto, que quizás el federalismo aliñado con singularidades, que promete el PSOE puede ser insuficiente. Los españoles que aún admiten seguir llamándose de ese modo se muestran mucho más orgullosos portando la bandera de su región o nacionalidad que llevando la bandera española. Y por si ese proceso de desapego no fuera suficiente Cataluña ha iniciado un camino hacia un abismo en el que no cabe ninguna posibilidad de hallar ninguna solución compartida. “¡Visca la república catalana!”, ha dicho la señora Forcadell, tras ser ccoronada como la segunda autoridad de Cataluña, en la primera práctica secesionista formal del Parlament catalán. Por eso, el futuro es una incógnita de difícil solución. Lo más grave no es que Rajoy haya dejado pasar tanto tiempo de incertidumbre sin favorecer un cambio de rumbo de la nave catalana, lo grave es que el capitán Mas sea, y se haya empecinado en serlo, un obtuso presidente capaz, como lo fue Sansón, de destruir el templo catalán aunque muera el bajo las ruinas.
No hay marcha atrás. ¿De qué puede servir que Pedro Sánchez se empecine en proponer caminos alternativos a ese secesionismo cuya consecución está ya en el ADN de Mas, y de demasiados catalanes? Sólo unos resultados electorales que puedan ser interpretados como una auténtica sublevación de los catalanes ante los devaneos independentistas puede variar el rumbo de la travesía. Artur Mas no acepta convertirse en presidente de un estado federado, probablemente porque el destino que le tienen reservado los dioses que alberga en su cabeza está al lado de Obama, tratándose de igual a igual.
Se trata de unas Elecciones trascendentales por cuanto he detallado, pero no solo por eso, también por el hecho de que quien dirija la Política española durante los próximos cuatro años se va a ver ante la tesitura de opinar sobre veredictos tan comprometidos como los del caso Urdangarin, el caso Gürtel, la trama Punica, los ERE de Andalucía, los ERE catalanes, el escándalo del expresidente Pujol y su familia, la corrupción del 3% en Cataluña, el caso Bárcenas, y tantos otros acontecimientos dolorosos y miserables que han venido manchando nuestra Historia más reciente. Estando en Euskadi, como estoy, me atrevo a afirmar que la consolidación de la paz y la construcción de la nueva convivencia, tras el final del terrorismo de ETA, sólo va a ser la guinda del pastel.
Bueno será que nos empeñemos en asumir las mayores cotas de responsabilidad ante las próximas Elecciones. No encuentro calificativo más atinado para ellas que “trascendentales”.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN          

lunes, 26 de octubre de 2015

UNA ESCUETA Y BÁSICA REFLEXIÓN... (El Diario Norte, 26-10-2015)


UNA ESCUETA Y BÁSICA REFLEXIÓN…

… sobre la Propiedad privada.
La noticia que acabo de leer en un diario de gran tirada es fácil de interpretar: “Amancio Ortega pugna con Bill Gates por ser el hombre más rico del Mundo”. (En el mismo día hay otro diario que encabeza su información con “Amancio ortega, el hombre más rico del Mundo, según Forbes”. Ambas noticias son reales porque, al final, el detalle de ambas solo tiene que ver con el hecho de que determinados bursátiles de última hora hicieron fluctuar las fortunas de Gates y Ortega a la hora de definir quién de los dos es el más rico. ¡Qué más da! Me voy a quedar con quien más cerca está de mí es decir con Amancio Ortega, pero no precisamente para hacer una semblanza suya sino para sacar una conclusión tan sencilla como definitiva: la propiedad privada, en un sistema capitalista como el que nos atañe, puede degenerar en una flagrante e insoportable injusticia.
Si la “propiedad” es la “facultad o el derecho a poseer algo, dentro de los límites de la ley”, si Ortega ha sido capaz de amasar la terrible fortuna que posee, ha de ser porque la Ley ha sido poco estricta o, en todo caso, no se ha puesto al servicio de todos los ciudadanos por igual. Forbes ha hecho público el ranking de los más ricos. El patrimonio de Amancio Ortega, contabilizando sus bienes inmuebles, sus inversiones en Bolsa y sus propiedades empresariales, llega a 71.700 millones de euros, que puestos en pesetas, -que sigue siendo la unidad monetaria que usan tantos millones de españoles pobres o humildes-, son casi dos billones (con “b”, no con “m”) de ellas. No es extraño, por tanto, que aparezca en las fotos que ilustran la noticia con una sonrisa de oreja a oreja, las manos en los bolsillos y una oronda panza, que son los símbolos que identifican a los satisfechos.
Yo no sé si este hombre está preocupado por algo, porque para más inri su hija Sandra tiene el futuro solucionado, al menos en el aspecto económico, con su fortuna, conquistada o heredada, de 7.200 millones de euros. No parece estar preocupado, pero muchos de sus compatriotas españoles sí están preocupados, no en vano hay en España más de un 20% de personas por debajo del umbral de la pobreza. De cualquier modo, cuando no se controlan ciertos comportamientos, que permiten almacenar fortunas de esta dimensión deberemos convenir en que el sistema socioeconómico es tan injusto como inadecuado.
La injusticia inherente al mismo sistema pretender ser contrarrestada mediante acciones caritativas y solidarias, protagonizadas por los mismos favorecidos, que siendo encomiables y útiles para ganar la gloria del cielo, no deberían ser admitidas aquí en la Tierra. Por ejemplo Ortega anunció hace algunos días una donación de 17 millones de euros para financiar los tratamientos de cáncer en la sanidad pública gallega. Nada puede aducirse en contra, pero este tipo de donaciones, que acarrearán beneficios fiscales para el propio donante, no disminuyen la gravedad del problema, que no es otro que el que deriva del hecho de que en medio de una crisis económica que afecta a todo lo público, el patrimonio privado de una sola persona sea tan desmesurado.
Sería interesante conocer de qué modo ha hecho esta fortuna Amancio Ortega, y saber qué piensa de sí mismo, qué piensa de su gran fortuna, y si la considera justa o injusta a tenor de la situación actual que atosiga a tantos españoles. Y sería muy interesante conocer al detalle de qué modo cumple Ortega sus obligaciones fiscales. No lo escribo con ánimo condenatorio, sino por simple curiosidad. Sin otra pretensión añadida. Eso sí, he puesto en números lo que los diarios han puesto en letra para que los lectores se den cuenta de lo extraordinario de la cantidad. La fortuna de Amancio Ortega es de 71.700.000.000´- euros, que traducidos a pesetas  se convierten en 11.928.876.200.000´- pesetas. Lo cual alcanzaría para abonar durante casi seis millones de años a alguien que ganara un sueldo de mil euros mensuales. Como se puede ver se trata de cifras que no son comprensibles. Por eso precisamente me permito afirmar que este hecho tan desmesurado, -la fortuna de Amancio Ortega-, sólo responde a un sistema económico perverso, injusto y brutal. Además de inhumano.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN         

