martes, 29 de diciembre de 2015

PRIMEROS ESCARCEOS TRAS EL 20-D (DEIA, 29 - 12 - 2015)


PRIMEROS ESCARCEOS TRAS EL 20-D

Las Elecciones del pasado 20 de Diciembre habían sido anunciadas como trascendentales. A la vista de los resultados se puede afirmar que lo han sido, que inician una nueva etapa, pero la trascendencia provoca preocupación porque el nuevo tiempo va a precisar esfuerzos para los que la Política española y sus líderes no están debidamente preparados.
El bipartidismo se ha convertido en bipolarización. No solo eso, porque a la esperada bipolarización, que anuncia un nuevo bipartidismo, no demasiado diferente del que ahora finaliza, hay que añadir la importante repercusión que ha alcanzado Podemos en el mapa territorial español. Podemos ha ganado en Cataluña y en Euskadi, y su acopio de votos en Galicia ha sido muy notable mientras el PP ha sufrido un importante deterioro. La situación se muestra endiablada, hasta tal punto que los pactos se hacen tan imprescindibles como imposibles.
Por primera vez el partido ganador (PP) se encuentra ante un panorama de suma dificultad para formar un gobierno solvente, aunque su victoria no haya sido escueta: en porcentaje de votos ha aventajado al segundo (PSOE) en 6,5%, en número de votos ha superado por un millón seiscientos mil votos al PSOE, todo ello le ha reportado 33 escaños más que el segundo clasificado. Sin embargo esta ventaja no le permitirá formar un Gobierno porque no va a encontrar quien se preste a acompañarle, tras el “fracaso” de Ciudadanos, su único cómplice.
Esta circunstancia no debería ser tan crucial, porque bien cabe que las izquierdas llegaran a articular una mayoría con solo conseguir el beneplácito de alguna fuerza regionalista o nacionalista, pero se ha cruzado en el camino la ambición de Pablo Iglesias, y su voracidad, que a pesar de haber ocupado la tercera posición, con 21 escaños menos que el PSOE, ya ha empezado a comportarse con los vicios propios de quienes anteponen sus propios intereses a los de la sociedad a la que dice servir.
Es el tiempo de los pactos y los acuerdos. Estos no son posibles cuando los llamados a hacerlos parten de posiciones y posturas antagónicas. Y si así son cuando se trata de cultivar el ambiente para obtener votos, han de cambiarse las actitudes cuando, después, se abordan las negociaciones con buenas intenciones. Pero no parece que nadie esté por la labor. A nadie debe extrañar que el PSOE haya mostrado su voluntad en contra de la investidura de Mariano Rajoy. En todo caso el PSOE es el llamado a formar Gobierno, habida cuenta de que el PP no será capaz de reunir apoyos suficientes. Abstenerse para favorecer la investidura de Rajoy sería para el PSOE como hacerse el harakiri, a pesar de que ahora mismo hay un gobierno de características parecidas en Alemania, o que el gobierno griego de la izquierdista Shiriza resiste gracias al apoyo de una formación ultranacionalista de derechas. Sin embargo España ha sido gobernada por el PP durante los últimos cuatro años con una falta de delicadeza y respeto que urge un cambio drástico y un castigo severo a quienes han gobernado de ese modo tan inhumano.
Lo malo es que el “PSOE-Podemos-IU”, junto a apoyos puntuales de algunos nacionalistas, se antoja cada vez más difícil por la altanería y soberbia de Podemos. Si ya la propia estructura de Podemos, hecha con retazos de tan diversas procedencias (Compromís, Común Podem, Podemos-Es el Moment, En Marea), resulta difícil de asimilar, el comportamiento de los líderes durante los escasos días que han pasado lo hacen más complicado aún. De momento Podemos supedita un pacto a la celebración de un referéndum en Cataluña. Y más aún, el número dos de Podemos, Errejón, debidamente bendecido por Iglesias, se ha permitido afirmar que no ve a Pedro Sánchez en la Moncloa, por lo que “habría que plantear la posibilidad de una figura independiente” como Presidente. ¿No es esto un Golpe de Estado aunque practicado con educación y diplomacia? ¡Eso es exactamente! Pero una actitud de ese tipo supondría una cobardía inaguantable.
También el mapa electoral vasco se ha visto visiblemente trastocado. Podemos ha ganado en votos, aunque no en escaños. El PNV, sólo medio año después de hacerse con las tres capitales y los tres territorios forales, se ha visto superado. Y lo mismo cabe decir de la Izquierda Abertzale, arrasada por Podemos. El abertzalismo ha caído derrotado por quienes no se han atrevido a decir claramente lo que son, ni lo que están dispuestos a aceptar a cambio de los votos. PP y PSOE salvan los muebles en Euskadi diezmados, eso sí, por las añagazas que han usado Pablo Iglesias y los suyos. ¿Cómo será el futuro después de que el portavoz del Gobierno Vasco, Erkoreka, se haya pronunciado a favor de dialogar con todos “sin excepción”? ¿Si el referéndum catalán es una condición “sine qua non” para cualquier acuerdo, por qué no habrá de serlo también un referéndum en Euskadi? Da la impresión de que Podemos no va a dudar en proponerlo, a cambio de votos, y resulta evidente que si llegara a hacer la proposición ni el PNV ni Bildu se opondrían. ¿Podrá aceptar una propuesta de este tipo el PSE?
Todo son dudas. En España y en Euskadi. Cualquier derrotero es posible de la mano de Podemos, tan indefinido como malintencionado. Podemos no desea colaborar en un frente de izquierdas que no dirijan ellos mismos, no está dispuesto a configurar un Frente Popular como el anterior al Alzamiento del 36. Están mucho más obsesionados con llegar al poder, de modo que lo prioritario es debilitar de cualquier manera al PSOE, convertir a Pedro Sánchez en una marioneta y forzar unas nuevas Elecciones.
Por su parte el PSOE vuelve a ser el idóneo para marcar y fijar el rumbo del futuro. “Toda la presión para el PSOE”, rezaba atinadamente un diario vasco en su primera página. Era en el diario del martes, apenas 24 horas después del cierre de las urnas. Yo me permito cambiar una palabra: “Toda la responsabilidad para el PSOE”. Siempre ha sido así desde que en España recuperamos la democracia. El PSOE ha sido el partido más atacado. Ha resistido siempre. Más aún, ha asumido su responsabilidad como partido progresista, de izquierdas, amplio y humanista que es.
En esta ocasión el PSOE lo hará igualmente. ¿Cómo? Lo mejor será no ceder a los chantajes a los que le quieren someter el PP y Podemos. Y si son necesarios unos nuevos comicios, que cada palo aguante su vela: ¡Adelante!

Fdo. JOSU MONTALBÁN