sábado, 20 de febrero de 2016

EL ACUERDO DEFINITIVO DEL PSOE. LA HORA DE LA VERDAD (LaInformación.com, 20 - 02 - 2016)


EL ACUERDO DEFINITIVO. LA HORA DE LA VERDAD

Toda la gente dice, -ved que uso el término “gente” en lugar de ciudadanía o cualquiera otro más respetuoso, para ajustarme a lo más actual-, que estamos en un tiempo nuevo, como dando a entender que nada del pasado sirve para nada, y que el futuro va a enterrar a unos para encumbrar a los que llegan, ávidos de poder y ansiosos por ocupar un escaño que les lleve en volandas a la posteridad.
El viejo bipartidismo ha durado más de treinta años y ha construido un entramado institucional al que los líderes de los partidos emergentes se quieren encaramar para reutilizarlo a su antojo. Esa es la principal razón de que Pablo Iglesias (Turrón, que no Posse) se haya obstinado en dirigir y administrar el CNI, el CIS, la TVE, la Lucha contra la Corrupción, la Oficina de Derechos Humanos, y bastantes cosas más, como Vicepresidente del Gobierno español que quiere ser. No me cabe ninguna duda de que si el PSOE respondiera a su propuesta con otra en la que él, Pablo Iglesias, pasara a ser Presidente, y se dotara al PSOE con una Vicepresidencia con las encomiendas que él propone, no la aceptaría y correría a esconderse en el rincón más próximo con el rabo entre las piernas.
Esto me permite introducir en sus justos términos el debate que está sobre la mesa, incidiendo en aspectos que están pasando desapercibidos, por ejemplo, que el bipartidismo viejo que tanto se denuesta no fue derrotado el 20D, ni en votos ni en escaños, aparte de que a ese denostado bipartidismo habría que añadirle los votos y escaños de fuerzas regionalistas y nacionalistas tan antiguas como las que forman el bipartidismo. Tampoco ganó realmente la izquierda, ni en votos ni en escaños, de modo que quien se arrogue la disposición a propiciar el cambio, a formar un nuevo gobierno de progreso, ha de poner toda la carne en el asador, dejando las soberbias a un lado y llevando a las mesas de negociación todas las intenciones buenas y ninguna mala.
Han pasado dos meses y aún no se ha avanzado casi nada, salvo que entre bambalinas estén ocurriendo cosas que nos ocultan en las abundantes ruedas de prensa en que se exhiben los líderes sin decir nada de fundamento. En todo caso asistimos a una situación compleja y absurda porque Mariano Rajoy, que tuvo el descaro de destemplar al Rey renegando a la investidura, ahora se regodea en la vicisitud de seguir dispuesto a formar gobierno si Pedro Sánchez –el encargado por el Rey- no tiene éxito. De las fuerzas emergentes cabe destacar el papel mediador de Ciudadanos y el entorpecedor a ultranza de Pablo Iglesias que, por activa y por pasiva, enseña su rabia ante la situación, que nos e caracteriza por su voluntad de facilitar el cambio de progreso, a pesar de que sea capaz de afirmar que se va a dejar la piel en el empeño. (Bien sabe él que cuando se tiene dura la tez de la cara, es muy difícil dejar la piel en ningún escollo). Capítulo aparte, y nada desdeñable por honrado y por valiente, merecen Garzón e IU, que han mostrado su talante favorable al cambio sin pedir contrapartidas imposibles de ser cumplidas.
En realidad, tras la vergonzosa renuncia por desistimiento de Rajoy, sólo Pedro Sánchez sigue en sus trece apostando por el cambio necesario, que sería el cambio hacia un gobierno progresista y de izquierdas, o el cambio imprescindible, que daría pie a un nuevo gobierno regeneracionista que adecentara la Política y ayudara a conseguir una sociedad más digna. Cuando Podemos aborrece a Ciudadanos, -o Ciudadanos aborrece a Podemos-, están obligando al PSOE de Pedro Sánchez a optar por uno o por otro, poniendo en gran riesgo el cambio, necesario o imprescindible, y abocándonos a unas nuevas Elecciones, allá por Junio, que discurrirán afectadas por el hastío de los ciudadanos, es decir de la gente.
Como bien asegura Borrell en una entrevista reciente es Pedro Sánchez el único líder político que está jugando su papel con dignidad. Cuando se trata de alcanzar acuerdos y firmar pactos, siempre son dos las partes que intervienen, por eso resulta muy importante que a la hora de valorar los hechos definitivos, lo primero a puntuar sea la actitud de cada cual, y en ese aspecto hay muy poco que achacar al modo como Pedro Sánchez se está desenvolviendo. Su posición no está siendo laxa ni se está mostrando huraño con nadie. Regenerar la Política y devolver la dignidad perdida a las Instituciones es lo más urgente, principalmente para que no vuelvan a surgir nuevas formaciones emergentes, -que, ahora sí, serían en exceso extremas y peligrosas-, que enterraran al bipartidismo y a las que han llegado después, para sumirnos a todos en la intransigencia propia del patrioterismo.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN