EL PSOE EN SU LABERINTO
El PSOE siempre ha sido un partido serio, incluso cuando
entre sus militantes y afiliados han surgido las discordias. El debate que está
teniendo lugar ahora mismo en su seno es muy engañoso y, en todo caso, no se
sabe muy bien a qué responde ni siquiera quienes son los cabecillas en cada una
de las dos partes en litigio. ¿Sánchez versus Díaz, acaso? Si así fuera, ambos
deben decirlo con claridad, y si no están dispuestos a serlo, que lo digan
también, porque el PSOE, que es el segundo partido más votado en España y la
alternativa única al gobierno del PP, no puede seguir desangrándose durante más
tiempo víctima de las puñaladas que recibe de quienes dicen ser los que más le
aman, los que más le respetan y los que más le preservan. Algunas veces el
exceso de amor llega a producir los mismos efectos que el exceso de odio, sin
embargo en el caso del PSOE, que es el que nos ocupa, no creo que los
partidarios de la Gestora que le dirige actualmente, y los de las Plataformas
de nuevo cuño que surgen de forma tan arbitraria, amen tanto al PSOE como
suelen pregonar, del mismo modo que tampoco creo que se odien entre sí. ¿Hasta
tanto podríamos llegar?
Es el momento de reclamar serenidad a unos y a otros. Sobre
todo hay que pedirles que se junten en un espacio intermedio en el que las
partes puedan acordar un armisticio. Y creo que produce dolor a cualquier
socialista de corazón y tradición, debidamente ideologizado, asistir a esta
pelea de gallos que le acucia teniendo en cuenta que en el palenque socialista
ningún gallo ha estirado suficientemente la cresta.
Vayamos por partes. ¿Responde a una de las posibilidades que
confieren los estatutos del PSOE la formación de una “gestora” cuando dimite el
Secretario General o la mayoría de la Comisión Ejecutiva? Sí. ¿Responde a lo
mismo la creación de grupos, grupúsculos y plataformas dentro del PSOE para
reclamar aspectos parciales como la “inmediata” convocatoria del Congreso de
rigor? Parece ser que también lo permite, principalmente porque no lo prohíbe,
aunque no contenga ni una sola alusión a la creación de estas “plataformas
paralelas de expresión u opinión”… Pero el PSOE necesita que le voten, como
poco, veinte veces el número de sus afiliados para poder optar al Gobierno de
España, de modo que la labor de desgaste que están ejerciendo entre sí los
partidarios de las dos posiciones actualmente en litigio en el PSOE bien puede
traer consigo la desconfianza de los votantes socialistas, aunque no sean
afiliados a él, que están viendo cómo en el interior de la formación los unos
intentan traicionar a los otros, y viceversa, sin que la ideología y el
programa político sirvan lo suficiente para evitar la debacle que parece
avecinarse.
Pedro Sánchez y Susana Díaz, que son los nombres barajados en
los medios de comunicación, deben definirse y decidirse ya. Su definición, o su
renuncia, son mucho más urgentes que los pronunciamientos definitivos de la
Gestora. Un Congreso convocado a ciegas bien puede ser lo que los Estatutos
señalan, pero conviene señalar que en esta ocasión la dimisión del Secretario
General (o la dimisión de la mayoría de la Comisión Ejecutiva del PSOE) no ha
sido consecuencia de un resultado electoral adverso, o de una vicisitud
insalvable, sino que ha obedecido a estrategias mucho más espurias que nobles.
De modo que los supuestos adalides ya nombrados están convirtiéndose en los más
importantes agitadores, y no precisamente dotados de ninguna buena voluntad.
Y bien, ¿qué papel juegan las sufridas “bases” del PSOE? En
las perversas, y nada rigurosas, Redes Sociales se viene generalizando la
impresión de que se trata de una lucha desenfrenada entre las élites del
partido y los militantes de base, lo cual lleva a pensar que Pedro Sánchez, por
ejemplo, aun habiendo sido votado en el Hemiciclo del Congreso para llegar a
ser Presidente de España, como lo fueron antes Felipe González o Zapatero, no
pertenece ni ha pertenecido a las élites. En cambio Susana Díaz, que solo ha
concurrido una vez como candidata a gobernar la Comunidad de Andalucía, ya está
en la élite de los que han gobernado España. Las conclusiones son, por tanto,
tan gratuitas como erróneas. Y debemos ser los socialistas los que resolvamos
el galimatías que nosotros mismos hemos embarullado, pero debemos hacerlo
pensando hacerlo pensando en los millones de españoles que necesitan al PSOE
para sentirse más seguros y respaldados.
Ahora mismo urge tanto saber a quién respalda la Gestora del
PSOE como saber a quién respaldan las Plataformas que se han creado por aquí y
por allá para reclamar unas Primarias y un Congreso de inmediato. Salvo que
todas ellas estén ocultando algunas de sus cartas se impone la serenidad,
porque el socialismo se encuentra en una disyuntiva que, si no obedece a las
ideas, solo puede responder a un empecinamiento enfermizo por llegar al poder a
cualquier precio, en cada una de las partes. Da la impresión de que nada nuevo
ofrecen las partes salvo aprovechar las dos corrientes que ahogan al PSOE, la
de la política ya contrastada, que dio tantos resultados buenos como malos, y
la de la política aún en ciernes en que han metido al PSOE los populismos de
salón, aprendidos jugando a Tronos y al Monopoly.
¡Compañeros Socialistas, en nuestras manos está volver a
poner al PSOE en el pódium o condenarle a terminar la carrera en la cola del
pelotón! ¡Ni élites ni bases, Socialistas, por el bien de todos, de los
socialistas y de quienes no lo son!
Fdo. JOSU
MONTALBAN