miércoles, 30 de septiembre de 2015

DE PLEBISCITO A CAMBALACHE (El Confidencial Digital, 30-09-15)


DE PLEBISCITO A CAMBALACHE

Iba a ser un plebiscito. Como tal fueron convocadas las Elecciones de Cataluña del pasado 27 de Septiembre. La pregunta era: “¿Independencia, sí o no?”. ¿Y ahora qué? Ni sí ni no. O lo que también cabe: sí y no. La lectura de los resultados ha servido como coartada a casi todos para, arrimando el ascua a su sardina, leer un texto que no se corresponde realmente con el que han escrito los ciudadanos catalanes en las urnas. Este tipo de lectura interesada lo están haciendo todos sin distinción, pero los efectos de tal lectura son bien diferentes cuando corresponden a quien, como Artur Mas, se trata del responsable directo de unas Elecciones amañadas, cuya eficacia posterior solo llegaría a tener algún sentido si triunfaba una sola de las formaciones que concurrían (Junts pel si) por mayoría absoluta. Como tal triunfo no se ha producido, ni siquiera se ha producido una aproximación, no cabe otra salida que seguir el camino y procedimiento parlamentario y dejar las reivindicaciones secesionistas para otra ocasión.
Se resiste Artur Mas, que es el artífice y principal protagonista del desaguisado. Tenía la mosca detrás de la oreja cuando en las vísperas calculaba la mayoría absoluta sumando a sus escaños los de la CUP, que es un grupo independentista desde sus inicios, no como Mas que es tal por oportunismo y conveniencia. Pero el líder de la CUP le ha aguado el vino con su drástica declaración: “La declaración unilateral de independencia iba ligada a ganar el plebiscito. No hemos ganado el plebiscito, no hay declaración unilateral de independencia. Ya está”. Lo último de lo dicho por el líder de la CUP es lo más juicioso. “Ya está”. Pero no parece que nadie esté dispuesto a aceptarlo, porque el resultado definitivo parece casi un empate técnico, y no acompaña a que nadie eche las campanas al vuelo.
Eso sí, los resultados permiten emitir juicios y opiniones, tanto como componer elucubraciones. Había quienes querían la independencia y nada de lo demás les importaba: Junts Pel Si. Había quienes únicamente no la querían: PP y Ciudadanos. Y había quienes ofrecían alternativas diversas: Podemos con el ambiguo y socorrido Derecho a Decidir, y UDC y PSC con reformas legales de gran calado. ¿Y ahora qué? ¿No nos conviene a todos un poco de sosiego? ¿No es mejor que, imitando el gesto de las gallinas cuando beben, elevemos la mirada a las alturas entre trago y trago? Lo que iba a ser un plebiscito, siempre fácil de leer, se ha convertido en un cambalache malicioso e interesado. A sabiendas de que toda trasposición de los resultados al ámbito nacional constituye un ejercicio nada riguroso en esta ocasión, algunos líderes del ámbito nacional se han investido como futuros ocupantes de la Moncloa. Habrá que considerarlos, como poco, atrevidos.
Sin embargo, permitidme profundizar en la razón por la que considero que el plebiscito se ha convertido en cambalache. Es una razón única, aunque tiene dos vertientes. Como plebiscito, Mas solo ha obtenido 62 de los 68 diputados que necesitaba, y ha logrado además 163.000 votos menos que los no independentistas. Estas cifras siempre dejando en el limbo de las interpretaciones casi cuarenta mil votos nulos o blancos, y casi 1.200.000 catalanes que no acudieron a votar. En resumen, que Junts Pel Si y Artur Mas se sienten legitimados para continuar cuando han obtenido 1.620.973 votos de 5.314.913 posibles (censo electoral catalán), es decir, poco más de un treinta por ciento de los votos posibles. Esta es una de las vertientes que bien se puede llamar razón aritmética. La razón ética deriva precisamente de esta, porque cuando Mas usa los números a su antojo debe tener en cuenta que la cantidad de votos que avalan su posición es tan endeble que ni siquiera llega a la tercera parte de los catalanes que han podido ir a votar.
De modo que se ha convertido en cambalache lo que quiso ser un plebiscito camuflado. El artífice ha sido el “trilero” Mas, eso sí, auxiliado por una cohorte de catalanes “notables” que dicen pertenecer a entidades representativas de la sociedad civil catalana. Ni Mas ni menos.


