martes, 29 de diciembre de 2015

LAS ÍNFULAS DEL VANIDOSO PABLO IGLESIAS (El Confidencial Digital, 28 12 2015)


LAS ÍNFULAS DEL VANIDOSO PABLO IGLESIAS

No salgo de mi asombro. Siempre he sido un defensor de mi condición de zalluco, de vasco y de español. Podría seguir: de europeo, de ciudadano del Mundo, de humano. Y ahora resulta que el inefable líder de Podemos, Pablo Iglesias Turrión (no confundir con Posse) propone que “el PSOE debe admitir el derecho a decidir si quiere nuestro apoyo. Lo ha dicho él, y lo ha dicho su “papagayo” en Euskadi, Eduardo Maura. (Os adelanto una pregunta “venial”: ¿por qué no lo dijo antes de las Elecciones?).
De modo que para incitar al voto habló de otras cosas, sin duda más importantes para los ciudadanos, pero llegado el momento crucial se han quedado en aquello que más les acerca al poder que ansían con nocturnidad y alevosía si fueran necesarias. Para Pablo Iglesias lo más importante parece ser la celebración de la consulta catalana, es decir, que la posible secesión de Cataluña resulta para ellos esencial. ¿A quién quieren engañar con esa propuesta, o condición, inalienable a cualquier acuerdo con el PSOE?
Sí, Podemos ha obtenido 69 escaños, que no son pocos, pero tiene por delante a los dos partidos de la famosa “casta” a la que intentó desacreditar con tanto anhelo. ¡Los dos le han ganado! ¿Imagináis a Pablo Iglesias triunfador, teniendo en cuenta de qué modo se comporta el Pablo Iglesias perdedor? Si a Pablo Iglesias le parece más importante un catalán con ansias secesionistas que un catalán sumido en la pobreza, es debido probablemente a la miserable condición que le acompaña, al parecer, o a la voracidad con que ansía las mieles del poder. Suele ocurrirle a los piojos resucitados, que siempre pican dos veces.
Lo suyo es la advertencia, el acecho a la espera del momento de saltar sobre un adversario para degollarlo. Visto que Ciudadanos no parece adversario de cuidado para él, se ha empeñado en adueñarse del espacio que ha ocupado la izquierda responsable en España, primero atacando sin piedad ni miramientos a IU, después ocupando el espacio de los partidos independentistas vascos, gallegos y catalanes, y por fin arremetiendo contra el PSOE en el momento más delicado para todos, -como es la formación de un gobierno progresista-, por medio de la imposición de condiciones que difícilmente pueden ser asumidas.
Se comporta, según un dicho de mis años juveniles, como los perros pequeños, “que ni joden ni dejan joder”. Queda tiempo, porque el proceso va a resultar largo. Y una vez más habrá de ser el PSOE el que resulte esencial, pues no en vano es la formación política más antigua del Hemiciclo, y la más responsable, que sabe de qué modo se ejerce el poder y el gobierno, que son dos cosas bien diferentes, sin exclusividades ni soberbias.
De momento la condición propuesta por Pablo Iglesias y sus acólitos resulta ser una condición propia de cobardes e interesados en exceso, una propuesta surgida de sus entrañas doloridas y de su mente atribulada por no haber logrado lo que pretendía. Sus voces no pasan de ser el jubiloso grito de un derrotado.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN     


PRIMEROS ESCARCEOS TRAS EL 20-D (DEIA, 29 - 12 - 2015)


