martes, 29 de agosto de 2017

CRÓNICA DE VERANO: EL ENIGMÁTICO AGOSTO (DEIA, 29 - 08 - 2017)




CRÓNICA DE VERANO: EL ENIGMÁTICO AGOSTO

Ya estamos a mitad de Agosto. Como me temía, la monotonía se ha vuelto a adueñar de la vida por la que transito. Da la impresión de que nada de cuanto ocurre tiene suficiente importancia, porque las televisiones intercalan entre las noticias imágenes en que la gente haca gala de intrascendencia paseando bajo el sol en playas y parajes que incitan a la diversión y a la alegría, sin más. Por si fuera poco, -nunca he sabido por qué-, los diarios han incluido algunas páginas que se intitulan “Pasatiempos” mucho más nutridas y numerosas que durante el resto del año, que son una proposición casi deshonesta para que te regodees en la gloria efímera de haber resuelto con soltura los juegos que te ofrecen, en lugar de extenderse en el relato de noticias que pudieran entristecerte o enojarte.

A pesar de todo hay bastantes asuntos que me inquietan y que, como a mí, le inquietan a muchas personas. Nada ha cambiado lo suficiente como para que hayan desaparecido los conflictos bélicos, las multitudes que emigran, la miseria creciente, las desigualdades económicas y sociales, las injusticias flagrantes, las crisis comunitarias y las otras crisis que siempre acechan, pero Agosto es un mes anodino y confuso en el que el calor llega a obturar las conciencias, en todo caso el sol torna opacas nuestras visiones y las deslumbra para que no vean con nitidez las miserias de la Tierra. Esperando que Agosto se agoste (nunca mejor dicho) me permito escribir esta Crónica que tiene vocación de desinhibida y de intrascendente.

Como ocurre en todos los veranos, en todos los Agostos, también en este han surgido las “serpientes de verano”, esos “culebrones” que llenan y rellenan las páginas de los diarios, que asustan o que embelesan, que alimentan las dudas y debilitan las certezas para que pervivan durante toda la estación veraniega. Las crónicas de las fiestas, que son tan numerosas durante este mes, exhiben un lenguaje nada comprometido con la auténtica realidad, de modo que la misma crónica llega a convertirse en uno más de los festejos programados, bien sea anunciando que la alegría ha llegado, como anunciando que, aunque se haya ido, regresará en el Agosto siguiente. Las páginas de los diarios se convierten en escenarios en los que los actores, actrices, comerciantes, mercaderes, políticos y responsables públicos ofrecen su rostro más jovial y placentero, pronuncian la frase más ocurrente y se exhiben como los más fervorosos impulsores de la alegría y la felicidad ajenas. Así es Agosto, el mes de las vacaciones.

Exacto, el mes de las vacaciones. Treinta días en los que procuran encontrar alguna ocupación quienes han pasado la mayor parte de los restantes 330 días del año en las Oficinas de Empleo, ya fuera reclamando algún trabajo o solicitando alguna ayuda social. Debidamente ataviados, casi de etiqueta con su pajarita prestada al cuello o con alguna otra prenda ridícula de colorines chillones, atienden a los veraneantes con devoción y profesionalidad, mostrando sus habilidades y destrezas para intentar convertirse en los primeros en las listas de utilizables del año siguiente…, o quizás de los meses siguientes, si fuera verdad que, como vocean los gurús de la Economía la crisis no solo ha amainado sino que ya deja el camino expedito al esplendor.

Quienes disfrutamos, -¿disfrutamos?-, de nuestro propio abandono en este mes de Agosto nos las vemos y deseamos para ocupar un tiempo que por ser más benigno y llevadero, más caluroso y soportable, más claro y luminoso, más largo incluso (porque en ese mes el tiempo no se mide en unidades absolutas, sino que influyen las posibilidades mejores o peores para poder disfrutarlo), se convierte en una preocupación constante, máxime si no disponemos del poder adquisitivo suficiente para alargar nuestras comidas y cenas en las terrazas y restaurantes, que es tanto como disponer de dinero para poder llenar el tiempo de placer y felicidad. En Agosto todo es más problemático porque cuando te cruzas con un amigo en la calle te cuesta más encontrar disculpas convincentes para negarle una invitación que no deseas, en unos casos porque el grado de la amistad no sea suficiente, y en otros porque el nivel dinerario no alcance para dispendios excesivos. Así que la convivencia entre los próximos adquiere a veces la condición de agobiante, y la convivencia con quienes solo circunstancial o estacionalmente coincidimos puede convertirse en un auténtico aburrimiento.

