viernes, 26 de febrero de 2016

¿ELECCIONES EN JUNIO? VOLVER A EMPEZAR (LaInformación.com, 26 - 02 - 2016)


¿ELECCIONES EN JUNIO?  VOLVER A EMPEZAR

Volveremos a empezar, pero no con la alegría o el brío de emprender algo novedoso sino con el hastío de los fracasados. Se trata de un fracaso anunciado, de una aventura no consumada, y no porque el riesgo no hubiera sido anunciado con antelación. Quienes ahora reclaman actitudes responsables, tampoco exhibieron tanta responsabilidad cuando, en plena campaña electoral, cada cual se enrocó en su propia intransigencia. Pese a saber, presagiar al menos, de antemano que nadie obtendría la mayoría suficiente para gobernar él solo, todos solicitaron los votos con la intención de gobernar en solitario. Nadie mostró la humildad, ni la prudencia, de aceptar que el bipartidismo tradicional le iba a acompañar el bipartidismo emergente, y que dos bipartidismos conviviendo acabarían por conformar un “cuatripartidismo” enrevesado.
Dos meses después de la cita volveremos a  ser citados a “volver a empezar”, supongo que los líderes encargados de transmitir slogans lo harán con más cordura, que las tribunas de los oradores serán menos aparatosas después del fracaso, que los electores serán menos “hooligans” de sus propias formaciones porque entenderán que no es tiempo de dogmas y verdades absolutas, que los diseñadores de las campañas abandonaran esa fatua costumbre de fomentar el dogmatismo y la autosuficiencia. Lo único que sabemos tras el revolcón sufrido es que “cuando teníamos las respuestas, alguien cambió las preguntas”, tal como rezaba una ocurrente pintada en Quito. ¿Cómo es posible que nos veamos abocados a repetir las Elecciones? ¿Cómo es posible que España pueda permanecer más de medio año sin un gobierno elegido correctamente, gobernada por un Ejecutivo enclenque y provisional? ¿Será, acaso, que nada está tan mal como se nos anunció? ¿Será, acaso, que la apocalipsis con que los emergentes pretendieron embaucar a los electores no era tan terrorífica? ¿Será, acaso, que la vida no es tan trascendental para la mayoría, incluso no es tan penosa como nos la han mostrado? ¿Será, acaso, que todo ha sido falso?
Porque estas Elecciones pasadas vinieron precedidas por un relato en el que algunos líderes se empeñaron en airear fantasmas, en describir un futuro tan negro que a nadie nos cabía un débil rayo de esperanza, en sumirnos en una aventura sin otro riesgo que el recelo ante lo desconocido. Todo lo anterior había sido tan nefasto, según nos fue presentado, que el porvenir tendría que ser tan nuevo y diferente, que nada tendría asimilable al pasado. Todo tenía que ser nuevo y desusado, sin embargo nada ha resultado ser tan nuevo porque las descalificaciones de unos líderes hacia los otros se han proferido con las viejas palabras, las negociaciones han obedecido a los mismos negocios, las reclamaciones y contrapartidas han respondido a los mismos usos y costumbres: poder y sillones.
Muy poco, o nada, ha cambiado, Amigos. Quienes llegaron como fuerzas “emergentes” han respondido a la acepción más elemental de la palabra. Aunque sus líderes hayan querido mostrarse como imprescindibles, como si respondieran a una situación de auténtica urgencia, al final han puesto sus deseos por delante. Lo paradójico ha sido que las dos fuerzas emergentes han afirmado que surgen de una misma situación crítica, que responden a una misma necesidad apremiante, pero se han declarado incompatibles entre sí. Ciudadanos y Podemos se han mostrado tan aversos el uno con el otro, y el otro con el uno, como si fueran enemigos. ¿Caben los “enemigos” en una Democracia? Si la Democracia es auténtica los únicos “enemigos” que pueden existir son los suyos si los hubiera, es decir los enemigos de la Democracia, los antidemocráticos. ¿Lo son, acaso, las fuerzas emergentes? No. Y si no lo son, ¿a qué viene que se consideren, y proclamen, incompatibles entre sí?
Así que volveremos a empezar. Se convocarán unas nuevas Elecciones y los partidos políticos volverán a convocar a sus diseñadores de campañas, que volverán a convertirse en infalibles a ojos de los líderes, a los que se entregará un guión elaborado por redactores igualmente infalibles que, cuantas veces sean necesarias, contravendrán a los líderes que improvisen porque nada debe interferir el proceso de captación de votos que constituye una campaña electoral. Se cuidarán los colores de la propaganda y se eliminarán aquellas cosas que se juzguen contraproducentes, sin consultar previamente con los afiliados y simpatizantes. Se provocarán gestos y se programarán instantes que puedan acercar a los líderes a los futuros electores. Se trata de que los líderes se conviertan en productos atractivos, cuando no en simples atracciones de feria. De poco sirve que un líder tenga poderes ocultos si tales no corresponden a cuanto pergeñan los asesores de imagen. Así será todo hasta Junio, mes en que volveremos a elegir.
Nuestra única esperanza consiste en el hecho, nada previsible, de que todos –sobre todo los líderes- hayamos aprendido y sacado conclusiones del fracaso.


