POLÍTICA ACTUAL: LA INMEDIATEZ O LA IDEOLOGÍA
Esta derecha española puede llevarse por delante todas las teorías políticas, dejar en meras páginas de los Tratados a las grandes ideologías, y convertir el debate político en una mera porfía entre propuestas que, en algunos casos, no pasan de ser ocurrencias. No debemos poner toda la responsabilidad en la derecha, porque la izquierda también está poniendo su granito de arena: el PSOE desplazándose hacia ese centro deshabitado que siempre está en el ámbito del conservadurismo, e IU desvinculándose del viejo socialismo con la única intención de que nadie les vuelva a diagnosticar como comunistas, a la vez que el socialismo del PSOE se les quede a la derecha. Pero, en medio de este corrimiento de ideas las estrategias están claras: dar prioridad a lo inmediato. La derecha, aprovechando la crisis, ha reformado todo sin medir las consecuencias, ha dejado desprotegidos a muchos para, de ese modo, enriquecer a unos pocos. ¿Qué ha hecho entre tanto la izquierda?
Desde luego que la lectura de la nueva y problemática situación ha sido infalible, porque ha detectado las carencias con rigor, pero no ha puesto sobre la mesa suficientes respuestas. El PSOE ha venido construyendo el Estado de Bienestar que disfrutamos, pero no ha inventado casi nada para reducir las consecuencias de su destrucción por parte de esta derecha desalmada, ni siquiera la ha contrarrestado actuando desde las Instituciones inferiores en las que ha conservado el poder. Ahora asiste asustado a esa desbandada de votos hacia PODEMOS, que es una opción tan legítima como oportunista, cimentada en slogans muy cortos e incisivos, mucho más propios del diálogo asustadizo e impersonal de algunas redes sociales que del clásico debate político. Sus frases impactantes, y no por eso erradas, encolerizan y encienden la mecha para provocar esténtores, pero no siempre pensamientos juiciosos. Aprovechando el descontento y los miedos infligidos a los trabajadores y a las gentes de las clases más humildes y desprotegidas, las voces estentóreas de estas nuevas formaciones políticas suscitan parecido odio a lo conocido como esperanza en lo que se anuncia, aunque sea desconocido. En este caso no vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Las encuestas del CIS que se han publicado estos días han anunciado algo obvio: que la derecha baja poquito; que la izquierda más conocida (PSOE e IU) desciende considerablemente como contrapeso a dicha derecha depredadora; y que esa otra opción, aún desconocida en el aspecto práctico que es Podemos sube como la espuma. Sí, al fin y al cabo es espuma, siempre atrayente, pero habrá que ver lo que se oculta debajo, es decir, si es oro todo lo que reluce, porque importa mucho lo que se quiere hacer, pero importa mucho más estar seguro de que se puede hacer y el modo como se va a hacer. En este aspecto el PSOE está pagando las consecuencias de los dos riesgos que acechan a una fuerza política de sus características: haber sido atacado de forma alevosa y desproporcionada y no haberse sabido defender.
Cuando el PSOE ha gobernado lo ha hecho siempre poniendo el acento en las políticas sociales y en la preservación de los derechos civiles y las libertades ciudadanas. Como si se tratara de una inclinación natural suya no ha caído en triunfalismos proclamando que es el artífice del Bienestar del que gozamos, sin embargo la cacareada crisis ha diezmado las conquistas porque la Economía no ha sido puesta al servicio de la Política o de la Ética, sino al revés. El PSOE ha recibido empellones a derecha e izquierda, por parte del PP y por parte de IU, y ahora por parte de Podemos.
¿Qué ha de hacer? Desde luego que no debe sentir vergüenza de sus épocas pasadas, ha de ser responsable de lo que ha hecho, bueno o malo, pero no debe admitir que es culpable a perpetuidad de sus posibles errores. En los últimos tiempos algunas reacciones de las sucesivas direcciones del PSOE han sido desatinadas: Rubalcaba abominó de Zapatero y ahora Sánchez ha abominado de Rubalcaba para justificar las previsiones negativas de las encuestas. Para colmar el desatino el portavoz del PP Merino, opinando sobre el mismo hecho, ha afirmado que España necesita a un PSOE fuerte, del mismo modo que necesita a un PP fuerte. En este caso el PP sabe lo que hace, pero el PSOE no. ¿A qué espera el PSOE para decir que lo que España necesita es un PP cuanto más débil?
Sí, estamos en el ocaso de las ideologías. De izquierdas, claro está, porque la derecha no necesita ideologías, le sirven mucho mejor los dogmas y los intereses. La Política ya no se detiene a debatir sobre ideologías porque la inmediatez en que se desenvuelve no lo permite. La irrupción de Podemos, amparada en la estrategia de la inmediatez del diagnóstico más que en la “mediatez” del diseño, puede modificar el modo de hacer la Política. Puede ser que ahora cobren fuerza aquellas palabras, -tan desafortunadas cuando las pronunció como lo son ahora-, de Felipe González: “Gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones”. ¿No encontráis cierta semejanza con las palabras del líder de Podemos, Pablo Iglesias: “PODEMOS no es de izquierdas ni de derechas, aunque yo soy de izquierdas”?
Fdo. JOSU MONTALBAN