 Luego está el cansancio físico, porque el veraneo del mes de Agosto, para los agosteños, es un veraneo de manual en el que todo se repite casi a perpetuidad, sobre todo si el hábitat y el destino se repiten y resisten el paso del tiempo. Hay agosteños que perseveran en sus costumbres, -excursiones a pie, fiestas desenfrenadas, comilonas copiosas, juergas, prácticas físicas no acordes a las características de cada cual, régimen apretado de viajes, visitas culturales, etc…-, y repiten las mismas actividades durante quince o veinte años sin tener en cuenta que el cuerpo y la mente pierden resistencia y fuerza vital conforme la edad se acrecienta… Pero Agosto lo exige de ese modo.

¿Habéis visto, queridos Amigos, esos grupos de hombres, mujeres y niños que bajan de un autobús a media mañana en un aparcamiento de una gran ciudad, y se arremolinan alrededor de un muchacho o muchacha que va amarrado a un micrófono inalámbrico para que oigan sus explicaciones? ¿Habéis visto sus semblantes a las once de la mañana, y los habéis comparado con sus semblantes a las siete o las ocho de la tarde? Agosto tiene también estos contrastes tan difíciles de interpretar. ¿No es precisamente Agosto el mes preferido para descansar del arduo trabajo de todo el resto del año? Entonces, ¿a qué viene malgastarle cansándose? Observad Amigos las viejas fotografías que os traen recuerdos de Agostos anteriores: si las mostráis en una reunión de amigos tal vez alabéis el tiempo que vivisteis como inigualable, pero si las observáis en la intimidad probablemente vuestras valoraciones serán más rigurosas y críticas.

Quizás me he desviado algo de mis pretensiones iniciales. No todo es perverso en Agosto, pero es verdad que a veces se suscitan polémicas que quizás no deben considerarse como absurdas, pero suelen ser artificiales e inestables. En este Agosto los diarios se hacen eco de algunos problemas que tienen que ver con los usos y costumbres de quienes se divierten en los festejos veraniegos. Dos vertientes: la seria y preocupante es el abuso en el consumo de alcohol y drogas en las fiestas por parte de muchos jóvenes de edades aún escasas, que está seriamente concatenada con la proliferación de los abusos sexuales en forma de agresiones y violaciones; y hay otra vertiente, igualmente seria aunque a mi entender menos preocupante porque amainará conforme afloje la afluencia de turistas, como es el rebrote de comportamientos violentos en quienes, con la disculpa de reclamar una política turística diferente, nos hacen recordar que en Euskadi hay jóvenes que añoran los tiempos de la violencia desatada en nuestras calles. Esto también ha aflorado en este mes de Agosto que avanza impertérrito.

He dejado para el final ese amago de culebrón que nos han ofrecido el “rubiales” Trump y el regordito Jefe de Corea del Norte Kim Jong-un. Los coreanos han desfilado y exhibido todas sus cabezas nucleares, -por cierto, ¿la de Kim Jong también es una cabeza nuclear?-, y Trump, -cuya cabeza tiene tanta “furia y fuego”, tal como él mismo ha prometido para los coreanos, como serrín-, ha afirmado que “alguien tiene que ponerse chulo por el pueblo estadounidense”. Puede ser que no sea ninguna broma de Agosto pero ha llegado precisamente en él. Lo mismo que la noticia que han adelantado algunos diarios en sus páginas agosteñas. El periodista pregunta a Melania, la esposa de Trump, “¿practicáis sexo todas las noches?”. A lo que ella responde: “Sí, incluso más”… Al leerlo me he quedado pensando y boquiabierto preguntándome “¿es posible algo más?”. En todo caso quedo a la espera de que Melania me lo aclare, porque esta mañana de Agosto, frente a la luna de mi ropero  he comprobado que aún me conservo un poco mejor que Donald Trump.

Bueno, que esto ya se acaba… Feliz Verano… Estoy contento… Debe ser cosa de este Agosto endemoniado.

