sábado, 20 de octubre de 2012

EUSKADI  DESPUES  DE  ETA
Las Primeras Elecciones sin ETA de la Democracia son una incógnita
 De LAS Elecciones Autonómicas que se van a celebrar en Euskadi el 21 de Octubre hay dos aspectos reseñables: que son las primeras después del destronamiento del PNV de la Presidencia, -Lehendakaritza-, y que son las primeras elecciones que tendrán lugar sin ETA.
Digo bien, -sin ETA-, aunque haya quienes nos lo quieran poner en duda constantemente. Quienes siembran tales dudas lo hacen porque es conveniente para sus intereses electorales. El PP y UPyD intentan aprovechar los últimos resquicios que les pueden quedar en Euskadi para cosechar votos. Han optado por los votos resentidos y por hipersensibilizar al españolismo más excluyente. Es verdad que ETA no se ha disuelto y, por tanto, aún existe, aún está presente. Y es verdad que esa presencia se hace más visible de la mano de las asociaciones de víctimas, -legítimas y respetables-, y de la mano de las sucesivas asociaciones de defensa de los presos etarras que han ido surgiendo, -menos legítimas y menos respetables-. Más allá incluso de esto ha aflorado en la precampaña electoral un españolismo que el PP y UPyD espolean recurriendo al deseo independentista de una parte de la sociedad vasca. La crisis ha aireado la convicción de que si en Euskadi ataca a los vascos con menos beligerancia que en el resto de España, cabe concluir que la marca ”Euskadi”, alejada de su pertenencia a la marca “España” podría moverse por el Mundo con más posibilidades de éxito. El líder del PP Antonio Basagoiti no para de alentar . en contra de quienes creen que eso es así, acusando de “independentistas” a ultranza tanto a los afines a la Izquierda Abertzale (IA) como al PNV, cuya vocación autonomista parece evidente si quieren seguir granjeándose los apoyos de la Patronal Empresarial vasca. En esta agitación el anzuelo de UPyD pesca allí donde la vorágine enfanga más el fondo, principalmente en la franja fronteriza de las formaciones políticas.
Las encuestas parecen favorables al PNV, pero el nacionalismo atraviesa una situación complicada por más que el triunfalismo inherente a la estrategia electoral que viene desplegando intente tapar todos sus temores. Le agobian los sucesivos conflictos de su organización en Álava y le impacienta constantemente la imprevisible actitud de Egibar, que domina al PNV guipuzcoano y, error tras error, pretende doblegar a la IA guipuzcoana disputando con ella en patriotismo. Por eso el PNV ha echado mano de su máxima autoridad, Iñigo Urkullu, como candidato a Lehendakari.
Podrá llegar a serlo, pero ni las hechuras ni los aditamentos podrán convertirle en el candidato idóneo. Su liderazgo al frente de su partido ha sido construido a base de sumar adeptos de diferentes sensibilidades y de los diferentes ámbitos geográficos, pero no a partir del convencimiento en torno a sus características. Tal es así que se ve obligado a acomodar su discurso según el lugar en que se encuentre. Su discreción y su escasísima disposición para el debate público y el contraste de posiciones y pareceres le hacen más anodino de lo que es en realidad. El silencio con que viene respondiendo a la petición del Lehendakari Patxi López, para que afronte un debate con él, es una muestra de que la agenda electoral del líder del PNV está siendo ordenada por quien conoce muy bien sus características y el alcance real de sus posibilidades. Un debate público López-Urkullu sería letal para el líder del PNV porque el actual Lehendakari contará con más información, y más detallada, y el líder del PNV no sabe administrar con soltura las especulaciones, tan necesarias en este tipo de debates.
El PSE va a contar con el bagaje del Gobierno de la última legislatura. Una travesía complicada que encontró escollos ya en su comienzo. El compañero de viaje solo servía para carreras de medio fondo y la travesía precisaba a grandes fondistas que, además, fueran hábiles para burlar todo tipo de obstáculos. El PP que pactó con el PSE nunca estuvo dispuesto a culminar el trayecto, más bien se prestó para comerciar con él: se mostraría al resto de España como actor principal de la derrota del nacionalismo, añadiendo así logros al currículo del PP español que se aprestaba a hacer trizas al PSOE. Por eso nunca quiso, o al menos no puso empeño, en formar parte del Gobierno de Patxi López. Su colaboración tuvo fecha de caducidad desde el instante en que depositó su firma. El PSE, sin embargo, ha resistido con dignidad las deslealtades de su socio que fue capaz de llegar a acuerdos puntuales con el PNV para obligar al PSE a modificar leyes y normas. Ha quedado patente que en la defensa del capital y las haciendas las derechas vasca y española se se han mostrado amigas y colaboradoras, como si respondieran al unísono al grito de “¡La Derecha es Una!”.
