martes, 27 de junio de 2017

LA INOPORTUNA E INÚTIL "PODEMIZACIÓN DEL PSOE" (El Diario Norte, 27 - 06 - 2017)




LA INOPORTUNA E INÚTIL ´PODEMIZACIÓN´DEL PSOE

El PSOE, -el “nuevo” PSOE-, está dando los primeros pasos de la mano de la nueva Dirección, algo obsesionada por mostrar de forma ostensible que esa nueva Dirección (Órgano directivo del PSOE) va a imponer una nueva dirección (orientación, destino) en sus acciones. Ejemplo: la nueva Secretaria de Cohesión Social, Nuria Parlon, ha advertido que pedirá ayuda internacional antes de permitir que se aplique el Artículo 155 de la Constitución que trata de la suspensión de la Autonomía para Cataluña, en un giro más que absurdo para acercarse a las posiciones de Podemos que, no atreviéndose a aplicar la Ley, se empeña en defender un “derecho a decidir” que no cabe en ninguna legislación europea. Cabe pensar que sus palabras hayan sido mal interpretadas pero la pusilanimidad mostrada ante el desafío catalanista es más que evidente.

El nuevo tiempo entroniza un nuevo término en el debate político: “podemización”. Al menos en el ámbito de la izquierda. Es verdad que el modo de intervenir en la Política, en los diferentes parlamentos y foros de debate ha adoptado una nueva manera de abordar los problemas de los ciudadanos desde que han llegado las dos fuerzas políticas (Ciudadanos y Podemos) que, bajo la denominación compartida de “nueva política”, tan ambigua como inconsistente, han convertido el debate profundo y serio de otro tiempo en puro cuchicheo que, hoy por hoy, se ajusta mucho más al comportamiento propio de la calle que al antiguo debate propio de las ágoras griegas.

El lengua je jamás es inocente porque las jergas responden a intenciones bien diversas. Cuando Podemos, -y en alguna medida también Ciudadanos-, dejaron de utilizar términos significativos como “sociedad” o “ciudadanos (ciudadanía)” para hablar de “la gente” el lenguaje político de los Parlamentos perdió gran parte de su solvencia. Descender al nivel de “la gente” (en el sentido más burdo y abstracto del término, como hacen los líderes de Podemos), ha servido para banalizar muchos debates en los que se dejan a un lado la auténtica dimensión social que debe inspirar cualquier decisión política, que debe entender con minuciosidad que “ciudadanía” no es un concepto igual, ni parecido siquiera, al concepto “gente”.

Cuando la nueva Dirección del PSOE ha optado por abstenerse y retirar su apoyo al Tratado de Libre Comercio de la UE con Canadá (CETA), después de que la anterior Dirección, aunque se tratara del mismo partido, decidiera apoyar la propuesta, está confundiendo esencia y estrategia. Tal como ha advertido el socialista Moscovici, “hay que conciliar ser de izquierdas y ser creíble”, por lo que se abre un nuevo tiempo: ¿es lo más importante el mero convencimiento, basado en postulados y dogmas ideológicos, o lo es la utilidad que puedan tener nuestras decisiones para resolver los problemas que afectan a la sociedad y a los ciudadanos? Da la impresión de que los “nuevos” socialistas prefieren regodearse en una falsa infalibilidad de sus ideas, siempre cuestionable, que empeñarse en la articulación de medidas políticas, sociales y económicas que, no siendo perfectas, puedan ser consideradas suficientes y, sobre todo, las únicas posibles en un sistema democrático.

Ahí radica lo que se ha dado en llamar “podemización” del PSOE. ¿Va a funcionar a partir de ahora el PSOE del mismo modo que Podemos? Si así fuera caería en un grave error, en todo caso, no es el PSOE el que debe “podemizarse”, sino Podemos  el que debe ir reformando sus modos de entender la acción política para acercarse, y asumir, los modos de hacer del PSOE a lo largo de su existencia, porque esos modos arrojan un bagaje abundante y un balance muy positivo. La mal llamada “podemización” del PSOE constituye un vicio poco aconsejable, adquirido a causa de la prisa que acucia a sus líderes en su obsesión por llegar a ser Presidentes del Gobierno lo antes posible.

