viernes, 23 de diciembre de 2016

POBREZA ENERGÉTICA: LO IMPORTANTE ES SER ÚTIL (LaInformacion.com, 23 - 12 - 2016 )




POBREZA ENERGÉTICA: “LO IMPORTANTE ES SER ÚTIL”

El mayoral Mayoral abría la manifestación justamente tras la pancarta reivindicativa que subrayaba el slogan que explicaba todo: “No más cortes de luz”. Mayoral iba enfurruñado porque unas horas antes había sido anunciado un avance, por parte del PSOE y el Gobierno, que garantizaba que ya no habrá cortes de luz, es decir, que la pobreza energética y sus perversas consecuencias entraba en vías de subsanación o de solución. El enfurruñamiento del mayoral Mayoral  contrastaba con el semblante sereno y tranquilo de quien le acompañaba, López Uralde, que como buen ecologista mostraba un aire hierático y solemne, calmado en su ánimo, y quizás contento. Pero el mayoral Mayoral marchaba enfurruñado y arisco, como suelen hacerlo los malos perdedores.

Desgraciadamente la Política discurre en la actualidad por extraños derroteros. En tiempos de antaño, aún presentes en nuestra memoria y vivencias, también había ganadores y perdedores en relación a las decisiones políticas que se tomaban. Había ciudadanos que se sentían ganadores cuando una decisión les beneficiaba, y había también quienes se sentían perdedores. Unos y otros pertenecían a eso que se denominaba “sociedad civil”. Sin embargo ahora el debate político pone más énfasis en circunscribir los ganadores y perdedores al propio mundillo de las formaciones políticas, de modo que el mayoral Mayoral, sabiéndose y sintiéndose “perdedor” frente a los socialistas que marchaban a sus espaldas, aunque con su misma intención y empeño, les dedicó algunas lindezas propias de los derrotados. Por cierto, nunca entenderé por qué se sienten derrotados quienes no consiguen llegar a la meta los primeros aunque lleguen a la misma meta y al lado de dichos primeros.

El oportunismo es un lastre para la Política y también para los políticos. En ocasiones acelera las decisiones en exceso, del mismo modo que en otras las demora por inservibles sin haber sopesado si son tal realmente. Y ocurre que los oportunistas, en aras de reivindicar lo perfecto suelen rechazar cualquier tipo de avance despreciando lo bueno. Tal ha ocurrido a Podemos, que se ha visto aventajado por el acuerdo del PSOE con el Gobierno para prohibir de forma tajante los cortes de la luz motivados por la pobreza energética. Habrá que matizar más y mejor, habrá que legislar meticulosamente para frenar la misantropía de las empresas eléctricas y la picaresca de los consumidores más arteros, pero el paso importante ya ha sido dado allí donde tenía que darse, en las Instituciones. Y ha sido eso lo que enfurruñó al mayoral Mayoral, que deseaba convertir la “manifa” en una fiesta de Podemos, en la que sin duda se mostraría al PSOE como uno más de los que constituyen la “casta” a la que la “gente” denuesta.

Pero el tiro salió por la culata, de modo que solo quedaron patentes el compromiso de todos los manifestantes, incluidos los que portaban banderas rojas del PSOE, y la pataleta del mayoral Mayoral que, falto de otros recursos más elocuentes se quedó en palabras despreciativas hacia el acuerdo del PSOE como “pacto secreto vacío”, “chanchullo” o “paripé”.

Lo cierto es que ya no se producirán cortes de luz por causa de pobreza energética, para lo cual habrá que definir qué es la “pobreza energética”, un término ambiguo que en manos de Podemos puede alcanzar hasta el infinito. Lo cierto es que se va a modificar la Ley del Sector Eléctrico que afectará, y doblegará sin duda, al que es uno de los sectores económicos más potente y poderoso de España. Es el comienzo de algo más ambicioso, al menos a tenor de lo anunciado por el portavoz del PSOE: “Es una reforma estructural y es el principio del fin de la pobreza energética”. No solo eso, sino que es un inicio de algo más pues este acuerdo deberá extenderse a los ciudadanos que tienen problemas para pagar la factura del gas. Si evoluciona así, tal como ha sido anunciado por los protagonistas del acuerdo, no volverán a producirse muertes tan bárbaras y dolorosas como la de la anciana de Reus, que murió en el incendio provocado por una vela encendida en su casa desprovista de electricidad por habérsela sido cortada.