Para el 21 de Octubre la izquierda vasca, la que no lleva otros calificativos detrás que debiliten su izquierdismo, se distribuye entre el PSE de Patxi López, y las dos fuerzas que proceden de la disgregación de Ezker Batua. Parece lógico que la distribución previsible de los votos deposite la responsabilidad en el PSE, sobre todo después de haber ostentado el Gobierno durante la última legislatura. El PSE también ha sufrido las consecuencias de la derrota acontecida en España, y del proceso traumático de sustitución de Zapatero, tanto al frente del Gobierno español como al frente del PSOE. La irrupción de Alfredo Pérez Rubalcaba como la figura que podría derrotar a Rajoy, - o al menos hacer más llevadera la derrota-, y la posterior elección del Secretario General del PSOE, en pugna con Carmen Chacón, también han pasado su factura en Euskadi. El PSE, lejos de mantener una posición expectante ante unos hechos que tenían su origen y su campo de batalla en otros lares, se metió hasta las corvas en la charca sin sopesar que ello iba a debilitar a su organización de cara a esta campaña electoral. La muestra más importante ha tenido lugar cuando en la configuración  de las listas electorales quienes mostraron la más mínima oposición al Secretario General en el momento de ser elegido como tal, han sido descabalgados. La consejera Gema Zabaleta y varios parlamentarios alaveses de cierto prestigio han sido apartados, eso sí, con los reglamentos y estatutos en la mano.
El PSE acude a las Elecciones con una carpeta de servicios prestados muy halagüeña. Quienes pensaron que solamente el nacionalismo podía gobernar en Euskadi deben haberse convencido de que su dogma se ha desarmado por todos los lados. Porque si en la anterior crisis (con el nacionalismo en el gobierno) a nivel nacional, Euskadi presentaba datos y cifras mucho más preocupantes y abultados que en el resto de España, ahora esos datos son mucho más benignos. La economía no cae al mismo nivel que la española, y el desempleo está más de diez puntos por debajo de la media del Estado. Los recortes brutales, -“hachazos”-, que Rajoy ha venido proponiendo están siendo contrarrestados por el Gobierno Vasco con contundencia. El terrorismo, en todas sus variedades, ha dejado de estar presente, lo que redunda en tranquilidad en las calles. Casi todo es favorable a este gobierno saliente que ha resuelto muchos escollos con habilidad, teniendo en cuenta que sus posibles colaboradores, unos por rabia y resquemor y otros por deslealtad y egoísmo oportunista, en ningún momento mostraron buenas intenciones sino todo lo contrario.
Patxi López acude a estas Elecciones con la garantía de haber suscitado el que va a ser el debate más importante. Fue él el primero que puso sobre la mesa la necesidad de abordar una reforma fiscal con el fin de hacer sostenibles las políticas sociales y el Estado de bienestar. Ni el Concierto Económico ni la distribución competencial del País Vasco en materia tributaria le favorecían porque las Diputaciones, que son los órganos competentes, formaron un frontón frente a él. De este modo el PNV ponía tropiezos a la propuesta del Lehendakari. Pero la necesidad aprieta, al tiempo de que la menor recaudación impide a las propias Diputaciones Forales ejecutar sus propios gastos. El debate fiscal, incluidas las necesarias acciones para atajar el fraude, está servido. El mero hecho de que así sea debe ser contabilizado en los méritos de Patxi López, sea cual sea el desenlace de esta incruenta contienda. Va a ser a su través que podamos equilibrar y hacer más iguales a los vascos y las vascas, además de seguir manteniendo las políticas sociales, que han sido siempre señas de identidad en Euskadi.
