martes, 29 de agosto de 2017

CRÓNICA DE VERANO: EL ENIGMÁTICO AGOSTO (DEIA, 29 - 08 - 2017)




CRÓNICA DE VERANO: EL ENIGMÁTICO AGOSTO

Ya estamos a mitad de Agosto. Como me temía, la monotonía se ha vuelto a adueñar de la vida por la que transito. Da la impresión de que nada de cuanto ocurre tiene suficiente importancia, porque las televisiones intercalan entre las noticias imágenes en que la gente haca gala de intrascendencia paseando bajo el sol en playas y parajes que incitan a la diversión y a la alegría, sin más. Por si fuera poco, -nunca he sabido por qué-, los diarios han incluido algunas páginas que se intitulan “Pasatiempos” mucho más nutridas y numerosas que durante el resto del año, que son una proposición casi deshonesta para que te regodees en la gloria efímera de haber resuelto con soltura los juegos que te ofrecen, en lugar de extenderse en el relato de noticias que pudieran entristecerte o enojarte.

A pesar de todo hay bastantes asuntos que me inquietan y que, como a mí, le inquietan a muchas personas. Nada ha cambiado lo suficiente como para que hayan desaparecido los conflictos bélicos, las multitudes que emigran, la miseria creciente, las desigualdades económicas y sociales, las injusticias flagrantes, las crisis comunitarias y las otras crisis que siempre acechan, pero Agosto es un mes anodino y confuso en el que el calor llega a obturar las conciencias, en todo caso el sol torna opacas nuestras visiones y las deslumbra para que no vean con nitidez las miserias de la Tierra. Esperando que Agosto se agoste (nunca mejor dicho) me permito escribir esta Crónica que tiene vocación de desinhibida y de intrascendente.

Como ocurre en todos los veranos, en todos los Agostos, también en este han surgido las “serpientes de verano”, esos “culebrones” que llenan y rellenan las páginas de los diarios, que asustan o que embelesan, que alimentan las dudas y debilitan las certezas para que pervivan durante toda la estación veraniega. Las crónicas de las fiestas, que son tan numerosas durante este mes, exhiben un lenguaje nada comprometido con la auténtica realidad, de modo que la misma crónica llega a convertirse en uno más de los festejos programados, bien sea anunciando que la alegría ha llegado, como anunciando que, aunque se haya ido, regresará en el Agosto siguiente. Las páginas de los diarios se convierten en escenarios en los que los actores, actrices, comerciantes, mercaderes, políticos y responsables públicos ofrecen su rostro más jovial y placentero, pronuncian la frase más ocurrente y se exhiben como los más fervorosos impulsores de la alegría y la felicidad ajenas. Así es Agosto, el mes de las vacaciones.

Exacto, el mes de las vacaciones. Treinta días en los que procuran encontrar alguna ocupación quienes han pasado la mayor parte de los restantes 330 días del año en las Oficinas de Empleo, ya fuera reclamando algún trabajo o solicitando alguna ayuda social. Debidamente ataviados, casi de etiqueta con su pajarita prestada al cuello o con alguna otra prenda ridícula de colorines chillones, atienden a los veraneantes con devoción y profesionalidad, mostrando sus habilidades y destrezas para intentar convertirse en los primeros en las listas de utilizables del año siguiente…, o quizás de los meses siguientes, si fuera verdad que, como vocean los gurús de la Economía la crisis no solo ha amainado sino que ya deja el camino expedito al esplendor.

Quienes disfrutamos, -¿disfrutamos?-, de nuestro propio abandono en este mes de Agosto nos las vemos y deseamos para ocupar un tiempo que por ser más benigno y llevadero, más caluroso y soportable, más claro y luminoso, más largo incluso (porque en ese mes el tiempo no se mide en unidades absolutas, sino que influyen las posibilidades mejores o peores para poder disfrutarlo), se convierte en una preocupación constante, máxime si no disponemos del poder adquisitivo suficiente para alargar nuestras comidas y cenas en las terrazas y restaurantes, que es tanto como disponer de dinero para poder llenar el tiempo de placer y felicidad. En Agosto todo es más problemático porque cuando te cruzas con un amigo en la calle te cuesta más encontrar disculpas convincentes para negarle una invitación que no deseas, en unos casos porque el grado de la amistad no sea suficiente, y en otros porque el nivel dinerario no alcance para dispendios excesivos. Así que la convivencia entre los próximos adquiere a veces la condición de agobiante, y la convivencia con quienes solo circunstancial o estacionalmente coincidimos puede convertirse en un auténtico aburrimiento.