Sí, el PP es un partido cuestionado no solo por ser de derechas y, por ende, injusto en sus propias ideas, sino por los casos de corrupción que han tenido arrope en sus filas y en las Instituciones por él gobernadas. En ese contexto la prisa por llegar al poder ha aumentado y los posibles sustitutos de Rajoy se han puesto a esprintar en lugar de continuar sus andaduras, que en Política casi siempre son largas. No es buena esa prisa porque esprintando no se perciben los detalles del paisaje, imprescindibles para dimensionar con fiabilidad los problemas.

En resumen, que el PSOE debe evitar con urgencia que en su seno afloren quimeras como las que han divulgado los líderes de Podemos para hacerse huecos a codazos en el mapa político español. Recientemente, un buen compañero socialista (socialista y “sanchista”) titulaba un artículo de opinión del siguiente modo: “¿Refundar la socialdemocracia? No, refundar la izquierda”. Durante el 39º Congreso del PSOE el slogan que presidió los debates rezaba “Somos la Izquierda”. Slogan acertado. Sin embargo Podemos se ha hartado de pregonar que los términos “izquierda y derecha” están obsoletos, que no existen, que solo existe “la gente”. Sin más. Es evidente que el PSOE, por tanto, es la izquierda, y que solo los socialistas y los socialdemócratas pueden representarla. Si Podemos optara por abandonar el populismo y trabajar en la habilitación de políticas útiles para todos, bien, pero si su único destino es “la gente”, en ambiguo, tendremos que aceptar que ese populismo barato no puede compartir espacio con el socialismo del PSOE. Le pese a quien le peses.

Fdo.  JOSU  MONTALBÁN           

miércoles, 21 de junio de 2017

NUEVOS TIEMPOS PARA EL SOCIALISMO (DEIA, 21 - 06 - 2017)


NUEVOS TIEMPOS PARA EL SOCIALISMO  (deia, 21 - 06 - 2017)

EL PSOE afronta la hora de la verdad, su hora de la verdad, su hora decisiva. Tras un periodo difícil en el que en sus filas ha encontrado cobijo y valor la vieja teoría del caos, se enfrenta ahora a una nueva realidad que va a constituir una auténtica prueba de fuego. No solo se tiene que acomodar a lo que se ha dado en (mal)llamar “nueva política”, sino que tiene que recuperarse de las contusiones y heridas que se ha producido a sí mismo en la lucha fratricida que ha soportado durante el último año y medio aproximadamente. Solo un partido de contrastada historia, como el PSOE, puede superar el trauma sufrido.

El PSOE no es un fin en sí mismo. Se apoya en una ideología basada en principios: libertad, igualdad, solidaridad, etc… Pero de bien poco servirían sus principios y buenas intenciones si no contara con la fuerza de la militancia, primero, y de quienes mediante su voto le otorgan el poder suficiente para gobernar a todos los ciudadanos, a los socialistas y a los que no son socialistas.

Los últimos meses no han sido halagüeños para quienes no comprendíamos que las diferencias de criterio en lo organizativo o en la preferencia de nuestros posibles alianzas con otras fuerzas políticas pudieran desembocar en descalificaciones e insultos entre “compañeros”. Las Elecciones Primarias, que supusieron un impulso democrático para el PSOE centralizado que venía siendo desde antes del franquismo, han devenido en luchas banderizas que es necesario organizar de otro modo, incluso modificarlas radicalmente para que no se conviertan en terreno idóneo para disputas estériles y perjudiciales. Sí, las últimas Primarias, las que han aupado a Pedro Sánchez, de nuevo, a la Secretaría General del PSOE, superando a Susana Díaz y a Patxi López, han dejado secuelas, tanto más dolorosas y decisivas como cualquier venganza. Pero no es compatible la condición socialista con la de ser vengativo. Por tanto, lo primero, y más urgente, es acallar a quienes hacen ostentación de la victoria al mismo tiempo que se incorpora a los “derrotados” al alma y motor del partido.

