lunes, 25 de abril de 2016

CADA PALO CON SU VELA (LaInformacion.com, 26 - 04 - 2016)


CADA PALO CON SU VELA

El tira y afloja que han venido manteniendo los líderes políticos desde el 20D permite sacar algunas conclusiones importantes, principalmente por el empecinamiento mostrado por los lideres de las cuatro formaciones que obtuvieron el mayor número de escaños. Esas cuatro eran las llamadas a construir la mayoría suficiente para elegir un Gobierno más o menos estable. Tras conocer los resultados, tan enrevesados y difíciles de congeniar, los cuatro líderes sabían a qué se enfrentaban, sabían que lo perfecto (cualitativamente) es enemigo de lo bueno, porque ni cabía formar un gobierno de izquierdas ni era aconsejable un gobierno de derechas. Después de cuatro años de gobierno depredador del PP se entronizó en el debate político el término “cambio”, de pronto todos se empeñaron en propugnar un cambio que contó con todos los parabienes a pesar de la mayoría de votos obtenida por el PP. Pero para que el cambio llegue a consumarse es justo y necesario que las voluntades de los lideres no sean herméticas sino maleables.
En Política todo lo que no son mayorías absolutas exige maleabilidad. Si no se puede acordar ni pactar todo, habrá que pactar lo fundamental, y si eso tampoco es posible, habrá que priorizar qué es lo que se acuerda y qué es lo que se deja pendiente, sesteando hasta que una nueva oportunidad que nos depare una diferente muestra de escaños nos lo permita. Pero no ha sido posible a pesar de que Pedro Sánchez haya agotado todas las vías y oportunidades para el acuerdo. Conseguir los 176 escaños necesarios para formar un Gobierno obliga a los líderes a dejar a un lado la intransigencia y consolidar sus liderazgos mostrando sus dotes negociadoras, pero alguien de nombre histórico, -Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse)-, ha preferido “hacer negocio” más que negociar. Para ello ha dinamitado, primero todos los acuerdos, y después el único acuerdo escrito que había sobre la mesa entre PSOE y C´s. Sí, es verdad que C´s no es un partido de izquierdas, ni demasiado progresista, pero bien se le puede adscribir al reformismo, necesario en un país tan afectado por la corrupción, que aún tiene pendientes algunas actualizaciones y revisiones institucionales (Ley Electoral, Reforma Constitucional, etc…) que requieren consensos y mayorías fuertes. De modo que cualquier posible acuerdo o pacto que consiga los 176 escaños necesarios ha de obedecer a las cesiones necesarias y no a las imposiciones.
Ni líneas rojas, ni vetos. Quien los impone como condición indispensable, cuando los imprescindible ahora mismo es culminar acuerdos entre líderes que serenen y ofrezcan confianza a los ciudadanos. Solo están mostrando la gran vulnerabilidad de sus liderazgos. Observad que sólo ponen líneas rojas y vetos aquellos líderes que no están apoyados en mayorías absolutas, lo que les lleva a mostrar su “absolutismo” en esas líneas rojas y vetos que son incompatibles con el sistema democrático de mayorías y minorías. En este sentido cabe valorar la actitud de los líderes de los cuatro partidos, los dos clásicos (PP, PSOE), y los dos emergentes (Podemos y C´s).
Mariano Rajoy ha mostrado desidia y abandono en sus funciones. Siendo el líder del partido más votado debería haber intentado algo más que esperar el fracaso ajeno. En realidad, admitiendo su imposibilidad, debería haberse hecho a un lado renunciando de forma terminante y decisiva al Gobierno para él y para su partido en esta Legislatura que comienza.
Ante su desidia Pedro Sánchez tomó su responsabilidad como segundo líder más votado. El esfuerzo que ha realizado ha sido notable: si la política desarrollada por el PP ha dejado tantos problemas sin resolver, y ha provocado otros nuevos, Pedro Sánchez enarboló su propia responsabilidad, no muy auxiliado ni siquiera por algunos de sus “barones” regionales. He ahí su grandeza. Su éxito ha consistido en firmar el único acuerdo entre diferentes tras las Elecciones, por cierto, un acuerdo de cambio (tenue y reformista pero de cambio) en estos tiempos de tanto dolor como intransigencia.
Pablo Iglesias ha mostrado algo más que su coleta en este proceso. Busca la hegemonía de su formación en el ámbito de la izquierda mucho más que la solución de los problemas desde la izquierda. Su modelo es el griego Tsipras, aunque ya no hable de él. Su empeño consiste en llegar al poder y conquistarlo mediante cualquier estrategia; ninguna promesa, por desmesurada que parezca se le resiste. Cuando desmantele las izquierdas (PSOE, IU), si es que lo consigue, tendrá el camino expedito y tendrá que ser Europa la que rectifique sus excesos, mucho más fundados en el rigor de las vidas de los ciudadanos que en las posibilidades reales. Se trata de un irresponsable que busca votos a cualquier precio, incluso los votos que proceden de la desesperación. Para él importan los votos mucho más que las políticas a desarrollar: el poder importa más que el Gobierno.
Albert Rivera es oportunista, lo cual no es bueno ni malo. El descrédito de la vieja derecha, acuciada por una corrupción galopante y enfermiza, le abrió un hueco amplio que ha ocupado con naturalidad. Le basta con no mezclarse demasiado con el PP, ni en sus estrategias ni en sus políticas. Igualmente enarbola su parte de protagonismo en la consecución del acuerdo con el PSOE, basado en un programa centrista, reformador y pragmático.
No se puede avanzar más, porque lo urgente es lo posible, aunque no sea lo definitivo. Las nuevas Elecciones de junio no depararán resultados muy diferentes a los del 20D, pero su lectura ha de hacerse de forma muy diferente, porque la provisionalidad de un Gobierno derrotado, como es el de Rajoy, siempre es menos eficaz que la estabilidad de un Gobierno definitivo que se base en acuerdos, cesiones y renuncias, sean del cariz que sean.
Todo esto sería más fácil si Pablo Iglesias el Intransigente (y Acomplejado) “se cortara la coleta”… ¡Ya me entendéis!


Fdo.  JOSU  MONTALBAN  

viernes, 22 de abril de 2016

LA ESPAÑA PROVISIONAL (LaInformacion.com, 22 - 04 - 2016)


