RESCATE
FINANCIERO: LAS PARADOJAS DEL PP
Domingo por la tarde. A las seis debuta la Roja en la Eurocopa con la mayoría
de los pronósticos a su favor. En Gdansk van a luchar por el triunfo dos
Selecciones de Fútbol muy importantes: España e Italia. Las dos han sido
campeonas continentales en alguna ocasión. Las dos han sido campeonas
mundiales. Tanto Italia como España han sido “intervenidas”, de diferentes
maneras, por indicación de las Instituciones europeas. El futbolista español
Busquets ha sido preguntado sobre la carga que supone, en medio de la crisis
económica, el hecho de ser generadores de ilusión, y ha respondido de este
modo: “No somos ajenos a la realidad e intentaremos darle una alegría a la
gente, pero ganar la Eurocopa
no soluciona los problemas”. Después de una reflexión embarullada ha culminado
con un “nunca es fácil”, no sé bien si refiriéndose a la Eurocopa o a la situación
española. Me propongo ahora reflexionar sobre la gran dificultad por la que
atraviesa España, no por la que Busquets anuncia, antes de sentarme a ver el
partido de fútbol.
Queridos compatriotas: España ha sido
“intervenida”. Sí, bien cabe hacer esa afirmación aunque el Ministro De Guindos
nos apunte con el dedo desde las páginas de los periódicos para advertirnos de
que no se trata de una “intervención”. Ha sido presentado como un “rescate”,
pero no soy capaz de discernir fácilmente cuál de los dos términos encierra
mayor gravedad. El Ex Presidente español Rodríguez Zapatero puede respirar más
o menos tranquilo porque quien ha llegado después, sustentado en la
desvergüenza de cargar sobre Zapatero todos los males de nuestra España, es el
que ha sido “intervenido” y conminado a una serie de controles ciertamente
vergonzantes. Rajoy se muestra avergonzado por su propio descaro. Todas sus
previsiones han sido superadas en apenas medio año. Como consecuencia de ello
ha tenido que declinar su erguida cresta para pedir hasta los 100.000 millones
de euros con los que tapar el importante agujero bancario. ¿Sabemos ahora realmente
en qué consiste la brutal crisis de la que tanto se habla en todos los lados?
¿Va a suponer este rescate un respiro para los españoles más afectados por
ella?
Es difícil responder a estas preguntas, sobre
todo porque quienes han comparecido para explicar el “rescate” (De Guindos y,
casi un día después, Rajoy) lo han presentado como si se tratara de un éxito y
no de una claudicación. El Gobierno del PP se encuentra abrumado por sus
propios excesos y atrevimientos. La desvergonzada frase que Montoro dirigió a
la diputada canaria Oramas cuando aún gobernaba Zapatero, -“que caiga España,
que ya la levantaremos nosotros”-, anunciaba con dos años de antelación las
perversas intenciones de este PP que se muestra defraudado con su propia
trayectoria: solo ha gobernado durante ocho años de los más de treinta últimos
de democracia. Es decir, que necesitan demasiado de las coyunturas adversas o
de los errores de los otros para hacerse con el Gobierno de la nación. Son
capaces de hundir un país entero, provocando la infelicidad de quienes viven en
él, para hacerse con el poder. El acoso brutal al que sometieron al Presidente
Zapatero fue propio de indignos saltimbanquis, como Montoro, y de políticos
pacatos, como Rajoy. Así que este “rescate” no solo ha de servir para
embalsamar a las entidades financieras sino para humillar a este Gobierno
exaltado que nació, ya, intervenido. ¿O no ha sido De Guindos un interventor
del Gobierno en toda regla? ¿Alguien ha visto en la pantalla de su televisor
alguna vez a alguna de las personas “fuertes” de su Ministerio? Por que
haberlas, haylas, al menos dos de sus Secretarios de Estado (Economía y
Comercio) podían haber aparecido alguna vez, si no para opinar, sí para
flanquearle.
Pues eso, España ha sido “intervenida”. Y
bien que lo siento, porque deseo que España sea un Estado próspero que defienda
a sus gentes, que proteja a los más vulnerables, que suavice al menos los
rigores de este sistema capitalista que, a pesar de su nombre, es capaz de
dejar descapitalizadas a las instituciones públicas y a los ciudadanos. ¿Por
qué ese énfasis en evitar el término “intervención” cuando hablan sobre lo
ocurrido? Sencillamente porque siempre fue el objeto de su deseo hacerlo
mientras estaban en la oposición. La humillación que quisieron infligir al
Gobierno Socialista ha caído sobre ellos, a pesar de que nunca debería ser
considerada de ese modo. El valiente Rajoy ha recurrido a una especie de
entusiasmo delirante al decir que con el rescate a España “ha ganado la
credibilidad del proyecto europeo”. ¿Se hubiera acordado del proyecto europeo
si en el fatídico Mayo de 2010 hubiera sido el Gobierno de Zapatero e el
intervenido? No debemos negar que el “rescate”, que incide de modo directo en
los bancos y entidades financieras arruinadas por sus propios devaneos, no
implicará cambios nominales en el Gobierno, pero el control al que va a ser
sometido va a ser extraordinario. ¿Para qué poner un Monti, como en Italia, si
aprovecharon la derrota del PSOE para endosar un De Guindos, de rondón, en el equipo
de Rajoy?
Los bancos, que tanto colaboraron en inflamar
la burbuja inmobiliaria, le han infligido a España este castigo severo que, se
llame intervención o se llame rescate, supone un varapalo a la prepotencia del
Gobierno de Rajoy, y a la soberbia de la derecha española y del propio sistema
capitalista. Lo peor no es eso, sino que desacredita a la democracia en cuyo
seno se han producido las irregularidades que han provocado la debacle, más
aún, añade leña al fuego en el que se viene quemando la Política a costa de la
deslegitimación de los diversos sistemas políticos basados en los derechos y
las libertades de los ciudadanos. Quienes van a sufrir con mayor contundencia las
consecuencias de este proceso deslegitimador de la Política serán las
ideologías y los partidos sustentados en ellas. Más que en ideas, la derecha se
sustenta en intereses, principalmente económicos. El PP seguirá manteniendo su
parroquia (nunca mejor dicho), mientras la izquierda verá la desbandada de sus
adeptos si no se arma de ideas buenas y de audacia para ponerlas en práctica.
Y si los riesgos y amenazas que acechan a las
democracias europeas se desbordan, sobrevivirán quienes históricamente se hayan
mostrado alguna vez capaces de vivir tranquilamente amparadas en sistemas
totalitarios. Y, que yo sepa, el PP se considera heredero de la AP de Fraga Iribarne, ni
siquiera de la UCD
de Suárez.