jueves, 22 de octubre de 2015

LOS EMERGENTES Y LA IZQUIERDA ESPAÑOLA (DEIA, 22 - 10 - 2015)

LOS EMERGENTES Y LA IZQUIERDA ESPAÑOLA

La irrupción en la Política española de dos fuerzas emergentes como Ciudadanos y Podemos, aprovechándose ambas del descrédito en que han caído las dos fuerzas políticas que han venido configurando lo que se ha dado en llamar “bipartidismo”, igualmente desacreditado como tal, ha traído consigo un nuevo modo de comportamiento que, a la postre, adolece de los mismos déficits y riesgos que aquejaban al tiempo anterior. La “gente”, que es el nuevo término que ha venido a sustituir al ya viejo “sociedad”, se ha visto supeditada a los discursos y artimañas que los líderes emergentes vienen utilizando para hacerse con el predominio, primero, y con el dominio de la situación, después.
La corrupción, que ha sido la razón esgrimida para desacreditar al sistema imperante, no ha sido patrimonio exclusivo de la clase política. Los corruptos más famosos no han sido los políticos en ejercicio, sino los que han administrado el poder social y económico, que en muchas ocasiones no ha coincidido con el poder político e institucional. Es bien cierto que los casos de corrupción, siquiera tangencialmente, han contado en algunos casos con la aquiescencia de dirigentes institucionales y políticos, pero la corrupción ha invadido casi todos los campos y ambientes, y se ha instalado en los aledaños del poder de cualquier tipo para garantizarse el éxito. Nadie se ha librado de caer en la tentación: políticos sí, pero en mayor número banqueros, empresarios, juristas, sindicalistas, economistas, etc…, es decir todo aquel que ha manejado dinero en gran cantidad para especular con él. Por si fuera poco la opinión pública se ha visto invadida por acusaciones de fraude en ayudas públicas y subsidios percibidos a través de las oficinas públicas, de ayudas sociales destinadas a los más desfavorecidos.
En medio de esa nauseabunda nube, Ciudadanos ha intentado capitalizar los votos de derechas, y Podemos ha hecho lo propio con los votos de izquierdas. Ambos, aunque de vez en cuando porfíen entre ellos para hacerse con los votos de ese centro político indefinido y desideologizado, juegan a lo mismo, aunque lo hagan mediante actitudes y comportamientos bien diferentes. Al descrédito generalizado de la Política ambos han respondido con el mismo slogan: aquí estamos nosotros para echar a los corruptos, limpiar las Instituciones y gestionar los dineros con eficacia.
Previamente, ambos han negado las reglas clásicas y establecidas. Para ellos no existe la izquierda porque tampoco existe la derecha, y viceversa. Es decir, que la derecha del PP y la izquierda del PSOE ya no tienen ninguna razón de ser, peor aún, ambos son causantes a partes iguales del mal que nos aqueja. Que Rivera haya pertenecido a la derecha española hasta que decidió exhibirse en pelotas en un cartel electoral, no parece importarle, de modo que afirma que ha llegado a este momento de la Política para redimir a esa derecha y a sus acólitos. Que Pablo Iglesias proceda de la izquierda sucesora del PCE, a la que no se esforzó en mejorar y adecuar a los nuevos tiempos, tampoco debe importarle, hasta tal punto que ya se ha impuesto, lo primero de todo, destruir a la vieja izquierda de Iu para, a continuación, emprenderla a mamporros y descalificaciones con el PSOE.
Sin embargo, el nuevo horizonte muestra comportamientos diferentes en la derecha y en la izquierda. Ciudadanos, con la debida cautela, ha irrumpido sin mostrar una violencia excesiva hacia la derecha del PP. En todo caso, frente a la derecha del PP de Rajoy, que se muestra heredera de los viejos tiempos, asimilables a los últimos años del franquismo y a la Transición, Ciudadanos se muestra, contundente, totalmente desmarcado de la corrupción que tiene al PP agujereado como si se tratara de un queso gruyere. Pero, ¿muestra Ciudadanos alguna señal que le pueda distinguir, en su ideología y estrategia política, del PP? Creo que no, que la única razón por la que Ciudadanos está donde está ha sido el oportunismo de la formación y la osadía del líder Rivera. En contra juegan sus propuestas, que en nada se diferencian de las de la vieja derechona española en lo económico y lo social.