LA ESPAÑA PROVISIONAL

Ante los muchos términos entronizados en el lenguaje político, como consecuencia del debate sin límites que se ha desencadenado alrededor del controvertido “derecho a decidir”, me permito someter a la consideración de quienes lean este artículo un nuevo concepto: “la España Provisional”. Los libros de Geografía deberán diseñar con mucho cuidado su apartado de mapas, porque si el susodicho “derecho” llega a desarrollarse de forma indiscriminada y arbitraria, casi todas las líneas que delimitan actualmente comunidades autónomas, regiones o provincias habrán de ser discontinuas y, sobre todo, provisionales.
El término “confluencias”, con el que Podemos define y nombra las relaciones con formaciones del más variado origen social y geográfico, parece obedecer a la casualidad. Normalmente se confluye en un punto porque el origen de los caminos que llevan a él puede ser muy diverso, incluso opuesto. Por ejemplo, son confluencias Compromís, En Comú y En Marea, tres formaciones que están dispuestas a que se ejerza el “derecho a decidir” en Valencia, en Cataluña y en Galicia. Del mismo modo que Podemos parece dispuesta a que en la Comunidad Vasca y Navarra también se ejerza tal derecho. Y no lo está en el mismísimo Madrid porque allí tienen a Manuela Carmena como cortafuego, una mujer que ella sola se basta y sobra para domeñar al equipo “podémico” de concejales y concejalas que, de momento, le han causado más percances y disgustos que alegrías.
Cuando se pone ese invento llamado “derecho a decidir” en el frontispicio de los derechos fundamentales, se está haciendo un uso artero e interesado del derecho de autodeterminación recogido en la legislación internacional, para regular situaciones relacionadas con conflictos armados, guerras u ocupaciones de países o territorios por parte de otros. El “derecho a decidir” no existe como tal, obedece a una artimaña que actúa como añagaza ante los ciudadanos, a los que tienta ofreciéndoles una opción que corresponde, en todo caso, a todos los ciudadanos del Estado y no solo a los de alguna de las regiones o provincias. De algún modo, desvirtúa el significado y la dimensión del Estado, que es un término antiquísimo, -desde Platón hasta nuestros días-, que ha servido para, a lo largo del tiempo, contrarrestar los riesgos que una sociedad tribal y deslavazada podía acarrear a los humanos.
En su estrategia de captación de votos, Podemos se confunde interesadamente con las formaciones regionalistas o nacionalistas de los lugares en que participa electoralmente. En Galicia confluye con las fuerzas independentistas, del mismo modo que compite en Euskadi con Bildu, -a quien aspira aa fagocitar-. Igualmente ha confluido en Cataluña con formaciones que han tenido a gala denostar todos los símbolos y costumbres que pudieran oler a España. Este comportamiento, que pone en riesgo los límites y las estructuras del Estado, constituye un hándicap para los españoles como ciudadanos que son, pertenecientes a ese Estado llamado España. De algún modo la incertidumbre provocada hace que España y su Estado puedan caer en una provisionalidad que impida o dificulte avanzar en la defensa de los derechos de la gente y en la mejora de sus condiciones de vida y de su bienestar.
Dado el escaso rigor del que hacen gala quienes enarbolan el “derecho a decidir” como un derecho inalienable, me permito definir la provisionalidad que afecta a todos los españoles siguiendo las tesis y comportamientos de Podemos. Imaginemos que ese derecho a decidir se desarrollara en las regiones que usan el término y que, posteriormente, se siguieran a rajatabla sus dictámenes. Las Comunidades en que tal derecho se solicita realmente suponen, en población, más de 18 de los 46 millones de españoles, es decir casi un cuarenta por ciento de la población. Pudiera ocurrir que en las respectivas regiones la decisión secesionista obedeciera a victorias pírricas de los secesionistas, lo que llevaría a que el Estado se resquebrajara por la voluntad de poco más del quince por ciento de la población del Estado.
No me duelen prendas en afirmar el absurdo valor de los cálculos que he hecho. Es tan absurdo y ridículo como eso del “derecho a decidir”, que convierte al Estado español en un Estado provisional y, como tal, incapaz de servir a su misión como Estado en la defensa de todos sus ciudadanos.

FDO.  JOSU  MONTALBAN      

POLÍTICA "ESPECTÁCULO" (Deia, 22 - 04 - 2016)


POLÍTICA “ESPECTÁCULO”

En medio de la crisis, -económica, política, social, de valores-, se ha abierto paso la Política “espectáculo”. Se trata de un modo de hacer que busca el impacto mediático por encima de la eficacia. Una foto tiene más importancia que cualquier texto escrito y espeso que valore realmente la situación y proponga medidas concretas que resuelvan los problemas. Nunca, como ahora, ha cobrado tanta vigencia el dicho “una imagen vale más que mil palabras”.
Que ese modo de hacer la Política esté entronizado en la ciudadanía es más o menos lógico, porque los ciudadanos, -la gente-, está ya bastante ocupada en sus trabajos poco y mal remunerados, en sus problemas familiares donde siempre hay algún anciano desatendido por los poderes públicos, o algún hijo atribulado por algún empleo precario, o por alguna hipetaca amenazante. Siendo así la información provee imágenes y no ideas o propuestas. Los líderes se van forjando a base de reunirse, unos con otros, mostrándose a la entrada y salida de sus reuniones, con sus rostros risueños y acogedores, pero no aportan ni una sola idea o frase luminosa que no esté basada en la ambigüedad, eso sí, una ambigüedad calculada.
En pleno proceso de negociación para la búsqueda del nuevo Presidente del Gobierno español, que bien puede ser considerado un trance fundamental para la Democracia, todo han sido poses. Los supuestos líderes han cuidado sus vestimentas eligiendo los trajes apropiados, sus ademanes han sido dirigidos por escenógrafos que, previamente, habían elegido los lugares adecuados para que las tomas de las cámaras fueran grandiosas. Más aún, los líderes no han querido distinguirse unos de otros: como jefes de expedición han acudido a sus citas flanqueados por sus respectivos séquitos, debidamente ordenados, todos ellos mostrando un tono hierático que casi siempre ha contrastado con la remisa sonrisa del líder que de vez en cuando se digna a saludar a alguien que aparece por allí de forma casual. Veamos de nuevo, para corroborar todo esto, las imágenes del encuentro que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias protagonizaron en la explanada del Congreso de los Diputados: nadie podría ni siquiera imaginar que algo que comenzaba de forma tan ceremoniosa, fuera a terminar en la más rotunda inanidad. Sin embargo, la parafernalia fue tan espectacular, y el marco tan exclusivo, que el fracaso posterior pasó casi desapercibido.
Es el sino de la actual Política. Lo espectacular por encima de lo comprometido y de lo eficaz. ¿Qué decir de esa nueva forma de liderazgo político que deposita la responsabilidad de sus propias decisiones en eso que llaman “bases”, que vienen a ser los afiliados del partido correspondiente? Si por algo han de distinguirse los líderes es por el riesgo que asumen. Cuando un líder se pone en manos de la militancia de su partido para decidir sobre un asunto concreto, está repartiendo las responsabilidades que le corresponden a él y a su Junta Directiva entre la masa de adeptos y entregados que, por su propia condición de tal, difícilmente le van a proveer una sorpresa negativa… ¿Y si así fuera? Es evidente que cuando las “bases” de una formación política, mediante una votación cualquiera, conminan a su líder a actuar en sentido contrario al que haya propuesto, le están invitando de forma civilizada a que abandone la dirección del partido, por eso son tantos los líderes que no toman partido, argumentando que quieren que el voto de los militantes se ejerza en absoluta libertad. Este tipo de comportamiento constituye igualmente una huida de los líderes políticos, o una desidia ante sus obligaciones como líderes.
De entre las muchas prácticas que los líderes vienen ejerciendo en los últimos tiempos otra es la del fichaje de estrellas, incluso por parte de formaciones que dicen tener un número extraordinariamente elevado de afiliados, militantes, o simplemente registrados. Los fichados son presentados públicamente, en el marco adecuado, cuidando los detalles, ocultando por ejemplo que hubiera pertenecido en alguna ocasión a alguna de las formaciones “malditas”, o que hubieran colaborado con anteriores gobiernos dirigiendo o ejerciendo responsabilidades institucionales. La contradicción tiene lugar cuando los líderes subrayan el importantísimo (por elevado) número de adeptos, a la vez que muestran la escasa importancia que dan a sus militantes, teniendo en cuenta que han de recurrir a la calle para buscar lo que no hallan en su casa. Incluso hay quienes recurren a circunstancias especiales para reforzar algunas presencias, por ejemplo, Arnaldo Otegi está siendo presentado ya como candidato a Lehendakari aunque se halle inhabilitado judicialmente para presentarse a la elección para dicho cargo. ¡Oportunismo y algo más! En el mismo lugar, peculiar y oportunista, cabe poner a Podemos en Euskadi, que ha recurrido a una señalada Juez para encabezar su lista en las próximas Elecciones Vascas. ¿Cómo se puede entender que una formación que dice contar con un número de registrados (es decir, afiliados) tan importante, superior al del resto de las formaciones políticas vascas, no cuente entre ellos con ningún posible candidato con garantías?
La vida de las personas que son llamadas a votar en democracia es ajetreada y está sometida a todo tipo de urgencias. Se vive de prisa, y no hay tiempo suficiente para reflexionar con rigor. Sin embargo los asesores de imagen de los partidos se entregan más a provocar impactos que a decir cosas que tengan fundamento. Los debates políticos se convierten en peleas de lucha libre, pero dialéctica, en las que el objetivo no es acrecentar el crédito propio, sino conseguir el descrédito del otro. Y, claro está, se recurre a artimañas de lo más variopintas. Ahora mismo al PP no se le puede aceptar por corrupto; al PSOE, por viejo y “castoso”; a C´s por asimilable a la más casposa derecha; y a Podemos por leninista…¿Queda alguien? Tampoco sirven las fuerzas regionalistas o nacionalistas por limitadas en número y territorio, además de por “poco” españolas… Las ideologías ya no son dignas de ser tenidas en cuenta porque a la orientación trasversal (izquierda-derecha), la ha sustituido la orientación vertical (arriba-abajo), que es igual que la anterior pero en versión “emergente”.
Debo resumir ya. Si las ideologías siempre fueron por delante de los partidos políticos, los líderes políticos tienen la obligación de alimentarlas y volverlas a poner en plena vigencia. Los líderes deben armarse de ideas, y no de imágenes, para resolver problemas y situaciones que afecten a todos los ciudadanos, votantes suyos o de los demás. Es su responsabilidad, porque los ciudadanos han de llevar a sus líderes en sus cabezas, en sus mentes, en sus reflexiones y en sus deseos. No deben ponerlos, encuadrados, en los salones de estar de sus casas.