FDO.  JOSU  MONTALBAN      

lunes, 14 de agosto de 2017

DIMISIONES EN EL CONGRESO... (El Diario Vasco, 14 - 08 - 2017)





DIMISIONES DEL PSOE EN EL CONGRESO…

… y agresiones dialécticas en las Redes Sociales.

¿Qué pasa en el seno del PSOE? ¿Por qué las Redes Sociales se han convertido en un foro nada riguroso en el que unos socialistas, que dicen pertenecer a las “bases”, la emprenden a mamporros contra quienes han venido protagonizando la Historia del PSOE a partir de la muerte de Franco? ¿Cómo es posible que la dimisión, o retirada voluntaria, de los congresistas Eduardo Madina y Antonio Trevin haya sido respondida con vítores y muestras de alegría por esos socialistas de base en las Redes Sociales? ¿Cómo es posible que despotriquen del modo brutal e irrespetuoso como lo vienen haciendo, de quienes no han cometido otro “delito” que entender el socialismo del PSOE del siglo XXI de modo diferente? El PSO acaba de celebrar unas Elecciones Primarias y un Congreso, es decir, acaba de salir de los “boxes”, y debería haberlo hecho en las mejores condiciones para competir, sin embargo ha salido con demasiadas averías mal arregladas, ruidos extraños en el motor y serios desajustes en su sistema de estabilidad.

Lo que diré después, en todo caso, exige una aclaración previa. Desgraciadamente la militancia, y los simpatizantes socialistas, se nutren más de los desordenados debates que tienen lugar en Facebook y otras Redes similares que de los órganos oficiales, folletos o páginas de Internet, que salen de Ferraz. Esto viene al caso porque la proliferación de identidades falsas, o de seudónimos que hablan o escriben con su mayor inquina en contra de todo lo que se ciña al texto “oficial”, ha sido espectacular. Es ahí, en ese espacio virtual tan visitado de forma gratuita donde el atrevimiento se desata y las palabras dejan de ser instrumentos útiles que favorecen las relaciones ciudadanas, para convertirse en armas e instrumentos agresivos que solo persiguen el descrédito del adversario, sin que el agresor haya advertido que la agresión se descarga sobre un “compañero” al que puede llegar a ahuyentar de su formación política.

Cuando Pedro Sánchez ganó en las Elecciones Primarias últimas a Susana Díaz y a Patxi López, de forma categórica, no adquirió ninguna licencia para “liquidar” el PSOE. Eso ya lo sabía él. Su victoria le convertía, entre otras cosas, en el guardián de la Historia del Socialismo español hasta su llegada a la Secretaría General. Por tanto, quienes se comportan con otros socialistas no adscritos al “sanchismo”, están poniendo en desventaja al PSOE, que no es un mero club de amigos, sino que debe competir en la lucha electoral frente a otras opciones y formaciones políticas. El debate que ha acompañado a las Primarias, y al posterior Congreso, ha sido tenaz y, en muchos asuntos, contradictorio. Ha dejado algunas heridas que los líderes en litigio prometieron cicatrizar. ¿Han puesto el empeño suficiente para conseguirlo? Creo que no, porque Pedro Sánchez se obstinó y no incluyó a ningún “susanista” en su equipo, del mismo modo que Susana Díaz no ha incluido a ningún “sanchista” en el suyo. ¡Malos presagios!

Lo menos aceptable de cuanto está ocurriendo en el PSOE actual es el clima que se ha generado y consolidado, en el que figuras tan emblemáticas en la Historia Moderna como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero, que llevaron las riendas del Gobierno de España durante la mayor parte de la Transición, tras la muerte del Caudillo, están siendo tratados como auténticos guiñapos o marionetas en manos de militantes que les insultan y zahieren, empeñados en desacreditar el socialismo del PSOE que ellos llevaron al éxito, para revalorizar al socialismo actual que, por el bien de los españoles, ojalá consiga lo antes posible reconquistar el poder. Por eso creo que el PSOE debe consolidar el liderazgo de Pedro Sánchez, pero eso sólo será posible si no se producen venganzas ni revanchas en el seno del PSOE. No es discutible que Pedro Sánchez haya elegido una guardia pretoriana formada por quienes le encumbraron, pero de ahí a ignorar que el PSOE obedece a un proceso y a un trayecto histórico, y de más de 130 años de antigüedad, va un abismo.

