NO PASARÁN A LA HISTORIA…
¿Todos tenían la razón, tal como parecía? No, cada uno ha
hablado desde “su” verdad. Bien poco han tenido en cuenta los versos de
Machado: “¿Tu verdad? No, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya
guárdatela”. Cada cual, con su verdad a cuestas, se ha empeñado en inoculársela
a los demás, pero no solo eso. También han querido, cada cual a su manera,
inoculársela a todos los ciudadanos que votaron en el 20D con la papeleta en
una mano y “su” verdad en la otra. El fracaso en las negociaciones para la
formación del nuevo Gobierno ha tenido mucho que ver con que los cuatro líderes
llamados a relacionarse entre sí y llegar a un acuerdo, se han considerado
infalibles.
Pero la infalibilidad que no muestra razones convincentes, ni
explica convenientemente cada uno de los pasos que da, se queda en mera
intransigencia. Nuestros cuatro líderes no van a escribir sus nombres en la
Historia, o al menos no los escribirán de forma indeleble, porque no han puesto
toda la carne en el asador, porque no han asumido riesgos de calado, porque han
puesto más interés en lo espectacular que en lo eficaz y útil, porque han
tomado sus decisiones definitivas con remisión miedosa, en suma, porque no han
sabido resolver el endiablado rompecabezas que los ciudadanos les legaron en
las urnas. No era fácil resolver aquel embrollo pero, ¿para qué son los líderes
si no es para capaces de ello? De momento, a pesar del fracaso, ni uno solo se
ha atrevido a adjudicarse algo de responsabilidad en el desaguisado. La culpa
es de los otros, han dicho, por incompetentes o por poco maleables en las
discusiones. En realidad, lo que ha ocurrido ha sido que los liderazgos
actuales han sido construidos sin la cimentación ideológica debida, sobre los
fallos ajenos mucho más que sobre las virtudes propias.
Hay frases legendarias, llenas de dignidad, que a pesar de su
profundo significado en el momento en que fueron pronunciadas, no sirven en
todas las épocas o momentos, porque la Historia (las historias que llenan la
Historia), nunca se repite de forma fidedigna. Quienes han querido protagonizar
la del tiempo actual en España se han equivocado, por excesivamente rotundos o
por intransigentes. Vivimos en una Democracia que puede ser mejorada, pero solo
mediante comportamientos y actitudes democráticas. No vivimos buenos tiempos
para ningún tipo de revolución y, en todo caso, la revolución se hace con las
armas en la mano, alejados de los procedimientos democráticos, que siempre se
basan en el juego de mayorías y minorías, en el diálogo sin límites y en el
acuerdo. Cuando se pretende hacer la revolución en medio de la Democracia, se
convierte a ésta en un títere al servicio de impostores y populistas de escaso
calado y consistencia.
Durante las negociaciones algunos líderes han pronunciado
frases legendarias, -“¡No pasarán!” y “No nos moverán”-, y se han mostrado
fieles a las letras y a sus significados. No han tenido en cuenta que la
primera frase corresponde a un grito de
guerra que estuvo vigente durante la Primera Guerra Mundial en Francia, y
repitió Dolores Ibárruri durante la Guerra Civil Española. Ni han tenido en
cuenta que el “no nos moverán”, que tanto emocionó en la boca de Joan Báez,
corresponde a una canción que surgió como un mensaje de esperanza del pueblo
chileno ante el dictador Pinochet, tras el asesinato de Salvador Allende.
De modo que los líderes que han protagonizado los cuatro
meses de negociaciones baldías que no han servido para formar ni siquiera un
mal gobierno, no pasarán a la Historia, y mucho menos a la Leyenda. Solo se les
exigía responsabilidad y empeño en la labor, y ahí los comportamientos han sido
bien diferentes en unos y otros. Hay que subrayarlo, porque en las Elecciones
que tendrán lugar en Junio no pueden tener el mismo tratamiento por parte de los
ciudadanos la desidia de Rajoy o la soberbia de Pablo Iglesias, que los
denodados intentos de Pedro Sánchez, que consiguieron un acuerdo básico con el
C´s de Albert Rivera.
No pasarán a la Historia, pero lo peor será que nos quieran
condenar a todos a la histeria. Rajoy e Iglesias lo están intentando. De nuevo
es el PSOE el llamado a resolver el embrollo, a buscar una Verdad que todos
podamos compartir. El PSOE es el único que, a la vista de lo acontecido, se
merece una buena dosis de confianza.
Fdo. JOSU
MONTALBAN