UNA ESCUETA Y BÁSICA REFLEXIÓN…
… sobre la Propiedad privada.
La noticia que acabo de leer en un diario de gran tirada es
fácil de interpretar: “Amancio Ortega pugna con Bill Gates por ser el hombre
más rico del Mundo”. (En el mismo día hay otro diario que encabeza su
información con “Amancio ortega, el hombre más rico del Mundo, según Forbes”.
Ambas noticias son reales porque, al final, el detalle de ambas solo tiene que
ver con el hecho de que determinados bursátiles de última hora hicieron
fluctuar las fortunas de Gates y Ortega a la hora de definir quién de los dos
es el más rico. ¡Qué más da! Me voy a quedar con quien más cerca está de mí es
decir con Amancio Ortega, pero no precisamente para hacer una semblanza suya
sino para sacar una conclusión tan sencilla como definitiva: la propiedad
privada, en un sistema capitalista como el que nos atañe, puede degenerar en
una flagrante e insoportable injusticia.
Si la “propiedad” es la “facultad o el derecho a poseer algo,
dentro de los límites de la ley”, si Ortega ha sido capaz de amasar la terrible
fortuna que posee, ha de ser porque la Ley ha sido poco estricta o, en todo
caso, no se ha puesto al servicio de todos los ciudadanos por igual. Forbes ha
hecho público el ranking de los más ricos. El patrimonio de Amancio Ortega,
contabilizando sus bienes inmuebles, sus inversiones en Bolsa y sus propiedades
empresariales, llega a 71.700 millones de euros, que puestos en pesetas, -que
sigue siendo la unidad monetaria que usan tantos millones de españoles pobres o
humildes-, son casi dos billones (con “b”, no con “m”) de ellas. No es extraño,
por tanto, que aparezca en las fotos que ilustran la noticia con una sonrisa de
oreja a oreja, las manos en los bolsillos y una oronda panza, que son los
símbolos que identifican a los satisfechos.
Yo no sé si este hombre está preocupado por algo, porque para
más inri su hija Sandra tiene el futuro solucionado, al menos en el aspecto
económico, con su fortuna, conquistada o heredada, de 7.200 millones de euros.
No parece estar preocupado, pero muchos de sus compatriotas españoles sí están
preocupados, no en vano hay en España más de un 20% de personas por debajo del
umbral de la pobreza. De cualquier modo, cuando no se controlan ciertos
comportamientos, que permiten almacenar fortunas de esta dimensión deberemos
convenir en que el sistema socioeconómico es tan injusto como inadecuado.
La injusticia inherente al mismo sistema pretender ser
contrarrestada mediante acciones caritativas y solidarias, protagonizadas por
los mismos favorecidos, que siendo encomiables y útiles para ganar la gloria
del cielo, no deberían ser admitidas aquí en la Tierra. Por ejemplo Ortega
anunció hace algunos días una donación de 17 millones de euros para financiar
los tratamientos de cáncer en la sanidad pública gallega. Nada puede aducirse
en contra, pero este tipo de donaciones, que acarrearán beneficios fiscales
para el propio donante, no disminuyen la gravedad del problema, que no es otro
que el que deriva del hecho de que en medio de una crisis económica que afecta
a todo lo público, el patrimonio privado de una sola persona sea tan
desmesurado.
Sería interesante conocer de qué modo ha hecho esta fortuna
Amancio Ortega, y saber qué piensa de sí mismo, qué piensa de su gran fortuna,
y si la considera justa o injusta a tenor de la situación actual que atosiga a
tantos españoles. Y sería muy interesante conocer al detalle de qué modo cumple
Ortega sus obligaciones fiscales. No lo escribo con ánimo condenatorio, sino
por simple curiosidad. Sin otra pretensión añadida. Eso sí, he puesto en
números lo que los diarios han puesto en letra para que los lectores se den
cuenta de lo extraordinario de la cantidad. La fortuna de Amancio Ortega es de
71.700.000.000´- euros, que traducidos a pesetas se convierten en 11.928.876.200.000´-
pesetas. Lo cual alcanzaría para abonar durante casi seis millones de años a
alguien que ganara un sueldo de mil euros mensuales. Como se puede ver se trata
de cifras que no son comprensibles. Por eso precisamente me permito afirmar que
este hecho tan desmesurado, -la fortuna de Amancio Ortega-, sólo responde a un
sistema económico perverso, injusto y brutal. Además de inhumano.
Fdo. JOSU MONTALBAN