FDO.  JOSU  MONTALBÁN       

martes, 22 de septiembre de 2015

NACIONALISMOS (El Diario Norte, 21-09-2015)

NACIONALISMOS

No sé cuál es la razón que puede dar pie a los nacionalismos, lo que sí sé es cuál, o cuales, son las sinrazones que esgrimen para justificar sus posiciones. Coincidiendo con el debate suscitado por las Elecciones catalanas del 27 de Septiembre acaban de ser publicadas a página completa, y en días sucesivos, varias noticias que tienen que ver con la eterna quimera de la idoneidad de la secesión para resolver problemas económicos que afectan a los ciudadanos de sus respectivos territorios. No me refiero exclusivamente a noticias relacionadas con Cataluña, donde el carácter plebiscitario que se ha dado a las Elecciones, -y su afán por ganarlas, que ha convertido el laberinto en que Mas ha metido a los catalanes en un castillo sin puertas ni ventanas-, ha sumido las mentes en la más absurda intransigencia, me refiero a Euskadi donde, por simpatía tal vez, los nacionalistas se han permitido hacer cálculos para concluir que la gestión de asuntos tan importantes como la Seguridad Social o las Pensiones sería más eficaz desde la exclusividad vasca. ¿Y qué? ¿Acaso no puede serlo mediante una forma más amplia basada en la solidaridad y el humanismo?
Curioso: al día siguiente de aparecer la noticia han respondido el Gobierno central y el PP que Euskadi “iría a la ruina” si asume la Seguridad Social. (Convendría añadir a esta reflexión la foto que acompaña a la noticia en uno de los periódicos: el rostro expectante del “nacionalista vasco” Erkoreka a la espera de las pertinentes reacciones, y el rostro atrevido del “imperialista español” Urquijo, lleno de autosatisfacción y hartazgo de poder). Ante la noticia me surge la misma reacción: ¿y qué? Si los delirios nacionalistas se calmaran equilibrando las balanzas económicas no habría demasiados problemas, pero ocurre que la aritmética y las matemáticas, aplicadas a la Economía, no son ciencias ni prácticas exactas, máxime cuando se usan en el campo de la Política para dirimir las luchas por el poder. De Economía deberían hablar los economistas, pero siempre y cuando no recibieran sus salarios o emolumentos de los partidos políticos. (Y siempre salvo honrosas excepciones).
Mirad, si no, la noticia siguiente: “la modificación de la LTH evitará el derroche de 400 millones de euros”. Bien, con 400 millones de euros se pagaría el salario medio de Euskadi a alrededor de 18.000 personas durante un año, por tanto el asunto no es baladí, aún cuando quienes no están de acuerdo lo rebaten sin piedad. No es nada fácil de entender esto de laLTH, que convierte una administración autonómica en tres territoriales, aunque no en todos los asuntos y competencias, y hace más complejo el entramado institucional vasco. Pero la foralidad, que curiosamente ven con cierta simpatía los adinerados vascos aunque sean votantes del PP, permite tratos diferentes a diferentes tramos de población, y condiciones económicas diversas que permiten fidelizar los votos con mayor facilidad que cualquier sistema más centralizado.
Lo cierto es que este debate focalizado en las carteras de los vascos y de las vascas no debería tener tanto peso en la discusión política. Si el nacionalismo se supedita a lo meramente económico y requiere poner tanto empeño en lo concerniente a ingresos y gastos, habrá que negarle toda virtud, incluso toda eficacia y eficiencia. ¡Qué más darán la cultura e historia propias si no nos salen las cuentas! Da la impresión de que las voluntades y los existencialismos se doblegan con una buena aportación económica suministrada por una de las dos partes que siempre están en litigio.
Cataluña se encuentra en plena vorágine porque el nacionalismo catalán se ha echado al monte. Euskadi, por el contrario, se mantiene en la cordura, con un nacionalismo que parece haber superado las nefastas convulsiones del Plan Ibarretxe. Convendría que los catalanes atemperaran su impostada furia, aunque sea con unos donativos procedentes de Madrid. Y convendría evitar todo contagio en el nacionalismo vasco por parte del catalán. Que quieran ambas, Cataluña y Euskadi, ser naciones en el seno del Estado, es posible, pero que rompan al Estado que tiene la misión de gobernar y proteger a más de 40 millones de personas, para hacer otros de apenas un puñadito de ciudadanos, es propio de egoístas y tiene algo de inhumano.


FDO.  JOSU  MONTALBAN      

viernes, 18 de septiembre de 2015

LA CARA (DURA) DE ARTUR MAS (El Confidencial Digital, 18 de Septiembre de 2015)

