miércoles, 29 de abril de 2015

ANDALUCÍA: LA FERIA DEL OPORTUNISMO (El Confidencial Digital, 29 de Abril de 2015)

ANDALUCÍA: LA FERIA DEL OPORTUNISMO
Los percances que viene padeciendo Susana Díaz desde que ganó las Elecciones últimas en Andalucía, para poder investirse como Presidenta de la Junta permiten reflexionar en torno al modo de obrar de los partidos políticos y de sus líderes según las circunstancias de cada momento. Algo así como a escondidas, como suelen hacer los cazadores furtivos, andan algunos líderes andaluces sacando (o intentando sacar) tajada de una situación que interpretan como ventajosa para ellos, a pesar de que en su fuero interno reine, sin duda, el resquemor propio de los fracasados.
Conviene remontarse a los tiempos anteriores a los comicios de abril. El ambiente favorecía todas las especulaciones. La más importante de todas ellas era que Susana Díaz había accedido a la Presidencia de la Junta sin haber sido votada y elegida por los andaluces en las urnas. Peor aún, porque el hecho de que la Juez Alaya tuviera involucrados en su proceso de los EREs a los dos anteriores presidentes (Chaves y Griñán), hacía albergar esperanzas a sus opositores, sobre todo a los emergentes de Podemos y Ciudadanos que ya se habían encargado de destruir a IU el uno, y a cosechar los apoyos que se le han ido cayendo al PP el otro.
Pero Susana Díaz resistió y obtuvo unos resultados que marcaban con absoluta claridad las preferencias de los andaluces. 47 escaños (de 109) pero, sobre todo, la importante distancia a la que quedó el segundo clasificado, a catorce escaños (casi dos por cada provincia), debería ser una razón de peso para que las posteriores negociaciones dirigidas a la proclamación del nuevo Gobierno se hicieran con la debida mesura. Más aún, la tercera fuerza (Podemos) ha obtenido la tercera parte de los escaños obtenidos por Susana Díaz. ¿No son razones suficientes para que las necesarias negociaciones posteriores se hagan con la debida cordura? Sin embargo da la impresión de que las condiciones impuestas no pretenden racionalizar las negociaciones para llegar a acuerdos sino para doblegar al partido triunfador: no pretenden negociar sino más bien hacer negocio. En eso, los atrevidos líderes emergentes de Podemos y Ciudadanos han coincidido, al menos en una de las condiciones (exigir el cese de los dos anteriores presidentes de la Junta), porque al parecer ellos han venido a “adecentar” la política, aunque lo hagan con “corruptos” de otro cuño en sus filas.
Además, a la hora de hacer una valoración de los resultados con vistas a la posterior configuración del Gobierno andaluz para los próximos cuatro años, hay que tener en cuenta las “tendencias”, -ahora que las fuerzas emergentes prefieren usar ese término en lugar de “ideologías”-, de unos y de otros. No hay que ser un lince para concluir que 67 de los 109 escaños han sido adjudicados a las izquierdas, frente a los 42 escaños inclinados a favor de las derechas. Sin embargo, las reuniones celebradas para buscar un acuerdo sencillo que permita la investidura de la señora Díaz se están convirtiendo en auténticas quimeras, porque se intentan imponer condiciones cuyo objetivo tiene bastante poco que ver con el futuro. Cuando los emergentes intentan imponer condiciones leoninas que tienen poco que ver con el buen gobierno, y que solo persiguen mostrar los flancos débiles que tienen los más fuertes, el daño que se hace a la Política y a la convivencia son notables.
Es evidente que los resultados permiten a los “fracasados” de Podemos disimular su fracaso y sacar pecho exigiendo las dimisiones de Chaves y Griñán. Si tales dimisiones se produjeran (tal como ellos mismos han anunciado ya), antes de que fueran imputados formalmente y condenados, ¿qué pasaría después en el caso de que resultaran inocentes? ¿Conviene recurrir a estas triquiñuelas que les convierte en justicieros, y no precisamente en jueces? Por otra parte, ¿les asiste algún tipo de fortaleza moral a ellos que han resuelto sus conflictos “Errejón”, “Monedero” o la oscurísima financiación del partido a su manera, sin explicación ni dimisión alguna? Con su actitud la aportación que hacen a la Política, tan devaluada y desacreditada en los últimos tiempos, es mínima. Y lo mismo cabe argumentar de la actitud de Ciudadanos, que es una formación de corte neoliberal cuyo líder se inició de modo tan subrepticio  en la Política que limitó su campo de pruebas a Cataluña, donde podía ejercer el talante reaccionario  que le caracteriza, al que posteriormente ha atemperado para acomodarlo al conjunto del Estado.
Se irán Chaves y Griñán, -ya lo han anunciado-, y habrá quienes canten victoria. Es el único triunfo al que pueden aspirar, el triunfo efímero de lo que para Susana Díaz es un trance más inevitable que razonable. Pero llegar a acuerdos, acordar, es otra cosa, exige una voluntad firme de construir, no de destruir. Vivimos tiempos de intransigencia, pero las vidas de los ciudadanos están llenas de intersecciones y espacios comunes a todos ellos. Del mismo modo los procesos para acordar la formación de los gobiernos han de ser fáciles de explicar y fáciles de comprender. Si los resultados de las elecciones en Andalucía no ofrecen, en sí mismos, suficiente luz a los negociadores, es porque están ciegos o les asisten perversísimas intenciones.

