LAS RAMBLAS, 10 DE NOVIEMBRE DE 2014
¿Qué pasará en la barcelonesa calle de Las Ramblas el próximo 10 de Noviembre? ¿Estará tomada por alguien, sea por el Ejército español, o por el pueblo catalán comandado por Artur Mas y Oriol Junqueras? Dos meses antes de la fecha todo amenaza ruina después de que ambos se siguen mostrando como irreductibles, cada uno en su torre defensiva. Puede parecer que ambos ocupan la misma torre, que los dos miran hacia el campo de batalla a través de la misma aspillera, pero Artur Mas tiene que estar muy preocupado por su futuro, mientras Oriol Junqueras se regodea en su suerte, sabedor de que en este empeño con tan escasas posibilidades de éxito va a ser él y su partido el que obtenga los mejores beneficios.
¿Cuánto tiempo lleva perdido Cataluña en esta empresa soberanista? ¿Qué es realmente lo que se propusieron al principio: resolver el desequilibrio de las balanzas fiscales o conseguir que Cataluña no fuera España? Porque lo primero era resoluble con solo una mesa redonda y un puñado de gentes diversas, de Madrid y de Barcelona, dotadas de buena voluntad; pero lo segundo resulta casi imposible y, sobre todo, no tiene ningún sentido en el Mundo moderno y civilizado. Vístase como derecho a decidir o como ejercicio democrático, la secesión es una ruptura de vínculos que genera resabios y traerá fatales consecuencias económicas y sociales. Esto lo saben muy bien todos, pero unos parecen dispuestos a la barbarie y los otros solo al uso estratégico de las amenazas para conseguir otros fines.
Conforme se aproxima la fecha las lenguas se van desatando. Mas dice que todo está preparado para poder desarrollar la consulta pero a partir de ahí se calle, incluso admite que nada se hará de modo ilegal. A Mas le interesa, -lo busca, incluso-, que el Gobierno de Rajoy lo impida aunque sea mediante el ejército para salir del trance con un débil hálito de vida. A Oriol Junqueras nada le frena en ese impulso brutal que le va a llevar al Gobierno Catalán, si bien su delirio de recurrir incluso a la “desobediencia civil” para garantizar la consulta puede sobresaltar en exceso a la sociedad catalana, mucho más cobarde y remisa que lo que sus líderes piensan.
De momento cabe sacar una conclusión: que quien manipula el fuego puede terminar quemado. Artur Mas puede convertir a CDC en un montón de cenizas, mientras Oriol Junqueras recoge los frutos de la masacre y administra el futuro a su antojo. ERC tiene claro su objetivo, por eso ahora utiliza el trazo corto y contundente. Bosch ha dicho que “entre el Constitucional y Catalunya está claro a quien obedeceremos”; y Tardá, igualmente, ha proclamado que “votaremos porque la democracia es imbatible”. Es decir, que la frase de Mas advirtiendo que todo está preparado para que el 9 de Noviembre las urnas estén en la calle, le convierten en el cabo furriel de Oriol Junqueras.
El refranero español suele atinar. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Artur Mas no se ha dado cuenta de que va con un cántaro resquebrajado, y que las hendiduras de su cántaro no las ha provocado la corrupción de Pujol, sino su obcecación obtusa.
Fdo. JOSU MONTALBAN