Una incertidumbre general En algo más de 130 años de existencia el PSOE mantiene su vigor y su vigencia. Reconozco que asistí a la celebración del Congreso con escasas expectativas, aunque con gran responsabilidad y preocupación. Y estoy convencido de que mis compañeros socialistas participaban de mi actitud. En esta ocasión eran más importantes los deseos y las inquietudes que los éxitos a cualquier precio. Porque no solo padece de incertidumbre el PSOE, sino la política en general. De las dudas que nos afligen, son partícipes otros, sobre todo quienes se adscriben a la mal llamada “nueva política” (Podemos y Ciudadanos), que no han encontrado nada más vejatorio que “vieja” para desacreditar a quienes hemos construido la democracia después de que el franquismo barriera las libertades.

En un alarde propio de advenedizos ansiosos, los líderes de esa “nueva política” se han empecinado en desacreditar todo lo anterior. Amparados en una corrupción excesiva que afecta principalmente al PP (gobierno), y en las consecuencias de ciertas políticas erráticas y perversas que han generado desigualdad y pobreza en exceso, su lenguaje se ha hecho arisco y agresivo, extremadamente desvergonzado y falto de los matices que hacen útiles a las palabras y a los conceptos. Pues bien, esta tendencia debe ser subvertida, invalidada, para volver a convertir la política en fiel compañera de las sociedades humanas que conforman el infinito colectivo que se llama humanidad.

Cuando el PSOE apenas iniciaba los debates de su 39º Congreso, en Madrid, que ha sido por sus prolegómenos uno de los más inciertos y complicados de su historia, escribía frente a la ventana sin saber nada de lo que estaba pasando allí y, a decir verdad, no me importaba demasiado porque lo importante, como se dijo en el día siguiente a las Primarias, era coser lo roto y recomponer las costuras abiertas por la intransigencia de unos y de otros. Cada cual puso su granito de arena en la disgregación que se produjo. Cuando el nuevo, e indiscutible, secretario general del PSOE ha escrito hace solo unos días, en relación con la moción de censura, en un periódico de gran tirada que “(la moción de censura) pasará a la Historia como un ejercicio de expectativas frustradas para los millones de ciudadanos que demandan un cambio en nuestro país… Seguro que sintieron una gran decepción viendo a la “nueva política” peleándose a garrotazos, mientras Rajoy sacaba réditos al espectáculo”. Tiene razón Pedro Sánchez pero, ¿no cabe decir algo parecido del espectáculo ofrecido en el seno del PSOE durante las Elecciones Primarias? Porque, al igual que en aquel cuadro de Goya -Duelo a garrotazos- que decoraba los muros de su Quinta del Sordo, también los líderes socialistas han estado zumbándose garrotazos, embarrados hasta las rodillas, sin otro motivo que ejercer la intransigencia de los unos contra los otros.

¿Habrá resuelto todos los recelos de unos y otros el Congreso? Seguro que no, aunque constituirá un punto de arranque de un nuevo tiempo en el PSOE. Es mi seguridad de que el Congreso no va a ser un bálsamo que resuelva de forma automática lo que le acontece (y le ha acontecido) al PSOE. Pero sus resoluciones, sean las que sean, no serán eficaces si el instrumento, es decir, el partido, no se encuentra al 100% de su fortaleza y eficacia.

Una regeneración imprescindible Con acierto proclamaba Pedro Sánchez en el artículo al que me he referido antes que “la regeneración de nuestra democracia exige ahora altura de miras, diálogo, derechos, responsabilidad, acuerdo y sentido de Estado”. Estas necesidades perentorias son, precisamente, las mismas que precisa el PSOE, porque las ha ido abandonando por todos los lados mientras sus líderes, reales o impostados, han improvisado sus caprichosos duelos a garrotazos, tan poco eficaces cuando lo que impera es la responsabilidad y el sentido democrático.

De modo que dejo aquí dos ideas que creo que son esenciales: Una, que la mal llamada “nueva política” pasa ineludiblemente por la recuperación de este “¿nuevo? PSOE”, que ya tiene más de 130 años, por lo tanto poco “nuevo” (la política aún tiene muchos años más, desde el principio de los tiempos). La segunda idea es que el PSOE, con este Congreso que acaba de celebrar, no consolida nada, solo inicia su andadura hacia lo que nunca debió abandonar: su responsabilidad para hacer que la vida de las personas sea más llevadera, más justa y más igualitaria. 

