¿SUBIR LOS SUELDOS?
La Ministra de Empleo, Fátima Báñez, -de la cual recuerdo
cómo dirigía las votaciones de los diputados del PP en el Congreso, levantando
su mano con uno, dos o tres dedos estirados según fuera el sentido que deberían
dar a sus votos-, ha avisado a los empresarios que “la mejora del empleo tiene
que ir acompañada de una ganancia del poder adquisitivo de los trabajadores”,
es decir, que hay que subir los sueldo de los obreros. A mí este modo de obrar
me parece demencial. Que una ministra se atreva a abrir la veda del incremento
de los salarios de esta manera me da a entender que fue igualmente ella, y el
Gobierno al que pertenece, el que mantuvo los salarios congelados provocando un
“frío” helador en los trabajadores durante demasiado tiempo. Y si ha sido
principalmente el Gobierno el que ha provocado la miseria de tantos
trabajadores (no solo de los desempleados) que han tenido que solicitar
subsidios y ayudas sociales para resistir, si ha sido el Gobierno el
responsable de la actual desigualdad que impera en nuestra sociedad, si ha sido
Fátima Báñez la que ha colaborado tan activamente para que la pobreza se
instale tal como lo ha hecho entre la ciudadanía, ¿cómo es que el PP no es
castigado en las urnas teniendo en cuenta la gran mayoría existente de
trabajadores mal pagados o en paro?
Lo cierto es que Fátima Báñez se ha atrevido a “aconsejar” a
los empresarios esta subida de sueldos después de que haya esquilmado la hucha
de las pensiones, después de haber anunciado que volverá a sacar 3.500 millones
de la hucha del sistema de pensiones público, que se queda con solo 11.602
millones, exactamente 55.000 millones menos que hace seis años, en el año 2011
en que el PSOE dejó el Gobierno. Cuando, por aquel tiempo, el fondo de reserva
era de 66.000 millones de euros, todos nos las prometíamos muy felices, pero el
Gobierno del PP no ha parado de convertir aquel fondo económico en una coartada
para dar a entender que nunca se agotaría y que las pensiones nunca han corrido
ningún peligro. Sin embargo, el colchón de 66.000 millones de euros se ha
quedado en una colchoneta de poco más de 11.000 millones de euros. La Ministra
Báñez, que fue entronizada en puesto tan sobresaliente para poder prescindir de
sus servicios con la mayor facilidad, se ha consolidado, entre otras cosas,
porque los sindicatos atraviesan un momento de gran debilidad y no han sido
capaces de convocar una Huelga General junto a las Asociaciones de Jubilados y
Pensionistas.
Ahora resulta que la Ministra Báñez advierte de que es el
momento de subir los sueldos, aunque el incremento debe dejar espacio para una
“ganancia de la competitividad”, pero que la subida no debe ser tan alta como
para frenar la creación de puestos de trabajo. Es decir, subir el sueldo pero
subirlo poco, porque la economía requiere “competitividad”, que es un concepto muy
difícil de explicar y desarrollar, y que amedrenta mucho a quienes temen llegar
a caer en las bolsas del paro. Mejor aceptar sueldos de poca monta, exiguos,
que empezar a sellar los documentos pertinentes en las Oficinas del Paro. Mejor
la pobreza que la miseria.
Resulta curioso, aunque difícilmente explicable, que se
produzca el siguiente contrasentido: que el paro haya disminuido en el último
mes en 98.317 personas, y el empleo (medido mediante la cuantificación de
cotizantes) solo haya crecido en 87.692 trabajadores, es decir que al menos
once mil trabajadores que han encontrado trabajo y han abandonado el paro, no
son cotizantes de la Seguridad Social. He ahí un dato que debería hacernos
pensar a todos. Sin embargo, la Ministra Báñez y demás miembros de su Gobierno
deberían dejar de tocar las campanas, ser más discreta y evitar las euforias.
En el caso de que los empresarios respondieran
afirmativamente a sus peticiones, debe saber la Ministra Báñez que no lo harán
como si se tratara del cumplimiento de un deber político, ni siquiera de un derecho humano que asiste a los
trabajadores. Nada de eso, sino que responde al efecto simbiótico de una unión
interesada entre los empresarios y la clase capitalista y la derecha económica,
política y social. Los empresarios van a echar una mano a la señora Ministra
para, entre otras cosas, que la balanza de las pensiones de la Seguridad Social
no aparezca tan desequilibrada, ello como pago al esfuerzo hecho por las
políticas del PP y de la Sra. Báñez que, obstinada, no ha dudado en apoyar y
poner en marcha políticas públicas restrictivas, basadas en la congelación de
salarios, el cercenamiento de los derechos de los trabajadores y el respeto al
crecimiento y mantenimiento del poder adquisitivo de los más ricos y acaudalados.
Por si fuera poco el adelanto en los periódicos de la noticia
de que el PP y C´s han llegado a un acuerdo para fijar el techo de gasto para
el 2018, supone una disminución de impuestos importante. El PSOE, en un
“alarde” de exigencia, ha anunciado que propondrá una subida de impuestos para
quienes ganen más de 150.000 euros anuales y una exigua subida del tipo mínimo
del Impuesto de Sociedades hasta el 15%. Algo es algo, pero hay “algos” que son
“nada”. Ciertamente, el acuerdo PP-C´s supone una rebaja de 2.100 millones de
euros en la recaudación prevista, mientras la propuesta del PSOE supondría una
subida en la recaudación de 5.200 millones de euros. Es decir que la jugada
supone una diferencia de 7.200 millones de euros. Y termino con una pregunta:
¿para qué sirven 7.200 millones de euros? Lo cierto es que los españoles
seríamos más felices recaudando esos 7.200 millones más, eso sí, debidamente
gastados. Pero Fátima Báñez no lo cree así, y le basta con proponer subidas de
sueldo que no desequilibren ni perviertan la competitividad.
Son miserables en la forma y en el fondo.
FDO. JOSU
MONTALBAN