ANATOMÍA DEL COMUNICADO DE ETA
“Con varios ademanes horrorosos / los montes de parir dieron
señales”, de este modo empieza una de las fábulas de Samaniego, pero el final
no puede ser más desalentador: “Estos montes, que al mundo estremecieron / un
ratoncillo fue lo que parieron”. Debidamente interpretada la fábula da la
impresión de que Samaniego hubiera asistido a ese final de ETA que nos ha sido
anunciado hace pocos días, pero Samaniego vivió en la segunda mitad del siglo
XVIII, y ya estamos en el XXI.
¿Qué ha sido, sino un ratoncillo, el parto-comunicado de ETA
al Pueblo Vasco, que alguien ha titulado “Declaración sobre el Daño
Causado”? La verdad es que el Comunicado
es mejor que nada, pero las expectativas han quedado en un “déjà vu” que apenas
sirve para mitigar la curiosidad de quienes seguimos esperando que ETA se vaya,
que ETA nos deje tranquilos, recomponiendo nuestras vidas, arreglando las
familias a las que el miedo dispersó, permitiéndonos honrar a quienes murieron
asesinados y acompañar a quienes fueron víctimas de atentados en los diferentes
grados de consecuencias. Los etarras han parido un ratoncillo remiso y asustado
que, recién salido del vientre maldito de la Organización, ha corrido a
refugiarse lejos del lugar en el que ETA actuó con mayor frecuencia. Que ETA
haya circunscrito sus pronunciamientos, acciones de desarme y demás actos
solemnes a Francia, aunque el noventa por ciento de sus matanzas y destrozos
fueran en España, demuestra su cobardía y su miseria moral.
Conviene diseccionar el Comunicado, párrafo a párrafo, para
llegar a ver de qué modo la desvergüenza se ha apoderado de estos asesinos a
sueldo que han jugado con las conciencias de tantos vascos a los que han
convertido en sus rehenes y, a la vez, cómplices. Escondidos tras un “conflicto
político e histórico (así lo definen), que nunca han explicado ni contrastado
con los ciudadanos, no han dudado en recurrir al año 1937, cuando en medio de
la Guerra Civil el dictador Franco bombardeó la villa de Gernika. Lo curioso es
que ETA surgió más de veinte años después, y no usó en ningún momento la
célebre y nefasta fecha para justificar su creación… Quizás porque bombardeos
tristes y sanguinarios como aquel se produjeron en innumerables lugares de
España, incluidos varios emplazamientos vascos.
El Comunicado usa una frase (“Lo sentimos de veras”) para
intentar dar credibilidad a ese “respeto” que dicen mostrar hacia “los muertos,
los heridos y las víctimas”. ¿No resulta esto demasiado escaso? El término “de
veras” parece querer subrayar que están convencidos de que la gente de buena
voluntad no les va a aceptar las disculpas porque cuando, en anteriores
ocasiones, se han disculpado, sólo lo han hecho para ganar tiempo y eludir
dificultades puntuales. Como un niño que infringe las normas de comportamiento
una y otra vez, y promete cada vez que se arrepiente, que no lo hará más, los
etarras han dicho “de veras”, pero los etarras no son niños afectados por
faltas veniales, sino asesinos.
El establecimiento de categorías en la condición de víctimas,
al que el Comunicado dedica su tercer párrafo, no puede ser más despreciable.
Dice ETA que “obligados por las necesidades de todo tipo de la lucha armada,
nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos sin responsabilidad alguna,… a
esos les pedimos perdón”. Alarma vivir en una sociedad en la que a unos se les
pide perdón y a otros solamente “se les respeta”, aunque unos y otros hayan
sufrido el mismo oprobio. ¿Quién es ETA para juzgar? ¿A qué leyes se acoge, qué
leyes ha aplicado? ¿En qué Sala de Vistas ha juzgado a sus víctimas?
