“¡SÍ SE PUEDE!”…
… O la Balada de la Cerveza.
Ya se ha firmado el acuerdo entre Pablo Iglesias y Alberto
Garzón para concurrir en las Elecciones Generales del 26J. los resultados
obtenidos por IU en las Elecciones del Diciembre han sido premonitorios.
Alberto Garzón (A.G.), antes de convertirse en el dirigente que asistiera al
último finiquito del Partido Comunista en su última modalidad, es decir IU, ha
preferido participar en este “sálvese quien pueda” poniéndose en brazos de un
depredador que con anterioridad le había negado hasta el aire. De modo que esta
última confluencia de IU en Podemos no es equiparable a las anteriores sino que
es, sobre todo, el acta de defunción de IU.
Y yo lo siento mucho, porque IU procede del PCE, un partido
ya casi centenario que jugó un papel trascendental en la Transición española,
tras la muerte del dictador Franco. Aunque es verdad que la evolución desde entonces ha sido algo
tumultuosa, hasta tener que abandonar las siglas clásicas, la Historia del
comunismo español, desde su legalización del 9 de Abril de 1977, ha sido
interesante y fundamental en la configuración y funcionamiento de toda la
Izquierda española. Por eso resulta especialmente triste para mí que A.G. se
haya dejado engullir por el voraz Pablo Iglesias (P.I.), y que haya aceptado el
ritual y la parafernalia que ha acompañado al acto. La memoria es quebradiza,
quizás Garzón se haya olvidado de los calificativos que le dedicó P.I.:
“cenizo, pitufo gruñón, típico izquierdista tristón…”. Pero de cuanto ha
trascendido a las informaciones, solo el reparto de los sillones y del dinero
que les pueda corresponder en base a los resultados que obtengan han merecido
la pena. Del contenido político del acuerdo, nada de nada. Solamente lo mismo
que provocó el rechazo de IU a la “fusión” en vísperas del 20D, de modo que es
el momento de recordar las palabras de P.I.: “Vosotros sois cultos y os encanta
recoceros en esa especie de cultura de la derrota. El típico izquierdismo
tristón, aburrido, amargado… la lucidez del pesimismo. No se puede cambiar
nada, aquí la gente es imbécil y va a votar a Ciudadanos, pero yo prefiero
estar con mi 5%, mi bandera roja y mi no sé qué. Me parece respetable, pero a
mí dejadme en paz…”. (Este rapapolvos que Iglesias dedicó a Garzón, aún está
presente en muchas mentes que se hacen cruces ante el desenlace del nuevo
noviazgo).
Ahora sin embargo es tiempo para la euforia y la desmesura. A
IU le ha tendido una trampa Podemos, o mejor, a A.G. le ha tendido una trampa
P.I. . De poco han servido los consejos (regañinas) de Llamazares o de Cayo
Lara, que han advertido a A. G. que este acuerdo constituye el fin prematuro de
IU. Para los actuales dirigentes de IU ha sido más importante la rabia
acumulada por Julio Anguita que los criterios juiciosos de los últimos
representantes de IU en el Congreso. Pero sobre todo lo importante ha sido el
ritual utilizado, al más puro modelo rimbombante y churrigueresco al que nos tiene
acostumbrados P.I. .
En principio Pablo Iglesias buscó un lugar emblemático para
hacer funcionar los flashes de los fotógrafos. Al estilo del saludo que propinó
a Pedro Sánchez en el patio del Congreso de los Diputados, propinó un abrazo
enfervorizado a Alberto Garzón en medio de la gran plaza de la Puerta del Sol.
Puesto a buscar similitudes el atornillado abrazo bien pudo haber acabado como
el que dio a Doménech en medio del Congreso, cuando el catalán regresaba de la
tribuna de oradores. Que P.I. no se desbordara en la Puerta del Sol, dando un
beso en la boca a A.G. solo pudo obedecer al hecho de que el comunista de IU no
tiene hechuras de atrevido y exhibe una timidez evidente.
Por eso, y por obediente, acudió A.G. a la Sala Mirador, en
el barrio madrileño de Lavapiés, donde Podemos y P.I. tienen su base de
operaciones. Y allí fue el delirio, en presencia de la ex de IU Tania Sánchez a
P.I. no se le ocurrió otra cosa que ofrecer a Alberto una recompensa: “¿Qué,
Alberto, una cerveza? Y así, cerveza en ristre, al modo como el Quijote tomaba
su lanza inservible para sus grandes hazañas, posaron para la prensa mientras
P.I. pronunciaba su plática, para nada compaginada con las palabras de Garzón
que, curiosamente, no existieron o no han trascendido a la prensa ni a las
informaciones.
Lo que sí trascendió fueron los gritos de los “podemitas”
asistentes. Los “sísepuede” llenaron la Sala llegando a contagiar al mismísimo
Alberto Garzón que, imitando a aquellas “gentes”, prorrumpió en “sísepuedes”
pronunciados con pasión y apasionamiento. Era uno más. Nadie sabía que era el
máximo dirigente de IU. Incluso él lo había olvidado. En el salón Mirador, de
Lavapiés, nadie sabía que aquel muchacho era comunista. Y casi nadie sabía que
existía Izquierda Unida.
Fdo. JOSU MONTALBAN