FDO.  JOSU  MONTALBAN      

martes, 21 de abril de 2015

POLÍTICA O ECONOMÍA (DEIA, 21 de Abril de 2015)

POLÍTICA O ECONOMÍA
¿Economía o Política? ¿Política o Economía? ¿Cuál se supedita a cuál? Este es el gran dilema. ¿Cuál de ambas es el instrumento para que la otra progrese o triunfe?
Hace algo más de diez años el columnista Manuel Fidalgo escribió: “A veces tengo la sensación de que el hombre del siglo XXI ha abandonado todos los ideales. Está enfermo del peor de los males, la indiferencia. Sólo quiere vivir apoltronado en lo cómodo… Huye de la responsabilidad, no supera casi nada, a las primeras de cambio abandona… Ni siquiera se pregunta lo que a voz en grito resuena en la película Moulin Rouge: “Otro héroe, otro crimen sin sentido; tras el telón, en la pantomima una y otra vez ¿sabe alguien para qué vivimos?”. Y recurre Fidalgo al antiguo dilema, -marxismo versus cristianismo-, para concluir categóricamente que “el hombre de hoy ha derivado en el pasotismo, el agnosticismo, el relativismo. Y ahí instalado no defiende ya nada. Su peligro deviene no de su fiereza sino de su mansedumbre. Ha agotado las ideologías… Sestea, abandonado a la bonanza económica. Hedonista, relativista y cuando es algo, laicista por conveniencia. Y siempre laigth… Nos hace falta un revulsivo para no morir por inanición mental”. Estoy convencido de que Manuel Fidalgo estuvo asistido por algún visionario infalible cuando escribió todo esto. Han pasado más de diez años y solo nos cabe adjudicarle toda la razón.
No quiere esto decir que vivamos sumergidos en la más profunda sima oscura y lóbrega, húmeda e inhóspita. Pero caben todas las preguntas. ¿Sabemos para qué vivimos? ¿Creemos acaso en un destino común y halagüeño para todos, o estamos dispuestos a aceptar lo que venga porque sabemos de la finitud de nuestras atribuladas vidas? ¿Responderemos a las obligaciones de algún ideal, de alguna inquietud social, o nos entregaremos a la molicie y la desidia dejando pasar el tiempo sobre nuestras azarosas vidas? ¿Qué escribiría ahora mismo Manuel Fidalgo, una reafirmación o una reconvención ante lo que dijo hace casi once años? Estoy convencido de que nos hallamos sumidos en una especie de melancolía que añora los viejos tiempos en los que la revolución era posible. No ya una revolución brutal ni cruenta, sino una discusión pública que sirva para  contrastar ideas y construir razones prácticas. No ya una revolución para imponer la fuerza, sino para que la razón se imponga sin necesidad de recurrir al martirio de nadie. Pero no es así, porque el debate se ha sistematizado en demasía, y empiezan a ser más valiosas las “conclusiones” que salen de las máquinas, que no tienen cerebro, que las ideas que surgen de las personas dotadas de él. Ahora mismo las personas se dejan embaucar más fácilmente por los cerebros electrónicos enmarañados por cables y conexiones, que por los cerebros humanos que han inventado los cerebros electrónicos. “Acatar” es el triste slogan. Sin más.
Por eso, entre otras cosas, la Política se ha supeditado a la Economía, de modo que un gurú que ordena con habilidad los números en una pizarra se convierte en un enviado divino que nos transmite el oráculo al que no podemos renunciar. Para los políticos la responsabilidad, para los economistas la gloria. El error del político se paga con su inmediata destitución, que tiene lugar en los procesos electorales, mientras el economista esgrime causas y culpabiliza de sus errores a todo tipo de factores, incluidos los errores que imputa, a veces gratuitamente, a los propios políticos. Sin embargo, los líderes políticos, que no tienen por qué saber de todas las disciplinas, conforman sus equipos económicos con personas especializadas en su disciplina, pero si cosechan fracasos reciben ellos el riguroso castigo, y no quienes bisbisearon en sus oídos las consignas aplicables. Vivimos tiempos difíciles para la Economía, pero mucho más difíciles para la Política. Como afirma Fidalgo, la ciudadanía vive apoltronada en lo cómodo, sin embargo cada vez es mayor la franja de las personas que no alcanzan lo indispensable para sentir esa comodidad.
El Mundo es muy grande, inabarcable. La estrechez y el rigor que afecta a las vidas de la gran mayoría de los habitantes del mundo desarrollado nos viene conformando una conciencia que va haciéndose inhumana. El internacionalismo ya no es un empeño de los humanos. Nuestra patria no es el Mundo, ni nuestra comunidad convivencial es la Humanidad. ¿Por qué? Porque si asumimos tales esquemas tendremos que admitir nuestro fracaso como humanos: no haber sido capaces de vivir en paz y condescendiente armonía con nuestros semejantes. Sí, el progreso suponía que se eliminaran las fronteras, que los avances científicos y tecnológicos se movieran por el Mundo con absoluta libertad beneficiando a todos por igual, que el Mundo entero se pudiera sobrevolar en menos de doce horas, que a través de una pantalla diminuta un australiano y una bilbaína pudieran enamorarse, y amarse incluso, mientras esperaban el jubiloso encuentro para el momento indicado. Sí, todo eso es posible, pero las mentes humanas viven asediadas por el miedo a que esos beneficios no les alcancen. La Política puede ser tan animosa como para prometer que conseguiremos gozar de todo ello, pero la Economía es la que pone los precios, -en brutal colaboración con la Política, muchas veces-, y son ellos los que disuaden y convierten las promesas de los políticos en papel mojado.
No deseo que de lo anterior se desprenda que son los economistas los que influyen negativamente en la felicidad de todos, pero en ese dilema que tanto nos afecta, que enfrenta a la Política y la Economía, los economistas apenas pagan por sus errores, mientras que los políticos se ven actualmente desacreditados y, en buena medida, perseguidos por la opinión pública.
Resulta curioso que en medio del clima adverso en el que los políticos son considerados oportunistas y aprovechados, cuando no ladrones de guante negro o, como poco, de guante blanco, las fuerzas políticas emergentes exhiben equipos de economistas, -de reconocido prestigio, se apresuran a decir-, que no anunciaron la llegada de la crisis ni advirtieron de la burbuja inmobiliaria cuando ya era una pompa tan gigantesca como imparable. También es curioso que bastantes de tales economistas antes aconsejaran a los políticos de otras tendencias o partidos, incluso de los partidos de la ya famosa “casta”, y que su cambio para asesorar a las nuevas formaciones no se haya producido después de anunciar que su anterior partido no les había hecho caso. ¿Tiene algún sentido que esté  asesorando a Podemos el mismo economista, -de reconocido prestigio-, que formó parte del equipo de notables que asesoró y llevó a Zapatero a la Moncloa? ¿Tiene algún sentido que a Ciudadanos le esté asesorando alguien que ha sido anteriormente Secretario de Estado con la “casta”, y Vicepresidente para el Sector Financiero del Banco Mundial? ¿Serán ellos los que reconduzcan la dirección que, según se ha visto, ha resultado errónea? ¿Por qué habremos ahora de depositar la confianza en ellos?
No estoy hablando de meros administradores de máquinas registradoras. Sus currículos están llenos de títulos, de licenciaturas y de doctorados, y de periplos vividos en Foros y Universidades de fama mundial, -como corresponde a profesionales de reconocido prestigio-, pero no dan con la solución, quizás porque no están de acuerdo en los preceptivos diagnósticos previos. Los libros con los que todos ellos se prepararon fueron los mismos, pero ahora hay economistas que dicen ser de izquierdas y de derechas, justamente ahora que ya las fuerzas emergentes dicen responder a la transversalidad. Podemos, según palabras de su amo y señor, no es de izquierdas ni de derechas; como Ciudadanos, que tampoco responde a tal modelo de clasificación. Peor aún, dice Soledad Chapetón, que es la alcaldesa de El Alto, segunda ciudad de Bolivia, que ha destronado al partido del “ideologizado” Evo Morales, que “es importante dejar de lado al partido y evitar hablar de temas ideológicos y políticos que nos separan, para unirnos y ponernos a trabajar a favor de todos con una gestión transparente… Tiene que prevalecer El Alto como prioridad”. ¿Qué modelo social pretendemos crear con estas premisas previas? ¿No están confundiendo a los Gobiernos con simples oficinas de lo público, meras asesorías?
Termino. Loa economistas y la Economía son imprescindibles, pero los políticos y la Política lo son más. Si hay que salvar a alguien de la quema es a la Política, que es el arte de gobernar a las personas y a los pueblo, en suma, a la Humanidad.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN   