PRIMEROS ESCARCEOS TRAS EL 20-D

Las Elecciones del pasado 20 de Diciembre habían sido anunciadas como trascendentales. A la vista de los resultados se puede afirmar que lo han sido, que inician una nueva etapa, pero la trascendencia provoca preocupación porque el nuevo tiempo va a precisar esfuerzos para los que la Política española y sus líderes no están debidamente preparados.
El bipartidismo se ha convertido en bipolarización. No solo eso, porque a la esperada bipolarización, que anuncia un nuevo bipartidismo, no demasiado diferente del que ahora finaliza, hay que añadir la importante repercusión que ha alcanzado Podemos en el mapa territorial español. Podemos ha ganado en Cataluña y en Euskadi, y su acopio de votos en Galicia ha sido muy notable mientras el PP ha sufrido un importante deterioro. La situación se muestra endiablada, hasta tal punto que los pactos se hacen tan imprescindibles como imposibles.
Por primera vez el partido ganador (PP) se encuentra ante un panorama de suma dificultad para formar un gobierno solvente, aunque su victoria no haya sido escueta: en porcentaje de votos ha aventajado al segundo (PSOE) en 6,5%, en número de votos ha superado por un millón seiscientos mil votos al PSOE, todo ello le ha reportado 33 escaños más que el segundo clasificado. Sin embargo esta ventaja no le permitirá formar un Gobierno porque no va a encontrar quien se preste a acompañarle, tras el “fracaso” de Ciudadanos, su único cómplice.
Esta circunstancia no debería ser tan crucial, porque bien cabe que las izquierdas llegaran a articular una mayoría con solo conseguir el beneplácito de alguna fuerza regionalista o nacionalista, pero se ha cruzado en el camino la ambición de Pablo Iglesias, y su voracidad, que a pesar de haber ocupado la tercera posición, con 21 escaños menos que el PSOE, ya ha empezado a comportarse con los vicios propios de quienes anteponen sus propios intereses a los de la sociedad a la que dice servir.
Es el tiempo de los pactos y los acuerdos. Estos no son posibles cuando los llamados a hacerlos parten de posiciones y posturas antagónicas. Y si así son cuando se trata de cultivar el ambiente para obtener votos, han de cambiarse las actitudes cuando, después, se abordan las negociaciones con buenas intenciones. Pero no parece que nadie esté por la labor. A nadie debe extrañar que el PSOE haya mostrado su voluntad en contra de la investidura de Mariano Rajoy. En todo caso el PSOE es el llamado a formar Gobierno, habida cuenta de que el PP no será capaz de reunir apoyos suficientes. Abstenerse para favorecer la investidura de Rajoy sería para el PSOE como hacerse el harakiri, a pesar de que ahora mismo hay un gobierno de características parecidas en Alemania, o que el gobierno griego de la izquierdista Shiriza resiste gracias al apoyo de una formación ultranacionalista de derechas. Sin embargo España ha sido gobernada por el PP durante los últimos cuatro años con una falta de delicadeza y respeto que urge un cambio drástico y un castigo severo a quienes han gobernado de ese modo tan inhumano.
Lo malo es que el “PSOE-Podemos-IU”, junto a apoyos puntuales de algunos nacionalistas, se antoja cada vez más difícil por la altanería y soberbia de Podemos. Si ya la propia estructura de Podemos, hecha con retazos de tan diversas procedencias (Compromís, Común Podem, Podemos-Es el Moment, En Marea), resulta difícil de asimilar, el comportamiento de los líderes durante los escasos días que han pasado lo hacen más complicado aún. De momento Podemos supedita un pacto a la celebración de un referéndum en Cataluña. Y más aún, el número dos de Podemos, Errejón, debidamente bendecido por Iglesias, se ha permitido afirmar que no ve a Pedro Sánchez en la Moncloa, por lo que “habría que plantear la posibilidad de una figura independiente” como Presidente. ¿No es esto un Golpe de Estado aunque practicado con educación y diplomacia? ¡Eso es exactamente! Pero una actitud de ese tipo supondría una cobardía inaguantable.
También el mapa electoral vasco se ha visto visiblemente trastocado. Podemos ha ganado en votos, aunque no en escaños. El PNV, sólo medio año después de hacerse con las tres capitales y los tres territorios forales, se ha visto superado. Y lo mismo cabe decir de la Izquierda Abertzale, arrasada por Podemos. El abertzalismo ha caído derrotado por quienes no se han atrevido a decir claramente lo que son, ni lo que están dispuestos a aceptar a cambio de los votos. PP y PSOE salvan los muebles en Euskadi diezmados, eso sí, por las añagazas que han usado Pablo Iglesias y los suyos. ¿Cómo será el futuro después de que el portavoz del Gobierno Vasco, Erkoreka, se haya pronunciado a favor de dialogar con todos “sin excepción”? ¿Si el referéndum catalán es una condición “sine qua non” para cualquier acuerdo, por qué no habrá de serlo también un referéndum en Euskadi? Da la impresión de que Podemos no va a dudar en proponerlo, a cambio de votos, y resulta evidente que si llegara a hacer la proposición ni el PNV ni Bildu se opondrían. ¿Podrá aceptar una propuesta de este tipo el PSE?
Todo son dudas. En España y en Euskadi. Cualquier derrotero es posible de la mano de Podemos, tan indefinido como malintencionado. Podemos no desea colaborar en un frente de izquierdas que no dirijan ellos mismos, no está dispuesto a configurar un Frente Popular como el anterior al Alzamiento del 36. Están mucho más obsesionados con llegar al poder, de modo que lo prioritario es debilitar de cualquier manera al PSOE, convertir a Pedro Sánchez en una marioneta y forzar unas nuevas Elecciones.
Por su parte el PSOE vuelve a ser el idóneo para marcar y fijar el rumbo del futuro. “Toda la presión para el PSOE”, rezaba atinadamente un diario vasco en su primera página. Era en el diario del martes, apenas 24 horas después del cierre de las urnas. Yo me permito cambiar una palabra: “Toda la responsabilidad para el PSOE”. Siempre ha sido así desde que en España recuperamos la democracia. El PSOE ha sido el partido más atacado. Ha resistido siempre. Más aún, ha asumido su responsabilidad como partido progresista, de izquierdas, amplio y humanista que es.
En esta ocasión el PSOE lo hará igualmente. ¿Cómo? Lo mejor será no ceder a los chantajes a los que le quieren someter el PP y Podemos. Y si son necesarios unos nuevos comicios, que cada palo aguante su vela: ¡Adelante!