FDO.  JOSU  MONTALBAN         

miércoles, 24 de febrero de 2016


UNA BUENA NOTICIA. UN ACUERDO BUENO

Es una buena noticia que PSOE y Ciudadanos hayan alcanzado un acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez. Lo es principalmente para él y para los socialistas, pero lo es también para todos porque, como se ha venido repitiendo hasta saciedad, la repetición de las Elecciones sería un fracaso de todos y, aunque el acuerdo es solo para la investidura, -y ni siquiera la garantiza porque depende de la actitud e otros-, al menos pone sobre la mesa la posibilidad de que no lleguen a repetirse y la certeza de que, a pesar de todos los pesares, los acuerdos son posibles.
Hay apartados den acuerdo que merecen ser señalados como importantes conquistas. Que los derechos a la Sanidad y a la Educación figuren debidamente detallados en la Constitución merece elogio, lo mismo que lo merece que se plantee un complemento salarial para las rentas más bajas, la rebaja del IVA cultural y el aumento del Impuesto de Sucesiones… De cualquier modo el acuerdo es bueno para esta España en que se está instalando la intransigencia a base de líneas rojas que no se atreven a explicar con la debida solvencia ni siquiera los mismos que las han pintado. Convengo, igualmente, que el acuerdo podría haber sido otro, incluso que puede llegar a ser otro si quienes aún siguen “reunidos” (PSOE, Podemos, Compromís e IU) avanzan, pero los líderes más intransigentes y fundamentales para que el acuerdo se consolide, es decir PP y Podemos, se muestran contumaces amenazando con votar “no”, lo que llevaría inexorablemente a unas nuevas Elecciones.
Hay que seguir, por tanto, alrededor de la mesa buscando lo común a todos para profundizar en ello, y dejando para más adelante aquello que nos diferencia, con objeto de que no nos alejen, porque diferenciarse y poner distancias (marcar líneas rojas) son cosas muy distintas. Desde el 20D Podemos, por ejemplo, ha marcado las distancias con los demás empleando tanto ahínco que tales distancias no se han medido en metros lineales sino en metros verticales, dado que su estrategia ha consistido en construir muros con alambradas entre unos y otros. El problema principal lo han constituido los vetos, lo mismo que en la época medieval había relaciones imposibles en base a purezas de sangre.
Cada cual es responsable de sus propias actitudes. El PP lo es de haberse convertido en indolente ante la corrupción que le ha invadido. Podemos lo es de haber construido auténticos valladares constantemente para poner bretes al PSOE y a Pedro Sánchez. Laas demás fuerzas han obrado con responsabilidad ofreciendo colaboración y comprensión ante el fundamental momento que nos toca vivir y protagonizar. Si llegan a repetirse las Elecciones solo habrá dos posibles culpables, el PP o Podemos. Y sus negativas al acuerdo que facilite la investidura han de ser muy bien explicadas para que resulten válidas o, siquiera, admisibles. La del PP será sin duda una pataleta ante su propia desgracia, pero la de Podemos será una pataleta que responde a su propia ofuscación o a la avidez de poder y la voracidad de su líder Pablo Iglesias que pretende conquistar el Cielo y entronizarse en los altares de la Tierra antes de presentar una carta de merecimientos suficientes ante el tribunal competente.
Otro acuerdo era, y es, posible. Muchos acuerdos eran, y son, posibles. Pero para alcanzar acuerdos es imprescindible que las voluntades sean buenas. Si lo necesario, en este momento, es un acuerdo que regenere la Política y ordene las “viejas” Instituciones, que luche contra la corrupción y profundice la democracia, que disminuya la brecha social abierta tras cuatro años de supremacía del PP, el acuerdo da los primeros pasos. No es un pacto de izquierdas, pero no es tal porque Podemos nunca ha estado dispuesto a ello. Sin embargo es un acuerdo “progresista, reformista y regeneracionista”, que es de lo que se ha venido hablando. “La avaricia rompe el saco” es un refrán popular que debe ser aplicado a Pablo Iglesias y a Podemos. Son ellos los que no han querido y han impedido un acuerdo de otro tipo. Y son ellos los que van a poner el grito en el cielo si, antes, no son capaces de desembarazarse de su soberbia y avenirse a trabajar en beneficio del futuro. De un futuro para todos y no para ellos solos.
Pedro Sánchez puede sentirse satisfecho de lo conseguido teniendo en cuenta las adversidades. De momento no está mal la cosa, aunque unas nuevas Elecciones se atisban a la vuelta del camino. Pero él, de momento, ha cumplido con su deber. ¡Qué sea lo que Dios quiera! (Perdón: cuando hablo de Dios no me estoy refiriendo a Pablo Iglesias Turrión).