FDO.  JOSU MONTALBAN

martes, 13 de junio de 2017

RAJOY: O CUESTION DE CONFIANZA O DIMISION (DEIA, 13 - 06 - 2017)




RAJOY: O CUESTIÓN DE CONFIANZA O DIMISIÓN.

Bien: España ha aprobado los Presupuestos del año 2017 cuando ya se han cumplido cinco de los meses de dicho año. La noticia no es mala del todo, porque un Gobierno debe contar con unos Presupuestos actualizados que respondan al tiempo en que van a ser ejecutados. En aras a la estabilidad la noticia no es tan mala, si bien se produce en medio de una amalgama de estridencias en las que la corrupción impera no solo en las filas del PP sino en otras Instituciones que constituyen el alma del sistema democrático. Es esta degradación del propio sistema la que favorece que los populismos de nuevo cuño extiendan una pátina de miseria moral y ética que no acaba en un Golpe de Estado “salvador y redentor” porque pasaron los tiempos del ya viejo Régimen. Pero el problema no es tan reciente. En el año 2013 Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) dijo que “es tiempo de que salte por los aires la putrefacta institucionalidad del régimen”. Decía entonces que “no son tiempos de regeneración”, y de paso la emprendía contra sus competidores de entonces (CIUDADANOS) con una advertencia: “Pero cuidado, porque a veces el fascismo se viste color magenta”, que era entonces uno de los nuevos colores identificadores de las nuevas fuerzas políticas surgidas a la luz del oportunismo.

Cuando surgió el libro que contiene tales pronunciamientos el 15-M estaba reciente y había colmado las ansias y esperanzas de tantos descontentos por las crisis sucesivas, en buena medida inducidas por el Capital para enrarecer el ambiente social. La Puerta del Sol había sido un grito de rabia, un vocerío espontáneo y compartido al que se habían adherido todas las formaciones políticas, sindicales y sociales, a excepción del PP. Pero a algunos les entró una prisa por usar las protestas en su provecho, y comenzaron a gestar proyectos y más proyectos cuyo fin común no era otro que alcanzar el poder lo antes posible. De ese modo surgieron procesos de enaltecimiento de liderazgos personales, por ejemplo, los sindicatos empezaron a ser un obstáculo para el líder de Podemos: “La propuesta de Pacto de Estado de CCOO y UGT es un balón de oxígeno para el Gobierno (22/5/2013)”. A cambio usaron una propaganda puntual en cada conflicto, - “Nuestra solidaridad con los trabajadores y trabajadoras de Panrico, (Monedero, 14/2/2014)”.

Aquel globo inflado por frases grandilocuentes, slogans sonoros y consignas espectaculares, se ha venido desinflando conforme cada cual ha ido asumiendo responsabilidades, conforme cada cual se ha visto entronizado en la durísima realidad. A mediados del año 2017 , en que estamos, no basta con provocar titulares ni con jugar al “yo no he sido”, porque los ciudadanos no solo reclaman sentirse halagados por las palabras de los líderes y pensadores, sino que quieren soluciones que arreglen sus desequilibrios laborales, económicos y familiares.

Volvamos al punto de partida. No insistiré más: España cuenta con unos Presupuestos conseguidos mientras el Gobierno se tambaleaba en una cuerda tan floja que casi pone en el suelo al funámbulo Rajoy. Nadie ha querido negociar de igual a igual con Rajoy porque la corrupción que afecta al PP imposibilita los contactos. Ved, queridos amigos, los aliados del PP en este trance: “Ciudadanos”, claro está, los propios aliados UPN y Foro Asturias, por otra parte sucursales del PP camufladas de “diferentes”, y tres grupos nacionalistas (PNV, CC y NC) que han hecho gala de haber esquilmado las arcas del Estado antes de dar el sí definitivo. Resultado: 176 a 174, en el último minuto, con un enceste difuso que provocó un insulso e improcedente aplauso de los diputados del PP dirigido a un Montoro que alargaba su pulgar en un alarde de insustancialidad.