Fdo. JOSU MONTALBÁN          

jueves, 17 de diciembre de 2015

IGLESIAS Y RIVERA BUSCAN UN NUEVO BIPARTIDISMO (El Diario Norte, 17 - 12 - 2015)


IGLESIAS Y RIVERA BUSCAN UN NUEVO BIPARTIDISMO

¿Qué es el bipartidismo? ¿Es un mero concepto, es una variante ideológica, es una estrategia, es una constatación, o es una consecuencia? Cuando se han enfrentado, en el último de los debates que he presenciado, Rajoy (PP) y Pedro Sánchez (PSOE), quienes han valorado el resultado final no han sido nada originales al hacerlo. Ha habido conclusiones de tan escaso calado que apenas han ofrecido luz a quienes hemos asistido a él convencidos de que estamos ante un tiempo nuevo. Por si fuera poco los medios de comunicación tampoco han mostrado nada nuevo en sus valoraciones.
Algunos informadores se han apresurado a afirmar que se ha tratado del “último debate del bipartidismo”. ¿Por qué el último debate del bipartidismo y no el último del actual bipartidismo? ¿Alguien duda acaso de que Ciudadanos quiere desbancar al PP, y Podemos quiere hacer lo mismo con el PSOE? Y si tales deseos llegaran a hacerse realidad, ¿no sería el bipartidismo “Ciudadanos-Podemos” el que sustituyera al “viejo” bipartidismo “PP-PSOE”? Así será si llega a producirse lo que se proponen los líderes emergentes.
El debate entre Rajoy y Pedro Sánchez ha sido interesante, quien lo niegue lo hará interesadamente, negando a Sánchez la virtud de que hizo gala: ser incisivo, atrevido, agresivo y exigente. Es curioso que los líderes emergentes, a los que se les está dando más oportunidades que al torero-maletilla “Platanito”, se muestren tan poco originales en sus apreciaciones. Sus reproches son tan procaces como falsos, pero sobre todo son injustos, porque echan en cara que algunos debates se hagan sin su participación mientras que no se acuerdan nunca de los líderes de otras formaciones políticas que no han sido invitados a los debates en los que ellos sí han participado.
Pero, para no entrar en nuevas profundidades, me voy a permitir comentar sucintamente las actitudes de los líderes que no intervinieron, es decir Pablo Iglesias y Albert Rivera. Ha dicho Rivera que “ha sido un debate de reproches y del pasado”, ignorando que las estrategias que ha venido usando para abrirse un hueco a codazos sólo ha estado basada en reprochar tanto al PP como al PSOE cuanto hicieron en el pasado. No le ha ido a la zaga Pablo Iglesias, que se ha permitido adelantar que “si el PP se hubiera tomado en serio este debate habría mandado a Soraya Sáenz de Santamaría”, es decir la misma a la que llamó “menina” cuando debatió con ella, haciendo alarde de un machismo inadmisible.
Peor aún, ha criticado los “insultos”, él, que se caracteriza por manejar el lenguaje despectivo e ignominioso hacia los otros con la misma destreza con la que usa el autoelogio desproporcionado. “Que juzgue la gente si estos dos pueden gobernar (España)”, ha dicho. ¡Pues claro! La Democracia es precisamente eso, someter al veredicto de los ciudadanos las intenciones de los concurrentes a unas Elecciones… La gente no solo va a decidir sobre eso, sino que también decidirá sobre la procedencia de que sea él el elegido.
El único resumen del debate en la Academia, y del chismorreo que montó la Sexta es que hay un bipartidismo esperando, que desea sustituir al bipartidismo al que denuesta. Se trata de una mera lucha por el poder… Pero el poder, cuando es perseguido con avidez, y  sin principios éticos, constituye una traición para los ciudadanos, para la gente de la que tanto le gusta hablar a PI (Pablo Iglesias Turrión, que no Pablo Iglesias Posse).


