26J:
RESUELTAS LAS DUDAS
El 26J ya ha pasado y el balance no ha podido ser más triste
para las izquierdas españolas. La derecha no sólo ha ganado poder y
consistencia (14 escaños más) sino que se ha impuesto a la nueva derecha
emergente, Ciudadanos, a la que le ha “chuleado” ocho escaños. Las izquierdas,
empeñadas en su tradicional lucha intestina, han claudicado porque la
estrategia suicida de IU ha terminado como cabía esperar, es decir en suicidio,
y Podemos apenas ha servido para facilitar el arma al suicida Garzón. Y, ¿qué
decir del PSOE? Que ha conseguido seguir en la segunda posición, -que no es
poco teniendo en cuenta las amenazas-, aunque sufriendo un retroceso importante
(cinco escaños), lo cual ha sido inevitable tras una campaña desarrollada con
la vista puesta en el espejo retrovisor, obsesionado por la amenaza de Pablo
Iglesias (Turrión, que no Posse) y Alberto Garzón que con la disculpa de
adelantar al PP tenían como objetivo inmediato convertir al PSOE en una
reliquia.
Las izquierdas siempre han adolecido de ciertas dosis de
“prematuridad”. En muchas ocasiones empiezan a ver los resultados positivos de
sus acciones antes de haber consolidado los métodos y las estrategias para
conseguirlos. Peor aún, son capaces de emplearse con toda su violencia en la
lucha de las izquierdas entre sí sin apercibirse de que la lucha eficaz y útil
ha de estar en la discusión entre la derecha y la izquierda. Se entregan tanto
a un falso purismo interior que olvidan dónde están realmente los adversarios o
enemigos. De modo que ahora urge plantear el futuro, el inmediato y el otro, a
medio plazo, para recuperar las posiciones, consolidar las ideas y proyectos y
volver a la lucha, eso sí, con la lección muy bien aprendida.
Ahora, a negociar, porque la mayoría del PP no es suficiente.
Sin embargo, tras escuchar a los líderes políticos durante la campaña,
obsesionados en decir que interpretarían y seguirían lo que los ciudadanos y
electores les dictaran, solo cabe una actitud: permitir que el triunfador
indiscutible, PP, sea quien gobierne, por dos razones, porque los ciudadanos
así lo han dispuesto, y porque la zafiedad de Pablo Iglesias y de Alberto
Garzón así lo han facilitado. ¿Para qué más reflexiones? La derecha a gobernar
y las izquierdas a oponerse, al rincón de meditar, para que las próximas
elecciones, dentro de cuatro años, no las sorprendan otra vez avituallándose y
más entregados a la euforia que al recto discernimiento y juicio.
No cabe ninguna alternativa de izquierdas porque la
aritmética, que es una ciencia exacta, no lo permite. Y, además, porque algunas
izquierdas se han mostrado indispuestas para construir una Izquierda amplia y
útil que podamos escribir con letras mayúsculas. Queda la esperanza de que las
izquierdas, que lo necesitan, aprendan de sus propios errores. En la noche del
domingo se han producido dos escenas esclarecedoras. Frente a la sede del PP,
en la calle Génova, con Rajoy asomado a un balcón engalanado para el momento,
los fieles del PP han agitado sus banderolas azules, al lado de otras
rojigualdas, coreando con entusiasmo el slogan de Podemos: “Sí se puede”. Por
su parte, en otra plaza de Madrid, Pablo Iglesias el “derrotado” ha pronunciado
un discurso “mitinero” mucho más apropiado para pedir el voto que para
justificar los votos que los ciudadanos le han negado, y por si fuera poco,
puño en alto, la han emprendido con canciones de lucha propias del rojerío, más
lógicas para otros momentos, de enardecimiento y pasión, y no de ese momento de
derrota y abatimiento.
Vivimos una especie de vida al revés. Revolucionarios
vestidos de Dolce & Gabbana aprietan el puño para reivindicar nada, después
de haberse declarado ambidiestros, marxistas-leninistas y socialdemócratas,
según cuadrara para la ocasión. Líderes conservadores premiados con otros
cuatro años de gobierno tras haber sido sorprendidos robando lo que nos
pertenecía a todos, a manos llenas. ¡La vida al revés!
El entusiasmo es algo útil y bello, pero si se expresa en
momentos más apropiados para el abatimiento y la reflexión subsiguiente, se
convierte en una impostura absurda. Decía Tierno Galván que a él le gustaba
reflexionar del mismo modo que las gallinas usan para beber agua, tomándola con
el pico y elevando la cabeza y la mirada al cielo para pensar mientras tanto. A
lo derrotados de “Unidos Podemos” les gusta más la euforia impostada que la
reflexión metódica y responsable. Lo malo es que, de ese modo, no han sido
capaces de darse cuenta de que se han cargado la Izquierda… De momento.
Fdo. JOSU MONTALBÁN