Aunque a quienes acaban de abandonar el Congreso de los Diputados, -Madina y Trevin-, les asistirán razones personales para abandonarlo en mitad de la carrera (legislatura), que yo respeto, siento pena de que tales abandonos se hayan producido, no solo porque se trata de dos personajes notables, -uno como Presidente Autonómico y el otro como directamente afectado por el terrorismo de ETA-, sino porque las reacciones que han desatado en las Redes Sociales, y en algunos otros medios informativos, impulsadas por “militantes” socialistas auténticos o camuflados, demuestran que el socialismo aún no está en condiciones de abandonar la UVI, por más que las encuestas del CIS nos muestren el lado más halagüeño de nuestra realidad.

Estamos en el tiempo de Pedro Sánchez, pero es él el que debe darse cuenta realmente en qué “guerra” combate. Algunos de sus “incondicionales” pueden no serlo tanto después de su contundente victoria. Ahora es él el que debe coger las riendas de la integración de todas las tendencias en un único PSOE, para que las diferentes alternativas no se conviertas en discordias ni disputas. Esa es la meta imprescindible porque al PSOE, como fuerza predestinada a gobernar a España, y en España, no le sobra ni uno solo de sus votos, es más, aún le faltan bastantes… Y el tiempo ya apremia, lo cual no  debe ser una justificación para actuar con prisa, pero sí una razón para avanzar en el empeño sin pausa.

FDO.  JOSU  MONTALBÁN         

lunes, 7 de agosto de 2017

CONSEJO PARA RAJOY: ¡RAJOY DIMITA! (El Diario Norte, 08 - 08 - 2017)




CONSEJO PARA RAJOY: ¡RAJOY, DIMITA!

Mariano Rajoy acaba de declarar como testigo en el juicio de la trama Gürtel. Su declaración, tanto por lo que ha dicho como por el modo de decirlo, provoca cierto bochorno. Hace solo dos meses escribía yo en este mismo espacio (“Rajoy: cuestión de confianza o dimisión”, 13 – 06 – 2017) que “Rajoy debe aceptar públicamente que vivimos tiempos difíciles, que la corrupción le tiene cercado y desarmado, y que los españoles deseamos que retornen la cordura y la decencia, que no queremos un presidente atribulado por las indecencias de sus compañeros políticos, y que debemos recuperar la democracia como un sistema participativo que involucra a todos. Rajoy deberá protegerse a sí mismo de quienes, haciéndose pasar por sus colaboradores, actúan como sus detractores… De modo que solo le quedan dos posibilidades: o moción (cuestión) de confianza o convocatoria de nuevas elecciones”.

Pues bien, escuchada su declaración ante el Tribunal no le queda otra salida que dimitir, pero no solo porque el PP parezca hoy más que nunca una especie de cueva de malhechores, sino porque da la impresión de que él es un encubridor muy activo, -y descarado-, de la abominable trama. Las noticias relativas a su declaración le delatan como un trilero capaz de decir frases que no se atrevería a decir ningún otro. Su aviso al letrado que le interrogó en un momento (“No sé si se ha confundido de testigo”) solo se distingue de la que pudiera pronunciar un pendenciero de bajos fondos y peores intenciones en las maneras. En todo caso, debería haber obtenido de su Señoría un varapalo contundente. No lo recibió porque el Tribunal tuvo demasiado en cuenta que se trataba del Presidente del Gobierno, y menos que se trata del máximo responsable de la trama criminal Gürtel, lo cual no le convierte en “criminal” pero sí en colaborador y en corresponsable. Sólo un pronunciamiento firme le puede salvar de la quema, pero no está por la labor de pronunciarse.