 Luego está el cansancio físico, porque el veraneo del mes de Agosto, para los agosteños, es un veraneo de manual en el que todo se repite casi a perpetuidad, sobre todo si el hábitat y el destino se repiten y resisten el paso del tiempo. Hay agosteños que perseveran en sus costumbres, -excursiones a pie, fiestas desenfrenadas, comilonas copiosas, juergas, prácticas físicas no acordes a las características de cada cual, régimen apretado de viajes, visitas culturales, etc…-, y repiten las mismas actividades durante quince o veinte años sin tener en cuenta que el cuerpo y la mente pierden resistencia y fuerza vital conforme la edad se acrecienta… Pero Agosto lo exige de ese modo.

¿Habéis visto, queridos Amigos, esos grupos de hombres, mujeres y niños que bajan de un autobús a media mañana en un aparcamiento de una gran ciudad, y se arremolinan alrededor de un muchacho o muchacha que va amarrado a un micrófono inalámbrico para que oigan sus explicaciones? ¿Habéis visto sus semblantes a las once de la mañana, y los habéis comparado con sus semblantes a las siete o las ocho de la tarde? Agosto tiene también estos contrastes tan difíciles de interpretar. ¿No es precisamente Agosto el mes preferido para descansar del arduo trabajo de todo el resto del año? Entonces, ¿a qué viene malgastarle cansándose? Observad Amigos las viejas fotografías que os traen recuerdos de Agostos anteriores: si las mostráis en una reunión de amigos tal vez alabéis el tiempo que vivisteis como inigualable, pero si las observáis en la intimidad probablemente vuestras valoraciones serán más rigurosas y críticas.

Quizás me he desviado algo de mis pretensiones iniciales. No todo es perverso en Agosto, pero es verdad que a veces se suscitan polémicas que quizás no deben considerarse como absurdas, pero suelen ser artificiales e inestables. En este Agosto los diarios se hacen eco de algunos problemas que tienen que ver con los usos y costumbres de quienes se divierten en los festejos veraniegos. Dos vertientes: la seria y preocupante es el abuso en el consumo de alcohol y drogas en las fiestas por parte de muchos jóvenes de edades aún escasas, que está seriamente concatenada con la proliferación de los abusos sexuales en forma de agresiones y violaciones; y hay otra vertiente, igualmente seria aunque a mi entender menos preocupante porque amainará conforme afloje la afluencia de turistas, como es el rebrote de comportamientos violentos en quienes, con la disculpa de reclamar una política turística diferente, nos hacen recordar que en Euskadi hay jóvenes que añoran los tiempos de la violencia desatada en nuestras calles. Esto también ha aflorado en este mes de Agosto que avanza impertérrito.

He dejado para el final ese amago de culebrón que nos han ofrecido el “rubiales” Trump y el regordito Jefe de Corea del Norte Kim Jong-un. Los coreanos han desfilado y exhibido todas sus cabezas nucleares, -por cierto, ¿la de Kim Jong también es una cabeza nuclear?-, y Trump, -cuya cabeza tiene tanta “furia y fuego”, tal como él mismo ha prometido para los coreanos, como serrín-, ha afirmado que “alguien tiene que ponerse chulo por el pueblo estadounidense”. Puede ser que no sea ninguna broma de Agosto pero ha llegado precisamente en él. Lo mismo que la noticia que han adelantado algunos diarios en sus páginas agosteñas. El periodista pregunta a Melania, la esposa de Trump, “¿practicáis sexo todas las noches?”. A lo que ella responde: “Sí, incluso más”… Al leerlo me he quedado pensando y boquiabierto preguntándome “¿es posible algo más?”. En todo caso quedo a la espera de que Melania me lo aclare, porque esta mañana de Agosto, frente a la luna de mi ropero  he comprobado que aún me conservo un poco mejor que Donald Trump.

Bueno, que esto ya se acaba… Feliz Verano… Estoy contento… Debe ser cosa de este Agosto endemoniado.

FDO.  JOSU  MONTALBAN