EUSKADI VERSUS ESPAÑA. DOS DEBATES CON POCO FUSTE
Andan como exaltados, o asustados, los tertulianos de la
televisión vasca, -y también los de otras cadenas televisivas-, con dos asuntos
que han acontecido casi a la vez y han provocado sendas discusiones absurdas e
innecesarias. Diferentes líderes socialistas, gobernantes actualmente en otras
tantas Comunidades Autónomas, han urgido a que se revise el Cupo que ha de
pagar el Gobierno Vasco al Gobierno Español en cumplimiento de la Ley del
Concierto Económico. Casi a la vez se ha armado otra trifulca porque la líder
del PP vasco Arantza Quiroga ha retirado su propuesta relativa a la Ponencia de
Paz del Parlamento Vasco, al parecer tras una refriega con la dirección del PP
de Madrid. Los tertulianos han coincidido, en su gran mayoría, en afirmar que
ni el PSOE ni el PP tienen una visión específica del tipo de política que hay
que hacer en Euskadi. Y se han quedado tan panchos con esa conclusión tan
simplona, claro que la mayoría de tales tertulianos actúan con un sesgo tan
nacionalista, y emiten opiniones tan interesadas y poco rigurosas, que no cabe
esperar otro tipo de resolución.
Ahora da la impresión de que Arantza Quiroga, a la que los
oradores nacionalistas han machacado cada vez que han podido, se ha convertido
en una especie de diosa sacrificada en el altar de la capital de España solo
porque matizó en su documento que la Izquierda Abertzale (IA) debía “rechazar”
la violencia etarra, en lugar de “condenar”, que era la palabra que rezaba en
tiempos pasados. Aunque es verdad que esa variación tan nimia no parece
suficiente para que la dirección de su partido la reconvenga, es evidente que
el esfuerzo que están haciendo los nacionalistas (tertulianos o no) para
valorar positivamente su actitud solo tiene que ver con el hecho de que la
dirección máxima del PP la haya llamado al orden. Si Arantza Quiroga de hubiera
empecinado y hubiera seguido por su camino la IA habría buscado las vueltas y
habría terminado por arrinconarla, con la ayuda, claro está, del nacionalismo
político y mediático, porque también la pacificación y la convivencia en
Euskadi pasa por aceptar a pie juntillas sus estrategias y posicionamientos.
El segundo debate suscitado en torno al Cupo, -que no al
Concierto Económico, al que todos los líderes políticos vascos han blindado de
forma harto sospechosa-, ha tenido como protagonistas a los socialistas y,
principalmente, los nacionalistas como gobernantes en Euskadi y Navarra. Cuando
Susana Díaz, y otros tres dirigentes más, han propuesto que se revise (o
“recalcule”) el Cupo vasco, los dirigentes nacionalistas han puesto el grito en
el cielo utilizando para ello la argucia de insinuar que se estaba cuestionando
el Concierto Económico de Euskadi y el Convenio con Navarra. Y la argucia les
ha salido bien porque los vascos, al menos el 90% de ellos, no saben con
detalle lo que es el Cupo y apenas saben que el Concierto y el Convenio sólo
son normas o leyes de orden económico y tributario cuya comprensión se les
escapa.
Desde luego que, ni Urkullu ni Ortúzar ni Atutxa les han
explicado nada al respecto porque se trata de un término tan sagrado que no
cabe en la mente de los humildes, hasta tal punto que está protegido por unas
“rayas rojas” que, como dijo Urkullu, son intocables. Sin embargo resulta
chocante que esa contumacia casi irracional que muestra el PNV cuando defiende
el Concierto se ha visto respaldada por el PP “españolísimo”, y sobrepasada por
los líderes de BILDU, a quienes la LTH en que se apoya y sustenta siempre les
pareció una conquista propia de cobardes y pusilánimes. De modo que el
populacho se siente agredido porque ve enfurecidos a los gobernantes vascos, a
los más adinerados y a las fuerzas nacionalistas.
Lo cierto es que a casi nadie le ha interesado entrar en el
fondo del debate, sin embargo una lectura seria y responsable de cuanto está
aconteciendo debería concluir en dos datos curiosos: que la Ley del Concierto
Económico actualmente vigente fue firmada por José María Aznar tras haberla
negociado con el PNV, y que la Ley que regula el cálculo del Cupo mediante una
farragosa fórmula que fue pactada entre los dos Gobiernos, -vasco y central-,
ha caducado hace casi cinco años, ya debería haber sido renovada, y solo ha
sido prorrogada ante la falta de acuerdo entre los gobiernos concernidos.
O sea que lo que se está reivindicando cuando se pide que se
“recalcule” el Cupo sólo es que se lleve a efecto lo que tenía que haberse
acordado hace casi cinco años. Si tan convencido está el nacionalismo de que el
Cupo que paga actualmente está ajustado e, incluso, es superior al estipulado por
la Ley, nada será mejor que sentarse en una mesa y tirar de datos, de cifras y
de calculadora…
… Y dejar de marear la perdiz para que los tertulianos no
parezcan soldados aturdidos y asustados que disparan a todo lo que se menea. Y
sobre todo para que no saquen esa conclusión tan gratuita de que PP y PSE(PSOE)
no tienen criterio para gobernar las cosas de aquí (que es como llaman a la
política vasca).
Fdo. JOSU MONTALBAN