En esta ocasión concurre Herri Batasuna. La formación “post ETA” de Herri Batasuna acude bajo otro nombre para englobar a los que quedaban de EA y a los que formaban el grupúsculo “Alternatiba” de la EB de Madrazo. Es lógico después de que ETA haya mostrado su disposición a ser redimida, a pesar de que no haya mostrado su arrepentimiento. Acude con todas las bendiciones y con un plus de aceptación tan indescriptible como incomprensible. Ahora de llamará EHBILDU, del mismo modo que se llamó BILDU en las Elecciones municipales. Entonces fue tan respetada por las fuerzas democráticas (PSE, PNV y PP), que no haciendo nada por evitarlo, le facilitaron gobernar en una mayoría aplastante de las instituciones guipuzcoanas y en otro buen puñado de pueblos de los otros territorios. Ahora todo será diferente porque hay votos en pugna entre el nacionalismo del PNV y el independentismo de la IA, y eso polarizará muchos debates. EHBILDU acude a estas Elecciones con unas previsiones que resultan excesivas para cualquier observador. La gestión de sus alcaldes ya ha comenzado a ser cuestionada porque ni en el fondo sus políticas demuestran ser progresistas, ni en la forma de ejercerlas son demasiado democráticas, es decir, que se les ven las uñas afiladas y ennegrecidas. Pero conservan esa posibilidad de aglutinar los votos de muchos descontentos que solo aspiran a desbaratar todo, quizás para construirlo de nuevo o quizás porque prefieren vivir en el caos que en un orden que no les favorece ni satisface lo suficiente. Debemos esperar para ver, y tras de haber visto interpretar, pero ¿quién puede llegar a sentir, tan pronto, que ellos que fueron el más brutal problema para los vascos puedan ser ahora la solución?
A la vista de las encuestas la solución no será la que proceda de una sola formación política, y como nadie prevé que vayan producirse acuerdos globales de todos los concurrentes, hay que arriesgarse para hacer un vaticinio definitivo. Euskadi precisa estabilidad, fortaleza y seriedad. El nuevo tiempo que se avecina ha de ser el de la reconciliación, -no estaría mal que llegara al menos al reencuentro-, ha de ser un tiempo nada estridente en el que sea posible dar solución a las consecuencias de esta crisis que afligen a los ciudadanos. Euskadi necesita sobre todo un Gobierno solvente y decente, formado por quienes no estén dispuestos a hacer experimentos ni sobresaltar con proyectos inviables. Ni independentismo imposible y aventurero ni patrioterismo barato. Estamos en un momento crucial, tanto como cuando su produjeron los fatídicos pasajes que pusieron en jaque la convivencia en Euskadi: la Guerra Civil, la postguerra y la acción terrorista de ETA. ¿Porqué no recurrir a la experiencia? ¿Porqué no echar mano de las viejas soluciones que permitieron dar sensatez a la Política, a la vida y a la convivencia? ¿Sería descabellado acaso imitar a los históricos líderes vascos Aguirre (PNV) e Indalecio Prieto (PSOE), que en el histórico Pacto de Bayona (1945) dieron serenidad a aquel tiempo difícil, tan plagado de fatuas incertidumbres como el tiempo actual?...Porque ahora, precisamente ahora, cualquier extremismo que genere disputas absurdas contra otros extremismos, solo servirá para avivar las llamas del posible infierno.

Fdo. JOSU MONTALBAN         

domingo, 7 de octubre de 2012

EL  HURACÁN  BOLIVARIANO
No deseo ser demasiado malpensado ni perverso, pero no habrán sido pocos los que se habrán sentido defraudados por la Divina Providencia al comprobar que la salud del actual Presidente de Venezuela resiste los embates del cáncer que sufre desde hace algún tiempo. Durante trece meses Hugo Chávez viene sometiéndose a un tratamiento para derrotar al cáncer y, curiosamente, en lugar de acudir a Houston para ser asistido por científicos y médicos de fama internacional ha acudido a Cuba donde, a tenor de tantas informaciones divulgadas por los enemigos del castrismo, debe haber carencias importantes que debilitan claramente la eficacia y eficiencia de su sistema sanitario. Tras no pocas visitas, idas y venidas debidamente anunciadas e informadas, la salud de Hugo Chávez es aún suficiente como para afrontar las trascendentales y decisivas elecciones presidenciales de Venezuela del próximo 7 de Octubre. Va a ser la decimocuarta vez que se somete a la aceptación de los venezolanos, desde aquel día del mes de Diciembre de 1998 en que ganó sus primeras elecciones democráticas.