El mayoral Mayoral deberá alegrarse con lo acordado, y sobre todo deberá trasladar a los suyos de Podemos lo que le prestó el portavoz socialista de Madrid Antonio Miguel Carmona después de que fuera insultado por el mismo Mayoral. Carmona dijo que en la Política actual los miembros de Podemos han elegido la estrategia equivocada de “ser importantes antes que útiles”… O sea, lo contrario de lo que deben ser los que se consideren de izquierdas, que han de anteponer la utilidad, que siempre beneficia a la gran mayoría, a la importancia, que solo afecta a los presumidos y fatuos, al menos en la acepción que es aplicable en este caso.

FDO.  JOSU  MONTALBAN   

jueves, 22 de diciembre de 2016

LO MEJOR PARA TODOS... (El Diario Norte, 23 - 12 - 2016)




LO MEJOR PARA TODOS…

He oído decir a Andoni Ortúzar, el máximo dirigente del PNV, que su partido defenderá en sus negociaciones presupuestarias con el Gobierno español “todo aquello que sea bueno para Euskadi”. Los vascos, de una u otra condición se han quedado satisfechos y campantes. La frase adolece de una dosis importante de “mesianismo”, toda vez que la amplitud desmesurada del término “bueno” y la ambigüedad de su alcance permite adscribir la intención de Ortúzar al siguiente significado del término: “Confianza inmotivada o desmedida en un agente bienhechor que se espera”.

Resulta realmente curioso que esta frase no cunda los mismos efectos si fuera pronunciada por el líder de cualquier otro partido adscrito a alguna de las ideologías clásicas o tradicionales. Por ejemplo, el PSOE ha tomado la decisión (que ha resultado traumática) de favorecer que se constituya un Gobierno en España mediante su abstención en el Congreso de los Diputados, tras un año de sequía legislativa e inoperancia del Gobierno del PP, diezmado y en funciones, y ha recibido como recompensa las críticas más feroces procedentes tanto de dentro como de fuera del partido. Unos le han tachado de “españolista” en exceso, y otros le han tildado de “servidor del capitalismo” y de la derecha española.

Sin embargo desde que el PP ha constituido su Gobierno, estable y definitivo, no ha obtenido ni una sola victoria en el Congreso de los Diputados, mientras que a iniciativa del PSOE han sido derogadas la LOMCE y la famosa Ley Mordaza, entre otras, además de haber forzado un aumento del 8% en el SMI (Salario Mínimo Interprofesional). Además de ello, y de proponer otras medidas derogatorias sobre leyes promovidas por el PP durante su Gobierno de mayoría absoluta, todas ellas aprobadas mediante acuerdos compartidos con la oposición, o mediante acuerdos coercitivos con el Gobierno, el PSOE ha demostrado que su trayectoria histórica aún está presente y que, no siendo un partido revolucionario ni rupturista en exceso, sino democrático y conciliador, puede llegar a conseguir de forma tranquila y pacífica  lo que la “nueva izquierda” (nueva y novata) no conseguirá nunca.

¿Por qué ha sido tan malamente aceptada la decisión del PSOE de dar vida al enrevesado Congreso de los Diputados para que se convierta realmente en lo que nunca debió dejar de ser, esto es, una ágora del debate político, social e incluso filosófico? ¿Por qué se acoge con serenidad la actitud de Ortúzar y del PNV, mientras que se denuesta la del PSOE, cuando ambas se sustentan en algo tan elemental como hacer posible lo que es necesario? No encuentro muchas declaraciones de líderes de opinión que alaben la decisión del PSOE de facilitar la formación del Gobierno Español, sin embargo sí proliferan los que alaban la actitud del PNV apuntalando el Presupuesto presentado por el PP. La razón puede estar en el hecho de que se conceda más importancia y trascendencia a un asunto que al otro, es decir que lo esencial sea la conformación del Gobierno mientras que lo instrumental o accesorio sea la aprobación del Presupuesto. Puede ser. Sin embargo es a través del gasto y de la configuración y desarrollo del Presupuesto como las condiciones de vida de los ciudadanos mejoran o empeoran.