Todo ha fallado, incluso el tratamiento que se ha dado a la puesta en escena. Aunque no se trate de lo esencial, el hecho de que la disposición del mobiliario de la Sala no fuera asimilable a la de cualquier Juicio, da qué pensar, porque Rajoy aparece en las fotos como si se tratara de un miembro del Tribunal y no como alguien afectado directamente por la causa. Por si fuera poco el testigo Rajoy no accedió a la Sala por la misma puerta por la que hubiera accedido si se hubiera llamado Pepito Pérez, así dicho desde el más absoluto respeto a los “Pepitos” y a los “Pérez”. Y más aún, en previsión de que los fotógrafos buscaran las fotos más espectaculares, dos camiones gigantes de modelo tráiler ocuparon el frente de la Audiencia Nacional. Que nadie dude de la intencionalidad porque ambos camiones habían sido alquilados, no sé bien si por la Institución Pública o por el propio afectado don Mariano Rajoy.

Nada de todo esto, al parecer, es achacable a Rajoy, porque si sus declaraciones estuvieron llenas de evasivas cuando los letrados le preguntaron cosas tan sencillas como si sabía algo del caso Gürtel, malamente se hubiera hecho responsable del dispositivo utilizado o de la puesta en escena. La función teatral duró casi dos horas. A tenor de lo acontecido el protagonista llevaba bien aprendida la lección a sabiendas de que no iba a contar con apuntadores, y que la Dirección de la obra no se vincularía fácilmente a sus caprichos. Tal vez por eso entró en la Sala braceando, resuelto y seguro de sí mismo, como si paseara con el paso ligero por los bosques de su Galicia a media mañana. Asistió cómodamente sentado a los prolegómenos masticando suavemente las respuestas que traía debidamente aprendidas. Así se inició el más deplorable interrogatorio al que se puede asistir.

Rajoy no sabe nada de nada. No cabe mayor desidia en quien tiene en sus manos y “dominio” el destino de más de cuarenta millones de españoles. Eso sí, destinó palabras y expresiones expeditas y firmes para subrayar esa desidia. Las palabras que pronunció con mayor énfasis fueron “jamás”, “nunca” y “en absoluto”. La contundencia de dichos términos tenía una finalidad: subrayar su inocencia en la trama criminal más complicada desde el advenimiento de la Democracia. La corrupción, que afecta de forma generalizada al PP, cuyo Presidente es Mariano Rajoy, no puede dilucidar sus responsabilidades mediante ambigüedades  y huidas hacia delante.

Pero además de Presidente del PP es Presidente del Gobierno de España, y el interrogatorio, -preguntas y, sobre todo, respuestas-, no debe ser valorado en la única dimensión de la propia trama Gürtel que se juzga, sino en que quien se expresa es el Presidente del Gobierno. Desgranaré algunos asuntos estelares de la ceremonia. “Jamás me he ocupado de ninguna cuestión de contabilidad (del partido)”, dijo. A ese comportamiento solo cabe tildarle de irresponsable. Del mismo modo “jamás” recuerda haber asistido a debates sobre sus presupuestos. Y bien, quien se despreocupa de la contabilidad propia, ¿puede merecer la confianza de los ciudadanos? Rivalizaron con “jamás”, “nunca” y “en absoluto”, es decir que su comportamiento como máximo dirigente del PP ha sido inmaculado. “Nunca conocí una contabilidad que estuviera fuera de la legalidad y jamás cobré sobresueldos en B porque sería ilegal”, fue otra de sus declaraciones. El “jamás” y el “nunca” se confabularon como principios inherentes a su fe en las Leyes que nos obligan a todos.

Otra de sus frases legendarias fue sin duda la siguiente: “Mire, soy un político, voy al Parlamento, dirijo la agenda política pero en ningún caso me dedicaba a temas económicos”. Esta concepción del ejercicio de la Política resulta tan superficial como falsa. La razón por la que estaba testificando era la corrupción que ha convertido al PP en una formación política desideologizada, únicamente ocupada en favorecer a una red clientelar a cuyos mandamases enriquece y, a su vez, convierte en sus más fervorosos colaboradores. Que haya desvinculado la acción política del factor económico siendo, como es, el más importante de los dirigentes, solo demuestra que escurre el bulto, que huye del problema que le afecta. ¿Puede gobernar a cuarenta y tantos millones de españoles alguien tan cobarde y desleal?