Fdo.  JOSU  MONTALBAN    

sábado, 20 de febrero de 2016

EL ACUERDO DEFINITIVO DEL PSOE. LA HORA DE LA VERDAD (LaInformación.com, 20 - 02 - 2016)


EL ACUERDO DEFINITIVO. LA HORA DE LA VERDAD

Toda la gente dice, -ved que uso el término “gente” en lugar de ciudadanía o cualquiera otro más respetuoso, para ajustarme a lo más actual-, que estamos en un tiempo nuevo, como dando a entender que nada del pasado sirve para nada, y que el futuro va a enterrar a unos para encumbrar a los que llegan, ávidos de poder y ansiosos por ocupar un escaño que les lleve en volandas a la posteridad.
El viejo bipartidismo ha durado más de treinta años y ha construido un entramado institucional al que los líderes de los partidos emergentes se quieren encaramar para reutilizarlo a su antojo. Esa es la principal razón de que Pablo Iglesias (Turrón, que no Posse) se haya obstinado en dirigir y administrar el CNI, el CIS, la TVE, la Lucha contra la Corrupción, la Oficina de Derechos Humanos, y bastantes cosas más, como Vicepresidente del Gobierno español que quiere ser. No me cabe ninguna duda de que si el PSOE respondiera a su propuesta con otra en la que él, Pablo Iglesias, pasara a ser Presidente, y se dotara al PSOE con una Vicepresidencia con las encomiendas que él propone, no la aceptaría y correría a esconderse en el rincón más próximo con el rabo entre las piernas.
Esto me permite introducir en sus justos términos el debate que está sobre la mesa, incidiendo en aspectos que están pasando desapercibidos, por ejemplo, que el bipartidismo viejo que tanto se denuesta no fue derrotado el 20D, ni en votos ni en escaños, aparte de que a ese denostado bipartidismo habría que añadirle los votos y escaños de fuerzas regionalistas y nacionalistas tan antiguas como las que forman el bipartidismo. Tampoco ganó realmente la izquierda, ni en votos ni en escaños, de modo que quien se arrogue la disposición a propiciar el cambio, a formar un nuevo gobierno de progreso, ha de poner toda la carne en el asador, dejando las soberbias a un lado y llevando a las mesas de negociación todas las intenciones buenas y ninguna mala.
Han pasado dos meses y aún no se ha avanzado casi nada, salvo que entre bambalinas estén ocurriendo cosas que nos ocultan en las abundantes ruedas de prensa en que se exhiben los líderes sin decir nada de fundamento. En todo caso asistimos a una situación compleja y absurda porque Mariano Rajoy, que tuvo el descaro de destemplar al Rey renegando a la investidura, ahora se regodea en la vicisitud de seguir dispuesto a formar gobierno si Pedro Sánchez –el encargado por el Rey- no tiene éxito. De las fuerzas emergentes cabe destacar el papel mediador de Ciudadanos y el entorpecedor a ultranza de Pablo Iglesias que, por activa y por pasiva, enseña su rabia ante la situación, que nos e caracteriza por su voluntad de facilitar el cambio de progreso, a pesar de que sea capaz de afirmar que se va a dejar la piel en el empeño. (Bien sabe él que cuando se tiene dura la tez de la cara, es muy difícil dejar la piel en ningún escollo). Capítulo aparte, y nada desdeñable por honrado y por valiente, merecen Garzón e IU, que han mostrado su talante favorable al cambio sin pedir contrapartidas imposibles de ser cumplidas.
En realidad, tras la vergonzosa renuncia por desistimiento de Rajoy, sólo Pedro Sánchez sigue en sus trece apostando por el cambio necesario, que sería el cambio hacia un gobierno progresista y de izquierdas, o el cambio imprescindible, que daría pie a un nuevo gobierno regeneracionista que adecentara la Política y ayudara a conseguir una sociedad más digna. Cuando Podemos aborrece a Ciudadanos, -o Ciudadanos aborrece a Podemos-, están obligando al PSOE de Pedro Sánchez a optar por uno o por otro, poniendo en gran riesgo el cambio, necesario o imprescindible, y abocándonos a unas nuevas Elecciones, allá por Junio, que discurrirán afectadas por el hastío de los ciudadanos, es decir de la gente.
Como bien asegura Borrell en una entrevista reciente es Pedro Sánchez el único líder político que está jugando su papel con dignidad. Cuando se trata de alcanzar acuerdos y firmar pactos, siempre son dos las partes que intervienen, por eso resulta muy importante que a la hora de valorar los hechos definitivos, lo primero a puntuar sea la actitud de cada cual, y en ese aspecto hay muy poco que achacar al modo como Pedro Sánchez se está desenvolviendo. Su posición no está siendo laxa ni se está mostrando huraño con nadie. Regenerar la Política y devolver la dignidad perdida a las Instituciones es lo más urgente, principalmente para que no vuelvan a surgir nuevas formaciones emergentes, -que, ahora sí, serían en exceso extremas y peligrosas-, que enterraran al bipartidismo y a las que han llegado después, para sumirnos a todos en la intransigencia propia del patrioterismo.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN

  

lunes, 15 de febrero de 2016

¿POR QUÉ HA DIMITIDO ESPERANZA AGUIRRE? (LaInformación.Com 15 - 02 - 2016)


¿POR  QUÉ  HA  DIMITIDO  ESPERANZA  AGUIRRE?

Esperanza Aguirre ha dimitido porque “es tiempo de sacrificios”, y es por eso que se autoinmola, como una Juana de Arco española y, para más inri, del Partido Popular.
Primero se ha mostrado inocente porque sobre ella no pende ninguna espada de Damocles ya que, como ha afirmado, “ha elegido a 500 personas para los cargos que han dependido de ella y sólo dos le han salido rana”. Lo malo es que uno de los dos ha sido, ni más ni menos, Francisco Granados, que vive en prisión desde octubre de 2014, aunque esté en prisión “preventiva”. Hasta aquí la escueta narración de lo acontecido, que es lo que ha llevado también a Esperanza Aguirre a dimitir porque “no es tiempo de personalismos”. Rajoy se ha limitado a responder con un tajante y contundente “te entiendo”. Pero estoy seguro de que Mariano Rajoy no ha entendido nada o, quizás, está sumido en una temblequera que le hace castañetear los dientes ante la que se avecina. Como poco Rajoy se ha quedado desesperanzado y los militantes del PP, en caso de que quieran esperanzarse de nuevo, tendrán que tener en cuenta que Esperanza Aguirre no da puntada sin hilo.
A la vista de la dimisión no es fácil augurar nada concreto. El mundillo de la Política y de los políticos va a requerir un apartado de tres o cuatro páginas en los periódicos para plasmar este tipo de noticias, como antes se hacía con aquellos “ecos de sociedad” atiborrados de chascarrillos. Mientras llega ese tiempo lo mejor es especular y esperar sabiendo que el desenlace final responderá en buena medida al veredicto de los Tribunales de Justicia. Así ha ocurrido también en esta ocasión, porque la dimisión ha venido justamente después de que, por orden judicial, la autoridad competente haya procedido a revisar la sede del PP madrileño para encontrar pruebas de ilegalidades, ya que hay indicios de ello.
Pero no basta con eso para explicar qué pasa en el PP, por lo que a nadie debe extrañar que se haya abierto el tiempo de las conjeturas. Si hay que dar por buena la declaración de inocencia de Esperanza Aguirre, si hay que valorar positivamente su dimisión responsable en este tiempo en que muy pocos se responsabilizan de lo que pasa a su alrededor, si hay que interpretar en su justa medida la dimisión como Presidenta del PP de Madrid y no la de Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, si todo esto ha ocurrido a la vez, hay que entender que Esperanza sigue aún, como Felipito Tacatún el de la tela de mi niñez, que repetía entre balbuceos “¡yo sigo!”. Eso sí, le ha metido media estocada a Rajoy que le hace caminar renqueando por el coso mientras se va desangrando. Ella permanece en el tendido, tocada con una pamela de color azul, bajo cuyas alas exhibe, y esgrime, esa sonrisa suya, procaz y sardónica, que deja ver dos colmillos mucho más puntiagudos que retorcidos.
Rajoy se va. Se ha dejado embaucar por sus “barones” (porque “barones” los hay en el PSOE y en todos los partidos, incluidos Podemos y Ciudadanos) y ha aceptado disculparse ante Felipe VI para posponer su investidura, pero el Rey se ha mostrado contundente. La estrategia le hubiera servido, tal vez, abusando de la campechanía de Juan Carlos I, pero su hijo se está consolidando a marchas forzadas y ha ordenado al audaz Pedro Sánchez que tome al toro por los cuernos y le doblegue lo mejor que pueda y sepa hacerlo. Rajoy pensaba que Pedro Sánchez era una especie de espontáneo (siguiendo con el símil taurino), que salía del tendido e invadía el coso con un trapo rojo y desaliñado, pero ha resultado ser un diestro, lo cual es incluso más que ser un torero.
Y si Rajoy se va, dado que aún no está del todo claro que Pedro Sánchez culmine su faena con éxito, dado que la corrida que se está celebrando puede depararnos unas nuevas Elecciones, Esperanza se ha colocado al frente y a la espalda el cartel de “presidenciable”, al frente porque es valiente y a la espalda porque es resistente.
Esto es, a mi juicio, lo que hay tras la dimisión de Esperanza Aguirre: una mujer con mucha fe en sus posibilidades que ve como las oportunidades se esfuman con el tiempo. No es joven, pero es más valiente que cualquiera de los jóvenes valores del PP actual. Si las Elecciones llegaran a repetirse, -¡yo espero que no!-, ella propondrá abiertamente un posible Gobierno PP-PSOE, un pacto de concentración, y quizás entonces, al ver las orejas al lobo, todos los líderes ejerzan como tal y sea posible el Gobierno de cambio y de izquierdas que Podemos, ahora mismo, no desea.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN


LOS TITIRITEROS DE MADRID Y LA DECENCIA (El Diario Norte, 15 - 02 - 2016)


LOS TITIRITEROS DE MADRID Y LA DECENCIA

Yo no se si el asunto de los titiriteros de Madrid merece tanta atención como se le viene dando, quizás debería haber pasado desapercibido, del mismo modo que la misma representación del mismo grupo teatral (¿?) en Granada poco tiempo antes lo pasó, pero fue el propio Ayto. de Madrid el que alertó a todos cuando denunció al grupo. Fue la misma concejala que dio vía libre a la contratación de los titiriteros, Celia Mayer, la que hizo la primera denuncia… y ahí empezó todo. La decisión, más espectacular que calculada con rigor, de hacer pasar algunas noches en la cárcel a los comediantes ha puesto el resto. Cuando escribo esto los titiriteros ya están en la calle, pero el debate no ha ganado rigor porque, ya, la división de opiniones se ha embarullado tras las intervenciones de algunos personajes del PP, de las que merece mención la del Ministro de Interior Jorge Fernández: “ETA desea a Podemos”. Merece también una breve reprimenda la aportación de Ada Colau: “La sátira no es delito”, sin pararse a medir el contenido de la frase.
La conclusión es que en lugar de hablar o admirar a la Luna que alguien ha apuntado con su dedo, todos nos hemos quedado boquiabiertos opinando sobre el dedo. Y yo creo que de todo este asunto sólo ha salido algo airosa Manuela Carmena, la alcaldesa, que ha pedido disculpas por ello e, incluso, se ha autoinculpado: “Hay algo que no hemos hecho bien”. Después de dicho esto, y haciendo valer sus estudios y profesión anteriores, ha opinado sobre las detenciones como excesivas. De acuerdo. Sin embargo, ha venido observando que en todos los debates radiofónicos o televisivos se ha hablado de ello, y que todos los ciudadanos (“gente”, según algunos) han opinado  sobre ello en los más diferentes ámbitos. Pero me permito puntualizar que no son muchos los que conocen qué fue lo que representaron los titiriteros, lo cual ha polarizado el debate en la figura del Juez Ismael Moreno. Del que se subraya su procedencia militar con mayor intensidad que su condición de Juez o su trayectoria como tal.
Es esto lo que me lleva a escribir este artículo, principalmente para poner al mismo nivel, -de honor o de infamia-, a los necios y provocativos titiriteros, y al Ministro Fernández. Creo que ante las tres letras criminales (ETA) no caben las sonrisas acomodaticias ni las venialidades, de modo que es exigible mucho rigor en quien las escribe, y un profundo respeto, porque en su nombre fueron asesinadas más de mil personas. Desde luego que aquel que sienta ganas de reír, en lugar de ganas de llorar, al escuchar la fatal palabra, no merece respeto ninguno. Y no es ningún atenuante que el uso del término lo haga una persona disfrazada, o sea un titiritero. ¿Acaso no actuaban disfrazados con una capucha los etarras, aunque no fueran titiriteros?
Siempre me ha parecido bien que las Artes y las Letras, la Música o cualquier tipo de expresión artística, lleven implícitos mensajes subliminales que inciten a pensar, o alerten de las situaciones complicadas o peligrosas, o conciencien de cara al futuro, pero ¿suponía algo de todo esto la actuación de los titiriteros? ¡Veamos el argumento! Una Bruja que vive en una vivienda como arrendataria recibe al propietario de la casa, el cual le reclama que le pague lo que le viene debiendo: la bruja mata al propietario que, previamente, había violado a la bruja; una monja, que pretende adueñarse del niño parido por la bruja (que había sido violada), también muere a manos de la bruja, por lo que acude un policía al lugar y, ante los forcejeos de la bruja, el policía deja a la bruja malherida, si bien pone sobre su cuerpo el fatídico cartel con la leyenda (GORA ALKA-ETA), y por fin un Juez condena a la bruja a la horca, si bien ella aprovechando un descuido del juez le ajusta la soga a su cuello de modo que, a la postre, es el Juez el ahorcado. Más o menos la cosa discurre de ese modo. Curiosamente en el ptopio título aparece esta leyenda: “A cada cerdo le llega su San Martín”.
Y bien, creo que es suficiente la aclaración. No para justificar ninguna detención que bien puede calificarse como “excesiva”, pero sí para que nadie piense que en la obra representada reina la inocencia. Quizás no se puedan tipificar los hechos como enaltecimiento del terrorismo, -de eso sabrán los jurídicos-, pero constituyen una maldad, una aberración que merece todas las críticas. Quienes han ocultado la cabeza debajo del ala, para ocultar responsabilidades y eludir compromisos, deberían salir de su cobardía para poner el mismo énfasis en despreciar la representación teatral y en criticar el exceso que ha podido suponer el encarcelamiento de los titiriteros.
Os lo digo yo, que sé lo que es ir escoltado y sé lo que es ver mi nombre y apellidos en un listado de amenazados de muerte firmado por ETA. Es por eso que reclamo tanta comprensión como clarividencia y rigor ante los hechos y las personas que los han protagonizado.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN         

miércoles, 10 de febrero de 2016

LA RECUPERACIÓN DE LAS IDEOLOGÍAS (Deia, 10 - 02 - 2016)