FDO.  JOSU  MONTALBAN            

miércoles, 20 de abril de 2016

ESTIMADO CIUDADANO OTEGI (El Correo, 20 - 04 - 2016)


ESTIMADO CIUDADANO OTEGI

Aunque no tengo el honor de conocerte (permíteme el tuteo) personalmente, sí tengo el de conocer tus andanzas y tu trayectoria política. Precisamente ahora cobran una importancia muy grande, pues no en vano vas a ser el candidato a Lehendakari de todos los vascos. Y empiezo por adelantarte que, a tenor de tu trayectoria, no eres el adecuado, porque tu vida está llena de pasajes en los que has tratado a algunos vascos de modo muy diferente a otros, negándoles derechos e imponiéndoles obligaciones y modos de vivir que convertían sus vidas en auténticos calvarios. Para corroborar cuanto digo basta con repasar, siquiera sucintamente, mis propios avatares.
Yo soy un vasco, hijo de vascos y nieto de vascos. Mi padre sufrió la cárcel durante tres años, si bien estaba condenado en un principio a una pena de muerte que se quedó posteriormente en cadena perpetua. Franco y su régimen fueron los artífices de aquella barbaridad. En el año 1983 comparecí en una Elecciones en las filas del PSE pues, aunque hombre de izquierdas convencido, nunca me ha tirado el abertzalismo. Mi vida política activa me ha hecho pasar por varios parlamentos e instituciones desde entonces, ocupando lugares de mayor o menor relevancia, en los que he intentado siempre ser servicial y responsable. Pues bien, un día fui citado en un cuartel de la Guardia Civil donde un mando de tal, con cara circunspecta, me mostró un escrito en el que mi nombre formaba parte de un listado de amenazados. Al final del listado estaba el fatal anagrama, con el hacha y la culebra, de ETA. El mando que estaba sentado frente a mí me miró a los ojos y me dijo “¡esto es lo que hay!”. En un instante pasaron muchas imágenes por mi mente, todas ellas envueltas en una pregunta: ¿por qué? Aún anduve algún tiempo sin escolta, pero alguna carta llegada a mi casa, y a casa de un familiar muy directo, terminaron por convencerme de que al menos debía prevenirme. Así fue como conocí a tantos escoltas que han llegado a convertirse en amigos, a los que aprecio muchísimo más que a los que vitoreaban a ETA y a sus presos, entre ellos tú.
Porque escuchándote en la entrevista que te ha hecho Jordi Évole, me he quedado boquiabierto con algunas de tus afirmaciones. Según tú “la Policía y la Guardia Civil están haciendo todo lo posible para que ETA no se desarme”, a pesar de que ha quedado demostrada la voluntad de hacerlo por parte de ETA. Yo no tengo ahora mismo el dato del número de agentes  de las fuerzas del orden asesinados por ETA, pero deben ser muchos, lo que convierte tu afirmación en miserable. Más o menos tan miserable como la de que “a parte del Estado le hubiera convenido que ETA hubiera seguido matando”. Se trata de otra aberración miserable teniendo en cuenta que la acción terrorista nos e paró ante ninguno de los representantes del Estado: jueces, ministros, agentes judiciales, policías municipales, etc…
Estas dos afirmaciones han resultado cruciales a la hora de sacar conclusiones tras la entrevista. Al parecer los terroristas de ETA nunca tuvieron intención de matar (“La intención del atentado de Hipercor no era matar, si no, no avisas”). ¿De qué modo se puede interpretar esta afirmación? Si la intención no era matar, ¿qué pretendía ETA? ¿O sea que quieres decir que los 21 muertos de aquel atentado no son achacables a ETA, o que hay que tildar también de responsables a quienes no tomaron las medidas oportunas para evitar la masacre? No solo miserable, tu apreciación me parece despreciable.
La verdad es que, sabiéndote ya candidato a Lehendakari, ha habido algunas respuestas dignas de tener en cuenta, principalmente para intentar que nunca llegues a serlo. Es verdad que has apostado por el cese del terrorismo etarra, pero no has aportado nada para descalificar las actuaciones de los terroristas. No has condenado la violencia terrorista “porque cuando se estaba produciendo no lo hiciste”. De modo que lo que propones es extender un velo sobre el terror, ocultar a los asesinados bajo el sudario del olvido. Sin embargo todo son disculpas y subterfugios para que los etarras que aún quedan se sientan algo justificados: “Todavía no hemos demostrado que sean posibles de alcanzar los objetivos por vías democráticas…Me alegraría que entendieran que el fin de ETA debe concluir con los presos en la calle”. O sea que los asesinados bajo la tierra y los asesinos sobre ella, liberados de penas y castigos.
Estimado ciudadano Otegi, en contra de lo que piensas y dices, el papel de las Fuerzas del Orden ha sido fundamental para derrotar a unos terroristas mucho más cobardes que valientes. También lo ha sido la actitud de quienes, como Eguiguren o Zapatero, han arriesgado forzando incluso los límites aceptables para un Estado de Derecho como es España. Esto último es lo único que comparto contigo de toda la entrevista de Évole.
Para terminar quiero pedirte algo. Deberías renunciar a tu candidatura para ser el próximo Lehendakari de los vascos, porque aunque digas que “no te consideras un terrorista para nada”, tu biografía está llena de pasajes que te delatan como tal. Incluso despreciaste a tus viejos compañeros de ETA-pm, que dejaron las armas para entregarse a los avatares democráticos del tiempo, y te entregaste al terrorismo más despiadado de ETA-m.
Como ciudadano tienes todo mi aprecio y consideración, pero la Lehendakaritza, desde la que quieres representarnos a todos los vascos, requiere otras condiciones. Soy consciente de que tu clientela te pide impostar esa posición indómita ante el Estado, pero la Política es algo serio, y sus principales agentes, es decir los políticos, han de servir a los ciudadanos. Los vascos necesitamos una contundencia mucho mayor que la que tú has mostrado en la denuncia del terrorismo de ETA al que tú, combates sin fe, convencido de que fuiste uno de sus aguerridos servidores. ¡Un saludo!