De modo que, copiando al siempre risueño y campechano Ortúzar, me permito definir la posición actual del PSOE en el Congreso de los Diputados como la más idónea para conseguir “todo aquello que sea bueno para los españoles”. Ya sé que no se trata de una gran definición del papel que los socialistas tenemos que representar actualmente, pero a nadie se le escapa que la característica más evidente del actual Gobierno del PP es su provisionalidad. Lo terrible y doloroso es que los socialistas no se hayan dado cuenta antes de que no merece la pena desangrarse internamente en medio de una provisionalidad que, cuando llegue a resolverse, requerirá de un partido socialista y de un socialismo tenaz, fuerte y bien nutrido tanto de ideas como de medios y de estrategias.

Apoyar, -y apoyarnos en-, al PNV está bien… Incluso está bien aprender de él… Porque está muy claro a estas horas del espectáculo que lo mejor para los españoles es el socialismo del PSOE. Sin más.

FDO. JOSU MONTALBAN
 

lunes, 19 de diciembre de 2016

VOY A ESCRIBIR SOBRE FIDEL CASTRO (Deia, 19 - 12 - 2016)




VOY A ESCRIBIR SOBRE FIDEL CASTRO

Fidel Castro ha muerto… ¡Viva Fidel!

He dejado pasar tiempo suficiente para que mis opiniones aparezcan algo más mesuradas. Veamos: en la mañana del 26 de Noviembre, el día en que conocí la noticia de su muerte, escribí en Facebook: “Hay algo ineludible en mi vida: si no hubiera existido Fidel Castro, y si Fidel no hubiera dado su vida por la Revolución, y si Fidel no hubiera conseguido el respeto internacional, y si no hubiera propiciado la transición al régimen actual en el que los cubanos, a pesar de todos los pesares, se sienten auténticos y dignos, si todo esto no hubiera ocurrido… YO NO HUBIERA SIDO COMO SOY…”. Lo corroboro.

Mientras sus restos recorren Cuba, a todo lo largo y ancho de la Isla, yo sigo reflexionando sobre lo que supuso en la vida de los jóvenes como yo aquel hombre abnegado que pergeñó una revolución y consiguió derrocar a un dictador sátrapa, como Batista, que estaba siendo apoyado por la primera potencia militar y económica del Mundo, EEUU. Y triunfó la dignidad, y no solo la suya, sino la de los cubanos, la de todos los cubanos, amedrentados por el régimen de Batista, que accedió al poder mediante un Golpe de Estado que tuvo lugar justamente unos meses antes de que debieran celebrarse las elecciones en la isla, en las que el propio Batista era uno de los candidatos, el apoyado por los todopoderosos Estados Unidos de América. De modo que la sublevación capitaneada por Fidel, es decir la Revolución Cubana, no fue un levantamiento contra el “orden establecido”, sino que fue una reacción ante el “orden impuesto” por quien había protagonizado el Golpe de Estado.

Los jóvenes de mi tiempo, en su gran mayoría, vimos a Fidel Castro como un valiente, un libertador que libraba a los cubanos y cubanas del cepo de Batista y de las garras opresoras de los EEUU. Hubo, en el inicio, un componente épico en el que las imágenes de Fidel el Barbudo, encaramado sobre los tanques que entraban victoriosos en La Habana, nos encandiló. En España “gobernaba” un dictador despiadado, Franco, que había necesitado matar a más de un millón de españoles, en una Guerra Civil brutal y fratricida, para alzarse con un poder omnímodo y todopoderoso. Frente a su figura autoritaria, -siempre pertrechado en sus correajes brillantes, siempre exhibiendo las condecoraciones que él mismo se había otorgado, siempre semioculto tras aquel bigote autoritario…-, emergía aquel Fidel barbudo y resuelto, vestido como un guerrillero, que echábamos en falta en esta España nuestra, para que Franco cayera derrotado del mismo modo que había caído Batista. Fidel Castro, aunque lo hiciera con un método tan drástico y espeditivo, impartía justicia en Cuba del mismo modo que nosotros añorábamos que alguien la impartiera aquí, en España.

