EL PODER DEL MIEDO
Desde que la gente sabe que volveremos a las urnas el 26 de
Junio, porque las urnas del 20 de Diciembre depararon unos resultados que los
líderes políticos y sus partidos no han sabido aprovechar, son muchas las
personas que me interpelan para preguntarme: “¿y ahora qué?”. Y yo respondo
como buenamente puedo, intentando poner nombre y apellidos a la incertidumbre.
Quienes me preguntan ya tienen forjada en su cabeza una respuesta que
normalmente no tiene otra base científica que lo que han ido sembrando los
múltiples sondeos y encuestas que se han venido realizando desde el pasado 20D.
Los sondeos auguran un futuro muy parecido al pasado. De poco les va a servir a
los líderes los cuatro meses de deambulación dialéctica en que, en lugar de
procurar un acuerdo más o menos válido, se han dedicado a hacer electoralismo
haciendo propuestas en el Congreso de los Diputados cuya tramitación ha chocado
frontalmente con el propio Reglamento de la Cámara.
Yo siempre les respondo que, aunque los resultados no vayan a
depararnos cambios importantes, la lectura que se haga de ellos va a ser muy
diferente, que los líderes no se van a enrolar en aventuras inciertas ni van a
afrontar travesías arriesgadas que no lleven a un destino apetecible. Incluso,
que habrá más de uno que caiga en la melancolía al ver los nuevos resultados si
son parecidos a los del 20D, porque eso será señal inequívoca de que los
electores no habrán tenido en cuenta las actitudes y desvelos de los cuatro
meses de porfías entre los líderes. Se da la circunstancia de que los menos
leídos e informados, es decir los que pasan las páginas de los periódicos a la
carrera leyendo únicamente los titulares, o los que ven los telediarios a la
vez que descabezan un sueño, también opinan y tienen hecho su cálculo. En
resumen que el 26 de Junio todo será parecido, pero el PSOE quizás baje un
poco, como Podemos (aunque fagocite a IU), mientras C´s tal vez suba un poco.
¿Y el PP?
He ahí la incógnita. Nadie puede entender que el PP pueda
llegar a mantener su apoyo electoral teniendo en cuenta la proliferación de
corruptelas, y corrupciones, aparecidas en sus filas en los últimos tiempos,
que vienen a sumarse a otras muchas más que han ido apareciendo a lo largo de
la legislatura. Por si fuera poco el ejercicio de gobierno durante los últimos
cuatro años ha estado caracterizado por la toma de medidas drásticas en el
orden económico y social, que han acrecentado la desigualdad y han puesto las
tasas de pobreza en niveles insoportables. Pues bien la pasividad de Rajoy, que
se ha desentendido de casi todo, que ha dejado las responsabilidades suyas en
manos de otros, que se ha entregado a la desidia y a la molicie, va a ser
premiada, por acción o por omisión, en un caso por los miedosos y en otro por
esos filósofos modernos que siguen el “sabio” designio del dicho “virgencita,
virgencita, que me quede como estoy”.
Nunca como en estas ocasiones resulta tan trascendental el
poder del miedo, sobre todo cuando el empleo está en horas bajas, cuando son
tantos los trabajadores precarios o los que llevan años y años percibiendo
ayudas sociales y subsidios mientras sus oficios y conocimientos se aviejan y
deterioran de tal modo que salen despedidos del mercado de trabajo para
siempre. Apuntalándose en ese miedo que atenaza los razonamientos y hace
cobardes a los valientes, el capital deambula, igualmente temeroso, en manos de
unos capitalistas voraces que no están dispuestos a ponerlo al servicio de las
personas, pero sí al servicio de la Economía. Este comportamiento tan
irracional como incomprensible es el que hace que unos datos como los
aparecidos en la víspera del Primero de Mayo, en que la Economía resiste
mientras los números relativos al empleo caen peligrosamente, hayan sido
valorados tan positivamente por Rajoy, De Guindos, Montoro e, incluso, Fátima
Báñez.
José Luis Sampedro, el gran filósofo de los últimos años del
franquismo y primeros de la Transición, recomendaba el estoicismo, que fue una
doctrina diseñada por Zenón, que ayuda a soportar la austeridad que el sistema
y los poderosos imponen. Tal como propugnaba Sampedro, “la austeridad es triste
cuando te la imponen”. El PP ha gobernado durante los últimos cuatro años
infligiendo un castigo demasiado riguroso a los más humildes, presentando la
austeridad como imprescindible para todos, pero las grandes fortunas han
aumentado sus beneficios, convirtiendo a los ricos en riquísimos, mientras las
capas más humildes de la sociedad han sufrido con gran vehemencia los rigores
de la crisis, en muchos casos siendo tachados de culpables y responsables de
ella por “haber vivido por encima de sus posibilidades”.
Que han gastado en exceso. Que se han endeudado más de lo que
podían soportar. Que han sido unos manirrotos en la gestión de sus economías
familiares… Mientras se extendían estas letanías en las calles, las entidades
financieras facilitaban créditos, necesarios o innecesarios, que no estaban
dirigidos a hacer halagüeñas las vidas de los humildes, sino a enriquecer
mediante arteras prácticas a los Bancos y a las entidades financieras.
Empeñados en ejercer el más grosero capitalismo, y auxiliados por un Gobierno
especulador a ultranza, como lo ha sido el del PP, los ricos se han alzado con
la victoria a costa de todos los demás. Hoy en día los derechos humanos se han
convertido en mercancías. Como tal se compran y se venden, se comercia con
ellos. Como ha hecho el PP, la rebaja de las coberturas sociales ha convertido
a algunos servicios incuestionables como el cuidado de niños y ancianos, la
salud, la educación, las pensiones o las atenciones a los desempleados, en
mercancías que se compran y se venden, sometidas a los vaivenes de la economía.
El capitalismo, del que el PP es el más firme baluarte, se ha
adueñado del capital y le ha puesto al servicio de los capitalistas, que son
ellos mismos. Lo malo es que la gran mayoría de sus votantes no son ricos sino
miedosos. Es el poder del miedo, amparado por la propaganda engañosa de los más
poderosos económicamente, el que hace que sean tantos los pobres resignados a vivir
de las migajas que caen de las mesas de los ricos.
No hay ninguna otra razón que justifique el hecho de que
pueda volver a ganar las Elecciones del 26 de Junio el PP.
Fdo. JOSU MONTALBAN