En la izquierda no pasa lo mismo. La irrupción de Podemos aconteció de un modo diferente, porque el PSOE había sufrido un varapalo importante en las Elecciones Generales, e IU continuaba con su camino al Calvario, a pesar de que la debacle socialista le hubiera dado un respiro. La insoportable ambición de Pablo Iglesias y Podemos ha sido un virus brutal para la izquierda española, siempre proclive a obsesionarse en debates ideológicos alrededor de los matices, lo cual la ha hecho en algunos casos autodestruirse en discusiones y debates numantinos. Podemos es una formación de izquierdas que no se define como tal porque teme, con mucho fundamento por cierto, que en la izquierda española hay una formación mayoritaria en apoyos que es el PSOE. No obstante, aunque el tiempo ha de ser el que dicte sentencia, resulta doloroso ver a Pablo Iglesias obcecado hasta los tuétanos por conseguir el debilitamiento (o la desaparición) de IU. Probablemente, en ese juego de siglas que Podemos pretende imponer eliminando “IU” de los carteles electorales, el PSOE sería el más beneficiado, pero a la vez la izquierda española perdería gran parte de su noble Historia y de su legitimidad.
Los emergentes pueden ser útiles. Lo son ya, pero puede llegar a serlo mucho más si no les apremian las prisas, si no quieren inventar lo ya inventado y en vigor, si no avasallan a base de violencia dialéctica que solo puede servir para desacreditar, aún más, la Política. No es bueno poner en entredicho los valores y principios intrínsecos en que se asienta la Política. Al final los que llegan a ella tan impregnados de ansiedad suelen administrarla desde el atolondramiento y la misma prisa que les invade.
Los otros partidos políticos han de sacar conclusiones. Principalmente los que han venido protagonizando la Política que cuestionan los emergentes. Vivimos tiempos difíciles. La Economía se ha convertido en la única estrella que guía la Política, no solo la macropolítica que mueve el dinero y los negocios por todos los confines del Mundo, también la micropolítica que afecta a cada uno de los ciudadanos, a cada uno de los que componemos esa masa heterogénea que los emergentes llaman “gente”. No basta con denunciar la inacción de los otros. La izquierda española la componen ahora mismo tres partidos de ámbito nacional (PSOE, IU y Podemos), junto con algunas formaciones de ámbito autonómico en las que suele primar más la inquietud nacionalista o secesionista que la social. Lo peor que le puede pasar a dicha izquierda es, precisamente, someterse a un debate irracional y encarnizado que impida a las formaciones de izquierda y progresistas llegar a acuerdos suficientes para que actúen de forma unitaria. Desde luego que la derecha española, mucho menos cuarteada que la izquierda, obrará como siempre lo ha hecho: actuando en bloque.
Será una pena que la izquierda se obsesione en peleas bizantinas a partir de ahora. Cuatro años de Gobierno de esta derecha del PP en España nos han retrasado más de diez años en los aspectos sociales. La Economía tal vez haya mejorado y ofrezca cifras algo más halagüeñas, lo cual satisfará a los banqueros y a los empresarios mejor instalados, pero la felicidad de los ciudadanos, de la gente, es un bien cada vez más difícil de alcanzar. Cada vez son más los que sienten su felicidad tan amenazada como imposible. La felicidad de todos los que aspiran a ser felices, o la provee la izquierda o no será posible. Si no, al tiempo.

FDO.  JOSU MONTALBAN