LA CREDIBILIDAD DE LAS REDES SOCIALES
¿Qué son las Redes Sociales? ¿De dónde surgen? ¿Hasta dónde
llegan? ¿Quién las controla? ¿Cómo se controlan sus contenidos? ¿Son un medio
de comunicación fiable o son un medio perverso e incontrolable? Podría terminar
este artículo son sólo preguntas y apenas alguna respuesta, pero es preciso
responder a todas las preguntas para conformar un criterio más o menos atinado
de lo que actualmente representan las Redes Sociales. Los quioscos de venta de
periódicos apenas amontonan diarios de papel, sin embargo las pantallas de los
ordenadores están, a primeras horas de la mañana, llenas de titulares. Antes,
como ahora, lo más leído eran las letras de trazo grueso, aunque antes fueran
de tinta y ahora no lo sean.
No obstante las Redes Sociales se han convertido en un medio
de comunicación muy directo en el que uno se informa, se cartea, establece
amistades, provoca reacciones y agrede de mil formas diferentes. Al margen de
que cada modalidad o servidor puede proveer
cualquier servicio útil, también se facilitan informaciones absurdas y,
sobre todo, no faltan nunca los osados sinvergüenzas que ofrecen informaciones
absolutamente falsas. Por eso creo que la virtud que debe imperar en el uso de
las Redes cuando se introducen noticias o links diversos, ha de verse
complementada por el virtuosismo de quienes las usan para informarse. Son tan
ambiguos y diversos los usos que sólo una utilización muy responsable de ellas
las convierte en útiles y fiables.
Con motivo de la mortal cogida del torero Víctor Barrio en la
plaza de toros de Teruel los activistas antitaurinos se han pasado de rosca (al
menos los que han usado las Redes para verter obscenidades) y han convertido
las pantallas de los ordenadores en muestrarios de insultos dirigidos al
muerto, que no han aparecido siquiera cuando, en otras tragedias, los
fallecidos han sido sátrapas o dictadores mucho más perversos. Ante tales
tiranos se ha guardado silencio o, en todo caso, se han dedicado comentarios
muchos menos perversos que los utilizados con el torero. ¿Pueden caer más abajo
las Redes Sociales?
Lo evidente es que las Redes Sociales tanto acogen verdades
como mentiras, venganzas como compasiones, rigor como flojera, firmeza de ánimo
como pusilanimidad. A través de ellas se manipulan y tergiversan las
informaciones, se maquinan conspiraciones, se da soporte a mafias y grupos de
dudosos intereses, se teledirigen encuestas que reconducen la voluntad de los
votantes hacia una opción política del mismo modo que se hace la propaganda de
un artículo de venta. Y sin embargo las Redes han acogido a todos los medios de
comunicación e información, ni uno solo de los que aún publican en papel ha
renunciado a estar presente en las Redes Sociales.
Uno entra (cae) en la Red y ya está atrapado. Pero si rehúye
las Redes Sociales pierde prácticamente todos los contactos con el Mundo que le
rodea, porque se convierte inmediatamente en un ser aislado. Y por si fuera
poco se verá obligado a acudir a alguna
Red cuando acuda a efectuar una operación bancaria de pura rutina y el empleado
de la entidad le conmine a ello, porque hay trámites que requieren de ellas
para ser cumplidos.
Estamos atrapados en la Red, en las Redes, aunque
curiosamente las Redes contienen tantos riesgos como utilidades. Si las mentes
humanas, que son a la postre las que han de cuidar la veracidad de cuanto se
escribe en las Redes, no se someten a un ejercicio de confianza, y se
responsabilizan de cada cosa que divulgan, será necesario extremar las
prevenciones legislando con minuciosidad y rigor para que sirvan a fines nobles
y no a fines espurios. Hoy por hoy las Redes Sociales provocan muchas más dudas
que certezas. No solo generan incertidumbres en los remisos, sino que
convierten las mentes de los más atrevidos y descarados en recalcitrantes
agitadores de masas y conciencias, pero en muchos casos en direcciones
equivocadas.
He dicho agitadores. Sí, de esos que viven provocando la
impaciencia de los otros para llevarlos a su terreno y convertir sus mentes en
cosos en los que batallan, como si fueran gallos de pelea, la verdad y la
mentira.
FDO. JOSU MONTALBAN