FDO.  JOSU  MONTALBAN   

martes, 19 de abril de 2016

BÁRCENAS Y OTEGI (El Diario Norte, 19 - 04 - 2016)


BÁRCENAS Y OTEGI

Puede ser que este artículo resulte, a la postre, demasiado simple, simplista más bien, pero la calle es un lugar compartido  por todos, donde se habla con palabras sencillas, donde no es necesario esgrimir ningún currículo para poder opinar. Este artículo solo relata algo que escuché en la calle, concretamente en un bar en el que una televisión situada en el rincón más visible mostraba a Arnaldo Otegi ocupando toda la pantalla. Los que allí estábamos, -todos bebedores moderados-, nos entregamos a una sencilla conversación en la que repetíamos determinadas frases hechas que hemos ido acuñando a lo largo de nuestras vidas y vivencias.
Poco después, una vez terminada la noticia referida a Otegi, apareció en pantalla Bárcenas, y Rodrigo Rato, y Rita Barberá, y algunos otros personajes algo menos conocidos. Y en ese momento se desató un murmullo, y afloraron insultos que no habían surgido con motivo de la información sobre Otegi. Había, entre los diferentes insultos, una frase lapidaria: “¡Qué lo devuelva!”. Me parece una frase muy apropiada para la ocasión. En la educación que hemos recibido en nuestros años infantiles, de tradición cristiana, el pecado de sisa o robo, -generalmente unas pocas monedas sustraídas del monedero de la madre-, solo se perdonaba cuando, tras ser confesado, se producía la restitución del dinero a la fuente original. El robado debía ser resarcido de su pérdida. Por eso me pareció muy sabio que aquellos clientes del bar reclamaran como ciudadanos enfadados que quienes han robado a las arcas públicas devuelvan todo el dinero afanado.
Sin embargo, no entiendo que aquellos mismos escucharan las palabras de Otegi y no le reclamaran nada. Incluso no faltó quien se atrevió a decir que los últimos seis años de cárcel, por injustos, deberían serle compensados con una buena recompensa dineraria. De poco sirvió que alguno, más enterado que los demás, recordase que había colaborado con ETA y la había apoyado en buena parte de sus acciones mortales. De nada sirvió recurrir a la hemeroteca para constatar su participación en algún acto terrorista que había costado extorsiones (impuesto revolucionario incluido), libertades y vidas. Otegi era, según ellos, un perseguido o un infortunado vilipendiado y apaleado por los “aparatos” del Estado. Así acabó todo, con los vasos vacíos y el ambiente lleno de dudas y de miedos.
Por eso quiero acabar aquel pasaje con este artículo tan sencillo y simplista como certero. Soy consciente de que Bárcenas nunca llegará a pagar su deuda con los españoles hasta que no retorne los millones robados a las arcas públicas. Pero en el caso de Otegi, que opta a gobernarnos a los vascos, también tiene que haber restitución de lo robado, y si lo robado fueron vidas humanas, deberá devolverlas. Ya sé que eso no es posible porque, como dice Serrat en una de sus canciones más memorables, “los muertos están en cautiverio y no los dejan salir del cementerio”. De modo que Otegi, a pesar de su buena voluntad actual, está tan inhabilitado para gobernar como lo puede estar Bárcenas. Hay manchas que no solo son imborrables, sino que se extienden conforme el tiempo y la memoria las traen a nuestras mentes y bocas. Es cuestión de decencia y de principios éticos.
¿Alguien cree que Bárcenas podría optar a Presidente de algún gobierno, nacional o regional? Pues apliquen la misma norma a Otegi. Salvando los detalles, “Bárcenas eta Otegi berdin-berdinak dira”.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN    

viernes, 15 de abril de 2016

ETA, TODAVÍA (El Correo, 13 de Abril de 2016)


ETA, TODAVÍA

Si no fuera porque la corrupción ramplona que se ha instalado en la Política y en la sociedad en general ocupa tantas páginas en nuestros periódicos, aún ocuparían las páginas las noticias sobre ETA (aún ocupan demasiadas), sobre todo las relativas a sus presos. Por cierto, presos que no están en las cárceles por ser de ETA, sino por matar, por extorsionar, por secuestrar o por delinquir. ETA existe, aunque anunciara en 2011 que dejaba de actuar. ¿Piensa actuar aún, si no a qué espera para disolverse y desaparecer de forma definitiva? La situación de ETA presenta similitudes con la de Messi y de su padre en el escándalo de los paraísos fiscales: ETA mantiene una organización que no actúa como Messi mantiene una empresa o sociedad con sede en el paraíso de Panamá, pero se trata de una sociedad que está “totalmente inactiva”. ¿Para qué sirven las organizaciones y las empresas inactivas? Para nada. ¿Por qué se mantienen abiertas? No voy a comparar una empresa instalada para ganar dinero, de modo delictivo, con una organización asesina, pero la comparación viene al caso, siempre salvando distancias y diferencias.
A los importantes esfuerzos que hemos hechos los vascos, y los españoles, ETA y la Izquierda Abertzale están respondiendo con mezquindad, aunque es verdad que lo han hecho con la complacencia de un nacionalismo vasco moderado que no ha sido capaz de enfrentarse al brutal terrorismo de ETA con la intransigencia debida. A las víctimas de ETA no cabe considerarlas al mismo nivel que a las víctimas de los abusos policiales. Al terrorismo de Estado, cuando tal terrorismo se considera cierto y contrastado, hay que combatirle con las armas propias del Estado de Derecho. Sin embargo, cuando se hace depender el terrorismo de ETA de organizaciones creadas “ad hoc”, que se ocupan del mismo modo de esas otras formas de violencia, se están equiparando acciones que nada tienen que ver. ETA no surgió para contrarrestar a la violencia del Estado, seguro que no desde la segunda mitad de la década de los setenta en que la Democracia se convirtió en la opción mayoritaria de los españoles.
Pero no ha sido así. A pesar de mi rotundo optimismo, que me hace pensar que el terrorismo no va a regresar a nuestras vidas, no entiendo algunas actitudes, ni entiendo que el Gobierno Vasco mantenga una Secretaría de Paz y Convivencia. En Euskadi no hay un problema específico que amenace la convivencia de los vascos y las vascas. Incluso, desde el anuncio del cese de actividades de ETA, tampoco hay un problema que se caracterice por la violencia indiscriminada, como antaño. ¿Para qué sirve profundizar en una herida que provoca gangrena en la sociedad vasca por la difícil e interesada interpretación de sus orígenes y de sus consecuencias?
Se revuelve la Memoria atizando las memorias. La Memoria colectiva no será nunca capaz de imponerse a las memorias individuales. Un preso de ETA y el hijo de un asesinado por el terrorismo etarra pueden coincidir en el objetivo final, que ha de ser la paz, pero difícilmente podrán ponerse de acuerdo en los móviles o las razones que provocaron la tragedia. Mucho menos en la asignación de culpabilidades. Por tanto buscar una explicación al problema terrorista de forma colectiva es propio de ilusos, cuando no de iluminados.
Los vascos aún seguimos padeciendo las secuelas de aquella violencia criminal e irracional que ETA inoculó. Los vascos llegamos a creer que ETA era un proyecto genuino nuestro, he ahí nuestro error. Cuando ETA asesinó al guardia Melitón Manzanos (uno de los primeros asesinados), en plena vigencia del franquismo, no eran pocos los vascos que se empavonaban porque solo un vasco “de raza” podía ser capaz de tal “hazaña”. Pero tras la muerte de Franco, cuando todo hacía presagiar que la Democracia venía con toda su fuerza, ETA y la Izquierda Abertzale siguieron, erre que erre, matando y destruyendo vidas y convivencias.
El próximo Gobierno Vasco debe prescindir de un Departamento de Paz y Convivencia, no porque no haya hecho bien su trabajo durante esta legislatura, sino porque ya se ha hecho todo lo que cabe hacer al respecto. Ya se ha transigido lo suficiente. Los presos etarras, como los demás presos comunes, han de poder acogerse a medidas de gracia de las que están debidamente legisladas, pero no caben ya medidas especiales, máxime después de que hayan recalcado ellos mismos que "ni se arrepentirán ni delatarán” a otros asesinos. Máxime después de que ETA considere sus salvajes atentados como meros “errores, en ocasiones graves e injustos”. En uno de sus últimos comunicados admite que no se equivocaron cuando se levantaron contra el franquismo ni, ¡asómbrense!, “cuando dijimos un no rotundo e hicimos frente a la posterior reforma tramposa”. Es decir, que acertaron, según se desprende del texo, y que aquel “acierto” ha supuesto un millar de muertos alevosamente asesinados.
Quienes han sacado tales conclusiones, ¿merecen algún tipo de comprensión por parte de los normales? No, queridos lectores, no caben miramientos. Como creo en la reinserción de los infractores, creo que los asesinos etarras han de participar de las mismas medidas de reinserción que los demás presos. Jonan Fernández y Aintzane Ezenarro, cuyos conocimientos, rigor y eficacia ya han sido constatados en otras funciones, deben servir a otros fines más constructivos. Los presos deben hacer caso a Rufi Echeberría y procurarse, ellos mismos, gracias y beneficios… Ah, y cuando salgan, que reclamen a quienes les enrolaron en la delincuencia asesina a cambio de una posteridad que, como se ha visto, es miseria y olvido.