lunes, 20 de abril de 2015

LA PACIFICACIÓN DE EH BILDU (El Pais, 20 de Abril de 2015)

LOS PACIFICADORES DE EHBILDU
Dice El titular del diario: “EHBildu recuerda a Ortúzar que se puede avanzar en la pacificación sin el PP y el PSE”. Lo cual puede ser cierto pero, ¿sería un avance o sería un retroceso? La verdad es que el titular del diario se hacía eco con esta frase de las palabras pronunciadas por Pello Urízar, Secretario General de EA, que seguirá formando parte de EH Bildu justamente hasta que a SORTU se le antoje romper la coalición abertzale y hacerse cargo del tinglado completo de la Izquierda Abertzale (IA). Entonces EA y Alternatiba tendrán que buscarse la vida, -la vida política, me refiero-, del mejor modo posible. Nadie piense que esta explicación no es necesaria, lo es, porque la IA quiere a algunas formaciones que han caído en sus redes solamente para legitimarse. Si EA y Alternatiba fueron drásticas en su condena del terrorismo etarra, parece que quien está ahora a su lado obró como ellas, pero no fue así, porque SORTU no obró del mismo modo sino que fue condescendiente con las atrocidades terroristas, a las que apoyó guardando un silencio mezquino y asqueroso. De momento solo cabe decirles un “bienvenidos a esta Euskalherria sin ETA”.
Volvamos al titular. ¿Expresa un avance o un retroceso? ¿Cabe construir la paz en Euskadi sin tener en cuenta a los dos partidos vascos que han puesto los muertos, los asesinados, los escoltados, los vilipendiados, los obligados a huir para salvar sus vidas, los despreciados? Es cierto que las palabras de Urízar iban dirigidas en exclusiva al PNV, como si se tratara de un reproche, ya que exhortaba a Ortúzar a la “socialización de la vía vasca”, es decir, “mojarse de verdad en intentar buscar una solución a los problemas que tenga este país”. Este tipo de cizañeros, que surgen de modo ocasional para agitar las brasas y de paso poner un poco de sonido al escasísimo resuello que les queda, deberían pensar sus palabras con cuidado, y poner la misma audacia para pedir a ETA que se disuelva en un acto público y universal. ¿Sabe Pello Urízar que ETA aún existe? ¿Acaso Urízar no se ha enterado aún que Pernando Barrena, su compañero en SORTU, declaró hace algunos días que la IA “no abjuraría de su pasado político”? ¿Sabe Pello Urízar lo que significa la palabra “abjurar”?
Las palabras no suelen ser inocentes ni neutrales, mucho menos cuando son pronunciadas en determinadas circunstancias. Conviene transcribir el significado de “abjurar”: renunciar solemnemente a una religión, opinión o sentimiento. El uso de esa palabra por parte de Urízar es fundamental, por cierto, la dijo uno de los pocos que están autorizados en la IA a sentar doctrinas y posiciones inquebrantables, tanto como lo fueron los principios del Movimiento Nacional durante la dictadura franquista. Da la impresión de que Urízar despertó con cierta “resaca” del Aberri Eguna y echó la lengua a pacer sin miramientos éticos ni decencia. En sus palabras queda claro que propone ignorar a más del cincuenta por ciento de los vascos (muchos más si tenemos en cuenta a toda Euskalherria). Menos mal que la euforia del PNV no llevó al delirio y sus líderes respondieron con rotundidad achacando en buena medida a la IA, y a la violencia que defendieron y apoyaron, que se haya avanzado tan poco.
En resumen, que seguimos atascados en un debate absurdo que, antes que nada, exige sentido común y partir de un “suelo ético” que para la IA está muy por debajo del nivel de la calle, quizás para que quepan en él los zulos que aún no han sido destruidos, los arsenales que aún no han quedado desabastecidos o las tumbas que conservan la memoria de los asesinados tan brutal e injustamente. Olvida Pello Urízar una razón histórica: los socialistas vascos, como formación política, se implantaron cuando aún no había ningún partido político en Euskadi, casi diez años antes que el primer nacionalismo, PNV. Y olvida que la ética y la decencia han de ser más importantes que el dictado de las religiones y de los sentimientos, sobre todo si estos no han sido pergeñados con honestidad.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN         