LA CARA (DURA) DE ARTUR MAS

Escribo este artículo con cierto grado de preocupación. El comportamiento de Artur Mas ante Ana Pastor, en la Sexta, el domingo denotó que estamos ante una persona obsesionada, que ha perdido buena parte de su capacidad de reflexión, hasta tal punto que si a cualquier ciudadano catalán de los que están a favor de la independencia de Cataluña su casero, o su administrador de bienes, o su asesor financiero, le esgrimiera razones tan endebles para justificar sus acciones en sus vidas humildes y sencillas, prescindirían de sus servicios y consejos.
Para quienes no vieron la entrevista basta con advertir que no se trató de un diálogo ordenado sino, más bien, dos monólogos entrecruzados en los que, uno y otra, mezclaban voces y palabras hablando ambos a la vez y, en algunos momentos, confundiendo a los televidentes que quizás llegaron a no discernir entre quién era la entrevistadora y quién el entrevistado, si no fuera porque conocen físicamente a ambos. Lo cierto es que Mas se disfrazó de Umbral cuando espetó a Ana diciéndola “¿por qué no me preguntas sobre los beneficios de una posible independencia?”, que es la versión actual y catalana de la frase de Umbral: “he venido a aquí a hablar de mi libro”. Ana Pastor defendió su papel con una escueta respuesta: “Las preguntas las hago yo”. El debate entrambos resultó enmarañado y confuso, es decir, tal como Artur Mas quería que fuera.
Hubo dos momentos principales. Mas se permitió decir que “no habiendo podido hacer un referéndum, es decir contar los votos, estas elecciones plebiscitarias se dirimían contando los escaños”, de modo que la mitad más uno de estos serían suficientes para que la independencia tirara para adelante. Curiosa reflexión: la suma de sus escaños y los de CUP puede ser suficiente. No cuentan para él ni los abstencionistas ni siquiera el dato de que una alta abstención, que puede ser debida a las más variopintas razones, puede hacer que con un treinta y poco por ciento de los votos a la opción ganadora se alcance la necesaria mayoría de escaños de que habla Mas. Además, constituye una necedad o una chulería argumentar que contará escaños porque, al no tratarse de un referendo, no puede contar votos. Es absurdo y mal intencionado. Un ejemplo, en Euskadi el PSE ganó en escaños unas Elecciones Autonómicas que no había ganado en número de votos. Los escaños logrados dependen de los votos emitidos y, en todo caso, los votos emitidos constituyen una razón más democrática que los escaños correspondientes.
Pero lo más grave de todo fue la justificación de las donaciones económicas que diversas empresas adjudicatarias de obras y servicios de la Generalitat habían hecho a su partido CDC. En ese momento demostró que no tiene talla ética para ser President, ni de una Cataluña española ni de una Cataluña independiente. Con un descaro terrible se permitió afirmar que es legal recibir “mordidas”, y que el hecho de recibirlas es consecuencia de que las empresas que donan a los partidos políticos  lo hacen porque “están de acuerdo con el sistema económico y el comportamiento que defienden y por eso les apoyan con dinero”. Para rizar el rizo llegó a comparar tales donaciones con el dinero que pagan individualmente los militantes de los partidos como cuotas de afiliación. ¿Cabe exhibir una cara más dura que la que se desprende de este razonamiento?
Es verdad que los líderes políticos, en general, se trompican al salir de los trances complejos que suponen ese tipo de preguntas, pero yo no he oído a nadie (ni siquiera a Bárcenas) una contestación más desatinada. Y bien, si acepta algo tan inmoral como son esas donaciones, generalmente usadas para pagar adjudicaciones públicas y cohechos, solo porque las considera “legales” (conformes a la Ley), supongo que aceptará que, en aplicación de la Ley, pueda pasar algún periodo de su vida a la sombra… Tal vez es eso lo que busca, para convertirse en héroe o porque ese el único modo de salir de su obsesión, de su embrollo, sin hacerlo de modo miserable.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN    

martes, 15 de septiembre de 2015

CORBYN LLEGA AL LABORISMO BRITÁNICO EN BICICLETA (DEIA, 15 de Septiembe de 2015)

