EL FRACASO DE LA POLÍTICA Y DE
LOS POLÍTICOS
¿Es la Política la que se aleja
de los ciudadanos o son ellos los que se alejan de la Política? Mejor aún,
puesto que la Política la desarrollan y ejercen los políticos, ¿son éstos los
que abandonan a los ciudadanos o es al revés? Andando por la calle, escuchando
lo que se dice en todos los ámbitos yo, que creo que soy una persona informada,
no tengo dudas de que la Política se ha convertido en un refugio para muchos
débiles de espíritu, y obcecados, que abandonan el fin que toda Política
implica, -gobernar a los pueblos y a sus gentes-, para enfatizar en exceso el
ejercicio del poder. Gobierno y poder son dos cosas muy diferentes, mientras el
primero requiere de responsabilidad y autoridad moral, que vienen precedidos
por la autorización de las urnas para desarrollarlas, el poder casi siempre
procede de una lectura artera y egoísta de los resultados electorales, como si
estos justificaran posteriormente cualquier comportamiento. Tal está ocurriendo
ahora mismo en España, porque los resultados de las Elecciones del 20D no
fueron suficientemente expeditos.
Pero no solo eso. ¿Alguien
dudaba, acaso, de que aquellos resultados tan enrevesados no fueran a
producirse? Todos sabíamos que se ofrecería un abanico de posibilidades pero,
sobre todo, que las amalgamas necesarias para formar gobierno no podrían ser
homogéneas, -de derechas o de izquierdas-, porque los mensajes transmitidos por
los líderes durante la campaña lo habían dejado claro: empeñados en captar votos
habían despreciado los apoyos responsables, despreciando los posibles votos de
personas fronterizas a sus formaciones e ideologías. Previamente los líderes
(¿?) ya se habían propuesto establecer líneas rojas que fortalecían su
condición en sus propios partidos, pero debilitaban sus liderazgos en la
sociedad, lo cual les ha convertido, a la postre, en intransigentes líderes que
aspiran mucho más al poder que al gobierno.
Dentro de cinco horas,
aproximadamente, Pedro Sánchez va a pronunciar su discurso de investidura.
Acude a él con un documento avalado por Ciudadanos que reúne a su alrededor a
130 Diputados, más o menos. Lo demás, en el Congreso de los Diputados, serán
espaldas, noes y desprecios. (No parece que vayan a cambiar las previsiones en
tan escaso tiempo). ¿Es bueno empeñarse en un “negocio” abocado al fracaso? Sin
embargo, será bueno que comentaristas, periodistas, politólogos y demás
analicen con detenimiento la evolución de los hechos a partir de la noche del
20D. Fue una noche de consuelo para PP y PSOE porque mantuvieron sus
posiciones, aunque diezmados en apoyos. Lo fue también de euforia desatada para
Podemos, que irrumpía en el Congreso con mucha fuerza. Y lo fue de euforia,
pero defraudada, para Ciudadanos que se situó cuarta con cuarenta diputados,
imprescindibles para conformar cualquier mayoría válida. ¿Qué ha pasado
después? Que algunos han convertido el consuelo en justificación para la
derrota, y otros han convertido la euforia en soberbia. Es así como hemos
llegado a una ceremonia de Investidura de la que todos saldrán defraudados. No
habrá, realmente, vencedores ni derrotados, aunque todos jueguen a colgar el
“sanbenito” a los otros.
¿Quién pierde en esta Investidura
si, como se prevé, no culmina con éxito? El primero de todos, claro está, el
que se somete a ella, Pedro Sánchez, pero no quedan ahí los perjuicios. Pierda
la Democracia en que vivimos porque no ha sido tenida en cuenta por parte de
los líderes litigantes. Pierden las Instituciones democráticas porque siguen
sin timón o, como poco, sin timonel. Pierde el Jefe del Estado español que no
previó el fracaso y ordenó iniciar una travesía tan poco esperanzadora. Pierde
la Política que, administrada por egoístas intransigentes, no ha servido para
suavizar los rigores de los endiablados resultados electorales. Y pierden los
ciudadanos, y la sociedad en general, porque pueden retroceder hasta un
pesimismo enfermizo que les lleve a la melancolía. En resumen, pierde la
calidad de vida que vivimos todos, porque quienes deben suavizar sus excesos y
humanizarla desde la Política, viven sumergidos en una lucha sin cuartel que
convierte el ejercicio de la Política en una guerra, y a los políticos en
fatuos guerreros.
Si nadie lo remedia, (las doce
del martes, ahora mismo), queda solo un día para que se consuma el primer
fracaso serio de nuestra Democracia “post-franquista”. Lo siento mucho. Lloro
por ello. Son demasiados pasos perdidos los que se han venido dando desde el
20D. Lo peor será que se trate de pasos en dirección al abismo.
FDO. JOSU
MONTALBAN