sábado, 18 de abril de 2015

EL PILLAJE DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS (El Diario Norte, 18 de Abril de 2015)

EL PILLAJE DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Recoge mi Diccionario de cabecera, -porque yo tengo diccionario de tal como los líderes políticos tienen economistas de tal-, una acepción del término “pillaje” que me transporta a unos pasajes de mi niñez. Ya sé que “pillaje” significa “robo o rapiña”, pero cuando era solo un niño mi padre, que era apicultor, me explicó a su manera que las abejas de otras colmenas acudían a aquellas en que había mucha miel producida y almacenada para robarla y llevarla a sus colmenas. Había una época en el año, normalmente en el verano, en que mi padre me llevaba a contemplar el trajín de las abejas en sus colmenas. Las abejas entraban y salían cargadas con su acopio pertinente. Unas llegaban con las patas traseras cubiertas de polen, pero otras que parecían volver de vacío  volvían llenas de agua o de néctar. Como decía mi padre, su laboriosidad siempre las mantenía activas. Siempre creí que las que salían lo hacían vacías, para volver llenas. Pero de vez en cuando se formaba un “motrollón” (así llamaba mi padre a las luchas que solían patrocinar) de abejas en la salida, que estaba formado por una abeja que era atacada por otras tres o cuatro hasta que era expulsada definitivamente del lugar. Y mi padre aclaraba aquella situación: eso es el pillaje. En mi Diccionario obra la siguiente definición: “invasión de una colmena por abejas extranjeras para apoderarse de la miel”. O sea, lo mismo que mi padre me contaba.
Bien, ¿no se parece algo a esto lo que está ocurriendo en la política española, concretamente en el comportamiento de los partidos y de algunos militantes de tales partidos? ¿No andan los partidos, principalmente sus líderes al pillaje de cuadros, de afiliados y de votantes en las colmenas ajenas, con una desvergüenza propia de pillos? ¿Es el pillaje propio de una actividad que debiera ejercerse con absoluta responsabilidad, como es la Política? Leo en un titular de un diario de gran tirada que “el PP tienta a los fugados de UPyD antes de que acaben en Ciudadanos”. En este titular lo que menos importan son las siglas concretas porque este fenómeno se está dando en la generalidad de los partidos. Importa que el pillaje que están ejerciendo unos partidos sobre otros amenaza con convertir a los afiliados en marionetas, a los líderes políticos en postores y a las sedes de los partidos en tómbolas o casas de subastas.
Ha sido necesario que los ciudadanos sufran en exceso, y que los partidos políticos más antiguos hayan dudado en la fórmula para mitigar tales sufrimientos, para que el pillaje se haya convertido en una práctica generalizada. PODEMOS se obsesionó con la “casta” para pillar en sus nutridas militancias, más en las izquierdas que en las derechas; pero CIUDADANOS ha actuado del mismo modo, si bien en las derechas con mayor arrojo que en las izquierdas. El pillaje no encuentra límites lógicos: pilla donde lo encuentra, y donde encuentra las mejores disculpas para usarlas como añagazas, porque lo que importa es hacer acopio. Cantidad es mejor que calidad, una vez que las ideologías han sido devaluadas como consecuencia de la desidia de sus defensores y del oportunista empeño depredador de sus detractores. Así que ya se ha abierto la veda y, tras las Elecciones andaluzas y las sucesivas encuestas sobre intención de voto publicadas, la voracidad se ha desatado de tal modo que incluso las formaciones políticas más pequeñas, que han querido caracterizarse por la defensa contumaz de sus principios y esencias, están siendo invadidas por los inmisericordes asaltantes. Podemos ha recurrido a todos los ardides para descoyuntar y desarmar a IU. Y Ciudadanos no va a cejar hasta desmantelar al UPyD de Rosa Díez.  
El pillaje es así, para que sea ejercido con mayor eficacia se requiere antes que nada perder la decencia, y establecer un orden de prioridades basado en la conquista del poder (“del cielo”, se puede decir), y no en la autoridad. Volvamos a mi diccionario de cabecera, porque enriquece su definición de “pillaje” con la siguiente anotación: “El pillaje (en las colmenas) tiene casi siempre por origen una negligencia del apicultor; puede ser ocasionado por la manipulación al aire libre de las colmenas cubiertas de miel, etc…”. Y así ocurre en la Política actual, que conforme sus “apicultores-líderes” tienen un descuido, faltos como están en su gran mayoría de un proyecto ideológico solvente, ven como acuden las abejas “pilladoras” a buscar su botín. Los partidos personalistas tienen ese riesgo, que un capricho de su líder que le lleve al abandono, o una decisión mal interpretada por los votantes, acabe con toda la formación.
¿Alguien es capaz de entender a UPyD sin Rosa Díez, a Podemos sin Pablo Iglesias, o a Ciudadanos sin Albert Rivera? Del mismo modo que nadie entendió en su momento la UCD sin Adolfo Suárez, el GIL sin Jesús Gil y Gil, ni La Agrupación Ruiz Mateos sin el ínclito Ruiz Mateos… , hechas las comparaciones con la mejor de las intenciones.

