EL DESBARAJUSTE
Es la palabra más atinada: Desbarajuste. La elección de la
Mesa del Congreso de los Diputados ha desembocado en un desconcierto,
precisamente cuando más necesario era concertar voluntades para intentar evitar
las terceras Elecciones en lo que irá de año. Pero el acuerdo entre el PP y C´s
para conformar una mayoría (5-4) en la Mesa del Congreso, presentado a última
hora con premeditación y alevosía, complica el futuro. No sólo porque el
acuerdo haya anulado al que ya existía, que hacía Presidente al socialista
Patxi López, sino porque complica las necesarias relaciones entre los llamados
a facilitar la investidura de Mariano Rajoy. ¿Será posible ahora una abstención
del PSOE, siquiera de algunos de sus electos, para conseguir la investidura
previa a la formación del Gobierno? Siempre es posible, pero es cada vez menos
probable, porque el acuerdo de derechas para constituir la Mesa del
Congreso ha ninguneado al PSOE, ha
ignorado que los tiempos han cambiado y demandan otras soluciones y actitudes,
y se ha olvidado de que si son necesarios al menos tres grupos políticos para
hacer un Gobierno de mayoría, -salvo para la gran coalición, tan imposible de
pergeñar-, con más razón lo serían para formar la Mesa que deberá ordenar los
debates en los nuevos tiempos.
¿A qué ha querido jugar el PP? España no está para bromas,
porque el mapa territorial se le están cayendo algunas piezas (Cataluña,
Euskadi…) y no hubiera estado nada mal un acuerdo más amplio en que tuvieran
cabida los grupos nacionalistas y regionalistas, con objeto de que se sintieran
mejor tratados por aquellos a los que
ellos les achacan que se comportan displicentemente. Por otra parte, no hubiera
supuesto ninguna muestra de debilidad o rendición que la Mesa del Congreso
fuera presidida por un partido político diferente al PP, sin embargo la
elección de una persona de la vieja guardia del PP da a entender que Mariano
Rajoy pretende compensar su debilidad con una defensa encarnizada del salón de
reuniones y debates para que nada escape al control de sus huestes de derechas.
La derecha no es mayoritaria en el Congreso. Tampoco lo es la
izquierda. Pero es verdad que las derechas, se trate de la auténtica y genuina
(PP) o de la advenediza y moderna (C´s), se avienen más fácil entre sí porque
aunar intereses, sobre todo si son económicos, resulta mucho más fácil que
hacer compatibles las ideas. Las izquierdas hallan muchas más dificultades
porque en muchos casos hay líderes de
tal a los que el poder les embauca y, una vez llegados a él, evitan riesgos
para permanecer cuanto más tiempo en él.
¿A qué ha jugado C´s? Ciertamente ha jugado peligrosamente
porque aún está fresco el documento que firmó junto al PSOE tras las Elecciones
del 20D. Aunque dijeran que al no progresar la investidura de Pedro Sánchez el
documento perdía su vigencia, las circunstancias no han variado lo suficiente
como para dejarlo enterrado en el olvido en tan poco tiempo. Si, como pudiera
ocurrir, tuvieran lugar unas terceras elecciones, C´s ya no supondrá una
alternativa de cambio. No será nada extraño que sus votantes, siguiendo la
deriva de las elecciones de Junio, se volcaran en retirarle la confianza y
votar directamente al PP, esta vez sí convencidos de que C´s es una sucursal
del PP.
¿A qué ha jugado Podemos? Como siempre, a despistar, a
provocar de ese modo unas terceras elecciones que les permitan conquistar el
paraíso. Una vez más, de contradicción en contradicción, no ha dudado en
responsabilizar al PSOE de que no sea posible un cambio para el que no dan las
matemáticas, porque no hay 176 escaños disponibles para la izquierda. Su
estrategia no ha podido ser más miserable al proponer un tercer candidato para
la Presidencia de la Mesa, Doménech, que hacía imposible la elección de Patxi
López. El descaro alcanza la desvergüenza cuando en el turno de votaciones ha
votado al socialista en la segunda votación, que se sabía tan fatua como
infructuosa. Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) puede salirse con la suya
si se celebran unas terceras elecciones porque, en el fondo, sólo persigue derrotar
al PSOE y, si fuera posible, provocar su disolución.
¿A qué ha jugado el PSOE? Creo que el juego del PSOE no ha
tenido lugar en el terreno en que han acontecido los otros, aunque su difícil
responsabilidad tras conseguir unas resultados insuficientes en las dos
ocasiones, le han resquebrajado por dentro, haciendo aflorar rencillas internas
y rivalidades entre líderes, de liderazgos muy endebles, que han cercenado la
imagen del socialismo español. El PSOE no ha jugado a nada concreto, pero ha
sido tentado por todo y por todos los jugadores. Esa ha sido su grandeza,
aunque los ciudadanos no la vean como tal. Es verdad que es el PSOE el llamado
a resolver todos los entuertos, el indicado para serenar a esta sociedad tan
inestable, encolerizada por injusticias y desigualdades, el destinado o
predestinado para resolver el desbarajuste al que nos han llevado la desidia de
Rajoy, la inanidad e inconsistencia de Rivera y la soberbia de Pablo Iglesias.
Completa el desbarajuste el hecho de que hayan aparecido diez
votos a favor de la configuración de la Mesa acordada por PP y C´s de los que
no se sabe la procedencia. Tal circunstancia obliga a definir para el futuro el
método que ha de ser usado en los procesos electorales internos de la Cámara de
los Diputados, que ha de ser abierto y explícito, en aras de la transparencia.
Así se evitaría la profusión de declaraciones de los líderes de las fuerzas
nacionalistas o regionalistas subrayando que ninguno de ellos ha sido el
protagonista de la desviación de los votos. Es decir, que también en este
detalle queda clara la debilidad de los liderazgos y la escasa calidad del
debate político. Los líderes no están dando la talla.
El desbarajuste está servido.
Fdo. JOSU MONTALBAN