La declaración de Mariano Rajoy, en su condición de testigo, debería haber sido mucho más cuidada, incluso, que si la hubiera hecho como imputado. Sus respuestas no podían ser ni fatuas ni insignificantes, y sin embargo las hubo de los dos tipos. A la insoportable insignificancia de su rostro ausente hay que añadir la inconsistencia de, al menos, dos respuestas que son impropias de quien ostenta una autoridad para la que ha sido elegido por la mayoría de los españoles. Interrogado sobre una reunión con Arenas y Bárcenas, de la que trascendieron algunos sms., a petición del abogado que representaba al PSOE de Madrid, surgió su desasosiego, esa sensación de que las palabras entran en caminos resbaladizos y se empantanan en ellos. Vean estas palabras: “Uno manda muchos mensajes, y acostumbro a contestar a los que me envían… Puse esa frase como pude poner cualquier otra”. Este hombre se ha contagiado de la fiebre juvenil. No me extrañaría que pasara las horas muertas jugando con su móvil a cazar aviones o a chatear con sus amistades sobre asuntos divertidos e irresponsables.

He dejado para el final la frase que considero más vergonzosa en la boca de un Presidente de Gobierno: “No sé si se ha confundido de testigo, señor letrado”. Esta reconvención dirigida al letrado desacredita plenamente al Presidente. ¿Qué pueden pensar del Poder Judicial los ciudadanos de a pie que estén involucrados en algún trámite o conflicto judicial? De modo que la declaración de Rajoy colma el vaso. Tal como ha pedido Pedro Sánchez, yo también creo que hay que favorecer la celebración de nuevas Elecciones.

Por el bien de todos, ¡Señor Rajoy, dimita!

Fdo.  JOSU MONTALBAN                      

LO QUE DISUADE... (DEIA, 07 - 08 - 2017)




LO QUE DISUADE….

Cada vez que escucho en algún medio de comunicación, o leo en algún periódico, alguna noticia que se justifica por su carácter “disuasorio”, me pongo a temblar. Porque a mí no me disuade ni dios (válgame la licencia), en todo caso acepto que la autoridad me prohíba hacer cosas y me obligue a comportarme de algún modo concreto. Ante las prohibiciones no me queda otro remedio que procurar abolirlas, aunque siempre acatándolas mientras están vigentes. Pero las medidas “disuasorias” siempre me han parecido algo cobardes y trileras. Cuando la autoridad me amenaza subiendo el precio de los fusiles (por ejemplo) hasta cifras inalcanzables por casi todos, para evitar que alguien pueda asesinar sirviéndose de dicho tipo de arma, me enfurezco porque eso quiere decir que aunque es más que cierto que serán muy pocos los “asesinos con fusil propio”, no serán tan pocos los “asesinos con fusil ajeno o cedido”, es decir los sicarios que actuarán armados por quienes puedan costearse el fusil asesino.

Viene esto a cuento de algunas propuestas que se han lanzado para “tantear a la opinión pública”, concretamente la tasa a abonar por los vehículos que entren en Bilbao, o la tasa turística que se propone como una de las posibles medidas a aplicar en San Sebastián. Nada de todo esto es nuevo porque lo de cobrar por la entrada de vehículos en las ciudades y capitales europeas, y la tasa turística, está vigente en otros lugares. Eso sí, esta tasa turística se aplica con la máxima discreción, integrada en las tarifas que se aplican en los servicios turísticos, hoteles y demás parafernalias.

Prohibir es feo. Imponer, a secas, también. De lo que se trata es de prohibir sin usar ninguna palabra que implique negación. Para prohibir, está prohibido decir “no”, valga la redundancia. Tampoco se puede ni debe “imponer” nada. Como mucho se puede “proponer”, que solo es manifestar lo que uno está dispuesto a hacer, de modo que si se trata de intenciones o medidas que baraja un responsable público en el ejercicio de sus funciones y autoridad, tales puedan ser contestadas o rechazadas. De modo que no a prohibiciones y no a imposiciones. La palabra de moda es “disuasión”. En sí misma la palabra no es nada perversa, porque uno puede disuadirse y cambiar de opinión como consecuencia de que haya reflexionado libremente, pero cuando la disuasión responde a amenazas o a estrategias arteras, se convierte en una arma agresiva, o como poco en un instrumento nada inocente. Para disuadir se desaconseja, que es tanto como aconsejar algo pero en sentido contrario.