La dictadura franquista había impuesto un silencio que trascendía sus fronteras y marcaba la vida de todos los españoles. Mi padre, que no era ningún revolucionario, sino un hombre entregado a sus obligaciones, sumiso y obediente después de que Franco le “cortara las alas”, primero imponiéndole una pena de muerte tras la guerra civil española, que luego se quedó en tres años de prisión amenazado por una cadena perpetua que no llegó a ser, hablaba de Fidel Castro en la intimidad de la casa. Me cogía por las axilas para sentarme frente a él, y me contaba historias de la Guerra Civil en que él había participado. Siempre terminaba en algún episodio heroico, en alguna aventura cuyos protagonistas hubieran arriesgado sus vidas en exceso y hubieran acabado triunfantes… Y casi siempre los protagonistas elegidos eran él mismo y Fidel Castro. Ambos eran dos valientes entregados a causas muy nobles, aunque él fuera del bando de los derrotados y Fidel fuera del de los vencedores. A mi padre, que tenía nada de comunista, le gustaba mucho aquel guerrillero y líder comunista, y por extensión le gustaban Rusia y los rusos, que se habían volcado en ayudas a la nueva Cuba.

Ahora que ya ha pasado tanto tiempo, el juicio que muchos hacen de Fidel Castro le presenta como culpable de satrapías que no lo son tanto. Ha sido un hombre dotado de fe y armado de ambición y confianza. “El que condene esta Revolución traiciona a Cristo”, llegó a decir en Agosto de 1960. Si esta frase denotaba su fe, incluso su fe religiosa, son muchas más las citas en que refleja su confianza en una victoria contundente y duradera. En Mayo del 60 dijo que “la contrarevolución se verá siempre aplastada por las realidades de la Revolución”. No le faltaba razón porque lo que aquella victoria aportó a todos los cubanos fue la dignidad, una nobleza que les ha ayudado a soportar la escasez y el rigor de sus vidas después de que EEUU les sometiera a un bloqueo económico casi inhumano que pudo ser superado mediante el compromiso de todos los cubanos y el convencimiento de que la dignidad de los pueblos y de las gentes y personas que los integran no se mide mediante el PIB.

Sin embargo, no ha cosechado sólo alabanzas tras su muerte. Sus obituarios han visto más críticas que alabanzas, a pesar de que no sean pocos los síntomas que denotan su notabilidad. Fidel Castro abandonó el poder real hace diez años. Es cierto que no dejó su cetro en manos de un proceso democratizador de la sociedad cubana, pero eran demasiadas las dudas y excesivos los enemigos que acechaban a la espera para convertir la isla en una especie de Museo. El modelo democrático al uso en otras civilizaciones no parece ser el deseado por las autoridades cubanas que van a suceder a Fidel, y a su sucesor y continuador Raúl. Y yo considero que es muy bueno que eso no ocurra, porque Cuba es, aún hoy, casi el único reducto revolucionario, y no violento, de cuantos pudiera haber. La Revolución permanece vigente hasta tal punto que ninguna de las críticas desalmadas que se vierten contra ella ha conseguido consolidar ninguna insurrección contra ella.

Sí, es verdad que se ha escrito mucho desde la muerte de Fidel, pero se ha puesto demasiado énfasis en subrayar sus déficits democráticos, que los hubo, como se ha puesto demasiado poco en relatar los logros conseguidos, no solo los que han conformado una sociedad cubana igualitaria dentro de su escasez, que nunca ha sido miseria, sino también el importante realizado ejerciendo una solidaridad internacional por medio de la “exportación” de médicos, sanitarios, educadores y científicos que han acudido a todos los lugares del Mundo que han demandado su ayuda. Por eso resulta conveniente subrayar el ejemplo que los cubanos han extendido por aquellos lugares en los que las guerras y las catástrofes han infligido rigores y carencias, léase Angola, cuerno de África, Irán, América latina, etc…