Casi al mismo tiempo la opinión pública estaba inmersa en otros asuntos (problemas) de mucha mayor envergadura, como ha sido la dimisión a destiempo del Fiscal Anticorrupción, Moix, por tener bienes en paraísos fiscales. Moix ha salido en honor de multitud, ensalzado por su jefe superior, el Fiscal General Maza, que no solo se ha apresurado a encubrir posibles ilegalidades de Moix sino también ilegitimidades y posibles comportamientos inaceptables para alguien encomendado a luchar contra la corrupción. Y todo esto se ha producido mientras el mismísimo Rajoy pretendía camuflarse tras una pantalla de plasma para declarar como testigo principal en el “caso Gürtel”, que tiene en candelero a más de medio PP. En ese ambiente general se ha desenvuelto la negociación presupuestaria que ha permitido contar con unas cuentas públicas, -¡bien!-, en medio de un ambiente político y social crispado, inestable e inseguro, amenazado por una moción de censura inviable de Podemos, que es fruto de la impaciencia de quienes buscan el poder para ejercer el gobierno en lugar de alcanzar el gobierno para administrar racionalmente el poder.

¿Qué podemos hacer ahora? Son varias las opciones, aunque todas ellas pasan por calibrar con minuciosidad si lo que deseamos conseguir merece extremar los medios que usemos para lograrlo. Ni la cachaza excesiva ni la locura desatada son buenos métodos para alcanzar la meta. Por otra parte, en Democracia, los métodos están periclitados porque la “vieja” revolución no está a nuestro alcance. Hay revolucionarios de pacotilla que aspiran a ser los burgueses que siempre han estado al frente de las revoluciones clásicas, pero cualquier revuelta social, en nuestra Europa, suele resolverse en los Parlamentos o, como mucho, en las urnas y citas electorales. Sin que sirva de precedente intentaré aconsejar al Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, ahora que vive un tiempo de respiro tras la aprobación del Presupuesto, y debidamente pertrechado por los suyos ante su declaración judicial por el caso Gürtel.

Por si fuera poco la primera página de los diarios del pasado viernes daba la siguiente noticia: “El Constitucional anula la amnistía fiscal de Montoro aunque avala sus efectos. Según reza la sentencia el decreto ley aprobado en el año 2012 “legitima la conducta de los evasores fiscales”. La evasión fiscal es uno de los delitos más aborrecibles que existen porque avala un comportamiento insolidario y favorece a quienes incumplieron sus obligaciones sociales. Es verdad que en el País Vasco tal amnistía no se llegó a aplicar, pero la noticia constituye una prueba más para pedir la dimisión del Ministro Montoro. Más aún, para pedir al Presidente Rajoy que renueve la confianza parlamentaria antes de seguir su andadura o convoque unas nuevas Elecciones, porque no le asiste la legitimidad suficiente para seguir siendo Presidente en las condiciones actuales.

Rajoy debe aceptar públicamente que vivimos tiempos difíciles, que la corrupción le tiene cercado y desarmado, y que los españoles deseamos que retornen la cordura y la decencia, que no queremos un Presidente atribulado por las indecencias de sus compañeros políticos, y que debemos recuperar la Democracia como un sistema participativo que involucra a todos. Rajoy deberá protegerse a sí mismo de quienes haciéndose pasar por sus colaboradores actúan como detractores. Es verdad que ha dado muestras, siempre, de dominar las situaciones, pero ya no puede más y, por otra parte, le atacan por todos los costados, incluso le atacan sus propios cómplices. De modo que solo le quedan dos posibilidades: o moción (cuestión) de confianza o convocatoria de nuevas elecciones.

Veamos, “cuestión de confianza” mediante la cual Rajoy pida el respaldo a la política errática que viene desarrollando. Dicha “confianza”, en caso de que no obtuviera suficientes apoyos, llevaría aparejada la dimisión suyo y, por ende, la caída del Gobierno del PP. Si esto no fuera posible, cabe que fueran convocadas unas nuevas Elecciones. La “cuestión de confianza” dejaría toda la responsabilidad en esa Institución representativa que es el Congreso de los Diputados. Sin embargo, unas nuevas Elecciones depositarían su responsabilidad en los ciudadanos/as españoles/as, que están hasta el gorro de estupideces.

¿Se atreve Mariano Rajoy a asumir este riesgo? ¡Debería asumirlo!