FDO.  JOSU  MONTALBAN   

miércoles, 15 de abril de 2015

EL RAP DE MONAGO (El Confidencial Digital, 15 - 04- 2015 )

EL  RAP  DE  MONAGO
La decisión del Presidente extremeño Monago de publicitarse recurriendo al “rap” no tiene demasiado de particular. Hace tiempo que la Política sufre el riesgo de convertirse en un artículo de consumo y no en lo que debe ser “un quehacer ordenado hacia el bien común”, o la ciencia que se encarga del poder público o del Estado, o… Son muchas las definiciones que pueden ser aplicadas a la palabra “política” si la usamos en lenguaje coloquial, pero si se usa con la debida responsabilidad y respeto se reducen bastante las acepciones.
Que se recurra al “rap” para hacer propaganda de una opción política, como he dicho, no es nada extraordinario, lo que sí es es que se use una disciplina musical tan seria y significativa para desacreditar a la Política, porque las letras que usa el “rap de Monago” encierran en sí mismas una llamada a la veneración y contemplación del individuo frente a la creencia del grupo al que pertenece, y esto está en el principio del fascismo. La canción rapera, interpretada por una chica que se hace llamar “Discípulo de la Rima” no deja lugar a dudas y, aunque repita que no ha cobrado nada por su interpretación, esa obsesión por acentuar su neutralidad, -“yo no desvelo mi tendencia política”, y “hubiera compuesto un rap para cualquier partido que me lo hubiera pedido”-, desacredita a la intérprete, porque la letra contiene frases que exaltan el nacionalismo extremeño, lo cual constituye un ingrediente imprescindible para sembrar un pequeño germen de fascismo.
Diseccionemos la letra del rap. “Ya está bien de meterse con Extremadura”, dice la intérprete. ¿A qué se refiere? ¿Se ha producido acaso algún intento de convertir a Extremadura en una tierra maldita? ¿Criticar la gestión de Monago, o los viajes a Canarias, es meterse con Extremadura o con los extremeños? En todo caso, constituye una falta de respeto hacia quienes están llamados a poder ser sus votantes la afirmación del rap de que “algunos de los que eran verdes ahora son rojos, los rojos son azules…”. Teniendo en cuenta que hasta la llegada de Monago Extremadura ha ostentado mayorías absolutas socialistas, las palabras del rap (que corresponden a palabras pronunciadas por Monago, al parecer)  son despreciativas hacia sus conciudadanos, sobre todo porque esas frases culminan con un “y a este Gobierno el color le importa poco”. Es decir, que los votos vengan de donde vengan, procedan de una u otra reflexión, que se van a encontrar con un Gobierno que hará lo que se le antoje a su jefe. ¡Germen de fascismo!
Y, por fin, ese ardor puesto en resaltar la individualidad frente al grupo (“creo en las personas más que en los partidos”), en confiar más en las ocurrencias que en los proyectos humanos y sociales bien fundamentados (“creo más en las ideas que en las ideologías”), constituye igualmente una llamada a los extremeños para que consideren al propio Monago, per se, superior a los demás, incluso superior a los “ideólogos” de su propia formación política que, por cierto, no es nombrada ni una sola vez en todo el video. Tal vez esta ocurrencia de Monago responda a la actual tendencia de crear partidos con nombres voluntariosos, -podemos, ganemos, seamos, ciudadanos, etc-, que huyen de los términos ideologizados, -izquierda, derecha, socialismo, liberalismo, etc-, y están sustentados en liderazgos de individuos atrevidos y quizás llenos de “ideas” pero vacuos de “ideología”, pero no parece que deba ser ese el caso de Monago, al que su partido (PP) le defendió con uñas y dientes cuando sus “ideas” de viajar a Canarias para rendirse al amor que sentía toparon con las mínimas exigencias de decencia de un representante público.
El “rap” es un ritmo noble, pero el “rap de Monago” no lo es. Cuando, en la década de los 80 los ciudadanos afroamericanos de EEUU empezaron a usarlo como un acercamiento a sus raíces, no pensaban en esto. A quienes lo entonaban les llamaban Maestros de Ceremonias porque sus interpretaciones eran una llamada a las historias y vivencias de sus ancestros. Riza el rizo Monago en su rap porque, lejos de proclamar el “partido único” propio de la teoría fascista, habla de la “persona única” y de la “idea única”, la suya. Hay también en la letra exaltación nacionalista (regionalista), y hay una llamada a una unión incondicional de la gente alrededor de él mismo: “Porque el sueño es posible mientras estemos unidos”. Parece que el fascismo no tiene ninguna razón de ser a día de hoy, pero el “rap de Monago” contiene todos sus ingredientes.
Fdo.  JOSU  MONTALBAN     

jueves, 9 de abril de 2015

EUSKADI Y LOS PARTIDOS EMERGENTES (El Diario Norte, 8 de Abril de 2015 )

