EL PSOE EN LA HORA DE LA VERDAD
Me asedia, incluso me agobia, una pregunta de difícil y
comprometida respuesta: ¿cómo debe comportarse ahora mismo un socialista? La
contestación me introduce en una auténtica aventura cuyo desenlace final es tan
dudoso que quizás no llegue a iluminar ninguna de las mentes involucradas, pero
el socialismo español se encuentra en uno de esos momentos en los que los
socialistas tenemos que obrar con sumo cuidado y poner en el desenlace la
máxima responsabilidad.
Ahora que la tan criticada Gestora del PSOE ha agitado la
bandera para que comience el zafarrancho, ahora que incluso ya hay un candidato
formal, y que otros dos juguetean para encontrar el momento más propicio para
su postulación, es tiempo de poner sobre la mesa qué es lo que los socialistas
del PSOE nos traemos entre manos para que los personalismos , las filias y las
fobias dejen paso a las propuestas, a la ideología y a las posibles
estrategias. Ello a sabiendas de que de este proceso de selección del nuevo
Secretario General ha de surgir el nuevo tiempo para el PSOE y para España. Sin
embargo da la impresión de que los socialistas no hemos aprendido de nuestros
errores.
El único candidato surgido cuando escribo este artículo,
Patxi López, ha sido defenestrado con el mismo ahínco que antes por los partidarios
beligerantes de Pedro Sánchez. El esfuerzo de López por mostrar cara y ademanes
amables, por usar un lenguaje nada agresivo, choca con la hemeroteca que
muestra los viejos tiempos en que formó el escuadrón de defensa a ultranza de
las posiciones de Pedro Sánchez con su “no es no”. Y aunque siga en el
ambiente, y en las intenciones del PSOE, negar al PP la posibilidad de aprobar
sus Presupuestos, al “no es no” hay quienes le añaden detrás un “pero”, seguido
de unos puntos suspensivos, que da pie a casi todo. De las filas socialistas
surgen las voces airadas de quienes discrepan con las élites, pero la figura de
Patxi López ha añadido incertidumbres, toda vez que sus palabras anuncian que
quiere moverse en un espacio que quedó borrado justamente cuando el PSOE se
dividió de forma tajante entre los partidarios de Pedro Sánchez y los
partidarios de Susana Díaz. No había espacio para más. Tampoco ahora lo hay,
salvo que alguno de los dos se retire de la contienda y decida pedir a sus
apoyos que voten a Patxi López.
Cuando el próximo fin de semana Pedro Sánchez comparezca en
Sevilla para mostrar sus cartas sabremos más y podremos especular con nuevos
datos y más fundamento, pero aún quedan muchos pasos que dar y muchas
posibilidades. La pena es que se haya sometido a las bases a un esfuerzo
irracional porque los posibles líderes del futuro han permanecido agazapados,
sin aportar ni una sola razón para el debate, dejando que los socialistas de la
base se hayan dado de puñaladas y se hayan desangrado mientras los lideres
ávidos de poder contaban, con premeditación y alevosía, los votos a favor y los
votos en contra para el caso de que tuvieran lugar unas Primarias en el PSOE.
Me hago una pregunta: ¿quién es el candidato de las bases, de
la militancia? Si se ha acuñado el término “candidato/a de las élites”, debe
haber un “candidato de las bases”, aunque tal no pertenezca a dichas bases. ¿Lo
es acaso quien fue Secretario General impulsado por la misma élite a la que
ahora denuesta? Así que dejémonos de pamplinas y abordemos el proceso de
selección interna con serenidad y mesura. Que hasta este momento lo hayamos
hecho bastante mal no quiere decir que debamos profundizar en los errores.
Es el tiempo de las bases. Un militante, un voto. Menos
cuchillos y más ideas. Y sobre todo más lealtad a un partido centenario al que
los españoles necesitan para vivir mejor, al menos para vivir menos mal que
ahora.
Fdo. JOSU MONTALBAN