miércoles, 8 de noviembre de 2017

"PROPORCIONALIDAD" (El Diario Norte, 09 - 11 - 2017)




“PROPORCIONALIDAD”

La palabra “proporcionalidad” se ha puesto de moda. “Encarcelar consellers es desproporcionado”, ha dicho una socialista catalana, por cierto, integrante del nivel medio del escalafón. Otro político, nacionalista vasco, no le ha ido a la zafa: “El ingreso el prisión es desproporcionado y contraproducente”. Más allá ha llegado Alberto Garzón, no sé bien si vestido de IU o de Podemos, que ha escrito: “Lamentable la decisión de la Audiencia Nacional… delito inexistente, falta de competencias y medidas desproporcionadas”. Y así sucesivamente… El periodista Évole mostró su incapacidad interior para comprender con estas palabras: “Las cosas se pueden solucionar de otra manera”. Tales aportaciones dialécticas de quienes se muestran como avezados pensadores llevan a los ciudadanos de a pie a la indefensión, a la incomprensión, a la perplejidad y al hastío. La falta de respuesta nunca invalida la profundidad y consistencia de una pregunta. La desesperación que nos embarga a casi todos en relación al procés catalán no debe ser acrecentada por estas afirmaciones en contra de las decisiones judiciales, que intentan descalificar cualquier tipo de solución pero no ofrecen ni una sola solución apropiada para la ocasión.

A la Juez lamela, que es al parecer la artífice de la encarcelación de los consellers, todos los perfiles encontrados en las Redes la califican como “progresista”, a pesar de que al vulgo le hayan alimentado la imaginación con otras imágenes mucho menos benignas desde que encarceló a unos jóvenes levantiscos que apalearon a unos Guardias Civiles en Alsasúa a altas horas de la madrugada. En todo caso, no profundizaré más en este aspecto porque la Juez Lamela ha aplicado todo su caudal de conocimientos jurídicos, a los que yo no alcanzo ni soy capaz de rebatir. Pero, dicho esto, también afirmo que quienes han tachado de “desproporcionada” la encarcelación tienen los mismos o parecidos déficits de conocimientos jurídicos que yo. Han opinado sin argumentar el alcance de sus opiniones. Han buscado con meticulosidad la palabra (“desproporcionado”) porque dicha sin otro aditamento no significa realmente nada ni compromete a nada en concreto. Establecer proporciones exige tener en cuenta diferentes principios básicos y aplicables. Quienes llaman “desproporcionadas” a las encarcelaciones deberían haber especificado con respecto a qué. A qué otro delito o a qué otra acción u oportunidad. Pero no han ido más allá del relativo significado de la palabra “desproporción”.

¿Alguien hubiera entendido que Tejero no hubiera sido encarcelado en el 82? Sí, no poned el grito en el cielo, ya se que se tomó el Congreso con las armas en la mano, y que quizás hubiera habido más que palabras si no se hubiera abortado a tiempo, pero la DUI, camuflada de artilugios, que sometió Puigdemont a la consideración de la Cámara catalana, subvirtió el orden autonómico y constitucional. De modo que, la obstinación del Govern ha cosechado un rechazo, en forma de encarcelación “preventiva” que parece lo más lógico según el recto entender de la Justicia, y la respuesta más adecuada al atrevimiento y la intransigencia del entramado independentista catalán.

No me cabe ninguna duda de que este asunto no ha sido tratado con suficiente previsión y pericia por el Gobierno español, ni de que Mariano Rajoy se ha dormido en sus laureles, convirtiendo en judicial lo político, pero todos hemos sido informados de la importante cantidad de fórmulas ensayadas, -ofrecimientos de mediación, mediaciones en firme, etc…-, para parar el procés y reconducir las relaciones entre Cataluña y España. Llegados a la actual situación solo cabe la discreción de todos para que cada palo aguante su vela, para que cada vela alumbre con suficiencia de modo que ni deslumbren ni creen sombras.

También quienes tenemos la fortuna de hablar o escribir en los medios de comunicación debemos obrar con mesura y lucidez. Como mínimo con valentía. Del mismo modo han de hacerlo los líderes políticos y de la información, evitando dejar huecos vacíos en los que suelen caber todos los aciertos, pero también todo tipo de disparates.

El término “desproporcionado” no significa nada si a la vez no se propone qué es lo “proporcionado” en cada ocasión. La situación del problema suscitado en Cataluña ha llegado tan lejos que ya sirven de muy poco las ambigüedades. Usando una cita del último libro de Belén Gopegi, tenemos “demasiados datos y demasiado poca información”. Si es así, no estaría mal que ordenásemos los datos para que se convirtieran en información fidedigna y real, que siempre ayuda más que los datos a la hora de formar y construir un juicio consistente.

FDO.  JOSU MONTALBAN