EUSKADI Y LOS PARTIDOS POLÍTICOS EMERGENTES
Dado lo intrincado del debate político en Euskadi parecía que los partidos emergentes, instalados con tanta claridad en la política nacional, tendrían más dificultades para instalarse en el mapa vasco. ¿Será así? ¿Cómo se han posicionado Ciudadanos y Podemos ante lo que se ha dado en llamar el “conflicto vasco”? CIUDADANOS no ha inventado nada nuevo, su realidad territorial de llama España, y Euskadi es una Comunidad Autónoma como las demás, si bien tiene sus propias características históricas y culturales. Bien poco puede distinguir al posicionamiento de Ciudadanos al respecto del de las demás fuerzas políticas ya existentes no nacionalistas en Euskadi, incluso del propio PNV, salvo cuando éste se pronuncia impulsado por sus esencias soberanistas que son eso, esencias, pero que solamente son usadas con cierta virulencia en las celebraciones solemnes, o alguna vez que actúa a rebufo de los pronunciamientos de la Izquierda Abertzale.
Otra cosa bien diferente hace PODEMOS. Para ellos el fin no justifica los medios, es decir, la violencia terrorista está deslegitimada en sí misma por violenta y por antidemocrática. Pero evita ubicarse en asunto tan importante y fundamental como es el tipo de relación que han de tener Euskadi y España. En la estancia del dirigente Monedero, con motivo de una Conferencia pronunciada en la Universidad vasca, su posicionamiento más nítido ha tenido que ver con la paz y el fin del terrorismo etarra, pero en nada se ha comprometido en lo que respecta al famoso “estatus” político, ni con la unificación territorial y política de esa quimera llamada Euskalherria. Todo eso queda como un apéndice más, -junto al caso catalán-, de ese proceso “destituyente” con que su formación pretende destruir el proceso constituyente que tuvo lugar tras la dictadura franquista y que, según él, dio lugar al régimen del 78 que no le sirve a su formación política.
Se echa mucho de menos un posicionamiento firme de Podemos sobre este asunto. Porque alguna de las frases de Monedero no esclarecen nada: “Estaré en frente de quienes creen que las situaciones pacíficas les impiden cumplir sus objetivos y de quienes necesitan que no haya paz para conseguir espacios políticos que les cuesta obtener en situaciones donde no hay locos asesinando”. No dudo del convencimiento de Monedero por las formas de actuación pacíficas, pero la frase vuelve a ser un homenaje a la equidistancia, que en todo momento ha servido más para alentar a los acólitos de los violentos que a los pacíficos convencidos y activos.
Todo lo demás lo deja en manos de la gente, de ese “derecho a decidir” al que no dijo ni sí ni no, lo cual demuestra hasta qué punto ejercer la política en Euskadi exige un compromiso para el que no parecen estar suficientemente capacitados los líderes españoles de Podemos. ¿Lo estarán los líderes vascos de la formación? ¿Serán capaces de decidir cuál es su posición sobre el “tema vasco”, antes de que los vascos y las vascas sean llamados a decidir, si algún día lo son? No hacerlo sería dejarse llevar por la apatía propia de dirigentes políticos diletantes que, lejos de hacer útil la reflexión política, consideran que debe supeditarse exclusivamente a la obtención de votos para conquistar el cielo y hacerse con el poder.
Tal vez esté yo escribiendo a humo de pajas, pero los documentos que viene manejando Podemos en Euskadi pretenden aglutinar tanto los conceptos y sus posicionamientos que bien cabe que no quede ni siquiera un hálito de humo para hacer pensar a los ciudadanos vascos sobre lo esencial, que es la construcción de la convivencia entre los vascos, y entre los vascos y los españoles, una vez que la paz ha sido conseguida como consecuencia del desistimiento de los violentos y la lucha ética y civil protagonizada por la sociedad, Instituciones y Gobiernos. Si, como pretende Podemos, el tema vasco debe abordarse en el “nuevo “proceso constituyente español que propugnan, eso es debido a que les importa menos ejercer la autoridad que el poder. Para el poder sirve todo, para la autoridad no. Por eso Monedero urgió a los presentes en su conferencia a luchar para que la ciudadanía consiga que Podemos se haga con los “aparatos del Estado” para cambiar la sociedad. Si a renglón seguido hubiera definido el modelo de sociedad que pretenden su propósito sería creíble, pero no lo dijo, quizás porque no lo tengan definido. Lo que sí parecen tener claro es su modelo de conquistar y ejercer el poder. No parece que sea a través de los “instrumentos” que el Estado siempre tiene a su disposición para ejercerlo en buena lid, sino a través de los “aparatos”, que son mucho más atrabiliarios, negros y acres.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN        

martes, 7 de abril de 2015

EL CORREGIDOR DE PODEMOS ( EL PAIS, 7 de Abril de 2015 )