Fidel Castro se empeñó en una labor solidaria que no tuvo, en sus comienzos, inclinaciones comunistas. Sus convicciones tenían más que ver con el cristianismo en que fue formado y educado. Los jesuitas habían sido sus primeros y más sólidos formadores, sin embargo, siempre le pudo su propio liderazgo, de tal modo que sus largos y dilatados discursos se convertían en encíclicas y tratados. No solo en Cuba, donde vivían sus incondicionales, sino en toda América Latina, donde con ligeras variaciones llegaron a triunfar otras “revoluciones”. De cuanto se ha escrito tras su fallecimiento deseo subrayar un párrafo del periodista Jhon Carlin: “Después de su triunfo, Castro exportó la Revolución armada a media América latina, inspiró a la izquierda en todos los países en que no gobernaba el comunismo, envió un ejército a luchar en África y, con la ayuda de sus amigos soviéticos, acercó al mundo entero como nunca a la posibilidad del aniquilamiento nuclear. Todo lo cual me parecía difícil de creer estando en Cuba, viendo los pocos coches que transitaban por las maltrechas calles, lo limitada que era la dieta de los cubanos, lo humilde que eran sus hogares. Pero también vi que a cambio de someterse a la voluntad de su Luis XIV tropical (“el Estado soy yo”), y a diferencia de lo que veía en todos los demás países latinoamericanos, nadie pasaba hambre, la salud era gratis y de alta calidad para todos; el sistema de educación era admirable. Recuerdo haber pasado una noche caminando por La Habana con media docena de profesores jóvenes. Intimidado por la amplitud de sus conocimientos, se me ocurrió cambiar el tema a la literatura inglesa, lo que había estudiado en la Universidad, pero ahí también me tuve que rendir una vez que se pusieron a hablar de la poesía de Ezra Pound”.

No tengo ninguna duda de que la Revolución, que ha sido obra casi exclusiva de Fidel, podía haber sido otra, ejecutada con menos carencias democráticas, quizás con mayores dosis de libertad, pero la obra de Fidel merece un lugar de honor en la Historia de la Humanidad. Dijo él mismo que “la Historia me absolverá”, pero la Historia es obra de los historiadores, entre los que se cuentan personas de muy diversa condición y de diversas intenciones. Yo no soy historiador, todo lo más soy un articulista que opino y relato una realidad que mido y censuro desde el mayor respeto.

¡Querido Fidel,…yo sí te absuelvo! Y te agradezco tu ejemplo que ha hecho que yo sea como soy: más humano y más valiente!

Fdo.  JOSU MONTALBAN     

viernes, 9 de diciembre de 2016

EL MUNDO EMPEZO CON EL (CON ELLOS)... (El Diario Norte, 09 - 12 - 2016)




EL MUNDO EMPEZÓ CON ÉL (CON ELLOS)

Aún retumban los ecos de la celebración del Día de la Constitución Española. Siendo, como es, un día trascendental para los españoles que en el año 78 estrenamos una Constitución democrática después de más de cuarenta años de dictadura, se viene convirtiendo en un pretexto para criticarla por vieja, por inservible para los tiempos en que vivimos. Tradicionalmente, la Constitución ha sido “despreciada” por los nacionalismos históricos, -vasco y catalán-, a pesar de que ambos hayan prosperado a su sombra, pero ahora ya no son solo los nacionalismos periféricos los que ignoran lo evidente, porque Podemos lo ha querido hacer también, eso sí, a su manera.

A la celebración que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados no acudieron Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) ni Errejón. Al parecer era poca celebración para quienes han “inventado” la democracia que nos va a salvar a todos los españoles de la debacle en que ha devenido el régimen del 78. Pero fueron otros al acto solemne, como el militarote José Luis Rodríguez, especializado en el espionaje militar, o el número tres de la formación Pablo Echenique, que reivindicó hace poco tiempo la condición de “nación” para la región aragonesa de cuyo Parlamento es miembro, o la impecable Carolina Bescansa, tan preocupada por el bienestar de su niña que llegó a llevarla incluso a presenciar los debates parlamentarios al corazón del Hemiciclo.