FDO.  JOSU  MONTALBAN      

miércoles, 13 de abril de 2016

LIDERES, CAUDILLOS Y DOMADORES (LaInformacion.com, 13 - 04 - 2016)


LIDERES, CAUDILLOS Y DOMADORES

España Está necesitada de líderes pero, en su defecto, le afloran los caudillos. Se trata de dos conceptos o figuras que pueden llegar a confundirse porque no son pocos los líderes que, faltos de ideas y convicciones, recurren a otras armas, del mismo modo que son muchos los caudillos que se han erigido en líderes aprovechando el miedo que provocan en sus seguidores sus modales coercitivos. Los líderes son compatibles con la Democracia. Los caudillos, no. Los líderes más importantes surgieron de hogares y familias normales, en donde no eran necesarias unas condiciones de vida especiales, porque las especiales características las cultivaban y tenían ellos mismos. En cambio los caudillos suelen proceder de ámbitos concretos en los que la autoridad que se consideran llamados a ejercer es mucho más impositiva y coercitiva que moral. El líder es más proclive a los signos de interrogación cuando escribe, mientras que el caudillo prefiere usar los signos de admiración. El líder convence (vence convenciendo), mientras que el caudillo vence únicamente.
Pues bien, vivimos un momento idóneo para que afloren caudillos y se agosten los pocos líderes que andan por ahí. Desgraciadamente. Se dan todos los ingredientes para favorecer el ramplón caudillismo que nos acompaña: inestabilidad institucional, luchas internas en los partidos, crisis económica y social, desigualdad excesiva, corrupción galopante, descrédito de la Política, etc… Es difícil ahora mismo reflexionar sobre el instante político sin que salten los exabruptos y las palabras malsonantes. De modo que han surgido los que niegan el valor de las ideologías, los que gestionan lo público como si se tratara de un negocio privado y no un servicio común y público. No falta quien pregona un “usted haga como yo y no se meta en política”, como si se tratara de una enseñanza útil sin reparar en que la frase procede de las criminales entendederas del dictador Franco. En este contexto han aflorado una especie de “capitellus” (cabecillas) que aspiran a lo máximo, aunque ignoran formalmente que para alcanzar dicha gloria es preciso convencer a casi cuarenta millones de españoles y españolas, como mínimo no defraudarles.
Los caudillos actuales visten de modo informal, no portan cinturones, chapines, charreteras ni correajes. Sin embargo marcan líneas rojas, ponen límites imaginarios al campo (cuestión harto complicada, como lo de ponerle puertas), cultivan la intransigencia porque ponen también límites a su tolerancia y a su condescendencia, y subrayan la infalibilidad de sus ideas y posicionamientos. ¿Cómo es posible que en Democracia haya caudillos-líderes que se nieguen a hablar entre sí en un acto de soberbia y altanería casi sin precedentes? ¿Cómo es posible que el comportamiento de los líderes-caudillos esté mostrando una división tan exacerbada y tan imposible de acercar a las partes ni siquiera a un diagnóstico compartido? Todo esto acontece porque hay quien vive ofuscado por la leyenda del Juego de Tronos, en donde se dirimen las luchas dinásticas que tienen lugar entre dos continentes ficticios: Poniente y Essos. Pero España no es un Estado ficticio, su realidad exige el abordaje de sus problemas con tanta intensidad como diligencia. Las estrategias y tácticas, propias de las guerras y reyertas entre caudillos, chocan con la imperiosa necesidad de resolver los problemas del presente y construir un futuro mejor.
En España, los líderes se han convertido en caudillos, quizás porque no eran líderes o portaban liderazgos pusilánimes. El caudillismo que ha venido encarnando Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse), que inició su andadura depurando e imponiendo medidas drásticas en sus propias dependencias (Podemos), ya amenaza a las demás fuerzas y “líderes”. Para un caudillo no hay límites. Ved si no, Amigos, lo que puede desprenderse de esta afirmación suya: “Pedro Sánchez se encuentra atrapado en la jaula de Ciudadanos”. Suele ocurrir que el caudillo se avergüenza de su propia condición, y la abomina públicamente para parecer un líder responsable, este es el caso. Al parecer es C´s, y su líder Albert Rivera, quien actúa como “caudillo” sojuzgando la voluntad del “líder” Sánchez y enjaulándole. Él, como aventajado “liberador”, quiere librar a Sánchez de tal opresión, pero quiere hacerlo mediante un método tan brutal como despiadado: quiere amarrarle una soga al cuello y tirar de ella sin ningún tipo de misericordia para sacarle de la jaula tras forzar los barrotes con su propio cuerpo. El resultado último puede ser que Pedro Sánchez termine ahorcado y colgado de la soga, o bien hecho trizas entre las rejas de la propia jaula…
… O tal vez está sucediendo que el caudillo se ha convertido en domador para convertir al enjaulado (PSOE) y al “enjaulador” (C´s) en sus víctimas. Cuestión de voracidad.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN  

