MAROTO SE SUBE A LA MOTO…
… de Rajoy. Así ha sido, a pesar de que la moto marcha cada vez más debilitada, con una pérdida de confianza importante que amenaza con que su motor se gripe de forma definitiva. El periódico de mayor tirada en Euskadi lo ha anunciado en la primera página del siguiente modo: “Rajoy premia a Maroto con un puesto en la cúpula del PP”. Cuando ocurren estas cosas uno debe ponerse a pensar a fondo. Sí, a fondo, porque si uno se pone a pensar con ligereza, lo solucionará con alguna frase de esas que tanto proliferan: “cosas de la Política”, o “algo tendrán entre manos”, o un simple “ellos sabrán”. Pero la Política cada vez exige más rigor. Buena parte de la falta de confianza de los ciudadanos hacia los políticos está fundamentada en el escaso rigor de éstos cuando toman sus decisiones.
El mismo diario explica los detalles del nuevo cometido de Maroto: “Se ocupará de coordinar la acción política del PP, especialmente las cuestiones sociales, y de relanzar el mensaje”. No me explayaré en ningún pormenor que no sea ese de “coordinar las cuestiones sociales”, pues no por otra cosa Maroto ha sido desalojado de la alcaldía de Vitoria. ¿Se le puede encargar la coordinación de los asuntos sociales a alguien que cree en la segregación de los inmigrantes como un modo de esquilmarles sus derechos? ¿Y si tal segregación se experimenta igualmente con otros colectivos desfavorecidos, a los que previamente se les tilde de incumplidores de sus obligaciones, o poco responsables con sus propias vidas? Porque la noticia de su nombramiento para la cúpula del PP no contiene ni una mera alusión a su comportamiento con los inmigrantes de Vitoria. ¿Será capaz de trasladar dichos comportamientos a todo el PP, en todos los lugares de España?
En todos los foros en que he podido he subrayado que el desalojo de Maroto en Vitoria no debe ser explicado como una simple acción política, legal y posible por otra parte. Han sido demasiados los detalles que la han hecho excepcional: el PNV que gobernará solo cuenta con cinco de los 25 ediles, el protagonismo de Bildu en la estrategia que ha sido importante, la existencia de un “banquillo de ediles suplentes” para cubrir el hueco dejado por los ediles socialistas que se abstuvieron tras el cabreo por el comportamiento del PNV en Andoain… Sin embargo, se ha hablado poco de que el desalojo de Maroto en Vitoria tenía que haberse debido a razones éticas, porque una Democracia bien entendida exige unos planteamientos y actitudes básicas que Maroto nunca ejerció ni respetó. Fue él el que convirtió el tema de la inmigración en el meollo de todos sus debates e intervenciones públicas, pero se sirvió para ello de datos falsos e interpretaciones tramposas de tales datos, a sabiendas de que las gentes sufridoras de la crisis acogerían sus atrevidas palabras con satisfacción.
Maroto jugó con los datos, y se permitió capitanear una propuesta que no respetaba los más básicos y elementales contenidos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo peor es que Rajoy le ha montado en su moto, ni siquiera en el sidecar, y Maroto va de viaje con Rajoy, bien asido a sus espaldas como si los dos fueran uno solo. La razón por la que el piloto Rajoy ha sentado a Maroto en su sillín, ¿será que piensa del mismo modo que él? Si realmente, como afirma el diario aludido, se ha tratado de un premio, tendremos que admitir que el PP recompensa a los osados, o que el PP, con Rajoy a la cabeza, piensa que los inmigrantes no son hombres y mujeres atribulados por la desigualdad, la injusticia o la xenofobia, sino que son una carga social, un tipo de parásitos que nos molestan. Más o menos eso es lo que proclamó Maroto mientras era Alcalde de Vitoria. Así se expresaba Maroto, el que Rajoy ha montado en su moto.
Fdo. JOSU MONTALBAN