¡SEAMOS SENSATOS!
“Creo
en la madurez, el equilibrio y la sensatez del pueblo español”, ha dicho Rajoy
como prólogo a su anuncio de que los Presupuestos que va a presentar al final
del mes de Marzo van a ser extremadamente duros. Para decir esto a elegido Roma
y ha escogido una buena compañía, el presidente italiano Mario Monti. Rajoy
ganó con mucha holgura las elecciones españolas, pero inmediatamente se ha
puesto en manos de gentes y poderes ajenos a nuestra nación. Con qué ideas e
intenciones ha acudido a los dominios de Merkel, Sarkozy, Cameron o Monti no lo
sabemos. . Lo que hemos sabido ha sido que durante casi dos meses ha
permanecido callado, al parecer pergeñando y organizando las tres grandes
reformas con que ha silenciado a los españoles: fiscal, financiera y laboral.
Digo “silenciado”, a pesar de que varios millones de de ellos hayan salido a la
calle a protestar por el hachazo laboral mientras los empresarios, satisfechos
y carcajeantes, han visto pasar a las hordas vociferantes con la complacencia
de saberse vencedores.
Vencedores,
sí, porque el Gobierno está solamente de su lado, hasta tal punto que Rajoy ya
ha advertido al PSOE y a los Sindicatos que se van a quedar “solos”. La derecha
española se sabe dueña y señora del cotarro con su mayoría parlamentaria, y
está dispuesta a pasar el rodillo convencida de que so objetivo empieza y
termina en lo que el Capital y los capitalistas le insinúen. Los descuidos
dialécticos de Rajoy (“esto me va a costar una huelga general”) y de De Guindos
(“una reforma laboral extremadamente agresiva”) ante micrófonos igualmente
descuidados, ya no parecen casuales. Ni es casual el hermetismo y el ceño
fruncido y adusto del Ministro De Guindos como preámbulo del oficialismo de
Rajoy. Ambos interpretan el mismo libreto, cuyo desenlace inevitable no es el
rigor científico sino ese otro rigor, ese frío intenso que ha entrado de
improviso a tantos españoles que ven reducidos sus derechos, logrados en base a
muchos años de lucha y trabajo.
Como
se avecinan nuevos golpes de hacha, Rajoy no ha dudado en piropearnos apelando
a nuestra sensatez. “Va a ser un año muy difícil”, ha dicho ante un Mario
Monti entusiasmado que ha valorado como
positivas las medidas tomadas por España. ¿Podía esperarse otra cosa? Menos mal
que no se ha excedido en su veredicto porque, a nada que hubiera insinuado su
insuficiencia, Rajoy hubiera admitido sus errores y hubiera obrado en
consecuencia. Porque Monti se ha convertido en el embajador de los Mercados, no
solo en Italia sino en toda Europa. Ah, y en un aviso a navegantes, porque
Monti preside Italia sin haberse presentado a las Elecciones ni haberse
impacientado en un proceso selectivo. Retiraron al presidente elegido
democráticamente y pusieron a él en su lugar olvidándose de la democracia. No
hay por qué concluir que se trata de una dictadura pura y dura, pero los
Mercados vienen imponiendo sus dictados con la misma implacabilidad que los
dictadores, de modo que ya son demasiados los gobiernos,´-el español entre
ellos-, que no dudan en ser cómplices de tal dictadura.
Rajoy
confía en la sensatez del pueblo español, es decir, en su prudencia, en su buen
juicio, en su cordura, en su cautela y en su moderación. Cuando el Presidente
Zapatero tomó medidas en parecido dirección a las suyas, Rajoy y sus más
íntimos colaboradores no fueron nada sensatos porque convirtieron el Congreso
de los Diputados en un Patio de Monipodio, destinado a debilitar
desvergonzadamente la credibilidad de España. Ni en el fondo ni en la forma
mostraron el más mínimo rasgo de sensatez, porque el objetivo nunca fue ayudar
a los españoles a “entender las decisiones y las cosas que tenemos que hacer”,
como ahora pregona, sino sembrar la cizaña y enfrentar a los españoles entre
sí. Es curioso que en su actual anuncio haya advertido que “menos las
pensiones, todas las demás partidas las hemos bajado o las podemos bajar”,
después de que su primera reforma fiscal incidiera en las clases medias y bajas
de tal modo que algunas pensiones sensiblemente insuficientes se van a quedar
en un 0,25% de aumento, tras el anuncio del Gobierno de que las pensiones
subirán un 1%.
Acabemos.
Seamos sensatos. Soportemos estoicamente cuanto se nos viene encima, pero
reflexionemos, porque la sensatez se ejercita de modo bien diferente según sean
las circunstancias que involucren a cada cual. ¿Es sensato confiar en quien,
como Rajoy, considera que el trabajador ha de ser únicamente un badulaque al
servicio del empresario? ¿Es sensato reducir el importe que debe recibir el
trabajador enfermo que se siente imposibilitado para acudir al tajo, aduciendo
que desconfía de la veracidad de los hechos? ¿Es sensato admitir que un periodo
de prueba en un trabajo pueda ser de doce meses, lo que facilitara la expulsión
del trabajador sin indemnización ninguna? ¿Es sensato dejar en manos de los
empresarios un instrumento tan arbitrario como la previsión de menores
beneficios, o pérdidas, para reducir las plantillas? ¿Es sensato empobrecer más
aún a quienes ya son pobres o están amenazados de serlo? ¿Es sensato caminar
hacia una estructura social más desequilibrada, en la que una tercera parte está
en riesgo evidente de sucumbir en los pozos de la pobreza, mientras las grandes
fortunas crecen y crecen y crecen?
¡Sr.
Rajoy! Cuando recurre a la sensatez de los españoles debe tener en cuenta que
la primera sensatez que debe ser requerida ha de ser la suya. También la
sensatez de los miembros de su Gobierno. Todas las decisiones, más o menos
acertadas, deben ir sustentadas en las mismas bases, en los mismos valores y en
los mismos conceptos. Por ejemplo, ¿por qué la estrechez del embudo se dirige a
los “sensatos” ciudadanos a los que se les imponen las reglas y preceptos,
mientras la anchura se destina a las clases acomodadas y a los Bancos, a los
que no se les imponen las medidas sino que sólo les son sugeridas? ¿Por qué a
los Bancos no se les obliga a aceptar la Dación en Pago en los desahucios de
viviendas mientras a los afectados se les obliga a aceptar deudas escandalosas
que les hunden económica, moral y socialmente?
¡Sí,
Sr. Rajoy! ¡Seamos sensatos!...Y sobre todo, ¡sea usted sensato!
Fdo. JOSU MONTALBAN