¿POR QUÉ HA
DIMITIDO ESPERANZA AGUIRRE?
Esperanza Aguirre ha dimitido porque “es tiempo de
sacrificios”, y es por eso que se autoinmola, como una Juana de Arco española
y, para más inri, del Partido Popular.
Primero se ha mostrado inocente porque sobre ella no pende
ninguna espada de Damocles ya que, como ha afirmado, “ha elegido a 500 personas
para los cargos que han dependido de ella y sólo dos le han salido rana”. Lo
malo es que uno de los dos ha sido, ni más ni menos, Francisco Granados, que vive
en prisión desde octubre de 2014, aunque esté en prisión “preventiva”. Hasta
aquí la escueta narración de lo acontecido, que es lo que ha llevado también a
Esperanza Aguirre a dimitir porque “no es tiempo de personalismos”. Rajoy se ha
limitado a responder con un tajante y contundente “te entiendo”. Pero estoy
seguro de que Mariano Rajoy no ha entendido nada o, quizás, está sumido en una
temblequera que le hace castañetear los dientes ante la que se avecina. Como
poco Rajoy se ha quedado desesperanzado y los militantes del PP, en caso de que
quieran esperanzarse de nuevo, tendrán que tener en cuenta que Esperanza
Aguirre no da puntada sin hilo.
A la vista de la dimisión no es fácil augurar nada concreto.
El mundillo de la Política y de los políticos va a requerir un apartado de tres
o cuatro páginas en los periódicos para plasmar este tipo de noticias, como
antes se hacía con aquellos “ecos de sociedad” atiborrados de chascarrillos.
Mientras llega ese tiempo lo mejor es especular y esperar sabiendo que el desenlace
final responderá en buena medida al veredicto de los Tribunales de Justicia.
Así ha ocurrido también en esta ocasión, porque la dimisión ha venido
justamente después de que, por orden judicial, la autoridad competente haya
procedido a revisar la sede del PP madrileño para encontrar pruebas de
ilegalidades, ya que hay indicios de ello.
Pero no basta con eso para explicar qué pasa en el PP, por lo
que a nadie debe extrañar que se haya abierto el tiempo de las conjeturas. Si
hay que dar por buena la declaración de inocencia de Esperanza Aguirre, si hay
que valorar positivamente su dimisión responsable en este tiempo en que muy
pocos se responsabilizan de lo que pasa a su alrededor, si hay que interpretar
en su justa medida la dimisión como Presidenta del PP de Madrid y no la de
Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, si todo esto ha ocurrido a la
vez, hay que entender que Esperanza sigue aún, como Felipito Tacatún el de la
tela de mi niñez, que repetía entre balbuceos “¡yo sigo!”. Eso sí, le ha metido
media estocada a Rajoy que le hace caminar renqueando por el coso mientras se
va desangrando. Ella permanece en el tendido, tocada con una pamela de color
azul, bajo cuyas alas exhibe, y esgrime, esa sonrisa suya, procaz y sardónica,
que deja ver dos colmillos mucho más puntiagudos que retorcidos.
Rajoy se va. Se ha dejado embaucar por sus “barones” (porque
“barones” los hay en el PSOE y en todos los partidos, incluidos Podemos y
Ciudadanos) y ha aceptado disculparse ante Felipe VI para posponer su investidura,
pero el Rey se ha mostrado contundente. La estrategia le hubiera servido, tal
vez, abusando de la campechanía de Juan Carlos I, pero su hijo se está
consolidando a marchas forzadas y ha ordenado al audaz Pedro Sánchez que tome
al toro por los cuernos y le doblegue lo mejor que pueda y sepa hacerlo. Rajoy
pensaba que Pedro Sánchez era una especie de espontáneo (siguiendo con el símil
taurino), que salía del tendido e invadía el coso con un trapo rojo y
desaliñado, pero ha resultado ser un diestro, lo cual es incluso más que ser un
torero.
Y si Rajoy se va, dado que aún no está del todo claro que
Pedro Sánchez culmine su faena con éxito, dado que la corrida que se está
celebrando puede depararnos unas nuevas Elecciones, Esperanza se ha colocado al
frente y a la espalda el cartel de “presidenciable”, al frente porque es
valiente y a la espalda porque es resistente.
Esto es, a mi juicio, lo que hay tras la dimisión de
Esperanza Aguirre: una mujer con mucha fe en sus posibilidades que ve como las
oportunidades se esfuman con el tiempo. No es joven, pero es más valiente que
cualquiera de los jóvenes valores del PP actual. Si las Elecciones llegaran a
repetirse, -¡yo espero que no!-, ella propondrá abiertamente un posible
Gobierno PP-PSOE, un pacto de concentración, y quizás entonces, al ver las
orejas al lobo, todos los líderes ejerzan como tal y sea posible el Gobierno de
cambio y de izquierdas que Podemos, ahora mismo, no desea.
Fdo. JOSU MONTALBAN