martes, 12 de abril de 2016


¿QUIÉN ES EL MAYOR RESPONSABLE…

…del fracaso del diálogo “PSOE-Podemos- C´s” para la formación del Gobierno de España?
A pesar de los casi cuatro meses transcurridos desde el 20D, los líderes políticos no han sido capaces de formar un Gobierno del que fiarse. Tampoco un Gobierno del que no nos podamos fiar. La situación actual es harto complicada, mucho más que el día 21 de Diciembre, cuando los resultados electorales se mostraban enrevesados, endiablados. Ahora, la situación es aún peor, porque los líderes de los partidos, por incompetencia, por desidia o por intransigencia oportunista, han jugado con los números y con los tiempos y se han mostrado mucho más preocupados por obtener beneficios para ellos o sus formaciones que para todos los españoles. Nunca desde que la democracia está entre nosotros han sido los líderes tan poco responsables como en esta ocasión. Más aún, la sociedad en su conjunto se ha contagiado de la inoperancia de sus líderes, y ya son demasiados los que creen que la Política es perniciosa e inútil, y que los políticos solo responden a intereses espurios propios de ellos mismos.
El fracaso de la última reunión, celebrada en la tarde del jueves 7 de Abril entre “PSOE-Podemos y C´s”, forma parte de este “modus operandi” que he descrito. Todo, incluso el marco en que se celebró, auguraba el fracaso porque no parece lógico que se juntaran 18 personas –aproximadamente seis por cada formación- para discernir cuál era la voluntad de cada cual. Por encima de todo ha de estar la voluntad de cambio, que se resume simplemente en la salida del PP del Gobierno, pues no en vano sus últimos cuatro años han adolecido de inoperancia, de una corrupción galopante en sus filas, de aumento de la desigualdad, de incremento de la pobreza, de deterioro de las libertades, de insustancialidad de nuestra influencia internacional… De modo que lo necesario se ha convertido en urgente: cambiar al PP de sitio.
Pero los líderes, -al menos no todos-, no lo han entendido de ese modo por eso hoy, cuatro meses después, siguen negociando mientras los ciudadanos asisten hastiados a tanto desconcierto. Como ocurre ante cualquier fracaso, la responsabilidad acaba siendo de todos, pero si se hace un análisis minucioso, no todos han colaborado en el fracaso con la misma intensidad. De las cuatro formaciones llamadas a deshacer el entuerto dos han obrado con responsabilidad mientras que las otras dos han usado su desidia y su soberbia, respectivamente, para hacer fracasar lo que debería haber sido un acto de servicio al pueblo español, a la gente. Aún queda tiempo para algo pero el ambiente es tan hostil como inhóspito.
Ayer mismo las Redes Sociales pusieron en marcha una encuesta con la siguiente pregunta: “¿Quién es el mayor responsable del fracaso del diálogo PSOE-Podemos- C´s? Y claro, el resultado adelantado era el esperado: “Responsable del fracaso el PSOE con el 55 % de los votos” (y aún seguían votando). Sin embargo la encuesta es en sí misma engañosa, por la simplicidad de la pregunta y porque las posibilidades de manipulación del proceso y de los resultados es muy grande. En principio todo el mundo sabe que los potenciales votantes de Podemos utilizan las Redes con mucha más frecuencia y habilidad que los de los otros partidos. Es por eso por lo que fueron ellos, los posibles votantes de Podemos, los que adjudicaron el fracaso al PSOE, a pesar de que su “línea roja” siempre la pusieron en la incompatibilidad de llegar a ningún acuerdo con C´s. De modo que la encuesta forma parte del entramado absurdo que ha entrecruzado intereses y estrategias entre políticos, empresas económicas y financieras y medios de comunicación. Se trata por tanto de una oportunidad más para quienes especulan con las encuestas y con sus resultados.
Al margen de los resultados de este sondeo, siempre respetable aunque bien pueden obedecer a votantes poco respetuosos, creo que el fracaso ha de ser cargado sobre cada uno de los cuatro agentes, aunque el nivel de responsabilidad de cada uno es muy diferente. Puedo admitir que el PSOE ha fracasado en su intento, pero ha sido valiente, ha arriesgado y ha alcanzado un acuerdo con C´s que, sin ser un acuerdo de izquierdas como le hubiera correspondido, propicia un cambio no drástico pero bueno para los españoles. A C´s cabe achacarle sus posicionamientos excesivamente tenues ante la solución de la crisis y de sus consecuencias, que han supuesto un mazazo a los ciudadanos, sin embargo ha propugnado cambios en lo que respecta a la lucha por la transparencia y en contra de la corrupción.
En el apartado que señala a los más responsables del fracaso está el PP, cuya desidia y abandono de sus obligaciones no han sido gratuitos, porque ahora que está a punto de ver pasar ante su puerta el cadáver de su enemigo, se muestra dispuesto a emprender otra vez la aventura de investir a Rajoy o, como poco, recoger en unas nuevas Elecciones la cosecha de votos y escaños suficiente para enmendar su maltrecha plana. Algo parecido le ocurre a Podemos, que se ha caracterizado por su afán de dinamitar todos los proyectos de posibles acuerdos que han sido presentados. ¿Con qué objetivo? Uno primordial: que el próximo Presidente del Gobierno no sea socialista. Y otro objetivo algo más difícil de conseguir: lograr más escaños que el PSOE en unas nuevas elecciones sea como sea, incluso a costa del demacrado bienestar de los españoles.
De modo que todos han sido responsables, pero unos lo han sido mucho más que otros. El PSOE y C´s lo han sido en la justa medida de que su acuerdo no ha sido suficiente en cantidad aunque sí en calidad, aunque fuera mejorable. Y el PP y Podemos son los auténticos culpables del fracaso, por desidia y abandono el uno, y por soberbia y ambición desmesurada el otro.


FDO.  JOSU  MONTALBAN    

jueves, 7 de abril de 2016

LA "CLAQUE" DEL HEMICICLO (El Diario Norte, 07 - 04 - 2016)


LA “CLAQUE” DEL HEMICICLO

¿Saben lo que era la “claque” en los teatros y en los espectáculos? La definición más sencilla y precisa es “conjunto de personas que aplauden en un espectáculo a cambio de remuneración o entrada gratuita”. Es decir, que la “claque” ha estado integrada por simples amantes de un determinado espectáculo, faltos de moneda, o por profesionales de un gremio que, con sus vítores y aplausos pretenden revalorizar los espectáculos en los que ellos podrían actuar en cualquier momento. La famosa y omnisapiente Wikipedia recoge pasajes y alusiones curiosas respecto a esto. Por ejemplo, que Nerón llegó a convocar a 5.000 jóvenes de ambos sexos, previamente seleccionados según sus características, para que aplaudieran sus discursos. Recoge también que Manuel Machado, Pérez Galdós, Azorín, Benavente, Valle Inclán o Fernán Gómez ejercieron como “claque” en los teatros madrileños, y de otros lugares de España, lo que tenía como utilidad realzar y revalorizar el teatro, del cual vivían también ellos.
En versión mucho más moderna y actual los programas televisivos de chismorreo suelen contar con una “claque” en la que son legión los jubilados y personas de edad provecta, que aplauden y vitorean y cantan incluso cuando el regidor lo solicita, eso sí, cesando en los aplausos en el mismo momento que el regidor les conmina a hacerlo. En realidad esto de la “claque” es una patochada de tomo y lomo, al menos en la concepción de la palabra como “hecho disparatado o estúpido”. Aplaudir al dictado no es otra cosa que maltratarse las manos entre sí.
Bueno, ¿qué decir de la “claque” del Hemiciclo, del Congreso de los Diputados, de quienes aplauden a sus compañeros de partido, digan lo que digan y lo digan como lo digan, puestos en pie y enardecidos? ¡Eso sí que me parece estúpido! Porque no todas las intervenciones merecen aplausos, aunque las protagonicen los propios. Y hay, sin duda, intervenciones que los merecen aunque las pronuncien los ajenos, quizás no por el fondo del contenido pero sí por la forma o por la puesta en escena elegida por el orador. (Lo digo con conocimiento de causa pues fui diputado en aquel lugar y, ¡ay!, en alguna ocasión también aplaudí intervenciones poco merecedoras de aplausos solo porque eran de los míos: siempre procuré evitar los aplausos, pero la presión ambiental pudo con mi voluntad en alguna ocasión).
Justo antes de comenzar la escritura de este artículo he asistido, televisivamente, al debate sobre la crisis migratoria y los acuerdos entre la UE y Turquía, en el Congreso de los Diputados. Será por el mayor fraccionamiento del elenco de diputados actual, o será por la exacerbación con que actúan los líderes, pero la profusión de aplausos me ha parecido realmente excesiva. Peor aún, el aplauso se está convirtiendo en un instrumento que confunde a quien asiste a los debates con ánimo de enterarse de algo. Ejemplo: Rivera ha sido interrumpido por los aplausos de los suyos cuatro veces en poco más de dos minutos, bien está que lo haya hecho Toni Cantó que es hombre del espectáculo, pero no tanto que lo haya hecho Maura que es hombre pensador y de semblante más bien taciturno.
Aquí, queridos Amigos, no se salva ni dios (perdonen el término). Obran igual las derechas y las izquierdas, los nacionales y los nacionalistas, los españoles y los que, siéndolo, no quieren serlo. Importa el ruido porque la “claque” funciona sin bases de actuación sólidas ni criterio definido: solo mete ruido. Aceptaría ese modo de comportarse si alguna vez hubiera visto a algún diputado aplaudir durante la intervención de otro, pero de algún grupo diferente al suyo. Parlamentar exige esfuerzo, tanto para quienes opinan de un modo como del contrario, por eso no sería malo que se pudiera aplaudir de forma mesurada y con criterio, pero vitorear o aplaudir por fanatismo constituye una aberración si se hace en el Congreso, que es cuna y seña de la voluntad democrática y popular.
Lo más curioso es que ahí donde los diputados aplauden y abuchean hay un espacio destinado al público que asiste voluntariamente a los debates. A ese público no se le permite aplaudir ni vitorear, tampoco reivindicar nada utilizando pancartas o carteles, todo lo más son sus gestos o muecas los que les suelen delatar. Es esta una razón más para criticar a esas “claques” que actúan cada día en el Congreso y lo convierten en una especie de patio de Monipodio. También es curioso que quienes dicen haber venido a la Política para cambiarla, es decir los emergentes, no encuentren en estas actuaciones, cuya única función es distraer al espectador e impedir su atención responsable, un motivo de queja. Ellos, -Podemos y C´s-, también aplauden, abuchean, interrumpen e inventan distracciones gratuitas, claro está que según dicen lo hacen como tributo la libertad de expresión. En resumen, que si quienes aplauden y abuchean pueden equipararse a la vieja “claque” de los espectáculos teatrales o circenses, hay que convenir que el Hemiciclo, ahora mismo, se parece a un circo o un teatro que a un Foro de debate.


FDO.  JOSU MONTALBAN     

miércoles, 6 de abril de 2016

FARSA Y TRAGEDIA EN UN MISMO ESCENARIO (DEIA, 06 - 04 - 2016)


FARSA Y TRAGEDIA EN UN MISMO ESCENARIO

No ha sido anunciada debidamente en las carteleras pero la conclusión es que asistimos en un salón de teatro, en un escenario en el que se representa una obra que contiene dos libretos. Los actores se empeñan en que el resultado final obedezca a los cánones tradicionales. La obra ha de tener un argumento definitivo que, partiendo de unos hechos permita al espectador narrar cuanto ha presenciado y sacar las oportunas conclusiones.
El escenario está lleno de actores y actrices que se mueven con absoluta naturalidad. Quienes asistimos desde el patio de butacas no paramos de hacer comentarios. No solo valoramos lo que hacen los actores y las actrices sino que censuramos otros muchos aspectos de la representación, como son los diálogos. Con esa actitud participativa, aunque expectantes, nos hemos sentado en el patio de butacas pero, ¡ay!, nos creemos los dueños del teatro, y la obra que se representa es tan realista que nos convierte en actores despiadados. Somos la turbamulta que vocea sin ningún atisbo de vergüenza pretendiendo justificar o injustificar cuanto ocurre en el teatro… ¡Ah, que no les había anunciado cuál es el título de la Obra: “La tragedia de los inmigrantes y la farsa de los mandatarios”. Como se ve, el título no es nada comercial porque es demasiado largo, pero me parece impactante y, sobre todo, real.
Voy a reducir el argumento a lo que en realidad es, aunque si uno sigue la obra con atención a través de los comentarios que ofrecen los críticos en los periódicos y revistas, se va a encontrar con todo tipo de interpretaciones sesgadas e interesadas. En resumen, que en el gran escenario que es el Mundo, en que viven miles de millones de seres humanos, se suceden hambrunas que matan a quienes no encuentran qué comer; se desatan catástrofes naturales que destruyen poblados y arrasan sembrados que deberían alimentar a quienes viven en ellos; que de repente se propagan enfermedades y epidemias que diezman a las poblaciones y, además de muertes a granel, provocan miedos inaguantables; que a causa de la mezquindad humana se levantan en violencia y armas unos grupos contra otros a causa de sus diferencias naturales (grupos étnicos), o de sus diferencias sociales y económicas (castas, clases sociales); que como consecuencia de todo ello las gentes van y vienen ignorando la miseria que suponen las fronteras, ya sean las naturales –clima, cordilleras, desiertos, mares…-, o las otras fronteras artificiales –alambradas, muros, cuerpos de vigilancia armados hasta los dientes-, que se comportan con inhumanidad, con mucha menos benignidad que las fronteras naturales. Hasta aquí la Introducción de la obra.
El nudo de la obra es enrevesado, no responde a las mismas intenciones. Los actores comparten el escenario pero, una vez en él y sometidos al veredicto de los que contemplan los hechos desde las butacas, confortablemente sentados, son para unos los aplausos y para otros los abucheos, cuando no la lluvia de tomates aplastados. En esta obra están recibiendo aplausos los que se muestran más intransigentes, los que niegan a los inmigrantes y refugiados su derecho a buscar y encontrar una vida digna, no más digna que la que ya viven los que abuchean. Se aplaude con mayor estruendo a quien más violentamente se opone a los necesitados y menesterosos. Por algún rincón del patio de butacas se ven algunos que lagrimean y sienten pena ante los que llevan el sufrimiento en sus miradas afligidas; se ven otros que intentan contrarrestar los abucheos con palmadas remisas que apenas se perciben en medio del estruendo; y se ven los que no quieren ver aquel desordenado vocerío y salen despavoridos. Todo ello sucede cuando algún actor del grupo de los mandatarios se atreve a decir a los que emigran y se refugian que no hay refugio para todos, peor aún, que solo hay refugio para quienes no lo necesitan porque ya viven en el mundo de los satisfechos, y la satisfacción tiene sus límites.
El desenlace no puede ser más deprimente. Acontece justo después de que han acabado las discusiones más encarnizadas, cuando han salido de la sala los espectadores más críticos, dispuestos a enrolarse en cualquier ONG que suavice el problema a los sufridores y se lo haga más llevadero y soportable. Cuando tiene lugar el desenlace en esa sala interactiva cada cual sabe qué papel representa. Sólo los sufrientes inmigrantes y refugiados mantienen su posición, aunque sus semblantes sean más apesadumbrados que al principio porque, quienes ellos creían que eran sus semejantes y que, por ello, se verían obligados a ayudarlos, les han dado la espalda y prefieren aceptar las actuaciones que han anunciado los mandatarios, aunque les parezcan despiadadas e inhumanas.
El teatro se ha ido vaciando. Los mandatarios han hecho mutis por el foro para dirigirse a sus sedes oficiales a dictar las resoluciones pertinentes, o han salido con celeridad hacia sus casas para ver la serie televisiva de moda, ataviados con una bata de terciopelo y unas pantuflas adquiridas en su último viaje oficial. El patio de butacas también se va vaciando. Las gentes abandonan las butacas en riguroso orden, en fila india, con cara satisfecha porque sus mandatarios han prometido que mantendrán el ordenamiento, y en ese orden prometido ellos no están ni retrasados ni desvinculados. Nadie aplaude ya, porque los únicos que quedan en el escenario son los parias de la Tierra, los desposeídos, los pobres del Mundo que viven atribulados, sumidos en su incertidumbre y su tristeza, siempre a la espera de que venga un rayo y se los lleve… Pero que se lleve, ¿a quién? Lo mejor será que se lleve a los desalmados, a los insolidarios, a quienes ven a un inmigrante pobre y no aborrecen a los ricos egoístas e inmisericordes, a quienes ven a un refugiado y no giran los cañones para disparar contra los mismos que los manejan, a quienes miran hacia las fronteras con beneplácito, a quienes creen que sus cuentas corrientes dotadas con muchos ceros hacia la derecha son el premio a su diligencia y no un ramalazo de la fortuna, a quienes ponen tanto énfasis en subrayar sus merecimientos y tan poco en los de los demás, a quienes no son humanos…
Queridos Amigos, escribo este artículo en plena Semana Santa, aburrido por la banalidad con que los cristianos viven esta fiesta tan suya, y escandalizado por quienes, sin ser cristianos, aprovechan la ocasión para mostrar su poderío económico en los lugares de moda. Yo no soy cristiano, pero asisto a este “cristo” de los refugiados e inmigrantes con tanta pena como rabia e indignación. Europa, es decir los rostros de los europeos que también a mí me representan, produce grima. Poco a poco en Europa se van generando grupos fascistas en todos los países que la componen y la completan. El fascismo, al que ya nadie llama de ese modo, avanza con descaro deshumanizando la sociedad que dice estar construyendo. Europa no está haciendo lo suficiente para parar las guerras en el norte de África, que provocan éxodos masivos a los que no recibimos como a necesitados sino como a invasores. Europa, que genera multinacionales y empresas desnaturalizadas, se ocupa más de explotar el suelo africano que de rescatar a sus gentes de la miseria que padecen. Europa, tal como se comporta ahora, no merece la pena.
Amigos, escribo este artículo mientras los campamentos de refugiados se colapsan de adultos desesperanzados y de niños desilusionados. Mientras al “lobo” Turquía se le ha conferido la misión de controlar el rebaño de “ovejas” que son los refugiados. Todo esto mientras la cobarde Grecia (por cierto, gobernada por la ultraizquierdosa Syriza) participa en el contubernio representando un papel  estelar… ¡Qué vergüenza, Amigos!