CORBYN LLEGA AL LABORISMO BRITÁNICO EN BICICLETA

Aunque me da la impresión de que la crisis que afecta a la izquierda en Europa va para largo, la llegada de Jeremy Corbyn al laborismo británico enciende una luz. A pesar de que el laborismo británico, -que suele ser una importante aguja de marear en la navegación de la izquierda europea-, haya elegido como líder a Corbyn, saltándose sus militantes los consejos de los partidarios de la Tercera Vía de Blair, las crónicas no han mostrado ningún tipo de triunfalismo, ni siquiera alguna mueca de satisfacción ante el sorprendente triunfo.
La victoria contundente de Corbyn no es la de un populista empeñado en conquistar el cielo, como afirmó Pablo Iglesias de sí mismo cuando emergió del batiburrillo de los indignados, porque Corbyn lleva algo más de treinta, de sus 66 años, luchando en el corazón del laborismo para que sus líneas ideológicas y sus estrategias se escoren hacia la izquierda en lugar de quedarse en ese centro-izquierda que los ciudadanos británicos no aceptan. No solo eso, sino que además su triunfo constituye el triunfo de un indómito capaz de haber votado en su ya dilatada carrera política en más quinientas ocasiones de modo diferente a lo que votaba su formación política. Este modo de comportarse, que en España supondría razón suficiente para que fuera castigado con medidas disciplinarias drásticas, ha constituido quizás el factor más importante de cuantos le han suministrado la victoria.
No han sido un hándicap sus 66 años, ni que los más tenues y conservadores en el laborismo inventaran la fórmula para abrir el voto a los no afiliados cobrándoles por ello tres libras. Los británicos han dicho que sí a este “viejo” y ya le han puesto frente al acomodado Cameron. La derecha británica ha mostrado su alegría porque el estúpido Blair no ha dudado en criticar a Corbyn y anunciar que su voto no irá a parar al nuevo líder laborista.
No dice nada estrambótico ni extravagante. A pesar de su edad se declara partidario, y militante, de ese furor juvenil que reclama una sociedad más justa. “Las cosas pueden cambiar, y cambiarán, combatiendo los grotescos niveles de desigualdad del país”, ha dicho. Es decir, nada que no se escuche en cualquier lugar en el que se reúnen los ciudadanos para comentar sus vidas y cuitas. Probablemente Corbyn se habrá comportado como un británico más, eso sí, comprometido con su sociedad y con este tiempo que le ha tocado vivir. No ha creado un partido nuevo a su imagen y semejanza ni ha inventado nada extraordinario. Es el nuevo líder del laborismo británico, de la izquierda británica, y nada más. Pero los diarios no han dado a la noticia la debida dimensión, porque vivimos tiempos en que la Política se pergeña más en las oficinas de las entidades económicas, y multinacionales, que en las sedes de los partidos políticos. Peor aún, las sedes de los partidos políticos se parecen mucho más a asesorías que a centros de pensamiento y de decisión.
La llegada de Corbyn al laborismo británico confirma que se ha producido un cambio importante en la izquierda europea, pero solo en lo que respecta a su imagen. Ni Valls en Francia, ni Renzi en Italia, ni el resto de líderes de las izquierdas europeas son equiparables a Corbyn, en buena medida porque los populismos de izquierdas han echado el resto para desacreditar a las izquierdas tradicionales, afectadas por una desideologización sin precedentes. Y deberán ser ellas, esas izquierdas depauperadas ideológicamente, las que remonten el vuelo con audacia. No les bastarán los subterfugios ni las componendas; a sus líderes no les servirá la presentación de sus currículos porque en ellos estarán plasmadas la ineficacia y la desidia que nos han traído hasta aquí y han permitido que hayan aterrizado en la Política prestidigitadores y funámbulos. Hacen falta políticos gallardos que no consideren que la Política es un lugar donde sólo se está de paso, dónde uno vive poniéndose a prueba (y nada más) permanentemente.
A Corbyn no le han elegido quienes creen que el laborismo británico pertenece a una “casta” a la que urge erradicar. Le han elegido los que creen que el laborismo y la izquierda deben recuperar su fuerza para ponerla al servicio de los británicos. Lo han hecho en un momento dulce para los torys o conservadores, con un Cameron tranquilo y desahogado porque su Presidencia no pasa por ningún trance adverso, lo que ha llevado a pensar a los comentaristas políticos que los británicos se sienten tan satisfechos con Cameron como Primer Ministro, que la llegada de un hombre como Corbyn solo puede servir para apuntalar aún más a Cameron. ¿Por qué ha de ser así? ¿Acaso no cabe también pensar que Cameron representa un mal menor, a la vista de que el giro al centro de los laboristas ha hecho que sus propuestas políticas se confundan con las de los conservadores? El desprecio con el que los últimos líderes laboristas han tratado a los sindicatos formó parte de las líneas básicas de aquella Tercera Vía que desembocó en la más aburrida anodinia. No es extraño que una de las voces laudatorias del triunfo de Corbyn haya sido la del Secretario general del sindicato Unite: “Se ha puesto en la agenda una alternativa real a la austeridad, a las políticas neoliberales; es un discurso que los jóvenes nunca han escuchado”.
¡De acuerdo!, digo yo. Pero, ¿lo han escuchado incluso los no tan jóvenes? El paisaje político y social de Gran Bretaña no difiere demasiado del nuestro. También en España los jóvenes demandan soluciones a sus problemas, pues es verdad que el paro juvenil abochorna a todos por lo abultado que es, y es verdad que los jóvenes ven un futuro oscuro, casi negro, que demanda audacia y firmeza. Pero los no tan jóvenes también sufren tasas de desempleo que les impiden llegar a la jubilación con garantías para vivir de mayores con cierta suficiencia, máxime cuando se ven obligados a ser el sostén económico de sus descendientes.
Que el nuevo líder del laborismo británico haya llegado al liderazgo desde la izquierda es importante. Que se hayan dado cuenta de ello los otrora afines a la Tercera Vía, y estén mohínos por ello, es otra buena señal. Que tenga 66 años, y más de treinta ocupados en el ejercicio de la Política, es una garantía más. Y que haya llegado en bicicleta, porque es el vehículo que utiliza ya que no tiene coche, es una bella guinda en este proceso. Solo queda que Corbyn no se encuentre con demasiadas zancadillas, -con ninguna zancadilla de los propios laboristas, claro-, para bien de las izquierdas y de todos los ciudadanos, británicos y europeos.