En el ejercicio de la Política activa los responsables públicos adoptan sus posiciones con tanta cautela que sus empeños se ven frustrados por una simple opinión en contra, y si tal no se produce juzgan que su proposición es tan justa como idónea. Apenas les afecta que la propuesta no sea fiel a sus principios ideológicos, en todo caso sopesan si los favorables a la medida propuesta son más o menos que los detractores, y obran en consecuencia, de modo que el rigor, en la mayoría de los casos, responde exclusivamente a los resultados de las consultas demoscópicas. La supeditación de la ideología a las apetencias ciudadanas constituye un hándicap en cualquier intento de transformar la sociedad y hacerla más humana. Los Departamentos de Prensa constituyen auténticos “bunker” desde los que se deciden muchas políticas, desde los que se pergeñan planes de relación con la ciudadanía, desde los que se ahorman las doctrinas políticas y las ideologías. Es mucho más importante, y por tanto debe cuidarse mucho más, el modo de decir las cosas que lo que se dice realmente. Y es esto precisamente lo que convierte la disuasión en un instrumento infalible, tan infalible como inefable.

Sí, inefable, porque yo no soy capaz de comprender que se quiera imponer un canon a los coches que entren en una ciudad. ¿Por qué? Si se trata de evitar un alto grado de contaminación, habrá que hacer una medición meticulosa de ella, y prohibir la entrada de todos los coches, y no solo la de quienes, por tener menos recursos económicos, no pueden hacer uso del coche si tienen que abonar un canon para hacerlo. Si la ciudad, -el espacio urbano-, no da para más por su reducido espacio, habrá igualmente que prohibir el acceso, pero haciendo aparcamientos en los accesos a dichas ciudades, a poder ser gratuitos. Si, sencillamente, se opta por una ciudad sin coches, se habilitarán las consabidas barreras para impedir la entrada de vehículos, dejando libre acceso a aquellos vehículos que presten servicios imprescindibles. Cualquier medida que establezca condiciones discriminatorias (a favor) en el uso de vehículos en las ciudades sólo debe responder a aspectos cualitativos, es decir, los servicios comunitarios, y nunca a lo cuantitativo, es decir el poder adquisitivo de los posibles usuarios.

En el caso del famoso canon o tasa turística ocurre algo parecido. El Turismo es una fuente de riqueza para las ciudades, -y para sus habitantes-, que reciben muchas visitas. San Sebastián es una de esas ciudades que recibe a muchas personas en los periodos estivales. De ello se benefician sus establecimientos hoteleros, sus bares y restaurantes, sus calles, sus espectáculos, sus comercios y sus pobladores, que sienten cómo es valorada la ciudad y pueden relacionarse con gentes de otros lugares del Mundo. Todos estos beneficios tienen su correlato en el crecimiento económico de la ciudad, en la generación de riqueza y empleo que redundará en mejorar las vidas de sus ciudadanos. ¿A qué viene aplicar una tasa a los turistas que, por cierto, no solo se aplica a los turistas propiamente dichos, sino a todos los que viajan a esa ciudad por cualquier posible razón? ¿Se trata de disuadir o se trata de cobrar y de recaudar? ¿Acaso algún español deja de ir a Roma (donde se aplica dicho canon turístico) por el mero hecho de que se cobre? ¿Acaso a quien decide viajar a Roma, o a San Sebastián, le disuade de hacerlo el hecho de que su factura del Hotel tenga una sobrecarga asequible?

En realidad lo que mueve a camuflar tras una tasa turística o un canon de entrada de vehículos en una ciudad, no es otra cosa que el afán recaudatorio. Porque ya casi nadie se atreve a equilibrar la riqueza mediante impuestos, directos o indirectos, es que se han inventado las tasas y cánones que se cobran a cambio de prestaciones que debieran ser públicas y gratuitas.

Solo los remisos y cobardes disuaden mediante este tipo de triquiñuelas. Los gobernantes valientes, sobre todo si son de izquierdas, no deben poner cargas a quienes solo desean disfrutar del paisaje y del clima, de los monumentos y la historia, de la belleza. Cobrar por el acceso a una ciudad (espacio público), lo mismo que hacerlo por hacer turismo, es propio del más puro reaccionarismo de derechas. (Es mi opinión).

Fdo. JOSU MONTALBAN