LA DIFICULTAD DEL NUEVO TIEMPO
Aún hay tiempo. Hasta el día 26 de Abril se pueden presentar las enmiendas a la totalidad, que ya han sido anunciadas, al Presupuesto que el Lehendakari Urkullu ha presentado para este año 2013. Lo cual quiere decir que nos pasaremos (ya nos estamos pasando) más de la tercera parte del año administrándonos mediante un presupuesto prorrogado, cuyas cifras nada tienen que ver con la realidad, de modo que buena parte de los gastos que se vienen autorizando no tienen otro soporte que las cifras que propuso hace mucho más de un año el antiguo lehendakari Patxi López, y que solo debían servir para el año 2012.
Que se podía llegar a esta situación complicada lo sabían todos los líderes políticos que concurrieron a las Elecciones autonómicas últimas. Sin embargo, nadie fue capaz de mostrar este recelo cuando, en la noche electoral, cada uno de ellos comentó los resultados. Ni el PNV, cuya clara victoria imposibilitaba a los otros llegar a acuerdos que le destronaran. Ni los demás, mucho más empeñados en poner paños calientes a sus derrotas. Y por si fuera poco, en un alarde de irresponsabilidad, apenas se preocupó el PNV ganador en articular, siquiera de modo provisional, algún acuerdo que le procurase cierta tranquilidad en sus primeros y decisivos pasos. Su elección de la llamada “geometría variable” como método para ir sacando adelante sus propuestas, ha sido una decisión descabellada que resulta, como se está viendo, ineficaz. La Izquierda Abertzale tiene claro que su lucha está en el debate soberanista (donde el PNV no está, por ahora). El PSE aún rezuma un resquemor por haber sufrido en sus carnes, mientras gobernaba, los empellones de un PNV enrabietado e intransigente. El PP vasco bastante tiene con llevar la pesada cruz con la que le ha cargado Rajoy. Y UPyD, que pudiera decidir entre izquierdas (PSE y Bildu), y derechas (PNV y PP), no parece dispuesta a hacerse el harakiri.
Bien, este es mi análisis de la situación. En esta tesitura Urkullu ha presentado un Presupuesto en el que la disminución de los ingresos lleva a la restricción en los gastos. ¿Quién puede estar dispuesto a cargar con esta cruz, camino del Calvario? Nadie, porque puede ser que acabe crucificado, y porque Cristo (es decir, Dios) no hay más que uno en toda esta procesión: el Lehendakari Urkullu.
Los líderes de la oposición se muestran a la defensiva. Con el PNV y el lehendakari Urkullu contra las cuerdas, ellos apuestan porque tire la toalla en cualquier momento, ya sea retirando el Presupuesto y disponiéndose a tramitar otro, o bien convocando unas nuevas elecciones, amparándose en que la difícil situación económica, -crisis y desempleo-, precisa un Gobierno fuerte. Y yo creo que se confunden unos y otros, aunque me apresuro a decir que yo no tengo una fórmula impecable ni una varita mágica. En todo caso, la cerrazón del PNV a analizar la cifra de los ingresos mediante cambios importantes en la recaudación fiscal, que depende de las Diputaciones Forales, es contraproducente para todos, a excepción de las clases sociales más altas y adineradas. Esa, que sería la única vía aceptable para pactar con el PSE, es además la vía más lógica. Y toda vez que implicaría la retirada del actual Presupuesto para presentar otro, debería dar pie a una negociación mucho más ambiciosa que terminara en un pacto de legislatura entre el PNV y el PSE, incluso en la conformación de un gobierno de coalición.
Lo demás es hablar de pájaros y de flores. La frase de Josu Erkoreka: “La abstención facilitadora sería una buena noticia y una solución bienvenida”, más parece el “SOS” de un náufrago que la voz de un capitán de navío. Porque tal “solución” podrá devolver un poco de aliento al Gobierno que se ahoga, pero solo es la acepción en el terreno práctico en que ahora estamos del “pan para hoy y hambre para mañana”. La dificultad de los actuales tiempos no precisa abstenciones coyunturales, sino posicionamientos firmes que infundan vigor en los políticos que administran, y esperanza y confianza en los ciudadanos administrados.
Fdo. JOSU MONTALBAN