FDO.  JOSU  MONTALBAN

domingo, 13 de septiembre de 2015

LO QUE DENUNCIA EL ÉXODO SIRIO A EUROPA (11 de Septiembre de 2015)


LO QUE DENUNCIA EL ÉXODO SIRIO A EUROPA

¿Cuántos bebés han muerto ya en las rudimentarias canoas de los inmigrantes que se han atrevido a hacerse a la mar en las costas del norte de África? ¿Cuántos bebés yacen en el fondo del Mediterráneo? ¿Cuántos bebés han muerto en las aldeas africanas, víctimas de la miseria y de las hambrunas en que han vivido? Estas preguntas me atormentan, me obligan a sentir una vergüenza muy especial porque, no teniendo en mis manos ningún instrumento suficientemente útil para evitar la brutal tragedia solo me queda la palabra, que es un arma concienciadora, pero que además sirve para el combate. Se nos exige ser pacíficos, incluso pacifistas, como si esta inquietud pudiera ser expresada desde la serenidad.
Quienes mueren en esas condiciones no pueden esperar a que nos pongamos de acuerdo en cuales han de ser las medidas a tomar, porque la vida se les va, el hambre les acecha, las guerras (siempre injustas) les arruinan las casas y les dejan a la intemperie, no solo desamparados sino desesperanzados. Los inmigrantes ya no saben cómo llamarse a sí mismos: hambrientos, refugiados, asilados, exiliados…, en cualquier caso aceptan el apelativo que les ponen las autoridades europeas y los dirigentes de las ONGs a las que reclaman ayuda.
En el drama actual, que se caracteriza por los éxodos masivos de sirios hacia Europa, hay factores que requieren ser tratados de forma paralela al hecho de las migraciones. Los sirios huyen de la guerra que les asola desde hace demasiado tiempo. En Siria gobierna un dictador llamado Bachar el Asad. Cuando EEUU ordenó al Alto Tribunal Iraquí que matará a Sadam Husein, tras acusarle de “crímenes contra la Humanidad”, no estaba solucionando nada, apenas defender los intereses suyos y de Occidente. Poco después fue asesinado Muamar el Gadafi, sin que ello sirviera para nada, porque la región se convirtió en un hervidero en el que las sucesivas guerras y conflictos no mostraron ningún viso de cambio. Poco antes la famosa Primavera Árabe constituyó una masiva manifestación de cordura que protagonizaron las bases de aquella sociedad dirigida por s´trapas de las más diversas hechuras.
El último capítulo es este de la guerra (¿civil?) que tiene lugar en Siria y ya va por los cuatro años. Los dirimentes en este conflicto son el sátrapa Bachar el Asad y el Estado Islámico (IA), que constituye una fuerza de claro cariz terrorista, desordenada en sus medios y terriblemente confusa en sus fines. El EI está siendo respetado en exceso, cuando no apoyado mediante ayudas económicas, por EEUU y por el Occidente europeo, que dicen enfrentarse así a Rusia, que se muestra cómplice de Bachar el Asad en este conflicto civil. Este es el panorama que ha provocado el importante éxodo que está teniendo lugar y está inquietando a la mayoría de los gobiernos europeos, pues no en vano han elegido Europa como territorio de acogida. ¿A quién puede extrañar que el éxodo sea, incluso, propiciado por las autoridades sirias?
Una vez más Europa y EEUU protagonizan los efectos colaterales de un conflicto, esta vez lo hacen por omisión interesada, en que han sido a la vez actores y espectadores. El auxilio que reclaman quienes han venido a Europa huyendo de la destrucción provocada por la guerra, ha de ser correspondido con un esfuerzo importante por parte de Europa. Los bebés que llenan las fotos del exilio no huyen del hambre y la miseria. (Algunos también). Huyen de una guerra que empezó, y aún lo parece, como una contienda civil, pero que se ha convertido en una brutal masacre. Cuando Angela Merkel, Cameron y Rajoy prometen centros de acogida y servicios de tal, solo están respondiendo a lo que es una obligación moral y ética de quienes han asistido a la guerra injusta que tiene lugar en Siria, en silencio, sabiendo que de ese modo están ayudando a una organización terrorista (EI). Que Bachar el Asad sea un sátrapa no puede servir de disculpa para dejar hacer lo que le plazca al EI que, por su carácter terrorista, no servirá para liberar a los sirios de la dictadura de Bachar el Asad. Como se ve, está siendo mucho peor el remedio que la enfermedad.
Fdo.  JOSU  MONTALBAN