Cuando en el pasado mes de Julio se inició la campaña electoral de forma oficial, el cáncer arreciaba de modo tan brutal que todos mirábamos hacia la pantalla de la televisión con la curiosidad de ver si la gravedad de la situación se iba reflejando en las facciones del rostro de Chávez. Supongo que cada cual interpretaría cada visión conforme a sus conveniencias: los chavistas, es decir las gentes más humildes y sensibilizadas queriendo ver salud ostensible donde había rasgos de enfermedad; los opositores, es decir los adinerados y oligarcas viendo signos de decrepitud donde había suficientes muestras de salud. Hasta aquí lo anecdótico. Lo más importante es otra cosa. La derecha venezolana no soporta cómodamente catorce años en la oposición bajo un Gobierno realmente socialista que no les concede respiros ni privilegios, en tanto siga habiendo pobres y necesitados que requieren que el Estado les proteja y les confiera dignidad. Tal ha sido el nerviosismo y la prisa de la derecha que recurrieron a un proceso de elección del candidato que debía competir con Chávez. Lo hizo convocando a todos los partidos conservadores y ultraliberales (además de algún partido que se declara socialdemócrata despechado) alrededor de una Mesa de Unidad Democrática, como dando a entender que la democracia se encuentra en peligro. Alrededor de esta Mesa se arremolina el antichavismo, que recoge a treinta formaciones entre las que se encuentran las clásicas AD (Acción Democrática) y COPEI que aportaron entre las dos once presidentes a la IV República, anterior a la actual República Bolivariana.
También Hugo Chávez se presenta respaldado por una alianza importante (GPP, Gran Polo Patriótico), pero el partido al que pertenece, -del cual es su fundador-, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtiene más del 45% de los sufragios del país. Hugo Chávez es un líder indiscutible, aunque discutido en las filas retrógradas que copaban el poder económico y político hasta su llegada. No es extraño tratándose de un gobernante poco dado al pragmatismo y profundamente convencido de que el objetivo de su acción política es la gente pobre de las capas bajas y medias. No trata solamente de atenuar los rigores o ayudar a que los sufrimientos sean menores, porque se trata de construir el socialismo venezolano del siglo XXI. Se muestra inconformista, lo que es una garantía de futuro. Él mismo da voz a su propia conciencia crítica: “Soy mi primer opositor…Uno puede criticar a la revolución, pero no puede votar a la burguesía porque sería una traición. A veces podemos fallar, pero tenemos en el corazón amor de verdad por el pueblo”. Y eso queda demostrado cuando se repasa el inventario de sus catorce años como Presidente.
Fue atacado en su persona y en su honor. Ciertamente su comportamiento democrático actual contrasta con el intento de golpe de estado que protagonizó en 1992, contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, por el que pagó en la cárcel hasta ser indultado por el Presidente Caldera. Quienes quieren aprovechar este hecho para combatirle han enmudecido tras elegir a quien va a liderar el bando opositor en estas próximas elecciones. Henrique Capriles fue uno de los autores del golpe de estado de Abril de 2002 contra Hugo Chávez, y partícipe directo del asalto a la Embajada de Cuba en Caracas, a la que intentó prender fuego. Además, procede de una de la familias más ricas de su país. Su adscripción al partido ultraconservador “Tradición, Familia y Propiedad”, no le impide asegurar que su modelo político es Lula da Silva, en una impostura en la que solo está presente la artera y exclusiva intención de debilitar a Hugo Chávez.
Esta carta de presentación del opositor Capriles contrasta con el listado de consecuciones del Presidente, a pesar de que Chávez no vaya a encontrar demasiadas facilidades para extender sus logros a través de los medios de comunicación de su país. Sólo un 10% de las emisoras de radio son públicas, y sólo un 12% de los canales de televisión lo son. En ese sector privado la inmensa mayoría de las radios y televisiones, además de los dos diarios más importantes, -El Nacional, El Universal-, son sistemáticamente hostiles al Gobierno. El programa “Aló Presidente”, en que Chávez responde a todo tipo de preguntas que le hacen los venezolanos, solo es un oasis en el inhóspito desierto informativo volcado en la propaganda antichavista. La fuerza que le asiste son sus dotes de convicción y la acción política desarrollada hasta ahora. Lo definió Noam Chomsky de este modo: “Lo emocionante es ver en Venezuela cómo se está construyendo ese otro mundo posible y ver a ese hombre que ha inspirado esa nueva situación”.
