LA NUEVA CASTA
Rajoy sueña con Pedro Sánchez y con el PSOE. Le ve como el
último, y único, escollo al que asir su nave a punto de naufragio. En realidad,
para él el PSOE siempre fue un peñasco de perfiles ariscos a flor de agua, pero
se ha convertido en un encalladero que tanto sirve para que el casco de la nave
se haga añicos contra él, como para ofrecer un punto firme en el que sujetar
los cabos y afianzar la nave que amenaza navegar a la deriva.
Rivera también sueña con Pedro Sánchez, pero se trata de un
sueño en negativo. No quiere acostarse con él, no quiere compartir lecho con
él, ni siquiera desea vivir sus mismas ilusiones, pero le sirve de cortafuegos.
Por una parte divulga el rumos de que “se está gestando un pacto entre PP y
PSOE”, lo cual les sirve de coartada para afirmar que Rajoy no les sirve, y que
es el PSOE el único involucrado, junto al PP, en la normalización de la
situación, pues solo ellos dos (PP y PSOE) pueden alcanzar la mayoría necesaria
por sí mismos. Ha dicho Rivera que esta conclusión obedece a “lo que va leyendo
en los periódicos”. ¿Se puede ser más simple?
Y Pablo Iglesias también sueña con Pedro Sánchez, pero su
sueño pasa por convertirle, una vez más, en el saco de sus “hostias”.
(Permitidme usar esta palabra, que no acostumbro a usar en mis artículos,
después de que el mismísimo Pablo Iglesias, Turrión, que no Posse, la haya
usado en una rueda de prensa bien concurrida). Se va a reunir con Rajoy, pero
con la convicción y la encomienda de que su respuesta será un “no” irreversible.
Su sueño es más bien una pesadilla desde que los ciudadanos le negaron el voto.
De momento ha puesto a actuar a su orfeón, o escolanía más bien. Irene Montero,
que es la actual novia de Pablo, le ha hecho la segunda voz: “Pensamos que una
gran coalición entre el PP y el PSOE sería un desastre”. Y Carolina Bescansa no
se ha quedado atrás: “Es importante que un partido tan arrinconado por la
corrupción como el PP no vuelva a gobernar”. La novia del líder ha cerrado la
reflexión: “El PSOE está en la disyuntiva entre un Gobierno del PP o un
gobierno progresista”. Ahora bien, ¿a qué considera Irene Montero un gobierno
progresista?
La verdad es que los sueños sirven para convertir a los
enanos en gigantes, a los lerdos en inteligentes, a los torpes en hábiles y,
por qué no decirlo, a las gentes normales y sencillas en auténticos imbéciles.
Los tres líderes antedichos han sufrido una transformación muy parecida. A los
españoles solo les queda la posibilidad de que unas nuevas Elecciones aclaren
el embrollo, salvo que ocurra lo que tantas veces ha ocurrido: que el PSOE
acuda, armado con su cordura y su humildad, a resolver el entuerto.
Pero las vicisitudes en que mete a los ciudadanos la Política
no se resuelven soñando sino ejerciendo la responsabilidad y la audacia a
partes iguales. A veces la responsabilidad que debe conducir los liderazgos
políticos para que sean útiles y eficaces topan con la falta de audacia, tan
necesaria para quienes quieren transformar la sociedad para que los ciudadanos
vivamos en mejores condiciones.
Cuando Podemos rechazó toda relación con C´s, que era
imprescindible por la razón incuestionable de los números para apartar al PP
del Gobierno, solo estaba mostrando su irresponsabilidad y su gran cobardía.
Algo parecido aconteció cuando C´s rechazó, sin otros remilgos ni
explicaciones, la colaboración con Podemos para, en unión del PSOE, desbancar
al PP. De modo que, desafortunadamente, quien no muestra grandes signos de
flaqueza, es decir el PSOE, se encuentra con una carga de responsabilidad
demasiado excesiva, que le infligen los irresponsables y cobardes de Podemos y
C´s.
Por eso el PSOE ha de desenfundar su arma más valiosa:
esgrimir su historia, su tradición, su dignidad y su solvencia para solucionar
la complicada encrucijada. Lo hará, enarbolando su programa, para que quien
gobierne España en los próximos cuatro años, probablemente el PP, abandone la
tozudez con que ha sometido al país y a sus gentes a sus imposiciones y
antojos. Puesto que no cabe propiciar unas nuevas Elecciones, es precisa la audacia
propia y la circunspección de los otros para seguir avanzando con la soltura
que demandan los nuevos tiempos. En suma, el PSOE debe ser audaz a la hora de
decidir su estrategia a sabiendas de que Podemos y C´s no darán ningún paso al
frente.
No es que Pablo Iglesias y Rivera sean apocados. No, tal vez
sean lo contrario. Es que les acucia una prisa tan endiablada por alcanzar el
poder que viven en una ensoñación perpetua. Para no ser “en-casta-dos”,
adolecen de cuanto denunciaron de tal manera que ya se han convertido en
miembros de la “casta” que tan despectivamente definieron. Dijo Pablo Iglesias
que “cuando utilizamos la palabra casta estamos señalando una realidad”. Tenía razón,
como bien se está viendo, ellos, los emergentes, son la auténtica “casta”.
FDO. JOSU MONTALBAN