LA HERENCIA DE LOS TIEMPOS DEL PLOMO
“¿Qué harían cada uno de ustedes si se les pidiese ayuda para una persona que ha estado en la primera línea de la lucha antiterrorista? Supongo que lo mismo que yo”. ¿De qué modo hay que interpretar esta frase del ex presidente de Kutxabank en relación con la facilitación de un contrato de doscientos y pico mil euros para un ex delegado del Gobierno que abandonaba su puesto de forma natural? Da la impresión de que se trata de lo más normal, de algo ante lo que todos actuaríamos del mismo modo (“lo mismo que yo”). Y sin embargo la frase contiene toda la perversión del tiempo del plomo, cuando ETA mataba sin mirar a quién: de alto copete o de condición más baja pero, eso sí, debía ser agente del orden, militar, empresario o político de algún partido españolista.
Cuando ETA ha anunciado que deja de matar las Instituciones han creado órganos diversos para diseccionar la violencia de los últimos cuarenta años y, otra vez erradamente, estamos haciendo compartir la misma estancia al terrorismo de ETA con el llamado terrorismo de Estado (Gal, Batallón Vasco-Español, etc…). Así de imbricados están todos los ingredientes que han completado aquella época del plomo y las bombas asesinas, que tanto sirvieron para que el pueblo reaccionase contra la ignominia como para que hubiera quienes se plantearan que se podían y debían cometer irregularidades veniales en nombre del sufrimiento. El resultado último no ha sido el lógico, y bien creo que estamos en el momento apropiado para reflexionar sobre él.
Las palabras del ex presidente de Kutxabank pretenden justificar que se ponga un sueldo cuatro veces por encima del salario medio de los vascos, por el mero hecho de haber sufrido la amenaza terrorista, es decir, por sufrir lo mismo que sufrieron tantos concejales del PP y PSOE en pueblos pequeños, muchos de ellos quizás desempleados o de escasos ahorros en sus libretas bancarias. ¿No hubiera sido más lógico haber legislado para crear periodos de carencia en los que el cargo público que dejaba de serlo pudiera irse acomodando a su nuevo tiempo, sin tener que recurrir a subterfugios de este tipo?
Y algo más respecto a ese batiburrillo en que se pretende juntar el terrorismo de ETA con los llamados terrorismos de Estado. Yo no tengo reparos en admitir la extrema gravedad de los terrorismos del Gal o similares, pero edulcorar la gravedad del terrorismo de ETA haciendo coincidir todas las variantes solo responde a un guiño de ojo a los colectivos de presos y a sus familias, que tan poco esfuerzo están poniendo en la solución del conflicto. Es también algo perverso de lo que queda de aquel tiempo. Permitidme una vaga reflexión: si un terrorismo surgió como respuesta al otro, si no hubiera existido ese “otro” tampoco hubiera actuado el “uno”,.. lo cual no es justificación para ninguno, claro está.
Estas son dos herencias de aquel tiempo de plomo y pólvora que jamás debió haber sido.
Fdo. JOSU MONTALBAN