La nueva situación se escribe y concreta en cifras. Durante los años de presidencia de Hugo Chávez la pobreza extrema de Venezuela ha descendido en un 63%. La tasa de mortalidad infantil ha disminuido a la mitad, a pesar de las condiciones en que aún nacen y viven muchos niños venezolanos. El analfabetismo ha sido erradicado casi por completo y ya solo se produce en proporciones asimilables cualquier país desarrollado. El número de maestros de la enseñanza primaria se ha multiplicado por cinco, pasando de 65.000 a 350.000. En la región es el segundo país con mayor número de estudiantes matriculados en educación superior, por delante de Argentina y de Chile; y es además el quinto país a escala mundial, superando a EEUU, al Reino Unido, a Francia y a España. Ha multiplicado por cinco la construcción de viviendas a precios asequibles, y ha concedido pensiones, en diferentes modalidades, a todos los ancianos con independencia de que hayan cotizado o no lo hayan hecho. Las ayudas económicas a familias, o personas que soportan cargas o situaciones graves para su vida con dignidad, se han multiplicado de tal modo que nadie sufre carencias importantes. Es justo subrayar que a su llegada al Gobierno, Chávez detuvo la privatización del Instituto Venezolano de la Seguridad Social, e inició una vía de incremento del número de pensionados mediante decretos especiales, pasando de 380.000 en 1998 a más de dos millones de pensionados en 2011, incorporando a muchas personas que no habían cotizado a causa de la condición informal de sus trabajos. A la llegada de Hugo Chávez el desempleo estaba en el 20%, ahora fluctúa entre el 7 y el 8%.
Frente a quienes le achacan haber convertido a Venezuela en un país de subsidiados, lleno de gentes subvencionadas, es justo resaltar que su economía crece por encima de los parámetros que se dan en los países más prósperos de Europa.
Además de la consolidación de un sistema que se ha demostrado bueno para los ciudadanos, en las elecciones del 7 de Octubre se juega el equilibrio de la región. La importante influencia de Venezuela en la economía de los países de su entorno es trascendental. No sólo Ecuador, Nicaragua y Bolivia, cuya relación con la Venezuela de Chávez, a través de sus respectivos presidentes, es estrechísima, sino también Argentina, Uruguay y Brasil mantienen relaciones preferentes desde que Hugo Chávez tomó las riendas e hinchó el pecho contra las viejas estructuras y las organizaciones que mantenían a todos los países bajo los designios y el mandato de EEUU. Hugo Chávez no solo se ha erigido en el líder venezolano por antonomasia sino que ha propiciado importantes transformaciones en la región. La entrada de Venezuela en Mercosur, después de que durante bastante tiempo fuera vetada por Paraguay, y la creación del ALBA para sustituir a la antigua ALCA, que ejercía bajo las ordenes USA, han sido avances importantes en la reubicación de los países de la región en el Mundo. A sus adversarios políticos no les ha sido posible conseguir el descrédito ni el debilitamiento de Hugo Chávez. Orador de corte mesiánico, como es, la devoción de los parias de Venezuela hacia su figura resultará decisiva para su victoria, como también lo será el grado de cansancio que impere en la masa electoral tras tantos años de Gobierno. “Mientras Dios me dé vida estaré luchando por la justicia de los pobres”, les dice. Pero su compromiso trasciende: “…pero cuando yo me vaya físicamente, me quedaré con ustedes por estas calles y bajo este cielo,…, Chávez es ahora todo un pueblo invencible”. El mesianismo que rezuma esta frase sólo es valioso cuando se le contrasta con las acciones ejecutadas. Hasta ahora Chávez ha sido leal al socialismo más humano. Por todo eso merece volver a ganar. También los venezolanos más humildes, los pobres y los desheredados de los ranchitos merecen que Hugo Chávez vuelva a ganar.
Termino como empecé. Chávez no ha muerto, a pesar del cáncer y, quizás, de los deseos de sus adversarios y enemigos. Así lo ha expresado el mismo Hugo Chávez cuando anunció a los venezolanos su decisión de “retomar las calles”: “Dijeron de mí: Ese va a estar encerrado en Miraflores (el palacio presidencial) en una campaña virtual, por Twitter y vídeo; se burlaron de mí como les dio la gana, pues aquí estoy de nuevo, retornando, con la fuerza indómita del huracán bolivariano. Ya extrañaba yo el olor de las multitudes y el rugir del pueblo en las calles”.

Fdo.  JOSU  MONTALBAN