Fdo.  JOSU MONTALBAN           

domingo, 3 de abril de 2016

EMERGENTES, INTRANSIGENTES, INCOMPATIBLES... (lainformacion.com, 03 - 04 - 2016)


EMERGENTES, INTRANSIGENTES, INCOMPATIBLES…

(Dedicado a Albert Rivera y Pablo Iglesias)

A la hora de analizar de qué modo se está haciendo la Política en España, conforme los líderes se han venido pronunciando desde las últimas Elecciones Generales del 20D, cabe sacar algunas conclusiones. Dejemos atrás los tiempos anteriores. Según proclaman todos, vivimos tiempos de cambio, en el fondo y en la forma. Si la Política se ha de dedicar a gobernar a los pueblos y a los ciudadanos, a facilitar que las vidas sean más confortables y llevaderas, es evidente que estamos en un nuevo tiempo, tanto por el rigor con que viven muchos españoles sumidos en sus dificultades como por los vicios adquiridos por el sistema político, infestado de prácticas perversas, en donde han aflorado la insolidaridad y la corrupción: la insolidaridad de quienes creen ser muy diferentes y quieren convertir las diferencias en privilegios, -nacionalismos y regionalismos mal entendidos-, y la corrupción de quienes han convertido el ejercicio de gobernar en una mera ostentación de poder para usarlo en su provecho, convirtiendo las prácticas corruptas en un “modus operandi” dirigido a lograr el enriquecimiento propio por encima de cualquier otro fin. ¿A quién puede extrañar que hayan surgido nuevas formaciones, nuevos proyectos o nuevos líderes en medio de las nuevas oportunidades?
En ese sitio se acomodan los partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos). Y en el áspero ámbito social en que han surgido se ha cultivado su éxito, que les ha dado 110 escaños en la primera ocasión en que han acudido a las Elecciones. Unos (C´s) pusieron sobre la mesa la esencia, la ciudadanía que nos asiste a todos los españoles y españolas, que debe contener una serie de características y atributos. Otros (Podemos) pusieron el afán voluntarista, la negación de las dificultades que esgrimían los líderes de los partidos clásicos para lograr objetivos igualitarios y solventes para todos. En sus concentraciones voceaban un “¡Sí se puede!” enardecedor que negaba casi todas las dificultades. La emergencia, -de surgir o emerger, mucho más que de urgir-, se convirtió en la característica común de C´s y de Podemos, pero a lo largo del tiempo y de sus vicisitudes, cuando los dos se han situado en la mesa de pruebas, han mostrado sus vicios y sus carencias.
Desde luego que son nuevos, pero sus líderes actúan como los viejos y clásicos: persiguen más el poder que el gobierno, tienen miedo a casi todo, previenen para protegerse de riesgos, fundamentan sus liderazgos en posiciones intransigentes, y extreman sus diferencias (y las proclaman con estridencia) para justificar sus incompatibilidades con los demás y mostrarse victoriosos en la arena sin necesidad de contrastar sus fortalezas o debilidades. Tal está ocurriendo. Los dos únicos líderes que no han sido fotografiados sólo han sido Albert Rivera y Pablo Iglesias. (Una sola vez han facilitado su encuentro a solas). Esta circunstancia constituye una característica muy a tener en cuenta. Por si fuera poco, cada cual por su lado, se han empeñado en subrayar tal incompatibilidad repitiendo en demasiadas ocasiones que todo acuerdo del líder del PSOE Pedro Sánchez con cualquiera de ellos, no será aceptado por el otro. Sí, es cierto que en los últimos días las intransigencias se han reblandecido, pero el mero hecho de que fueran anunciadas convierte a los emergentes en inmaduros e inconsistentes. ¿Consideran que la situación actual es más dura que la que encontraron Fraga, Suarez, Gonzalez, Carrillo, Pujol, Ajuriaguerra y otros, cuando se sentaron para pergeñar la Transición democrática del franquismo a la Democracia? Aqueellos sabían a lo que se enfrentaban, ¿lo saben éstos? Lo sabían y pusieron toda la carne en el asador. Estos dos emergentes de hoy, que han usado la figura de una segunda transición para justificar su afloramiento  no parecen dispuestos a esforzarse como aquellos. ¡Qué pena!
Lo cierto es que los dos dicen que repetir las Elecciones es un fracaso, pero ellos nos abocan a ello. Su incompatibilidad mutua resulta impostada, es decir, una engañifla. Su intransigencia es solo un modo de cubrir sus carencias. Solo les identifica la novedad, todo lo demás les distrae y les separa, aunque los dos surgieran para luchar contra la corrupción, la inoperancia y la ineficacia del sistema político. Viven, cada cual en su burbuja, como si la vida no existiera más allá de los límites que ellos mismos han marcado.
Nunca las fuerzas políticas clásicas han sido tan obstaculizadoras. Rivera e Iglesias deberían pasar un fin de semana juntos: en el mar o en la montaña, pero juntos.


FDO.  JOSU  MONTALBAN