En el párrafo cuarto ETA interpreta aquella que no debe
interpretar, porque habiendo jugado un papel tan arbitrario y desvergonzado
para nuestras vidas, no resulta admisible que cuestione todas aquellas
barbaridades que han tenido lugar porque ETA las haya querido y protagonizado.
Dice, “ojalá nada de eso hubiera ocurrido, ojalá la libertad y la paz hubiesen
echado raíces en Euskal Herria hace mucho tiempo”, y bien, solo cabe una
pregunta: ¿no ha sido ETA la que decidió en su día poner en riesgo la libertad
e impedir la paz, incluso oponiéndose al nacionalismo vasco? ¿No ha sido ETA la
que durante tanto tiempo ha desecado las raíces de la paz y la libertad para
que creciera el árbol de la convivencia en Euskadi?
Y sí, Quinto párrafo: “Reconozcamos la responsabilidad
contraída y el daño causado”. Pues sí, la responsabilidad está bien clara: casi
un millar de asesinados, muchos miles de vascos obligados a emigrar para salvar
sus vidas, profusión de escoltas y vigilantes de las vidas de las gentes de bien,
impuestos “revolucionarios” que solo han servido para amedrentar (y para
financiar explosivos y muertes), deterioro de la democracia, conversión de la
convivencia en una relación entre diferentes que ha impuesto condiciones y ha
obligado a acomodar los comportamientos. Esa responsabilidad solo concierne a
ETA, -y a quienes reaccionaron frente a ETA al margen de la Ley-, como solo
concierne a ella el reconocimiento del daño causado. Quienes, de algún modo,
hemos sufrido su acoso, también sabemos que no pudimos combatirla
suficientemente porque nuestra debilidad frente a ella fue evidente, y el miedo
paralizó nuestras vidas. Ese untento del Comunicado de repartir
responsabilidades y adjudicar daños solo responde a la cobardía de los
derrotados, que lo han sido con los instrumentos del Estado de Derecho: frente
a su Ley, la arbitrariedad sanguinaria del caos en manos de los terroristas.
El último párrafo contiene un empeño importante e
imprescindible: “la reconciliación es una de las tareas a llevar a cabo”. ETA
sembró de hostilidad la convivencia, enturbió las miradas y enrareció los
saludos, en suma, convirtió las vidas en marchas por tortuosos caminos alejados
de toda condescendencia. Pero ese esfuerzo de buena voluntad e intenciones con
que termina el Comunicado, - “(la reconciliación) es un ejercicio necesario
para conocer la verdad, cerrar heridas y construir garantías para que ese
sufrimiento no vuelva a suceder” -, no debe llevarnos a engaño. La verdad de lo
ocurrido la conocemos suficientemente aunque pudiera faltarnos algún tibio
detalle. Las heridas, aunque pudieran llegar a cerrarse, van a dejar
cicatrices, y la memoria y los recuerdos van a persistir aún durante bastante
tiempo, tanto más si ETA no se muestra más noble y magnánima, más severa consigo
misma que lo que se ha mostrado hasta ahora.
Pedirle a los gobernantes, a las Instituciones, a los
responsables públicos, a los Partidos políticos y a los ciudadanos en general,
que “bendigan” este Comunicado es pedir peras al olmo. ETA, y quienes las han
protegido y potenciado durante tanto tiempo, deben pedir perdón de forma tan
escueta como contundente. Sin puntualizaciones ni condiciones. Si actúan de ese
modo, no tengo dudas de que estarán dejando de alimentar ese monstruo con el
que nos han amedrentado y nos han querido convertir, a todos en sus
cómplices,…y a quienes no han aceptado su complicidad, en rehenes.
A ETA, y a sus adláteres, les es de aplicación el final de la
fábula de Samaniego, que dice: “Suele a menudo / ser el gran parto de su
pensamiento / después de tanto ruido solo viento”. Y así ha sido en esta
ocasión.
FDO. JOSU MONTALBAN