EL “CORREGIDOR” DE PODEMOS
PODEMOS no ha sacado los resultados que esperaba en las Elecciones andaluzas. Mucho menos los que deseaba. El reparto de los escaños incluso eclipsó la opinión que Pablo Iglesias Turrión había venido manteniendo y repitiendo como un papagayo. La “casta” no ha caído en esas elecciones. Todos los elementos que la formación ha venido barajando han sido cuestionados en esta ocasión, porque si lo prioritario es escuchar a la gente y dar protagonismo al pueblo, ambas cosas concurren en ese momento álgido que es el de las elecciones democráticas. La gente ha ido a votar, el pueblo se ha expresado del modo indicado por el recuento final de los sufragios. De los resultados solo cabe ser sacada una conclusión: ha ganado quien ya estaba presidiendo Andalucía, es decir, que los andaluces no la han rechazado, como Podemos esperaba.
Ahora es cuando se inicia un nuevo capítulo para ellos. Se trata de uno fundamental, porque está en juego, en principio, el respeto a la voluntad de los votantes, y además la responsabilidad importante de vincularse hacia la izquierda o la derecha, ya no vale lo de la transversalidad porque “Podemos no es de izquierdas ni de derechas” (Pablo I. Turrión). Porque la voluntad de los andaluces ha optado por la izquierda pero si Podemos apoyara a PP y a Ciudadanos, podría ser la derecha la que gobernara, de modo que a Podemos le ha llegado la hora de la verdad.
En su afán por “conquistar el cielo” parecía que nada pudiera interponérseles, pero la realidad siempre hace que la ficción se quede en el mero recuerdo. Su cielo aún está lejos, y en ese ascenso hacia él, el vértigo y las dudas han asaltado a quienes se las prometían muy felices. El resumen más atinado lo ha hecho Monedero: “Si han votado al PSOE es porque los andaluces no han encontrado nada mejor”. Este modo de interpretar los resultados tiene su correspondencia en este otro: “Nos han votado mucho menos que el PSOE porque somos peores”. Pero no es eso lo que hay que concluir. Dado que la voz de la gente del pueblo se decanta en las urnas, y que luego es el turno de los líderes políticos propiciando pactos y acuerdos, ha llegado la hora de la verdad en Andalucía, como prólogo de la de España. Y la dirección del Podemos español, como si se tratara de uno más de la “casta”, ya ha tomado precauciones para que la grey no se les desvíe.
Si siempre se ha tildado de “dirigistas” a PP y PSOE por intentar conducir desde Madrid las naves de las comunidades autónomas y las regiones, a las que siempre se las suponía capaces de dirigir los destinos por ellas mismas, Podemos ha insistido en el empeño. La candidata andaluza Teresa Rodríguez esbozó tres condiciones para acordar con Susana Díaz, pero su dirección nacional ha ido algo más lejos, y como si fuera un partido más de la “casta” ha nombrado un Corregidor muy de la confianza de Pablo I. Turrión, que irá a Andalucía para vigilar las negociaciones. ¿Es extraño todo esto? ¡No! Lo extraño era empeñarse en defender un sistema asambleario que la dirección solo deseaba hasta el momento de ser elegida, porque después se convertía en un riesgo formal para su misma pervivencia. Así que, ¡otros más a engrosar la “casta” que desdeñan!
Como deben saber la figura del Corregidor es cosa de tiempos del Antiguo Régimen, y fue Alfonso XI, de “alias” el Justiciero, quien implantó tal figura para, entre otras funciones, controlar las actuaciones de las autoridades locales. ¿No es esto lo que pretende hacer ahora Podemos? Carolina Bescansa, que es Secretaria de Análisis Político de Podemos, desde Madrid, se ha apresurado a decir que esa figura a modo de “corregidor” que ha sido nombrada, no obedece a diferencias de criterio entre Madrid y Sevilla porque lo que Podemos ha propuesto a Susana Díaz son cosas “de sentido común”. Me atrevo a exponer una duda que me acecha: ¿las cosas “de sentido común” requieren de vigilancias especiales? ¿A ver si va a ser verdad que existen las “castas”?

Fdo.  JOSU MONTALBAN       

miércoles, 1 de abril de 2015

ELECTORES, PERO NO SOLO ( El Siglo de Europa, 30 de Marzo de 2015 )