Fdo.  JOSU MONTALBAN   

martes, 15 de diciembre de 2015

COMO ACÉMILAS EN LA NORIA (EL CORREO, 14 - 12 - 2015)


COMO ACÉMILAS EN LA NORIA

¿Por qué se da la condición, nada paradójica, de que los líderes políticos de las formaciones vascas utilizan enfoques y jergas tan disímiles cuando hablan del mal llamado “conflicto vasco”? ¿Será acaso que esta profusión de jergas obedece precisamente a la estrategia de añadir complejidad al ya de por sí enrevesado conflicto? No negaré que existe un problema o conflicto, pero resulta preocupante que los líderes políticos no lleguen a ponerse de acuerdo ni siquiera en sus dimensiones ni en sus características más elementales, es decir, en el diagnóstico del mal que nos ha venido aquejando: el terrorismo de ETA. Porque el virus ha sido la existencia de ETA, aunque luego los síntomas se hayan extendido por diferentes áreas del organismo vasco, de la sociedad vasca principalmente, si bien la invasión se extendió a todo el territorio del Estado español.
El virus bautizado como ETA pretendió contagiar a formaciones políticas, entonces clandestinas, durante la década de los sesenta. La dictadura franquista ponía un caldo de cultivo inmejorable porque las formaciones políticas estaban ávidas de venganza tras treinta años de opresión y falta de libertad. Sin embargo ni una solo, de las más importantes, optó por apadrinar al terrorismo etarra. No lo hicieron las fuerzas españolas de la izquierda social (comunistas y socialistas), ni lo hicieron los nacionalistas vascos, a pesar de que los fundadores de ETA provinieran de sus filas. El PNV renunció a apoyarles, más aún, expulsó de sus filas a los terroristas. Que mientras duró el franquismo la beligerancia de los demócratas ante ETA fuera escasa sólo obedeció al “miramiento” de los propios terroristas que elegían a sus víctimas en los aledaños de la misma Dictadura, y al rechazo que anidaba en las mentes de los ciudadanos hacia quienes ejercían el poder de forma inmisericorde, utilizando a las Fuerzas del Orden para oprimir y coartar libertades y convivencia, o aplicando la pena de muerte como método coercitivo y amenazante.
De modo que todo lo que ETA ha protagonizado a partir de los años ochenta, en que la Democracia se asentó en la sociedad vasca y española, ha sido terrorismo brutal y gratuito, sólo achacable al capricho abominable de quienes empuñaban las pistolas y aderezaban las bombas. Y sí, cabe tener en cuenta que mientras ETA mataba hubo quienes pretendieron contrarrestarla de malos modos, recurriendo a prácticas ilegales que, en todo caso, sólo aterrorizaron a los propios terroristas o a sus cómplices, lo cual no es justificante ni atenuante de nada.
Mientras ETA mataba y extorsionaba nos obsesionamos todos en reclamar que los líderes políticos y los gobernantes no debían sacar provecho de la violencia, ni los unos amedrentando ni los otros poniéndose como ejemplo de recta conducta ante el terror. El terrorismo, como la tuberculosis o el cáncer, era una lacra que atacaba igualmente a unos o a otros, no formalmente porque las víctimas siempre eran del mismo lado, pero sí como enfermedad o como práctica de conducta tan inhumana como abominable. Se pedía constantemente un comportamiento ético de repulsa y rechazo al terrorismo etarra, pero los líderes políticos no fueron capaces de uniformizar su lenguaje para que el terrorismo y ETA se sintieran realmente arrinconados. La sociedad vasca, y la española, necesitaron de un asesinato tan brutal como el de Miguel Ángel Blanco para empezar a gritar con una sola voz y un solo eslogan. Fue necesario demasiado tiempo, y sangre, y dolor, que siendo tan indiscriminados en su condición y procedencia, auspiciaron que el grito se convirtiera en unánime.
Cuando ETA anunció su cese hace cuatro años, todos (sobre todo los más directamente amenazados) respiramos. Pero ETA anunció su cese porque su derrota había sido muy clara: la sufriente y pacífica sociedad le había ganado la batalla que ETA había emprendido sin que hubiera ninguna “Bastilla” que conquistar. Ese anuncio de ETA debería haberse culminado con un proyecto de paz y convivencia normal, de comprensión sencilla, que no se basara en un relato tan engañoso e interesado como el que ahora utilizan algunos líderes políticos. Hay terroristas y hay víctimas. ¿Hay algo más? Para los primeros, de momento, sólo cabe la aplicación de la Ley, porque han matado a personas, han extorsionado y han perjudicado sin piedad. Y hay víctimas, de diferente grado y condición, a los que se ha de tratar cuidadosamente, procurando que se sientan resarcidos de sus perjuicios.
Lo perverso es que los terroristas no se arrepientan realmente de sus fechorías, con la cerviz debidamente humillada. Lo brutal es que sus cómplices se quieran justificar con disculpas tan poco consistentes como las de la existencia de un conflicto que responde a una discusión propia de enajenados mentales. Lo ruin es que los protagonistas del terror estén jugando a aparecer y desaparecer en los actos y memoriales que se celebran como si fueran funambulistas. Lo miserable es que quienes fueron cómplices incondicionales del terror renieguen de buscar la concordia con los cercanos, y llamen a “expertos” internacionales, despreciando la opinión de quienes fuimos el blanco de las balas. Lo imperdonable es que no lleguemos a comprender que ETA no consumó ni un solo acto encomiable. Lo incomprensible es que sigamos dando vueltas a la noria, como acémilas adiestradas, buscándole razones a un acontecimiento tan irracional y bárbaro como el terrorismo de ETA y sus secuelas.