           

viernes, 11 de septiembre de 2015

LOS TOROS A DEBATE (Deia, 8 de Septiembre de 2015)

LOS TOROS A DEBATE

En la tarde de ayer estuve en Vista Alegre presenciando una corrida de toros. Esto no hubiera podido hacerlo en Cataluña, ni en Canarias, donde tales festejos están prohibidos por Ley, ni en aquellos lugares en los que las Instituciones han decidido impedir la celebración de espectáculos taurinos. En los últimos meses no han sido pocos los alcaldes y corporaciones, sobre todo los dirigidos por algunas formaciones “emergentes” que se han pronunciado en contra, quizás empujados por el ensañamiento que ha producido el hecho de que el Gobierno de Rajoy y del PP haya convertido los toros en una Fiesta de interés cultural. ¿Son Cultura los Toros? Y si lo son, ¿lo son en tan importante medida como para ocupar todo un debate parlamentario?
Yo no puedo considerarme un mero opinante al respecto porque me gustan las corridas de toros. Tienen ciertos paralelismos con la vida de los humanos. Resulta curioso que el rey del espectáculo, es decir el toro, siempre salga del ruedo muerto y arrastrado. De la vida también, todos salimos muertos y para el arrastre, aunque hayamos vividos unos como reyes y otros como vasallos. En el coso taurino el rey es el toro, pero una faena arriesgada y aguerrida, vistosa y artísticamente bella, encumbra al torero y destrona al toro. Por todo esto, no soy un mero opinante frente a tantos contrarios a la Tauromaquia que únicamente esgrimen como sinrazón ese cajón de sastre llamado “maltrato animal” que, curiosamente, no incluye tantas otras formas de maltrato de todo tipo, de animales a los que se les priva de desarrollar sus instintos para adquirir habilidades que les alejan de su condición vital, ni incluye la caza o la pesca practicadas como cio y divertimiento que también terminan con la muerte de los animales. Y ya no digamos del uso de animales en explotaciones productivas que, para que lleguen a ser rentables en grado sumo, son sometidos a condiciones de vida, en cautividad, que reducen su tiempo de vida a aquel en que su producción es óptima y rentable económicamente.
A pesar de todo esto no tengo ninguna duda de que en una corrida de toros hay crueldad y violencia, como expresan los auténticos antitaurinos, aunque tales se camuflen tras la vistosidad, el colorido de las vestimentas, el arte y la audacia que los lidiadores exhiben. Tendría muchas puntualizaciones que hacer a otros aspectos de la denominada “fiesta nacional”, para la que habría que encontrar otro nombre, pues malamente compagina con el sentido del término “fiesta” lo que acaba en muerte; y con lo “nacional”, en esta España de todos los demonios, lo que se usa en sentido puramente “nacionalista” pero de la peor calaña. En buena medida es esto lo que se ha suscitado en los últimos tiempos. Allí donde hay afanes secesionistas evidentes, la fiesta nacional (española) es abominada y despreciada, como poco ignorada, para desproveerla de las posibles connotaciones positivas que pudiera tener. Y allí donde no hay tales afanes secesionistas los detractores utilizan una estrategia tan eficaz como absurda: vincular los Toros al franquismo y a esa derecha, -que algunos llaman “derechona”-, que rezuma ranciedad por todos los poros. Este es el conflicto.
Si los antitaurinos se avinieran a ello mediante un debate sosegado se podrían racionalizar, e incluso eliminar, algunos divertimientos taurinos que, aún teniendo gran arraigo en muchos lugares por tradición y por historia, han podido ser superados por el tiempo y la evolución humana, pero de ahí a satanizar el espectáculo va un abismo. Negar lo innegable es propio de necios y de interesados. Una corrida de toros es un espectáculo en que se juntan un poco de arte (mucho en Morante y menos en Urdiales), y mucho de entereza y valentía (muchísima en Urdiales y menos en Morante), y bastante glamour en los graderíos. Los Toros, que han estado presentes en la Mitología y en la Leyenda, han provocado inspiración en los pintores, en los artistas, en los escritores, en los poetas… Hay pasión, hay sobresaltos, hay pensamientos ocultos, hay sensualidad y sexualidad, hay belleza y hay disciplina, por eso pienso que los antitaurinos solo expresan con sus acciones la violencia que tiene lugar en la plaza, aunque me parece una exageración hablar sobre los derechos de los animales en los términos que ellos lo hacen teniendo en cuenta las condiciones de desigualdad e injusticia en que vivimos los humanos.
