EL PSE Y EUSKADI
Según una encuesta de “EITBfocus”, cuyos planteamientos de
partida no conozco, más de un 45% de los vascos piensa que Urkullu será el
próximo Lehendakari. Del mismo modo es él el único líder que aprueba en su
valoración, quedando los demás por debajo del aprobado. Lo peculiar de la
encuesta es que más de un 40% de los preguntados no se pronuncia en ningún
sentido. Esta alta abstención desvirtúa el sentido de los resultados porque,
además, los encuestados no han tenido la opción de votar sobre Podemos o
Ciudadanos que aún no han nombrado sus representantes ni sus cabezas de lista
para las próximas Elecciones autonómicas. Sin embargo hay una manifestación
evidente en relación con los posibles resultados del PSE. Según la referida
encuesta los escaños que puede obtener caen hasta más o menos la mitad de los
que actualmente tiene, y su líder Idoia Mendía, que debutará como candidata, solo
es deseada como Lehendakari por apenas el 3% de los encuestados, siempre
teniendo en cuenta que cerca de un 50% no se ha expresado en ninguna dirección.
Resulta realmente contradictorio que el PSE sea percibido de
tal manera, tan precariamente. El PSE es el único partido vasco que ha
ostentado la Lehendakaritza aparte del PNV, y cabe decir que su corta
legislatura, con Patxi López a la cabeza, supuso el comienzo del fin de ETA. Da
la impresión de que los vascos no valoran en su justa medida este logro, que no
fue obra exclusiva del Gobierno socialista, aunque el riesgo asumido por el
Gobierno de Patxi López es digno de una altísima valoración. Igualmente el PSE
ostentó la Presidencia del Consejo General Vasco (Ramón Rubial), que supuso el
primer paso dado para la implantación de la Democracia que disfrutamos
actualmente. Y, para completar, el PSE ha formado parte de diferentes gobiernos
de coalición con el PNV, o ha apoyado la estabilidad de Gobiernos nacionalistas
en minoría durante la mayoría del tiempo de democracia en Euskadi.
Más aún, no han de ser interpretados como meritorios los
socialistas asesinados por ETA, principalmente porque todos ellos murieron en
contra de su voluntad, pero el precio que el PSE ha pagado por la pacificación
de Euskadi, en vidas humanas, ha sido altísimo.
Y en este punto surge una pregunta de difícil respuesta: ¿qué
ha pasado para que un partido histórico haya caído de tal manera en el grado de
aceptación de los votantes vascos? No creo que haya demasiados expertos capaces
de responder. Porque además el elenco de socialistas vascos que han formado
parte de los sucesivos Gobiernos no han ofrecido dudas: Benegas, Jáuregi,
Buesa, Recalde, Freire, González Orús, Maturana, Bengoa, Zabaleta, etc… (por
nombrar solamente a unos pocos de todos ellos), todo lo contrario, ayudaron en
los periodos en que el PNV titubeaba agitado por movimientos impetuosos que
tenían lugar en sus propias entrañas. Cada vez que el nacionalismo democrático
lo ha requerido el PSE ha acudido en su socorro para calmar las aguas que
golpeaban tanto a la nave vasca que llegó en varias ocasiones a amenazar
naufragios. Sin embargo ya nadie tiene en cuenta eso y da la impresión de que,
como dijo en una ocasión Arzallus, el PNV recoge las nueces que caen del árbol
que ha agitado ETA, pero también ha recogido las nueces que han caído del árbol
social que agitaban los nuevos tiempos bajo el cuidado de los socialistas
vascos.
La Sanidad y la Educación vascas tienen el sello socialista
(Freire y Buesa fueron los brillantes impulsores de las dos). El Plan de Lucha
contra la Pobreza igualmente, como las diferentes políticas sociales fueron
siendo implantadas y han devenido en la RGI y otras políticas paralelas que nos
colocan a los vascos a la cabeza del Estado. En resumen, que el papel jugado
por el PSE en la construcción de nuestra Democracia ha sido determinante,
porque no solo lo ha sido incorporando a los ciudadanos al progreso social,
sino también atemperando los tiempos de cambio de la vieja estructura
industrial a la nueva economía durante la década de los ochenta. En aquel
tiempo los pueblos afectados por aquella brutal transformación, tan urgente
como imprescindible, que produjo paro a raudales y los consiguientes
incrementos de la pobreza, estaban siendo gobernados preferentemente por
alcaldes socialistas tanto en Guipuzkoa como en Bizkaia. Cuando todo aquello
ocurría, pocos podíamos augurar que el PSE fuera ninguneado como lo está
siendo.
¿Qué hay que hacer? Si yo lo supiera a ciencia cierta estaría
haciéndolo en lugar de estar escribiendo estas reflexiones, pero si bien es
sencillo elaborar un diagnóstico, resulta complicado y muy trabajoso decidir
cuál debe ser la terapia que se debe aplicar. En todo caso me permito alertar
que la simbiosis PNV-PSE que nos viene acompañando durante la gran parte de la
existencia de ambos partidos, corre el riesgo de ser insuficiente para
continuar gobernando en Euskadi, probablemente porque en dicha unión el pagano
principal ha sido el PSE, cuya militancia y clientela, sometida al proceso de
vasquización posterior a la muerte de Franco, -teniendo en cuenta el alto
número de emigrantes del resto de España que votaban al PSE-, empieza a pensar
siguiendo la propaganda nacionalista, que el PSE no es de aquí y, por eso,
impone lo de allá.
Siempre he echado en falta la dimensión didáctica que deben
tener los partidos políticos y sus líderes. Los partidos de izquierdas con más
razón aún. El PSE no ha podido, o no ha sabido, ejercer esa dimensión. Y tal
vez se está haciendo tarde para retomar dicho empeño. La eterna, y cómoda,
estrategia de ejercer de muleta del PNV ha sido buena para los vascos pero no
ha sido tan buena para el PSE. Pero la Historia es tozuda y se repite
constantemente en Euskadi. Se trata, por tanto, de que los vascos caigan en la
cuenta de que sin el PSE, y su vocación social de servicio, Euskadi no sería lo
que es, y los vascos y las vascas viviríamos bastante peor. Ya es hora de que
todos nos vayamos dando cuenta de ello… y demos al césar lo que es del césar y
al otro lo que es del otro (no es bueno hablar de dioses cuando se habla de
Política)
FDO. JOSU MONTALBAN