FDO.  JOSU  MONTALBAN 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

"ADIÖS 1978..." (El Confidencial Digital, 09-12-2015)


“ADIÓS 1978…”

Los asesores de imagen de Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse), -que son una muestra clara de la “nueva política”-, le han dicho que diga, pronuncie más bien, la siguiente frase: “Adiós 1978, hola 2016”. Y yo le diría a Pablo Iglesias que la política que tenía lugar en aquel año 1978 fue mucho más difícil de pergeñar que la actual, que requirió un compromiso social y ciudadano mucho más consistente que el de la política actual, que en aquel tiempo la política estaba sometida a riesgos evidentes, hasta tal punto que algunos años después Tejero entró, pistola en mano, en el Congreso de los Diputados para reclamar un “¡Quieto todo el Mundo!”, que fue superado porque la Constitución aprobada pocos años antes había sido condimentada con más consenso que disenso.
Ello tal vez es debido a que Pablo Iglesias Turrión nació en aquel mismo año 1978, dos meses antes de que se aprobara la actual Constitución, y nada de cuanto los españoles habían hecho merecía la pena según sus apreciaciones.
A mí la frase de Pablo Iglesias me parece un desatino propio de alguien que se cree el centro de la Historia y el ombligo del Mundo. Me pregunto, ¿qué ocurrirá si Pablo Iglesias no gana las Elecciones del 20 de Diciembre, habrá que retirarle el saludo de bienvenida (¡Hola!) al 2016? Eso es lo que se desprende de la frase redonda que pronunció. Y bien, no ha de extrañarnos demasiado que los líderes políticos utilizaran estas frases ostentosas y estentóreas en las campañas electorales cuando no funcionaban los archivos de prensa con la infalibilidad con que actúan ahora, lo que sí extraña es que esta frase no haya sido suficientemente matizada por su autor, máxime teniendo en cuenta su condición de profesor universitario. Vuelvo a preguntarme: ¿de qué modo explicará a sus alumnos todo, deplorable en buena medida, pero que también abarca unos pocos años en que España y los españoles vivíamos con ilusión aquella “primavera”? Da la impresión de que no concede ningún valor a las renuncias que tuvieron que hacer las izquierdas españolas para volver a la vigencia y construir la España democrática. Da la impresión de que no valora la actitud de que no valora la actitud de quienes no se atrincheraron en sus posiciones predominantes y asumieron el nuevo tiempo…
… Sí, los políticos de aquel tiempo asumieron la nueva situación con un rigor que a él le falta ahora. La aprobación de una Constitución para todos, y aceptada por todos (solo un partido se abstuvo claramente), no puede ser despreciada ahora que no hay ni ruido de sables como había entonces, ni sables siquiera. Fue, y sigue siendo, una Constitución aprovechable y útil, entre otras cosas porque ni en sueños se aparecía en la mente de los españoles de aquel tiempo, incluido Javier Iglesias Peláez, padre suyo y militante del FRAP.
Para ser politólogo, a Pablo Iglesias se le echa en falta rigor, y la decencia mínima y suficiente para no considerarse el centro del Universo. Se lo digo yo, que tenía 26 años en el 1978, que soy Libra como él, y voté la actual Constitución (no digo lo que voté) con algunas reservas. El tiempo me ha dado alas, a pesar de todo, a pesar del Pablo Iglesias Turrión de turno.

