LOS ARTÍFICES DEL REFERENDO CATALÁN-ESPAÑOL
Puigdemont tiene vocación de mártir. La tuvo desde el primer
momento, desde el instante en que decidió “sacarle las castañas del fuego”, que
es un término castizo, al cobarde Artur Mas asumiendo la Presidencia de la
Generalitat de forma provisional mientras duraran los desórdenes que debían
finalizar en la independencia de Catalunya respecto del Estado español.
Desarmar estos empeños suele ser labor de empecinados, sobre
todo de obstinados que aspiran a la posteridad más que a la gloria. Puigdemont
acaba de anunciar que la flagrante ilegalidad que hará inolvidable su mandato
se producirá el día 1 de Octubre. Muy bien. Da la impresión de que se trata de
un “president” valiente, pero nada de eso refiere la realidad de este hombre
del cual ni sabemos cómo piensa ni sabemos adónde quiere llevar a los catalanes
ni a los españoles que residen en Cataluña.
Poco a poco se va desarmando la madeja que los secesionistas
catalanes han ido tejiendo, pero no porque los catalanistas pongan toda la
carne en el asador sino porque, ambigüedad tras ambigüedad, no pretenden otra
cosa que defender una historia que se queda en el engaño, y convertir a todos
los catalanes, a unos y otros, en rehenes de los caprichos de los
nacionalistas.
Dentro de tres meses y medio, si se cumplen las expectativas
de Puigdemont, los catalanes acudirán a las urnas para depositar un papel en el
que respondan a la pregunta “¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente
en forma de república?”. Por activa y por pasiva son muchos los líderes que le
han advertido que rechazan su proposición, pero aún no ha sido contestado por
nadie en los términos que yo voy a hacerlo.
Conviene advertir a Puigdemont que en el marco constitucional
actual nada es posible. Pero es bueno también advertir a Puigdemont que su
pregunta tiene y contiene una añagaza absurda, como es ese final de la
pregunta: “en forma de república”. No dudo de que esa coletilla aportará algún
apoyo a la causa independentista procedente de quienes aún conservan algún
vínculo republicano , pero nada más, es decir muy poco.
El ex president Mas ha mostrado su indómito carácter: “Si no
puede hacerse el referendo de acuerdo con las leyes, se hará en cualquier
caso”. La frase incita a la reflexión. Frente a la Ley la arbitrariedad o la
desobediencia, a pesar de que la Ley fuera aprobada mediante un proceso de
debate parlamentario y jurídico basado en la discusión entre diferentes. Lo
curioso es que la calle asiste a las idas y venidas de los líderes políticos
con naturalidad, responsablemente, sin darse cuenta de que los líderes
secesionistas no les tienen en cuenta para casi nada.
En este proceso catalán conviene avanzar con la mayor
cautela, convencidos todos de que quienes rechazan con mayor ahínco el
secesionismo son los propios secesionistas, por eso llevan la discusión hasta
límites que sean inadmisibles para quienes defienden seguir en el ámbito
nacional español. La consecuencia más inevitable va a ser que el próximo
President de Cataluya será alguien de ERC, probablemente Oriol Junqueras, que
pondrá de moda la costumbre de guardar silencio, de no tirar de la manta del
independentismo, de que Cataluña y los catalanes sigan adscritos a ese Estado
llamado España, que les permitirá seguir despotricando de ella con denuedo
mientras les llena de “razones” para seguir reclamando una independencia en la
que no creen los propios catalanes, pues no en vano si nos acogemos a los
resultados electorales apenas una tercera parte de los catalanes reclama esa
independencia mal definida que persiguen.
¿Cabe esperar algo constructivo de todo este proceso? Pues
no, nada de nada. A quienes han propuesto que la consulta se haga en los
términos anunciados les vendrá bien que el Gobierno Central aplique la Ley y prohíba el referendo. Bastará, por tanto,
con silenciar al gobierno catalán, pero si el Gobierno español no actúa
imponiendo aquello que es obligatoria, como es la aplicación de la Ley, ¿para
qué queremos un Gobierno? Termino con una afirmación tajante: Puigdemont y Mas
son dos empecinados cobardes tirando de una cuerda en cuyo cabo llevan amarrado,
y sojuzgado gratuitamente, al pueblo catalán, por cierto, a pesar de su gran
mayoría.
Fdo. JOSU MONTALBÁN