EN TORNO AL
DEBATE PRESUPUESTARIO
El modo como el Gobierno de Mariano Rajoy ha superado las
enmiendas a la totalidad presentadas a los Presupuestos Generales del Estado,
ha generado comentarios, juicios laudatorios y críticas diversas que mueven a
la reflexión. Prácticamente todos los grupos políticos con representación en el
Congreso presentaron su enmienda a la totalidad. Incluso el PNV, -que ha sido
fundamental para evitar que dichas enmiendas progresaran-, anunció que tenía la
suya elaborada por si fuera oportuna y necesaria. Al fin, todas las enmiendas a
la totalidad decayeron porque los votos que las apoyaron o las rechazaron
fueron los mismos. El empate las hizo decaer, lo cual viene a corroborar que no
se trata de los mejores Presupuestos posibles, pero además pone sobre la mesa
algo más, que hay escaños en el Congreso cuyo valor se multiplica por “x”
cuando son utilizados de modo preciso.
Eso es lo que ha pasado con los cinco escaños con que cuenta
el PNV en la Cámara española. De modo que las contrapartidas obtenidas por el
PNV, a cambio de sus votos, han sido calificadas en los medios de comunicación
como “millonarias” o “multimillonarias”. Y lo han sido, claro está, porque en
las cifras que se barajan en esos Presupuestos cualquier consecución favorable
se traduce en millones fácilmente. Así ha ocurrido, en épocas pasadas, cada vez
que una de las dos grandes fuerzas políticas del ámbito nacional (PP o PSOE)
han necesitado del amparo de fuerzas nacionalistas o regionalistas. ¿Es malo
que esto ocurra? No lo sé, en todo caso es inevitable. Las fuerzas de ámbito
nacional, salvo C´s, han puesto el grito en el cielo, e incluso C´s ha objetado
que las concesiones al PNV han sido excesivas, tildando la liquidación del Cupo
vasco de “cuponazo” en alusión al conocido premio de la Lotería.
Sin embargo creo que no se ha hecho una lectura rigurosa de
lo acontecido en el debate presupuestario. El hecho de que el PP pase por un
momento tan delicado, acuciado por la corrupción, ha atrincherado al PNV, del
mismo modo que ha facilitado a otras fuerzas políticas razones y sinrazones
para criticar el acuerdo alcanzado y tacharle de “compraventa”.
De los entresijos del acuerdo cabe hacer algunas
valoraciones. Las reducciones en el Cupo, que vienen siendo disputadas en el
último decenio, son consecuencia de una negociación que, en esta ocasión, han
puesto todo tipo de facilidades en el lado de la mesa en que se sentaba el PNV.
Sin embargo, de ahí a decir que se han hecho regalos va un abismo que, en todo
caso, es preciso explicar con detalle. Las copiosas partidas que van a
facilitar la llegada del TAV hasta nuestras tierras tampoco han de ser
sobrevaloradas. ¿Alguien entiende acaso que el TAV llegara con tanta premura a
Sevilla (primer tramo), y lo vaya a hacer con demasiado retraso al sur de
Francia y Europa a través del País Vasco? Y, ¿qué decir de la rebaja tarifaria
de la electricidad en una Comunidad Autónoma en que la desertización industrial
ha sido tan dramática en los últimos cuarenta años? ¿No es una medida tan
lógica como justa y beneficiosa? El resto de las medidas acordadas tienen menos
alcance y responden a acciones puntuales. En todo caso no me caben dudas de que
el PNV ha extremado sus exigencias, lo
que ha reverdecido envidias y deseos no debidamente justificados.
Sí, hay también detalles que no hablan en favor de la actitud
del PNV aunque, a mi entender, no sean fundamentales. No es razonable que el
PNV haya evitado las fotografías con el Presidente Rajoy. Ni lo es que
justifique su acuerdo con el PP en la única razón de traer fondos para Euskadi,
y nada más. El PNV debe involucrarse en los asuntos que conciernen al Estado y
que influyen en todos los españoles, toda vez que los vascos y las vascas somos
españoles. Y no solo por eso, sino porque son muchos los votantes vascos,
procedentes de la inmigración española del siglo pasado, que tienen raíces y
familiares queridos en otros lugares de España. Lo bueno que pasa en España es
bueno para nosotros los vascos, del mismo modo que lo bueno que nos pase a los
vascos ha de redundar en bondades para los demás. Del mismo modo, resulta algo
pobre la puesta en escena del referido acuerdo que solo contó con la imagen
fotográfica del portavoz del PNV Aitor Esteban y la presencia en un segundo
plano del portavoz del PP Rafael Hernando. Si el acuerdo ha sido tan bueno,
¿por qué se rehúyen las imágenes de los protagonistas principales? ¿A qué se
teme? Es verdad que las fotos junto al PP resultan comprometedoras en exceso,
pero los hechos cantan, delatan, y el acuerdo presupuestario leídos en clave
autonómica desde Euskadi no es nada pernicioso.
Interpretado el acuerdo en clave democrática es evidente que
es necesario. Los Gobiernos y las Instituciones Públicas deben contar con
Presupuestos actualizados. Un Presupuesto prorrogado sirve para salir del paso
y resolver algunas eventualidades, pero no para dar solvencia a un Gobierno,
aparte de que supedita el debate político al hermetismo de los números y no a
la dinámica de las ideas y de las necesidades de los ciudadanos, siempre
cambiantes. En este sentido el Presupuesto que ha superado las enmiendas a la
totalidad será mejor, -tras las pertinentes modificaciones-, que cualquier
Presupuesto prorrogado de los que elaboró el PP, él solo, durante la última
Legislatura de mayoría absoluta. Quienes argumentan que ha sido una rendición
ante el PNV podrían haber intentado modificar el Presupuesto mediante la
presentación de enmiendas parciales (aún lo pueden hacer), ahora que la
imposibilidad de aplicar los rodillos propios de las mayorías absolutas, abre
la posibilidad de modificar acuerdos viejos, leyes y presupuestos antiguos y
anticuados.
Llegados a este punto quiero subrayar que no bastan las
propuestas de los nacionalistas vascos y canarios para arreglar el Presupuesto
presentado por el PP. No es un buen Presupuesto porque tiene lagunas
importantes, porque ha sido confeccionado desde la altives de la pírrica
victoria del PP y no desde una lectura rigurosa y responsable de las
necesidades ciudadanas. Los Presupuestos, a pesar de ser un documento
estructurado desde la Economía han de tener alma, y principios inmersos en las
cifras, porque detrás de cada euro destinado a cualquier fin concreto, hay
personas que viven y sienten, que necesitan ser escuchadas y atendidas, que
precisan protección y aliento en muchas ocasiones, que agradecen que las
Instituciones (sin alma) las tengan en cuenta. No es extraño, por tanto, que el
Gobierno haya salvado su Presupuesto en el último instante de la pelea y,
quizás, cediendo más de lo debido.
Ahora es el tiempo de mejorar los malos Presupuestos. Se
supone que los acuerdos pactados para evitar el éxito de las enmiendas a la
totalidad no se conviertan en una muralla, en un valladar contra el que choquen
todas las enmiendas parciales. Tal como está, el Presupuesto no es bueno, no
sirve… Ni siquiera a los vascos nos debe servir…
Fdo. JOSU
MONTALBAN