Fdo. JOSU MONTALBAN  


viernes, 4 de diciembre de 2015

¡PASEN Y VEAN! (DEIA, 4 de Diciembre de 2015)


¡PASEN Y VEAN!

La precampaña electoral actual nos está deparando muy pocas sorpresas políticas, pero el espectáculo ya está servido. No solo en la calle se escucha la voz de los políticos que mendigamos votos a cualquier precio, en esta ocasión los programas televisivos de entretenimiento se están volcando en la precampaña ofreciendo espacios a los líderes, que se comportan en ellos de manera harto impostada. Y yo soy de la opinión de que cada cosa a su tiempo y los nabos en Adviento, de que cada mochuelo a su olivo, porque ni los líderes políticos pintan nada en los programas del corazón ni los agitadores de tales programas pintarían nada en un debate político.
Que los políticos tienen una dimensión puramente humana y de entretenimiento es algo ineludible pero, ¿es esa la dimensión suya que nos interesa? Si no lo es, ¿por qué el empeño en mostrárnosla? Peor aún, lo que nos muestran de ella es lo más estridente, cómo y qué cocinan, qué deportes practican, cómo cantan o bailan, alguna habilidad especial que les adorna… Y no es extraño ver a un líder que, sin haber expuesto ni una sola propuesta ni haberse posicionado sobre nada concreto, se gana minutos de pantalla haciendo equilibrios con un plato, o bailando de forma rocambolesca o endiablada una canción famosa que estuvo de moda en su juventud. De este modo la Política se banaliza y los políticos se prostituyen en pos del voto de los simpáticos, más que tras los votos de los inquietos e ideologizados.
Bertin Osborne, María Teresa Campos, Motos y demás conductores de “varietés” rizan el rizo para mostrar lo más evidente, lo que todos sabemos, que los políticos son gente normal y variada en lo que respecta a sus aficiones y hobbys, aunque no lo tengan por qué ser en sus convicciones, hasta tal punto que puede darse el caso de que un líder del PP coincida con uno de Podemos o de la Izquierda Abertzale en su afición a bailar samba, claro está que si acuden al programa a sabiendas de ello, uno de ellos omitirá dicho gusto para no coincidir. Es por eso que se inventan aficiones y poses para mostrar alguna especial que les caracterice. No es extraño ver a alguno de ellos cocinando sin mostrar la más mínima habilidad en el manejo de los utensilios de la cocina, es decir, impostando.
Esta banalización de la Política es contraproducente porque la desvirtúa, la desacredita aún más de lo que ya está, y tergiversa los principios, los slogans y los resultados electorales. ¿Por qué nadie se opone a esta práctica, mientras que sí se opone a debates serios e impone en ellos condiciones que no propone en esas apariciones en programas de entretenimiento? ¿Será acaso que temen los debates en torno a lo ideológico y esencial, y prefieren quedarse en el chascarrillo? Si esto es lo que han conseguido los asesores de imagen de los líderes políticos, me atrevo a afirmar que son ellos mismos los que le sobran a la Política. A la Política no le sobran los políticos responsables, sino los irresponsables que, por una u otra razón, la han convertido en un espectáculo, en Circo de la canción de Rafael Amor.