LA  RECUPERACIÓN  DE  LAS  IDEOLOGÍAS

Llevo un tiempo dudando de casi todo lo que dicen los líderes políticos y sus comentaristas. De los primeros porque dicen lo que no están dispuestos a hacer, o hacen lo que no han prometido previamente. De los comentaristas porque leen o interpretan lo dicho por los líderes poniendo previamente un cristal ante sus ojos, eso sí, coloreado a su antojo. La Política es una ciencia demasiado inexacta, ni siquiera una ciencia. Es una disciplina que conduce los pensamientos hacia derroteros perseguibles. Es una filosofía que influye de forma trascendental en los comportamientos de los ciudadanos y de quienes dirigen sus destinos. Es todo esto y mucho más. Ahora mismo la Política es algo denostado por la mayoría de los ciudadanos. Y los políticos, entendidos como clase o casta, son gente despreciable que no cumple con sus obligaciones, que utiliza sus puestos predominantes para favorecerse a sí mismos con prebendas y privilegios, que se adueña de los caudales públicos o ayuda a que lo hagan sus correligionarios y familiares, que gobierna sólo para saciar su autoritarismo desenfrenado… Quizás  porque quienes la ejercen y desarrollan no han leído ni interpretado la sencilla definición que hace de ella el Diccionario de la R.A.E.: “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. Actividad de los que rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”.
De momento, una vez que la noción de “Estado” ha caído en crisis, los políticos (y los gobernantes) solo quieren dedicarse a regir los asuntos públicos, cada vez menos comprometidos por el Estado que apenas se ha convertido en una Nación en el orden puramente territorial, que incluye naciones diversas, nacionalidades y regiones que los gobernantes, erróneamente, consideran tan importantes o más que el Estado. En la España actual hablar del Estado español como aglutinante de todas las naciones, nacionalidades, comunidades autónomas y regiones que componen su territorio global provoca rechazo social. No solo eso, sino que la componenda llamada en la actualidad “derecho a decidir” ha venido a servir como la mejor coartada para reivindicar unos derechos territoriales, muy por encima de los derechos inherentes al Estado. En realidad la reivindicación de este derecho, -que traslada al lenguaje más cotidiano el importantísimo derecho de autodeterminación, y convierte el derecho de los pueblos perseguidos y oprimidos en una reivindicación arbitraria-, ha puesto en crisis al Estado como garante de las vidas y los modos de convivencia de los ciudadanos.
Es labor de los politólogos y comentaristas de todo tipo esclarecer las razones, ocultas o patentes, que justifican y explican el proceder de quienes, al frente de las instituciones, gestionan la cosa pública, pero la labor de los políticos debe huir del mero objetivo de agradarles para que sus opiniones sean las más halagüeñas, en suma, que los políticos deben huir del pragmatismo y volver a aferrarse a las ideologías, cada cual a la suya. La crisis de las ideologías, el final de la Historia, junto a otros términos incorporados a la nomenclatura política, han venido a sepultar a las viejas ideologías (socialismo, comunismo, liberalismo, anarquismo, etc…) a las que se tacha de ser instrumentos viejos, útiles enmohecidos por el paso del tiempo, pero en esencia nada ha cambiado tanto como para echar un borrón y abrir una cuenta nueva.
Sí, han cambiado las estructuras sociales, la Economía es la estrella que lo guía todo, que supedita todo a ella, pero si tal ocurre es porque la Política y los políticos se han convertido en sus criados en lugar de erigirse en sus señores. No es extraño ver como los dirigentes políticos se echan en manos de los prebostes económicos para diseñar unas políticas que tienen el factor humano y la cuestión social en muy segundo orden. El primer orden siempre es la “estabilidad”, que es un concepto que casi nadie sabe definir con meticulosidad ni explicar, salvo el malvado capitalismo y sus secuaces. Y se producen paradojas inexplicables. Si los capitalistas y los empresarios son los que generan el empleo y crean los puestos de trabajo, ¿quién genera el desempleo y destruye los puestos de trabajo? ¡Asombraos Amigos! No encontraréis a nadie que acuse a los empresarios o al Capital de tal afrenta a los ciudadanos, porque encontrarán a algún político al que responsabilizar de la tragedia. Cuando los gobiernos no cuentan con mayorías solventes suele decirse que el Capital se retrae, o está a expensas, o permanece vigilante, o… Y en esos periodos los políticos, sobre todo si pertenecen a los grupos de izquierdas, son los responsables (culpables, más bien) de todo. Cuando las mayorías son de derechas el Capital va y viene con libertad, especula con desparpajo, juega con el empleo al que somete a unas reglas brutales que nunca tienen en cuenta que cada empleo, ganado o perdido, corresponde a una persona que tiene vida propia y, además, reclama dignidad.
Ya es el tiempo de recuperar las ideologías, porque el pragmatismo que no está basado en principios ideológicos concretos deviene en pura tecnocracia que, casi siempre, impone normas y comportamientos poco democráticos. En el actual momento que atraviesa España, en que cuatro fuerzas políticas juegan con sus mayorías, holgadas aunque minoritarias, a imponerlas a las demás, resultan claras sus vinculaciones ideológicas: puede concluirse que al bipartidismo bipolarizado (PP-PSOE) ha venido a sustituirle, sin llegar a conseguirlo, un nuevo “bipartidismo emergente”, igualmente bipolarizado (Ciudadanos-Podemos). El resultado último ha sido un nuevo bipartidismo con una derecha formada por PP y Ciudadanos, y una izquierda formada por PSOE y Podemos. Nada nuevo, por tanto, salvo que unos y otros, en su afán por pescar en el río revuelto, han negado casi todo, inventando términos que no significan nada pero que intentan llenar los debates de dudas que impacientan a los oyentes, y de añagazas falsas que engañan a los más aventureros.
Toda duda es gratuita cuando se trata de discernir entre la izquierda y la derecha, porque ambas existen y son diferentes en sus premisas, en sus diagnósticos y en las terapias que aplican a cada enfermedad o estado morboso de la sociedad. Por más que quienes tienen el viento a favor nieguen el tradicional bipartidismo, que tiene que ver con las ideologías tradicionales, existen izquierdas y derechas, arribas y abajos, ricos y pobres, privilegiados y perjudicados por el sistema, que ya es común a las ideologías en vigor, y que se llama capitalismo. Las personas, los hombres y mujeres no somos números que engrosamos una cantidad, no somos gente, ni un aluvión de individuos, ni una masa informe. La gente no tiene un único cerebro que piensa, sino que está formada por muchos cerebros que piensan, y que lo hacen de modo diferente. Preocuparse de la gente no es lo mismo que ocuparse de los individuos o los ciudadanos. El pragmatismo se ocupa de la gente; las ideologías se ocupan de las personas.
Por el bien de las personas debemos recuperar las ideologías, sobre todo, las ideologías de izquierdas.