Fdo.  JOSU  MONTALBAN       

LOS ARTIFICES DEL REFERENDO CATALÁN-ESPAÑOL (El Diario Norte, 13 - 06 - 2017)




LOS ARTÍFICES DEL REFERENDO CATALÁN-ESPAÑOL

Puigdemont tiene vocación de mártir. La tuvo desde el primer momento, desde el instante en que decidió “sacarle las castañas del fuego”, que es un término castizo, al cobarde Artur Mas asumiendo la Presidencia de la Generalitat de forma provisional mientras duraran los desórdenes que debían finalizar en la independencia de Catalunya respecto del Estado español.

Desarmar estos empeños suele ser labor de empecinados, sobre todo de obstinados que aspiran a la posteridad más que a la gloria. Puigdemont acaba de anunciar que la flagrante ilegalidad que hará inolvidable su mandato se producirá el día 1 de Octubre. Muy bien. Da la impresión de que se trata de un “president” valiente, pero nada de eso refiere la realidad de este hombre del cual ni sabemos cómo piensa ni sabemos adónde quiere llevar a los catalanes ni a los españoles que residen en Cataluña.

Poco a poco se va desarmando la madeja que los secesionistas catalanes han ido tejiendo, pero no porque los catalanistas pongan toda la carne en el asador sino porque, ambigüedad tras ambigüedad, no pretenden otra cosa que defender una historia que se queda en el engaño, y convertir a todos los catalanes, a unos y otros, en rehenes de los caprichos de los nacionalistas.

Dentro de tres meses y medio, si se cumplen las expectativas de Puigdemont, los catalanes acudirán a las urnas para depositar un papel en el que respondan a la pregunta “¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?”. Por activa y por pasiva son muchos los líderes que le han advertido que rechazan su proposición, pero aún no ha sido contestado por nadie en los términos que yo voy a hacerlo.

Conviene advertir a Puigdemont que en el marco constitucional actual nada es posible. Pero es bueno también advertir a Puigdemont que su pregunta tiene y contiene una añagaza absurda, como es ese final de la pregunta: “en forma de república”. No dudo de que esa coletilla aportará algún apoyo a la causa independentista procedente de quienes aún conservan algún vínculo republicano , pero nada más, es decir muy poco.

El ex president Mas ha mostrado su indómito carácter: “Si no puede hacerse el referendo de acuerdo con las leyes, se hará en cualquier caso”. La frase incita a la reflexión. Frente a la Ley la arbitrariedad o la desobediencia, a pesar de que la Ley fuera aprobada mediante un proceso de debate parlamentario y jurídico basado en la discusión entre diferentes. Lo curioso es que la calle asiste a las idas y venidas de los líderes políticos con naturalidad, responsablemente, sin darse cuenta de que los líderes secesionistas no les tienen en cuenta para casi nada.

En este proceso catalán conviene avanzar con la mayor cautela, convencidos todos de que quienes rechazan con mayor ahínco el secesionismo son los propios secesionistas, por eso llevan la discusión hasta límites que sean inadmisibles para quienes defienden seguir en el ámbito nacional español. La consecuencia más inevitable va a ser que el próximo President de Cataluya será alguien de ERC, probablemente Oriol Junqueras, que pondrá de moda la costumbre de guardar silencio, de no tirar de la manta del independentismo, de que Cataluña y los catalanes sigan adscritos a ese Estado llamado España, que les permitirá seguir despotricando de ella con denuedo mientras les llena de “razones” para seguir reclamando una independencia en la que no creen los propios catalanes, pues no en vano si nos acogemos a los resultados electorales apenas una tercera parte de los catalanes reclama esa independencia mal definida que persiguen.

¿Cabe esperar algo constructivo de todo este proceso? Pues no, nada de nada. A quienes han propuesto que la consulta se haga en los términos anunciados les vendrá bien que el Gobierno Central aplique la Ley  y prohíba el referendo. Bastará, por tanto, con silenciar al gobierno catalán, pero si el Gobierno español no actúa imponiendo aquello que es obligatoria, como es la aplicación de la Ley, ¿para qué queremos un Gobierno? Termino con una afirmación tajante: Puigdemont y Mas son dos empecinados cobardes tirando de una cuerda en cuyo cabo llevan amarrado, y sojuzgado gratuitamente, al pueblo catalán, por cierto, a pesar de su gran mayoría.

Fdo.  JOSU MONTALBÁN