Es preciso ennoblecer la Política mediante sus propios instrumentos, los que siempre la han acompañado: el debate, la ideología, los principios, los valores… y para ello es pertinente desproveerla de fuegos de artificio y ruidos impactantes. Un mitin no es un espectáculo de luz y sonido, sino una reunión de militantes, simpatizantes y público en general que acuden a buscar alimento espiritual, a satisfacer sus anhelos y sus esperanzas, o simplemente a escuchar los ofrecimientos de quienes dicen que desean ponerse a sus órdenes en el sillón de mando. La puesta en escena ha de ser importante, sin duda, pero no ha de ser lo único. Por eso las comparecencias de los líderes en los programas del corazón resultan, incomprensiblemente, descorazonadores. Si la vida se resumiera en batir huevos y hacer tortillas, bastaría con hacer un concurso cada cierto tiempo para que la Moncloa la ocupara, cada cuatro años, el mejor cocinero, el mejor jugador de billar o el que interpretara con mayor soltura fados portugueses, aunque su misión fuera a ser gobernar España.
Este modo de abordar la presentación de los líderes políticos por parte de la prensa amarilla hace muy complicado hablar de ideologías, por eso resulta tan fácil, entre una banalidad y otra, negar las ideologías por anticuadas, o decir que ya no hay izquierda ni derecha. ¿Cómo compaginar, mientras se enarbola una sartén humeante, el término “socialismo” con el concepto “cebolla pochada”, o “comunismo” con “estofado”, o “marxismo” con “salsa bechamel”? De modo que empiezo a pensar que eso de la nueva y la vieja política es sólo cuestión de moda y costumbres, que la vieja política necesita ideas y actitudes, mientras que la nueva solo precisa delantales de diseño; que la vieja política tenía lugar en lugares convenientes y adecuados como las ágoras, los foros y los parlamentos, mientras que a la nueva le basta con un cajoncito de madera llamado televisión, menos aún, una pantalla plana en la que el parlanchín de turno desarrolla un argumentario (que no un argumento), y se ajusta a un guión protocolario que no admite ninguna desviación. (Vamos, como aquel tartamudo que solo sabía decir la palabra “vermú” y haciendo grandes esfuerzos aprendió a decir “café”, pero cuando un camarero le preguntó si quería su café sólo o con leche, se vio obligado a pedir otra vez “vermú” para delatar su tartamudez).
Queridos lectores, nada es tan parecido a lo que acabo de relatar como la letra de la Canción del Circo, de Rafael Amor con la que os dejo. Se parece bastante a cuando acontece actualmente en nuestro panorama político y electoral:
“Pasen a ver al tonto que recibe los sopapos,/ y al trepador que prendido al palo enjabonado/ pisando en la cabeza de cualquiera/ descuelga la piñata y recibe los aplausos./ Ahí viene el mago que nos vende las quimeras,/ inventa dioses, religiones y banderas,/ la paz, la verdad, las lleva en su galera/ y a una paloma la transformará en cadena./ Pasen a ver a Talento el gran gigante,/ que con los brazos y los pies encadenados/ ha de luchar contra Mediocre/ el más tenaz, el más feroz de todos los enanos./ Y siempre hay en el Circo bailarinas,/ tienen su mundo de color y serpentinas,/ parada radiante, baila con aplomo/ y es el caballo el que corre y pone el lomo./ Ahí van las fieras que les dicen/ y el domador bajando el brazo/ la inteligencia la forja a latigazos,/ la historia de siempre: no hay peor tirano/ como un esclavo con un látigo en la mano./ Allá en lo alto el equilibrista en el alambre,/ se tambalea como un poeta en su hambre,/ se agarra a Dios, de su fe inquebrantable7 y cambia un pan por sus sueños en el aire./ Ahí viene don Dinero con su traje,/ con su cigarro y sus bigotes señoriales,/ peinado, aseado, siempre está ocupado,/ es él quien lleva las ovaciones finales./ Y cuando el circo de la vida ha pasado,/ nos quedamos de la vida en un costado…”
Y así sigue el poema de Rafael Amor, más o menos como nos muestran a los líderes políticos y a la Política los programas del corazón.


FDO.  JOSU MONTALBAN