En la Historia de los Toros en España hay momentos que deben ser tenidos en cuenta. Más allá de la pataleta catalana, los Borbones, a su llegada a España en el siglo XVIII, denostaban los espectáculos taurinos, por lo que Felipe V los prohibió en 1723. Sin embargo, los aceptó como medio para sufragar obras benéficas: hospitales, hospicios, asilos… Las prohibiciones no fueron aceptadas por el pueblo, que siguió con sus aficiones. En 1771, en 1805 y en 1877, fueron propuestas sucesivas prohibiciones. Los Toros han sobrevivido rodeados de dificultades y ningún régimen las ha evitado: Primo de Rivera, la Segunda República, el franquismo incluso. Probablemente han sido estos avatares adversos los que han venido alentando la continuidad de las corridas de toros. Así lo expresó Jovellanos en uno de los textos más atinados sobre la Fiesta: “(…) El clamor de sus censores, lejos de templar, irritó la afición de sus apasionados, y parecía empeñarlos más y más en sostenerle cuando el celo del piadoso Carlos III lo proscribió generalmente, con tanto consuelo de los espíritus como sentimiento de los que juzgan las cosas por meras apariencias”.
Jovellanos respondió cada vez que alguien pretendió prohibir la Fiesta alegando que se trataba de una diversión poco recomendable: “Pero si tal quiere llamarse (diversión nacional) ¿quién podrá negar esta gloria a los españoles que la apetezcan? Sin embargo, creer que el arrojo y destreza de una docena de hombres, criados desde su niñez en este oficio, familiarizados con sus riesgos, y que al cabo perecen o salen estropeados en él, se pueden presentar a la misma Europa como un argumento de valor y de bizarría española es un absurdo. Y sostener que en la proscripción de estas fiestas hay el riesgo de que la nación sufra alguna pérdida real, ni en el orden moral ni en el civil, es ciertamente un delirio de la preocupación”. Como se ve fue el mismo Jovellanos el que sugirió un debate que, hoy mismo, podría ser útil para desbrozar el campo en el que se está desarrollando esta absurda discusión. Ni son acertados los principios en que dice sustentarse, ni están claros los objetivos reales. Bueno será que los ciudadanos superen la quimera del sí y del no sin tener que recurrir a la disquisición vieja y absurda que siempre acompañó a las luchas banderizas y a algunos delirios ultranacionalistas relacionados con los territorios y no con las personas, con las historias bélicas y no con la Historia con mayúsculas. Hay que simplificar los términos del debate. Toros sí, toros no, es el debate. España sí, España no, es la falsa discusión de quienes solo desean aprovecharse del río revuelto.
En resumen, que las corridas de toros desaparecerán, junto al negocio taurino, cuando dejen de ser rentables o cuando las generaciones venideras lleguen a encarnar que constituyen una inhumanidad insoportable. Es cierto que los aficionados taurinos lo tienen algo difícil, porque los más jóvenes parecen sentirse mejor en otro tipo de corridas y correrías que no en las de toros. Sin ánimo de revisar las cuentas de los taurómacos, también ellos deberían repensarse porque las gradas de los cosos se han convertido en pasarelas de moda, exhibiciones de elitistas sociales y clasismo a raudales, en lugar de ser un foro de encuentro, de reunión social. En los cosos taurinos parece más importante la exhibición pública que el hecho de estar presentes en un acto cultural. Y para ello resultará primordial que los precios sean asequibles para todos, en todo tipo de localidades. Esa es la estrategia más acertada: es sin duda un error, que también se paga, mandar a los pobres a las galerías de los altos suburbios de la plaza mientras se reservan los espacios más cercanos al ruedo para que los ricos disfruten de su habano grueso y aromático en los asientos de la barrera. ¿A ver si lo de la supervivencia de la Tauromaquia va a tener también relación con la lucha de clases?