ELECTORES, PERO NO SÓLO*
Aunque a algunos les pueda parecer éste un artículo que busca “apoyos” para el candidato del PSOE a presidir la Comunidad de Madrid, no lo es, únicamente pretende exhibir ante los lectores algunos pensamientos de un catedrático de Metafísica que ahora, siguiendo el dictamen de su propia conciencia, se adentra en el duro campo de la lucha electoral para hacer política desde un puesto tan señalado como la Presidencia de la Comunidad de la capital del Estado.
Para que no queden dudas iniciaré el artículo enfatizando que el modo como Ángel Gabilondo llegó a ser el candidato no me pareció el mejor de los posibles. Si había razones de peso para retirar a Tomás Gómez, que era el anterior candidato aunque ya casi nadie se acuerde de él, del pódium que ocupaba, deberían haberse expuesto con claridad, porque la razón relativa a sus malas previsiones electorales debería haber sido resuelta con la diplomacia debida, evitando la “manu militari” que se utilizó. Si se querían matar dos pájaros de un tiro –propiciar el cambio y apuntalar la autoridad de Pedro Sánchez- deberían haberse tenido en cuenta también los efectos negativos que podría haber acarreado la decisión. En todo caso, tras la pacificación de las torrenciales aguas, que ya han vuelto al cauce marcado y discurren con un caudal lógico y manejable, hay que subrayar que el catedrático Gabilondo no ha agitado las aguas lo más mínimo, y que sus pausados mensajes parecen el mejor antídoto para combatir la envenenada controversia que actualmente está convirtiendo el debate político en una reyerta entre bandas de desalmados. Salvando las distancias, y a sabiendas de que muchas comparaciones son odiosas, su llegada nos trae a la memoria el modo de hablar y los ademanes calmados y rítmicos de Tierno Galván.
Compartí con Ángel Gabilondo, mientras ocupó su sillón ministerial, bastantes momentos, porque yo integraba la Comisión de Educación y Cultura en el Congreso de los Diputados y, por tal razón, no sólo le escuché las explicaciones que le delataban, en el fondo y en la forma, como lo que era y es, un filósofo y un enseñante a la vez, sino que pude departir (no todo el tiempo que yo hubiera deseado) con él en conversaciones menos ahormadas que las del modelo parlamentario, mucho más distendidas y “familiares”, porque él integraba el gobierno socialista y yo, como militante y parlamentario socialista, apoyaba sus teorías y sus líneas políticas.
Conservo con gran ilusión un libro suyo dedicado por su puño y letra que se titula “Palabras a mano”. En la dedicatoria habla de “valores”, que ya es un término que invita a reflexionar, precisamente mucho más en estos tiempos en que se tienen en cuenta mucho más los precios que los valores. Desde entonces conservo el libro como si fuera un perrito fiel, echo mano de él cuando me surgen algunas dudas convencido de que las palabras en él contenidas me pueden ayudar a esclarecer embrollos. A veces lo logran, pero cuando no lo consiguen siempre me queda el mal menor de recurrir al apartado de Presentación del libro en el que Gabilondo me dice: “… Y entonces nos movemos en el terreno de lo discutible, de lo que puede ser de esta u otra manera, de lo que precisa deliberación, debate, confrontación, conversación. Para empezar, consigo. No siempre es fácil estar a mano, ni siquiera de uno mismo”.
Aunque no trato de convertir éste en un artículo biográfico, ni en una semblanza, puedo relacionar a Ángel Gabilondo, su modo de hablar e incluso de caminar, gesticular y desenvolverse, con un libro que llenó alguno de los momentos libres de mi actividad parlamentaria: “La lentitud de los bueyes”, de Julio Llamazares. Cuando Gabilondo llegaba al atril, llegaba una sonrisa que caminaba con templanza, y a mí me llegaba el verso de ese libro: “Todo es tan lento como el pasar del buey sobre la nieve”. Así era, pues él como yo sabemos que para caminar sobre el resbaladizo lecho de la nieve no hay nada más eficaz que la parsimonia y la quietud plomiza y lenta de los bueyes.
Sin embargo, la razón principal de este artículo no tiene que ver con aquellas vivencias ya casi viejas, sino con uno de los capítulos o artículo –pues no en vano se trata de una recopilación de ellos- del libro, quizás se trata del artículo que, en buena medida, le han hecho anteponer el “nosotros” al “yo”, como ha subrayado en una entrevista publicada. En su capítulo “Electores pero no sólo” hace un recorrido que, en sí mismo, sería suficiente como tarjeta electoral en esta lucha en pos de los votos de los madrileños. Inicia su reflexión de este modo: “Los ciudadanos no somos simplemente un caladero de votos. Nos molesta que se considere que nuestro valor reside únicamente en que podemos votar. Es al revés, podemos votar porque valemos”. Estas frases son contundentes, máxime ahora que iniciamos un largo periplo que nos va a tener ocupados en votar, que va a convertir a los líderes políticos en pedigüeños del voto, en artífices del uso de la añagaza, cuando no del engaño más descarado. Por eso estas palabras de Gabilondo dan al votante la dignidad que a tantos otros candidatos, con sus desmesuradas euforias, les arrancan.
Nunca como ahora la Política ha precisado de impulsos que la revaloricen y la dignifiquen. Ahora que atraviesa un desierto agotador de descrédito, en el que operan tantos ocasionales pescadores de aguas revueltas, Gabilondo reivindica las ideologías como constructoras de modelos sociales, y no solo como antisépticos cicatrizantes de heridas puntuales: “Los seres humanos precisamos una propuesta que dé respuesta a problemas concretos. Pero no sólo… Podría llegar a resultar insultante que se considere que nos levantamos cada día esperando recibir ofertas que sacien no ya nuestras necesidades, sino incluso nuestras preferencias. Así el ciudadano reducido a votante esperaría sentado al mejor postor”. Tal parece desprenderse de las exhibiciones de productos electorales con que nos bombardean quienes huyen de los principios ideológicos o quienes emplean sus discursos para exacerbar aún más la rabia de los ya enrabietados por su sufrimiento. La Política ha de fluir desde los foros, desde las ágoras, desde las conciencias, y no surgir ya encuadernadas de algunas sedes de formaciones políticas mucho más ocupadas en conquistar que en convencer; mucho más empeñadas en actuar como asesorías o gestorías que como centros de reflexión colectiva.
Ángel Gabilondo ale al paso de posibles posiciones populistas que primero convierten el espacio público en un Patio de Monipodio, y después transforman las y plazas en parquets financieros o mercados de abastos. Como el libro salió ya en el año 2010, no soy capaz de señalar con precisión qué le llevó a escribir que “es desaconsejable abrir nuevos frentes en periodos preelectorales, no necesitamos que nos sorprendan ni sorprender, preferimos reconocer los discursos y reconocer a quienes nos los dicen, es tiempo de subrayar, de incidir, tiempo de insistir, eso nos cautiva, nos motiva, y no el último gesto sorpresivo de prestidigitador o, en el peor de los casos, infrecuente por cierto, de trilero”.
 Como se deduce, ya estaban apareciendo cuando Gabilondo escribió esto movimientos cuyo fin último, y primero, era sorprender. Gabilondo acoge lo nuevo con cierta ilusión porque también sabe que el éxito de cualquier nuevo proyecto pasa por “hacer causa común, y eso es más que contar con nuestro, sin duda importante, voto. No nos ofende ser considerados electores, al contrario, pero nos incomoda ser reducidos a ello”. Las nuevas formaciones, tal elitistas como las viejas aunque mucho más desideologizadas, recurren a profesionales “de reconocido prestigio” para que los votantes encuentren una “razón” consistente para votar sus propuestas en lugar de las de los otros, pero no les involucran en la búsqueda de los caminos más idóneos.
Termina su reflexión Gabilondo con una profesión de democracia y de ciudadanía –de “conciudadanía”, diría yo, que es un modo de ser ciudadano basado en la corresponsabilidad que a todos nos debe comprometer-: “Cuando equipos de todo tipo, publicistas, sociólogos, psicólogos, filósofos, economistas, expertos en opinión, se dice, arropan a posibles candidatos con sus análisis, valoraciones, comentarios y propuestas, se hace necesario abrir paso a las voces singulares que se dirigen a nosotros con criterio y cordialidad y nos dicen con sencillez y claridad lo que piensan e incluso lo que sueñan para nosotros, con nosotros. Se subrayará que incluso a tal fin se precisa de esos expertos. No lo dudo. Pero en tal caso su fuerza y la verdad de quienes merezcan nuestra confianza consistirán en ofrecer su palabra para estar y decir con nosotros, no ya sólo sus electores, sino a la par, sus conciudadanos”.
Esto, que escribió Ángel Gabilondo cuando no estaba en la batalla electoral, se convierte hoy en un principio, quizás en el valor más brillante de cuantos le adornan.

·       Título de un Artículo de Ángel Gabilondo, de su libro recopilatorio “Palabras a mano”.

Fdo.  JOSU MONTALBAN