En ese día solo Rajoy equiparó a los dirigentes de Podemos en insensatez, a pesar de su sinceridad. Porque si Mariano Rajoy rebajó las expectativas de una reforma de la Constitución para adaptarla a los nuevos tiempos y necesidades, justificando su negativa en el complejo mapa político y ambiente social que impera en España, la señora Bescansa no dudó en reclamar el cambio constitucional con urgencia. La modestia esgrimida por Rajoy choca con su deber como Presidente del Gobierno, que no es otro que gobernar la nave política española con serenidad y destreza pero sin renunciar a nada, y mucho menos a lo necesario y urgente. Ha sido, por tanto, un desidioso. Pero Carolina pecó de osada y soberbia, pues no hizo ninguna alusión a la dificultad que entraña cualquier acuerdo para conformar un cambio eficaz. Si la “nueva” Constitución ha de servir para los más de cuarenta millones de españoles, y Podemos apenas es votado por cinco millones de ellos, deberán sus líderes, li primero de todo, apelar a la cordura y al esfuerzo en las negociaciones que deben tener lugar entre todos.

Lo curioso vino después, y tuvo su escenario en las famosas Redes Sociales que maneja con tanto descaro como destreza Pablo Iglesias. Las palabras de Echenique y Bescansa en el Congreso quedaron eclipsadas por la aparición de un vídeo casero y cutre en el que Iglesias anunció que el debate sobre el cambio de la Constitución debe “ser sacado a las calles y ser capaces de construir las posibilidades de un nuevo momento constituyente”. Algo así como borrarle a la Historia los pasajes en que se construyó, con tanto esfuerzo la Constitución del 78. Y ha advertido que, dado que la “triple alianza” (PP,PSOE y C´s) no aceptará “fácilmente” lo que ellos proponen (la concepción de España como Estado “plurinacional” o la inclusión del derecho de autodeterminación), hay que construir “contrapoderes” . Esto de querer convertir los “contrapoderes” en un poder es el modo cómodo y aburguesado que usan los de Podemos para anunciar su modelo de revolución, puramente teórica y vagamente testimonial.

Da la impresión de que el Mundo no existió hasta que llegó Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) y su “troupe”. Todo lo anterior fue una dolorosa ilusión, quizás un ensayo para anunciar lo que se avecinaba. Pero el comportamiento de Podemos, como grupo humano, deja mucho que desear, porque no hay caudillaje más evidente en España como el que practica Pablo Iglesias. ¿Y qué más da?, dirán ustedes. Sí, es verdad que a mí no me perturba el ánimo porque yo no pertenezco a dicho grupo, pero en Democracia ningún partido político es tan ajeno como para darle la espalda y seguir tan campantes. Un partido de dudoso comportamiento democrático en sus filas se convertirá en un problema para todos si alcanza el poder. Sí, para todos, incluidos quienes no pertenezcan a él, es decir, para la sociedad.

No es extraño que Echenique plantee ahora reducir el poder de Iglesias en Podemos. Claro que, fue tanto el poder que pusieron en sus manos, y tal el libre albedrío con que Iglesias se ha venido expresando cada vez que se ha investido de él, que no se atisban los cambios. Es curioso que Echenique haya adelantado su intención de proponer que el poder de Pablo Iglesias disminuya en Podemos tras el próximo Congreso, pero a renglón seguido también haya adelantado que “aún no ha pensado la fórmula para reducir el poder del líder”.

Podemos se ha convertido en un galimatías. Es cierto que ha agitado el mapa político, pero también lo ha agitado la irrupción de Ciudadanos y sin embargo hay quien les incluye, junto a PP y PSOE, en ese término “triple alianza”, que pretende ser despectivo. Existía el Mundo antes de que Podemos existiese. Y existía España. Y los españoles y las españolas. Pero actúan con tanta altanería que raya la intransigencia hacia los demás y la soberbia de sí mismos.

… Pero este artículo ha surgido por la actitud de Pablo Iglesias y Podemos en la celebración del aniversario de la Constitución que ampara y fortalece su existencia, por eso las dudas que vierte subrepticiamente constituyen una deslealtad… Y las componendas con que han celebrado la conmemoración sólo son instrumentos para completar su oportunista impostura ante ella.

FDO.  JOSU  MONTALBAN