Fdo.  JOSU MONTALBAN        

martes, 1 de septiembre de 2015

LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO (El Diario Norte, 1 de Septiembre de 2015)


LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO
(Título que tomo prestado de un Poemario de Ricardo Franco)

ETA dejó de matar hace bastante tiempo. Tanto que hay quien ha olvidado los asesinatos y se muestra desmemoriado. Y como los asesinados perecieron hace ya tantos años hay quienes tienen la escasísima vergüenza de salir a la calle a reclamar una amnistía para los presos y asesinos de ETA. Se trata de la versión moderna y macabra de seguir las directrices del asqueroso refrán “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Sin embargo son muchas las víctimas de aquel tiempo oscuro en que se ha matado a la gente solo por ser “español”, cualidad esta que casi siempre es involuntaria para quien la tiene y que no tiene ni una sola acepción negativa en los diccionarios.
Resulta sorprendente que, habiendo dado ETA un paso tan trascendental como fue el cese de las acciones terroristas, las Instituciones y sus responsables, loa Partidos políticos y sus líderes, y las Asociaciones de Víctimas con sus representantes a la cabeza no hayan sido capaces aún de consumar una especie de armisticio solemne y definitivo que transporte nuestras vidas a la serenidad y someta nuestras voluntades al imperio de la cordura.
Soy consciente de que no es fácil devolver la serenidad a un huérfano de un asesinado, o a un amputado por causa de una bomba asesina, o a un perseguido que haya vivido la mayor parte de su vida adulta protegido por guardaespaldas. Lo soy también de que, dado que los asesinos de ETA ejercieron sus acciones brutales en muchos casos sin que sus familiares las aprobaran, también será difícil serenarles si sus hijos, cónyuges o padres fueron muertos en dependencias policiales por abusos inadmisibles. De todo eso soy consciente, pero no llego a entender tantas idas y venidas sin destino fijo, tantos rumbos sin puerto de llegada, tantas incertidumbres, alimentadas por líderes políticos, institucionales y sociales obsesionados por su preeminencia, que les hace proclamar sin rubor alguno que son ellos los que tienen la razón cada vez que se posicionan al respecto.
En este “conflicto” sólo tienen la razón los muertos, que ya no hablan, y los que ha padecido directamente alguna acción terrorista aunque permanezcan vivos, sea en sus propias carnes o en las de familiares más cercanos. Pero quienes se exhiben una y otra vez como remediadores de los males muestran un interés tan enrevesado e inconcreto que solo enseñan sus intenciones arteras de sacar algún provecho partidista al final del terrorismo. La acción política casi quedó consumada cuando la implacabilidad jurídica y policial, junto a la concienciación de la mayoría de los ciudadanos vascos y españoles, obligó a los etarras a deponer las armas. En lo que ha venido después ha sido mucho más el ruido que las nueces: grupos de verificación que no han verificado, entrega de armas sin armas entregadas, sellado de zulos mediante ceremonias meramente testimoniales, etc… Esto por el lado de los terroristas y de sus amigos de la Izquierda Abertzale (IA)… Y como quiera que las Instituciones no podían, ni debían, quedarse de brazos cruzados, llegaron otro tipo de comportamientos cuya eficacia dudosa sólo hace poner en entredicho a dichas acciones y a sus protagonistas.
En medio de las multitudinarias fiestas de Bilbao un millar de personas han pedido amnistía para los etarras presos, y no parecía que estuvieran beodos ni siquiera eufóricos en exceso por las consecuencias de los desórdenes propios de cualquier fiesta. Al mismo tiempo flotaba la noticia de que el Lehendakari se va a reunir el día 4 de Septiembre con 128 alcaldes vascos para programar un Día de la Memoria, que se incluye en ese proyecto de suntuoso nombre que es la Memoria Histórica. Y si uno pasa una hoja del periódico se encuentra con que “SORTU (IA) y el PNV se citan en Septiembre para desatascar su debate sobre el suelo ético”. Para resolver la miserable secuencia que nos legaron los patriotas vascos por antonomasia, -según dicen serlo ellos y sus defensores-, la rimbombancia de la “memoria histórica” y la búsqueda de unos mínimos de ética para guiar nuestros comportamientos. ¡Bien andamos!
No está mal poner interés, pero empecinarse en complicar lo ocurrido e interpretar lo acontecido como las consecuencias de un conflicto secular en que estuviéramos involucrados todos los vascos y los españoles, es una necedad. De los muertos solo cabe decir que todos, absolutamente todos, fueron injusta y vanamente matados. Pero de lo que ha quedado en pie solo queda concluir que ETA fue un cáncer tan infaustamente tratado que produjo una metástasis en la sociedad vasca, que aún seguimos padeciendo. Habrá que acrecentar nuestra Memoria para que nadie olvide la barbarie que padecimos pero, ¿qué es eso del suelo ético? Da la impresión de que no hemos aprendido lo suficiente, de que el miedo pavoroso nos ha adormecido en exceso y de la que Ética va a ser trajinada como se trajina a un tentempié.
Aprovechando el título de este artículo, ofrezco aquí uno de los poemas contenidos en el Poemario (“Un último Homenaje”):
Cerca ya del final de este viaje ¿habremos aprendido / las dulces canciones de abordaje, los puños apretados / y las miradas de esperanza que quizás nos pertenecen? /  Libertad que dice libertad que grita y que aún sugiere  /  libertad en nuestra vieja lengua sordomuda. /  (Libertad que aún me emociona al asomarse inesperada  /  a unos labios que ya no se humedecen con mis lágrimas.)

Fdo.  JOSU  MONTALBAN