FDO.  JOSU  MONTALBAN  

jueves, 4 de febrero de 2016

PSOE-PODEMOS, EL PACTO PENDIENTE (LaInformación.com, 01 - 02 - 2016)


PSOE-PODEMOS, EL PACTO PENDIENTE

Tras las Elecciones del 20D el dilema más enrevesado está en las manos del PSOE. Las razones son variadas, pero hay una esencial: el PSOE es el partido del que se espera un tratamiento juicioso de la nueva situación, como corresponde a su propia composición y como se desprende de su trayectoria y de su larga Historia, con especial atención a la construcción de la Transición española tras el larguísimo franquismo. Ese dilema se “enrevesa” aún más por la condición inherente al PSOE de ser un partido de gobierno, un partido de Estado, y no un partido meramente agitador o revolucionario. De modo que aunque la nueva situación haya incorporado dos nuevas formaciones políticas al conocido “bipartidismo”, sigue siendo el PSOE el depositario de la confianza de los ciudadanos.
El PSOE ha quedado segundo en la carrera electoral, pero es el primero en la clasificación referente a la confianza depositada, de modo que será él quien articule la solución definitiva o iremos a unas nuevas Elecciones. El PP se ha quedado tan solo como desamparado, y como al perro flaco todo son pulgas, le han salido al paso más escándalos y corrupciones que interfieren e imposibilitan cualquier acompañamiento. Sin embargo el PSOE también está encontrando serias dificultades, y no solo procedentes de sus adversarios electorales, sino de sus propias filas. De pronto han surgido, como si se tratara de un nuevo estrato en la composición del partido, los famosos “barones”. Se trata de una figura “viral” que debe ser erradicada con la máxima urgencia porque, como se está viendo, ofrece una visión del PSOE que le muestra como una jaula de grillos y le resta consistencia a sus posiciones. Lo curioso es que los “barones” actuales, -así llamados porque proceden de los viejos barones de la Transición-, no tienen el aplomo ni la claridad de objetivos de aquellos, en suma, que se han convertido en un problema para el Secretario General Pedro Sánchez, en lugar de ser una ayuda desinteresada.
Desde el principio Pedro Sánchez ha venido anunciando sus preferencias, pero sobre todo ha marcado un único camino: buscar un pacto de izquierdas. El PP ha quedado no solo aparcado sino relegado, y aunque hayan surgido algunas voces disidentes en el PSOE, nada le ha doblegado. Es muy encomiable su empeño, y lo es aún más su insistencia aunque el partido llamado a completar su empeño, -Podemos-, se haya mostrado egoísta, mezquino y, en exceso, desleal. Pero Pedro Sánchez mantiene la línea emprendida para que todos tengan claro, dentro y fuera del partido, que el PSOE mantiene su rigor y su fortaleza a pesar de que sus resultados electorales hayan sido los peores de su Historia. En este camino ha encontrado a una fuerza como Podemos, cuya característica más notoria es la voracidad. Su líder emblemático sabe que su mejor y única estrategia pasa por desacreditar al PSOE recurriendo al tiempo pasado, o negar la existencia del espacio ideológico que ambos comparten, también con IU. Cuando Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) afirmaba que “Podemos no es de izquierdas ni de derechas”, estaba creando ese espacio etéreo que, junto a las denuncias de corruptelas e ineficacias, pretendían hacer del PSOE un partido “viejo” e inservible… Pero ese empeño de Iglesias ha fracasado.
Ahora que Pedro Sánchez ha decidido pactar un nuevo gobierno “de cambio y de izquierdas”, que solo puede ser articulado con Podemos, se pondrán a prueba las condiciones y capacidades que deben definir a los líderes políticos en un sistema democrático. De poco le ha servido a Podemos poner a prueba la entereza del líder socialista anunciando la composición de medio Gobierno a toda España antes de negociar con quien es el llamado a presidir tal gobierno, porque Pedro Sánchez no se ha enrabietado lo suficiente como para hacer trizas la baraja, que es lo que buscaba Pablo Iglesias. Otra vez es el PSOE el que antepone lo mejor para todos (el cambio), a lo mejor para sí mismo. Otra vez está en las manos del PSOE dar salida al laberinto y resolver el dilema (“trilema” más bien) en que nos han sumido las Elecciones. Y lo hará, salvo que la voracidad de Podemos se convierta en enfermiza y no se sacie con nada.
Los programas electorales del PSOE y de Podemos son prácticamente coincidentes en sus propuestas. La aplicación de uno u otro culminará en el mismo modelo social, por lo que un desacuerdo final que impida un pacto de gobierno tendrá su causa en la obstinación de cada cual por imponer unas condiciones desaforadas. En este aspecto, las actitudes están claras: el PSOE busca el acuerdo con naturalidad mientras que Podemos supedita toda su colaboración a realzar la figura de su dirigente Pablo Iglesias, quien muestra una “soberbia intelectual” cada vez que habla que no pasa inadvertida a nadie, ni siquiera a su amigo Monedero.
La coincidencia en sus programas se convierte en un hándicap cuando la voracidad está presente en la estrategia de Podemos. Dicha coincidencia se convierte en una razón para que se desmidan aún más las ambiciones de Pablo Iglesias, mucho más empecinado en ofrecer “sonrisas del destino” (que Sánchez le debe “agradecer”), en “conquistar los cielos”, que en convertir la Tierra en un paraíso, o como poco en un lugar agradable para la convivencia.
Pero un fracaso en las negociaciones entre el PSOE y Podemos no solo ha de responsabilizar socialmente a quien lo impida sino que influirá de modo fundamental en las decisiones posteriores de los votantes. Pedro Sánchez ya ha anunciado que el pacto de izquierdas es su única prioridad. Pablo Iglesias todavía no lo ha hecho. ¡El sabrá a qué responden sus altanerías y sus estrategias!


Fdo.  JOSU  MONTALBAN       

O ES IMPOSTURA O ES SOBERBIA (El Diario Norte, 04 - 02 - 2016)


O ES IMPOSTURA O ES SOBERBIA

Si los resultados que nos depararon las Elecciones Generales del 20D hubieran caído en manos de líderes capaces de hacer renuncias, o de asumir riesgos, ya tendríamos gobierno en España. Pero aún no lo hay porque el resultado, tan endiablado, ha hecho más débiles aún las capacidades de los líderes. Ni el líder ganador ha advertido que la endeblez de su victoria debería humillarle para ofrecer un programa de máximo consenso en que cupieran todos. Ni el líder de la segunda fuerza ha advertido que caben muchas fórmulas, al menos cuatro, en las cuales, en todas ellas, el grado de consenso debiera ser muy elevado, porque la reforma constitucional es cosa de todos y requiere muchos apoyos parlamentarios, como lo son la regeneración democrática, la lucha contra la corrupción, la incertidumbre provocada por el proceso catalán y el acuerdo en torno a ese “derecho a decidir” que suena más bien a fracaso de la política y debilidad del sistema democrático. ¡Qué decir de los nuevos líderes! Han llegado, según sus respectivos responsables de comunicación para salvar la Democracia perdida, para “rescatar” a la gente, pero el falso orgullo les muestra altaneros e infalibles, que son dos formas de ser incompatibles con la Política honrada.
De los cuatro líderes hay uno que sobresale por su peculiaridad: el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Su comportamiento ha resultado tan estruendoso como ineficaz hasta ahora. Siendo, como lo es Podemos, de izquierdas, comportarse como lo viene haciendo, es propio de impostores o de soberbios, o quizás de las dos cosas a la vez, que acaso responda a su pusilanimidad encubierta. Si tras la primera entrevista con el Rey obró indecentemente en relación al PSOE, al que desafió presentando en público a la mitad del posible Gobierno de coalición PSOE-Podemos, antes de que Pedro Sánchez tuviera conocimiento de ello, con su propia figura en la Vicepresidencia, tras la segunda entrevista con el Rey se ha permitido perdonarle la vida (”no quiero meter más presión a Pedro Sánchez que la que ya tiene en su partido, pero es importante que se decida ya”), y le ha conminado a que “sea valiente”.
Yo no sé lo que es “ser valiente” en Política, pero mucho me temo que el PSOE, por defender unos valores importantes –igualdad, solidaridad, libertad- tanto como por su bagaje, experiencia e historia, tiene en su haber muchas más señas de valentía que Podemos. Pablo Iglesias es un trilero estupendo, que continuamente marca líneas y somete a los demás a pruebas definitivas, en esta ocasión han sido que es preciso conseguir las abstenciones de los independentistas catalanes –Convergencia y ERC- de cuyos dirigentes dijo que “no tienen cuernos ni rabo”. Pues claro, desde el advenimiento de la Democracia no hay en España diablos extraños, salvo aquellos que, de vez en cuando, entroniza Podemos.
Resulta más que evidente que Pablo Iglesias se comporta como un impostor o como un soberbio. Ya lo adelantó Monedero, al menos en dos ocasiones, cuando rehuyó pertenecer a la Dirección de Podemos bajo el mandato de Pablo Iglesias, y hace unos días cuando le ha calificado como portador de “soberbia intelectual”. La soberbia es orgullo desmedido, aunque se quiera diluir lo perverso del término en el calificativo “intelectual”. Y es una auténtica pena que una formación necesaria como Podemos esté siendo dirigida por una especie de iluminado conquistador de los cielos, por un administrador de sonrisas de la fortuna, al fin, por un pusilánime enmascarado con una careta de divinidad todopoderosa.
Pedro Sánchez ha anunciado en varias ocasiones su intención de buscar una mayoría con Podemos como aliado preferente, sin lanzar previamente ningún kikiriki ni recurrir a bravuconadas. Si el que se ha dado en llamar “gobierno de cambio” no llega a consumarse, habrá que buscar las razones en la cerrazón del que aspira a ser Vicepresidente para “controlar” al Presidente Sánchez. En eso también Pablo Iglesias ha resultado ser un izquierdoso populista y acomplejado.
Tengo depositada mucha ilusión en que llegue a consumarse el Gobierno PSOE-Podemos-IU, con las abstenciones que sean precisas, pero ha de ser un Gobierno que eduque a Pablo Iglesias para que aprenda a ser útil para nuestra democracia, y no solo para alimentar su orgullo desmedido. De momento su comportamiento ha respondido, sobre todo, a su impostura o a su soberbia. O a las dos.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN