viernes, 17 de julio de 2015

¿MERECE LA PENA ESTA EUROPA? ( El confidencial Digital, 16 de Julio de 2015 )

¿MERECE LA PENA ESTA EUROPA?
España NO fue una parte de Europa hasta que no consiguió incorporarse a la Unión Europea mediante el acuerdo alcanzado entre el Gobierno Español y la C.E. del 30 de Marzo de 1985. Curiosamente su incorporación se produjo de la mano de un Gobierno Socialista, de un Presidente Socialista y de un Ministro de carácter afable, trabajador incansable y persistente que hizo popular y famosa su imagen, en medio de las negociaciones, con los zapatos quitados y abandonados bajo la mesa. (A aquella foto solo le faltó mostrar los pies de Fernando Morán, el Ministro, con sendos tomates a través de los cuales se mostraran sus dedos pulgares). Si antes no lo fue se debió en gran medida al aislamiento que sufría nuestro país como consecuencia de los casi cuarenta años de dictadura franquista. La incorporación fue impulsada por un socialismo nada revanchista que había renunciado a algunos de sus principios (“hay que ser socialista antes que marxista”, Felipe González dixit) y se mostraba dispuesto a convertir España en un estado moderno y avanzado. Casi a la vez, mediante un proceso mucho más complicado que culminó en un referéndum favorable a la propuesta del PSOE, España se incorporó también a la OTAN, a pesar de los deseos de buena parte de su militancia.
La verdad es que Europa era el Edén al que aspiraban todos los países europeos, a excepción de los que permanecían supeditados al sovietismo comunista. Todos los pasos dados desde entonces han mostrado una Europa asequible, integradora y culta en la que los europeos constituían la razón de ser de todos sus desvelos y decisiones. La Europa de los “ciudadanos”, se ha dicho siempre, en contraste con la Europa de los “mercaderes”, que tenía más que ver con la defensa de la libertad de capitales, de transacciones, del comercio. Si se subrayaba lo de “ciudadanos” y no lo de “mercaderes” era porque en aquel proyecto europeo ocupaban un lugar eminente la justicia social, la democracia, la igualdad ante la Ley y el Bienestar social. El ejercicio de la solidaridad no se quedaba en la práctica generosa de cada europeo en el marco de sus respectivos vecindarios, pueblos o países, sino que la solidaridad de unos países para con otros menos desarrollados y más pobres pasaba por la habilitación de fondos económicos estructurales y la conformación de programas de desarrollo social y económico que permitieron que áreas subdesarrolladas de países menos prósperos alcanzaran niveles de desarrollo a los que nunca hubieran llegado en solitario.
Lo que ha acontecido con Grecia en las últimas semanas echa por tierra cuanto he dicho hasta ahora. Aunque esté justificadas las críticas al comportamiento de las autoridades griegas, tanto las actuales como las pasadas, tras los excesos verbales de Varoufakis y los desmanes de Tsipras, el comportamiento de las autoridades europeas y de la famosa troika económica dejan tanto que desear que convierten a la sabia y docta Europa en una añosa chocha de voz engolada que hace valer la falsa autoridad de los años sobre la juiciosa autoridad con la que nos acercó a sus dominios y nos engatusó. Tsipras convocó un referéndum innecesario pero Europa ha respondido dando una vuelta de tuerca más al cepo que acogota a Grecia y ahoga a los griegos. No es lo peor el famoso “corralito” que ha convertido a todos los griegos en menesterosos sin tener en cuenta la situación real de cada cual. Lo peor ha sido que Europa les haya respondido imponiéndoles una taza y media porque ellos se habían resistido a tomar una taza. No era ese el proyecto europeo que encandiló a Fernando Morán (siempre flanqueado por Manuel Marín, como si se tratara de Quijote y Sancho, en 1985) cuando España se metió de pleno derecho en Europa.
Europa se ha comportado con Grecia como lo hacían las viejas madrastras con los hijastros que no se comportaban como era debido: dado que no sentían hacia ellos un amor maternal auténtico, les dedicaban las mínimas atenciones y cuidados, desprovistos de todo miramiento y cariño. Muy pocos se han salvado en esta ocasión, quizás el francés Hollande o el italiano Renzi, pero los demás se han empeñado en aplicar la justicia de los justicieros en lugar de la de los justos y magnánimos. Da la impresión de que la señora Merkel (y su acomplejado alfil Schauble), la señora Lagarde, y las demás autoridades que han participado más activamente en las discusiones (Tusk, Juncker, Dijsselbloem, etc…) no han visto ni una sola foto de los ciudadanos griegos buscando comida en los contenedores de basura, de los ancianos apostados ante los bancos llorando de impotencia, de las mujeres vociferantes que reclaman un poco de justicia con sus hijos en el brazo, de las calles griegas llenas de gentes con los rostros tristes. Peor aún, vieron a los griegos bailando en la Plaza Sintagma para festejar el triunfo del “no” en el referéndum convocado por Tsipras y les entró una rabieta de tal dimensión que complicaron la situación alejando de la benignidad el texto del acuerdo.
En otro momento habrá que analizar con detenimiento las propuestas, pero cabe sacar una conclusión casi definitiva: el proyecto europeo se tambalea, víctima de los caprichos de unos líderes europeos intransigentes que no han leído ni en una sola ocasión los principios que inspiraron la creación de la UE. Súbditos, como son, de ese poder económico que permanece concentrado en los grandes Bancos a los que rescatan con holgura cada vez que lo precisan, han olvidado que, sobre todo, son ciudadanos de esa Europa social y solidaria que debiera hermanarnos a todos los europeos, e invitarnos a vivir en una misma casa –Europa- cómoda y acogedora. Si Europa abandona su humanismo y sus valores sociales y solidarios, ¿qué le va a quedar? ¿Merece la pena esta Europa de Merkel, de Schauble, y de sus secuaces?

Fdo.  JOSU MONTALBAN 

sábado, 11 de julio de 2015

LA MEMORIA HISTÓRICA Y LAS MEMORIAS DE LOS VASCOS ( El Diario Norte, 8 de Julio de 2015 )

LA MEMORIA HISTÓRICA Y LAS MEMORIAS DE LOS VASCOS
Pueden parecer lo mismo pero se trata de “memorias” muy diferentes. Cuando la formación del Gobierno de Urkullu dio lugar a la creación de la Secretaría de Paz y Convivencia, a cuyo frente se situó al discutido Jonan Fernández, tal vez se quiso hacer un guiño a quienes debían hacer un esfuerzo mayor para facilitar que todos pudiéramos convivir en paz, pero la elección fue un error, de modo que la búsqueda de un diagnóstico común  ha provocado dudas y ha abierto algunas heridas. El planteamiento, errado, pretende meter en el mismo saco a quienes fueron matados por los terroristas y a quienes murieron por abusos cometidos en dependencias policiales.
Lo primero que hay que decir es que ni unos ni otros debieron morir, pero mientras unos murieron porque sus terroristas ejecutores cumplían con “su” misión de matarlos, los otros murieron porque quienes tenían la obligación de custodiarlos y, haciendo uso de prácticas democráticas, obtener información útil para derrotar al terrorismo, hicieron uso excesivo (o abuso) de tales prácticas. Que tales abusos deben ser desterrados como prácticas policiales al uso, está fuera de toda duda. Que sus causantes deben ser apartados de sus funciones y castigados con el máximo rigor con la Ley en la mano, también. Pero de ahí a, juntando las churras con las merinas, hacer un totum revolutum que equipare a los terroristas con los policías, a los asesinos con los homicidas accidentales, va un trecho muy importante. Esta equiparación en el almacén de la Memoria, desacredita a nuestra Democracia y convierte nuestra Memoria Histórica en un estercolero al que se puede arrojar de todo, según la conveniencia.
Sin embargo, a tenor de las informaciones difundidas con motivo de las detenciones de dos jefes etarras (y otras tres personas) en el sur de Francia, ETA sigue manteniendo activos sus últimos arsenales. Esos dos etarras no han mostrado visos de arrepentimiento y, a falta de otras encomiendas más violentas y peligrosas, se han dedicado a organizar actos de Kale Borroka y poco más. Si ETA no firma su propia acta de defunción, y sus partidarios no le piden que lo haga, la Secretaría de Paz y Convivencia solo debe mostrar una prioridad: honrar a las víctimas del terrorismo. Nada más. Fueran a manos de ETA, del GAL, del Batallón Vasco Español o de quien fuera, siempre que se tratara de terroristas. ¿Tan pronto hemos olvidado los tiempos de la miseria como para no distinguir a los terroristas y a quienes les han venido apoyando? Acudí en bastantes ocasiones a manifestaciones de Gesto por la Paz tras los asesinatos de inocentes a manos de ETA, protegido por los policías que me escoltaban: con esto quiero decir que las Fuerzas de Seguridad escoltaban y perseguían a los terroristas, esa era su misión. Quienes, perteneciendo a dichas Fuerzas mataron a sabiendas de lo que hacían a los terroristas previamente detenidos, eran igualmente terroristas, pero ¡cuidado!, de ahí a establecer los escasos y posibles abusos como si fueran usos y costumbres, no ayuda en nada a la solución.
En realidad se trata de tener memoria. El miedo a ETA provocó mucha amnesia pero, lo que es peor aún, trastornó a muchas memorias de vascos obsesionados y obnubilados por sus propias quimeras. En Euskadi, hace demasiado poco tiempo, se voceaba en las calles “¡ETA mátalos!”. Y haciendo caso a tales voces, ETA mataba a la gente. ¿A quién? A cualquiera. ¡ETA mataba! Mi memoria, como vasco, me lo recuerda muchas veces. Lo que yo deseo es que la Memoria más solemne, es decir la Histórica, coincida con la mía.
En el caso de que ambas memorias (la Mía y la Histórica) no coincidan, habrá que buscar responsables. Y yo en esto no tengo dudas, ni me guían intereses espurios. El terrorismo vasco fue obra, exclusiva, de los terroristas y de sus admiradores. Sólo de ellos, sean o hayan sido de la tendencia política que fueran.
FDO. JOSU MONTALBAN 

miércoles, 8 de julio de 2015

PABLO I EL ENREDADOR

PABLO I, EL ENREDADOR
La siguiente cita electoral será la de las Elecciones Generales, y queda tan poco tiempo hasta ellas que los acuerdos firmados tras de las elecciones autonómicas y locales pueden saltar por los aires o resultar inoperantes. Dicen que la izquierda se ha hecho con los Gobiernos, que España se ha hecho de izquierdas tras tantos acuerdos entre el PSOE y Podemos, además de otras fórmulas improvisadas para desalojar al PP de los gobiernos. Así ha sido, pero resulta que los líderes de Podemos dicen que ellos no hacen acuerdos entre partidos sino acuerdos con la gente, como si los votos que ha obtenido el PSOE, o los otros partidos, procedieran de extraterrestres o de personas no adscritas al concepto “gente”.
Lo que pasa es que han llegado los “mesías”. Traen una buena nueva y han venido para salvarnos a todos porque todos, absolutamente todos, según ellos, estábamos equivocados. Cuando comento estas cosas en corros de amistades recibo contestaciones contradictorias, de difícil interpretación, porque hay quienes siendo personas de derechas aún se sienten dolidas por el desenlace final, y hay quienes siendo de izquierdas muestran una euforia poco fundamentada. Permanezco al acecho, a la espera de que las máquinas de los Ayuntamientos y de las Comunidades Autonómicas empiecen a rodar y muestren sus potencialidades y sus intenciones. No me afecta demasiado que a los partidos emergentes les salgan miembros con comportamientos dudosos, porque están siendo vigilados por mezquinos cancerberos ávidos de noticias desagradables, y son muy capaces de convertir lo anecdótico en trascendental. Lo que me preocupa es la actitud de Pablo Iglesias con (o contra) las formaciones de izquierdas, con las que no parece que quiera realmente colaborar sino que su deseo es, más allá de derrotarlas, destruirlas.
El match democrático que tiene lugar en cada proceso electoral se juega en un terreno equivocado, según él. Las reglas por las que se han regido los democráticos combates que ya han tenido lugar tras la muerte de Franco, son papel mojado para este Mesías Mayor que quiere inventar el futuro. Pero, a mi entender, se trata solamente de un enredador de la Política. Es cierto que era necesario un revulsivo como ha sido Podemos, pero debiera cuidar mucho sus formas, no vaya a convertir su fondo, su ideología, en un enrevesado laberinto. Ni su lenguaje se acomoda al tiempo ni es realmente comprensible para gran parte de la ciudadanía. Tal se desprende de la entrevista (PUBLICO, diario digital) en la que ha despotricado contra IU y su líder Garzón, y por extensión de toda la izquierda española. Por si fuera poco, ha publicado su opinión al respecto, y en parecidos términos, en EL PAIS (29-6-2015), aunque intentando alertar a toda la izquierda española. No es extraño que obre de ese modo porque una de sus frases más célebres ha sido que la distinción entre derecha e izquierda, en Política, ya solo es una entelequia.  De poco sirve recordarle que militó en formaciones de izquierdas, e incluso pretendió representarlas en las Instituciones. Aquel tiempo ya pasó, y ahora tiene un objetivo: “yo quiero ganar”. Su atrevimiento le ha permitido advertir que “hay un cierto fetichismo en la izquierda”, por eso afirma en la entrevista que “hay que hacer las cosas al contrario de cómo las hacía la izquierda”.
De pronto ha invertido el campo de juego, ha borrado las señalizaciones pertinentes y ha redactado unas nuevas reglas. En el nuevo esquema no le caben ni el PSOE, que ha gobernado y participado en la construcción de la Democracia que disfrutamos, -o sufrimos, tanto da-, ni cabe IU, de quienes ha hecho un retrato tan deplorable como este: “El típico izquierdista tristón, aburrido, amargado… la lucidez del pesimismo”. Y bien, ¿para tan poco sirvieron sus asesoramientos a Cayo Lara y otros dirigentes de IU? Nunca un mesías auténtico hablaría en estos términos. O sea que como mesías no pasa de ser un impostor, dispuesto a conquistar el cielo pero muy poco preparado para merodear por la tierra. En su diagnóstico no sale demasiado bien parada la izquierda: “Seguid viviendo en vuestro pesimismo existencial, coceos en la salsa llena de estrellas rojas y de cosas, pero no acercaos porque sois precisamente vosotros los responsables de que en este país no cambie nada. Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos que en 25 años han sido incapaces de hacer nada, no quiero dirigentes políticos de IU. Seguid en vuestra organización. Presentaos a las elecciones pero dejadnos en paz…Quedaos en vuestro sitio”.
Bien poco interesa el resto de la entrevista en la que posiciona a Podemos en el tema catalán, jugando a completar un slalom en el que es él mismo el que pregunta y el que responde. Anda enfrascado en algo que llama la “ruta del cambio”. En ponerle el nombre no ha sido muy original, porque esa palabra (“cambio”) la han usado ya todos los líderes políticos españoles, los actualmente encastados y los desencastados, desde aquel 1982 en que el PSOE la usó por vez primera. Bien se ve que la obsesión actual de Pablo Iglesias pasa por destruir a IU, que incluso lleva el término “izquierda” en sus siglas. Ha pasado de ser su dueño y mentor a ser su más obsesionado detractor y destructor. Podía haber sido, al parecer, cabeza de cartel de IU en unas Elecciones Europeas, pero se ha convertido en su más obstinado opositor: “Ninguna. Cero. Fin de la cita. No hay manera de poner otro titular”, fue su respuesta a la pregunta respecto a las opciones que quedan para que se dé un pacto entre ambas formaciones previo a las Generales.
Me pregunto yo: ¿sí IU tiene cero posibilidades para acudir a unas elecciones junto a Podemos, de qué modo va a competir con el PSOE en la próxima ocasión? Me resulta paradójico  eso de colaborar en el desalojo de los gobiernos del PP pero sin aceptar responsabilidades concretas en los nuevos gobiernos formados. Eso, más que pactos son partos, y será bueno que no lleguen en ningún momento a ser dolorosos. En el mosaico de situaciones que se han producido tras dichos pactos ha habido una que me ha llamado la atención: en la Comunidad Valenciana un grupo de parlamentarios de Podemos votó a favor de la investidura del socialista Ximo Puig, mientras que otros se abstuvieron, ¿a qué viene esta larvada llamada de atención?
Que el periplo del PP en el Gobierno (en todos los gobiernos) exigía un drástico cambio no ofrece duda ninguna, pero al mismo tiempo que se regenera la vieja Política tenemos que procurar que la nueva no se edifique sobre el lodo de la vieja, y que los nuevos artífices no se comporten como elefantes en una cacharrería. Pablo Iglesias no tiene ningún derecho a apropiarse del futuro como si tal no se hubiera venido construyendo desde el pasado, en el que él estuvo. Afirma en la entrevista aludida que, tras las próximas Elecciones Generales “sería durísimo tener que votar la investidura a favor del PSOE”, porque lo único que quiere es “ganar”, es decir, vivir durante cuatro años al menos en la Moncloa. Todos quieren ganar, pero no lo pregonan con la misma altanería, no lo vocean desde el púlpito de la infalibilidad, no lo presentan encaramados en la nube de la soberbia.
Lo cierto es que él partió de un comportamiento revanchista: soñaba con dirigir IU y mudó sus intenciones hasta convertirse en su enemigo más encarnizado. Le hubiera gustado dirigir el PSOE pero también le vino grande y no osó siquiera acercarse a sus dominios. Al final se ha convertido en un distribuidor de patentes, que se apropia del buen nombre, trayectoria y valía personal de Manuela Carmena, o de Ada Colau, sin pararse a pensar que Manuela Carmena, por ejemplo, estará mucho más cerca de IU que de Podemos, incluso mucho más cerca del “encastado” PSOE, con el que ha colaborado en muchas ocasiones, que de la formación que creó Pablo Iglesias para abatir a IU y a la izquierda en general. Ella misma se adelantó: “Yo no soy de Podemos”.
Por todo esto, Pablo Iglesias debería dejar de enredar, por el bien de la Política y de los ciudadanos, en suma, por el bien de la gente.
FDO. JOSU  MONTALBAN

martes, 7 de julio de 2015

CAMBIO: ¿PALABRA MÁGICA? (DEIA, 6 de Junio de 2015)

CAMBIO: ¿PALABRA MÁGICA?
“Cambio” es la palabra mágica. Cuando, en 1982, el PSOE eligió como slogan para su campaña electoral “Por el Cambio” no imaginaba cuánto iba a durar y perdurar su invento. Desde entonces en todas las convocatorias electorales alguna de las formaciones políticas concurrentes ha utilizado la misma añagaza: “cambio”. Y el significado mágico de la palabra ha llevado a la paradoja de que incluso los partidos instalados en el poder, en los Gobiernos, también la han usado, eso sí, explicando muy bien que dicho término tanto puede referirse a las personas como a sus comportamientos y actitudes. En Política no rigen los usos y costumbres que los místicos nos legaron. “En tiempos de tribulaciones no hay que hacer mudanzas”, decían aquellos, apoyándose en el convencimiento de que las mentes excesivamente preocupadas no suelen ser las mejor dispuestas para propiciar cambios. Sin embargo los líderes políticos siempre parecen dispuestos para impulsar cambios, porque de lo que se trata es de atraer adeptos, de modo que los cambios que se proponen siempre van en esa dirección. Ocurre algunas veces que, empeñados en traer a quienes no están, hay cambios que alejan a quienes ya estaban.
Cuando los partidos políticos actuaban desde la fidelidad a principios e ideologías concretos, los cambios que se proponían eran fácilmente comprensibles. Conforme los principios han ido perdiendo vigencia, porque los líderes políticos prefieren perseguir objetivos tangibles que someterse a normas morales, las ideologías han perdido consistencia y, dado que solo son aplicables desde el poder de las Instituciones, la estrategia se ha ceñido a la conquista del poder por medio del domino de los gobiernos y de sus instituciones.
Esta reflexión nos lleva, inevitablemente, a una conclusión cuasi definitiva: las promesas electorales basadas en el “cambio” inexplicado mediante luz y taquígrafos, sólo persiguen pescar en río revuelto, cosechar frutos en gran cantidad sin reparar en la calidad de tales frutos. Desde aquella convocatoria del 1982, en la que el “cambio” no solo era deseado sino que era inevitable si queríamos construir un futuro que derrotara (incruentamente) a los cuarenta años de dictadura franquista, las sucesivas veces que se ha hablado de “cambio” se ha hecho con diferente intención. Es bien cierto que la crisis económica, pareja a la crisis social y política, ha dado un mazazo en las conciencias de los ciudadanos, afectados en sus modos de vida con una violencia casi inhumana, pero los líderes deberían dejar de lado la exclusividad de sus recetas, porque dicha exclusividad es falsa y porque un exceso de celo en su defensa lleva al ejercicio de un mesianismo grosero como el que vienen ejerciendo los dos líderes de los partidos actualmente emergentes: Pablo Iglesias Turrión y Albert Rivera.
Ellos también reclaman un cambio profundo. Les resulta fácil porque los partidos tradicionales, que han venido dirigiendo la batalla política e institucional, han errado en exceso, y por si fuera poco no han sido escasos los casos de corrupción que han dado al traste con su credibilidad y con la de las ideologías en que se han sustentado. Pero el cambio que pregonan los líderes de los países emergentes no están sustentados en principios ideológicos reales. Sus programas electorales que, como sus líderes anuncian, no son de izquierdas ni de derechas, proponen medidas puntuales que inciden sobre las más variadas afecciones, pero no diseñan con detalle un modelo social concreto, ni fijan los límites que atemperen la desigualdad, ni señalan los criterios que definen los comportamientos éticos, ni plantean con minuciosidad las leyes que han de delimitar la acción de la justicia. Denuncian pero apenas anuncian; alarman pero no arman moralmente a los ciudadanos. Y sin embargo ya se ha visto que son necesarios en este momento. ¿Lo serán en el futuro? Desde luego que serán útiles pero, aunque no lo digan ellos, han llegado con un ansia de poder inusitado a sustituir a los partidos clásicos, y no a ayudarlos en sus cometidos.
Pablo Iglesias ha declarado públicamente que su estrategia de su partido Podemos tiene mucho más que ver con la pretensión personal de ser Presidente del Gobierno español que con colaborar en un proyecto de izquierdas que englobe al PSOE y a IU. Más aún, su formación ha dejado ya a IU en una delicada situación, para lo cual no ha escatimado medios: primero en colaboración con su ex pareja Tania Sánchez como cómplice, y después ayudando a destruir lo que aún queda de IU en Madrid. Lo siguiente puede ser actuar con cicatería en los gobiernos municipales y regionales que ha conformado (o conformará dentro de muy poco) con el PSOE. Su estrategia de ayudar al PSOE, aunque sin comprometerse en los futuros gobiernos, va a permitirle jugar al bastardo juego de la traición. El PSOE deberá tener en cuenta que muchos de los pactos y acuerdos a los que ha llegado responden a contactos propiciados en base a contactos personales, a veces alejados de la decisión de la dirección de Podemos. Los líderes de esta formación saben adónde acudir a hacerse la foto: con Carmena sí, con Colau algo menos, poco con Ribó y casi nada con los triunfantes gallegos a los que han propuesto las “mareas anarquistas”, eso sí, Iglesias se ha volcado en Cádiz, dónde el espectáculo mediático está garantizado. Y así todo…
Con Ciudadanos la estrategia es diferente. Ellos también hablan de “cambio”, pero se han obsesionado con imponer condiciones. Ellos son derechas, lo de que les tachen de “marca blanca” del PP les importa poco. Y son justicieros, imponen incluso comportamientos, pero luego aceptan acuerdos que sólo están basados en lo deseable, aunque no en lo real. Sus condiciones obligan a los demás a modificar los estatutos internos de sus formaciones, a obligar a hacer Primarias a quienes no están obligados a ello por orden estatutaria. No tienen ideología social (una de las razones por las que son de derechas), ni tienen un pasado que les agobie. Ellos, -como Podemos-, están viendo como sus representantes y partidarios, procedentes de los más variados ambientes, se ven salpicados por faltas y por viejos comportamientos impropios de gente intachable, que es la condición que reclaman a los demás.
Así que ellos reclaman “cambio” aludiendo a que Podemos sustituya y ocupe el lugar del PSOE (más IU), y que Ciudadanos ocupe el lugar del PP (más UPyD). También el PP dice que va a cambiar, incluso pregona que el ambiente social y económico que generó la crisis ya está cambiando gracias a sus esfuerzos en el Gobierno de la nación. El PSOE lo ha expresado por boca de su Secretario General, y ya candidato a la Moncloa, en su solemne presentación como tal celebrada en el Teatro Circo Price de Madrid. Lo dijo delante de la enseña nacional y cogido de la mano de su esposa y señora: a ninguna de ambas debe traicionar, a una por lealtad y a la otra por fidelidad. Él también ha prometido “cambio seguro”, como lo hizo Felipe González en 1982.
Entre el “por el cambio” de 1982 y este “cambio seguro” del 2015 han pasado treinta y tres años que, según dicta la leyenda es el mismo tiempo (toda la vida) que necesitó Jesucristo para redimir al Hombre. Durante estos 33 años ha habido muchos redentores, pero aún seguimos condenados.
Fdo.  JOSU  MONTALBÁN      

sábado, 4 de julio de 2015

¡COMPATRIOTAS! (El Confidencial Digital, 2 de Julio de 2015 )

¡ COMPATRIOTAS !
Lo que más me ha gustado del discurso pronunciado por Tsipras, dirigido a los ciudadanos griegos con motivo de las negociaciones fallidas destinadas a salvar los problemas derivados de su Deuda, ha sido la primera palabra que utilizó: “¡Compatriotas!”. Es cierto que su discurso iba dirigido a los griegos pero Tsipras sabía, mientras hablaba, que quienes debían escuchar su alocución poniendo la máxima atención debían ser los europeos. Su discurso tenía unos destinatarios “preferentes” que eran los líderes y gobernantes europeos, el Eurogrupo (que muy pocos saben realmente para qué sirve), los interesados en la Economía del Mundo y los que dirigen esa famosa Troika que, como todo el mundo debiera saber no han sido elegidos mediante métodos democráticos y, por tanto, no gozan de la suficiente solvencia ni credibilidad como para someter a poblaciones enteras, como la griega por ejemplo.
Tsipras ha criticado las políticas de austeridad en su discurso. No le cabía otra opción porque lo que para tantos europeos está siendo escasez, para los griegos es carencia. Y porque la austeridad remite a los humildes y los pobres hacia la pobreza y la miseria, mientras los ricos tocan suelo en los niveles de la abundancia. Tsipras se lo ha dicho a sus “compatriotas”, pero con un tono de voz suficiente como para que lo oigan los poderosos, que no son precisamente compatriotas suyos.
Lo más urgente es echar en cara a Tsipras aquello que creo que ha hecho mal. Al menos dos cosas. Entrando dentro de lo normal que ganara las elecciones griegas apelando, con cierto grado de populismo oportunista, al sufrimiento injusto que aquejaba a los griegos, su Gobierno debería haber propiciado una colaboración más estrecha con los partidos de la oposición; se limitó a conseguir una mayoría numérica que le permitiera ganar las votaciones en el Parlamento griego, y nada más. La segunda cosa ha sido, a mi entender, recurrir a la convocatoria de un referéndum justamente cuando el tiempo útil para negociar ya había caducado. ¿No hubiera sido más razonable haberle convocado antes, incluso haber recurrido a convocar unas nuevas Elecciones en Grecia, a las que acudiría con una fórmula debidamente elaborada?
Y ahora volvamos atrás. ¿Qué significa “compatriota”? “De la misma patria”, según el Diccionario. A lo largo del tiempo el concepto “patria” ha sufrido múltiples vapuleos. En cualquier caso la derecha ha utilizado la palabra con cierta veneración, tantas veces injustificada, mientras que la izquierda ha intentado evitarla, al menos en España. Como se ve Tsipras ha recurrido a dicha palabra sin reserva ninguna, convencido de que quienes integran y viven en dicha patria van a tener un destino común. Ahora me surge una nueva pregunta: ¿es Europa la patria de los europeos? Tsipras llamó compatriotas a los “europeos griegos”, pero quería que le escucharan bien los otros europeos, los no griegos. Tenía razón, porque Europa fue presentada como una madre acogedora pero se comporta, muchas veces, como una madrastra inhóspita y mal encarada. Los dirigentes de los Estados europeos han venido haciendo dejación de sus convicciones democráticas cuando han elegido a los dirigentes de los Organismos supranacionales, léase Troika, en cuya elección han contado más cuestiones estratégicas que otras de carácter democrático. El resultado último ha sido este, el de una madrastra que expulsa, por la vía de imposición de obligaciones incumplibles, a uno de sus hijos.
Termino con una previsión: si Grecia acaba fuera de Europa, una parte de la responsabilidad recaerá en su propia desidia, pero la mayor parte deberemos depositarla en la mezquindad de una madre que no dio a luz a su hijo, es decir, una madrastra.
Permitidme culminar la reflexión con un entretenimiento. De momento es bastante más lo que tiene que agradecer Europa a Grecia, como leyenda histórica y tierra de Democracia y sabios, que lo que debe agradecer Grecia a Europa. No se trata de hacer ningún tipo de balance pero lo peor que nos puede asaltar es el olvido. Se me ocurre recurrir a un deporte, el Fútbol 7, o sea el fútbol en que participan equipos formados por siete componentes. Yo ejerzo de seleccionador de los griegos: Pítaco, Bías, Cleóbulo, Tales de Mileto, Quilón, Solón y Misón… y para el banquillo Periandro y Anacarsis. Que alguien haga de seleccionador europeo…, si se atreve.

FDO.  JOSU  MONTALBAN

jueves, 2 de julio de 2015

EL ADOCTRINAMIENTO DE LOS MAQUETOS ( EL SIGLO DE EUROPA, 29 DE JUNIO DE 2015 )

EL  ADOCTRINAMIENTO  DE  LOS  “MAQUETOS (*)”

Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX el País Vasco recibió aluviones de personas procedentes de otros lugares de España que acudían a la llamada de la abundancia, al disfrute de la que se llegó a llamar la California del Hierro, en la que se fueron instalando las numerosas hordas de trabajadores que llegaban procedentes de los pueblos menos desarrollados de la península.
Bajo la tierra vizcaína el mineral permanecía almacenado, esperando que los brazos humanos lo extrajeran y lo transformaran en hierro. Ya lo había anunciado el viejo historiador Plinio hacía muchísimos años: “En la parte de Cantabria que baña el mar, hay un monte asperosísimamente alto, todo de hierro; cosa increíble y maravillosa”. Aquella reserva de mineral había permanecido sin ser explotada hasta la segunda mitad del siglo XIX, o bien explotada en el más absoluto desorden. La Ley 17 del Fuero, que databa del siglo XVI, que impedía que impedía que se sacara vena de mineral para reinos extraños, tenía como finalidad proteger a los propietarios de las pequeñas ferrerías que proliferaban en toda Vizcaya, pero esa Ley fue derogada y de ese modo se abrió la posibilidad de extraer mineral sin límite ninguno para comercializarlo después, tanto para las múltiples fábricas que se abrieron e instalaron en las orillas de la Ría del Nervión, como en el norte de Europa, adónde el mineral salía a través de la Ría.
La voracidad de los propietarios de aquellas minas se desató de forma incontrolada. Empezaron a ser explotadas las minas, principalmente en dos zonas: en los alrededores de Bilbao, hacia su vertiente del Sur, las minas de Mirivilla, y en la margen izquierda del río Nervión, ya en las proximidades de su desembocadura, las minas de Triano y de La Arboleda. Fue esa graciosa circunstancia la que, además de producir riqueza y abundancia, desencadenó una cadena de desarrollo social, económico, político, sindical, etc… Y fue eso lo que provocó aquello que algunos bautizaron más tarde como “invasión maqueta”.
Con objeto de obtener las máximos beneficios de sus explotaciones los patronos mineros no dudaron a su vez en explotar a los trabajadores que llegaban desde todos los rincones de España. Las condiciones en que vivían, tanto las laborales como las relativas a las viviendas o aposentos en que se instalaban, eran deplorables. Muchos de ellos morían víctimas de enfermedades contagiosas procedentes de las condiciones higiénicas ínfimas que sufrían; otros sufrían accidentes que les invalidaban, entonces eran despedidos y abandonados en los espesos montes porque ya no eran útiles en la producción. Aquella situación era el mejor caldo de cultivo para que el socialismo se implantara, máxime teniendo en cuenta que Pablo Iglesias Posse acababa de fundar el sindicato UGT y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). De modo que en 1885 llegó a Bilbao Facundo Perezagua, un enviado de Pablo Iglesias, con el objeto de sembrar el socialismo en aquel hábitat que presumía favorable para que germinase la ideología.
Y así fue. En un pequeño lapso de tiempo se abrieron las Casas del Pueblo (Sedes Socialistas) de La Cantera, en Bilbao, y la de La Arboleda, en el corazón de la Zona Minera. Ambas se convirtieron en centros referenciales para las multitudes de inmigrantes que llegaban en busca de trabajo. Los barrios periféricos de Bilbao y la Margen Izquierda fueron los lugares al que llegaron los que fueron después bautizados como “maquetos”, cuando Sabino Arana fundó el nacionalismo vasco (PNV), como formación destinada a aglutinar a los vascos nativos y auténticos, a los vizcaínos de pura raza en contraposición a los españoles impuros, que bien podían ser considerados una plaga con la que Dios castigaba al pueblo más ancestral de cuantos habitaban la Tierra.
El fundador del nacionalismo vasco siempre se mostró muy contundente con aquella “invasión maqueta”: “Antiliberal y antiespañol es lo que todo bizkaino debe ser”. Lo que Sabino Arana predicaba entonces perseguía en buena medida emponzoñar cruelmente la relación de los vizcaínos con los maquetos, hasta tal punto de que consideraba “una rastrera aberración” pretender que los llegados de fuera llegaran a integrarse en la sociedad vasca: “Conste que de ese roce entre el bizkaino y el maqueto solo brotan en este país irreligiosidad e inmoralidad… El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón”.  Son innumerables las alusiones de este tenor que salpican los más importantes escritos de Arana, incluso elevando sus exigencias a los mismos vascos: “Es preciso aislarnos de los maquetos en todos los órdenes de la vida; de otro modo aquí en esta tierra que pisamos no es posible trabajar por la gloria de Dios”.
La llegada de la Democracia a España y a Euskadi
Sin embargo, a pesar de las victorias sucesivas del PNV en Vizcaya en el periodo democrático, a partir de 1977, el PSOE ha venido ostentando una mayoría de votos amplia en siete de los ocho pueblos de la Margen Izquierda del Nervión (Baracaldo, Sestao, Portugalete, Santurce, Ortuella, Trapagaran y Abanto), así como en las áreas y pueblos de los alrededores de Bilbao, en donde viven la gran mayoría de los que integraron aquella ya olvidada “invasión maqueta”. Teniendo en cuenta que se trataba de pueblos y áreas muy pobladas, el PSOE sumaba muchos sufragios que, además de conferirle poder local, le proveía representaciones muy numerosas en las Juntas Generales de Vizcaya, auténtico parlamento territorial al que el Estatuto Vasco y las Leyes Forales reservan importantísimas competencias.
¿Qué ha pasado para que el PSOE (en Euskadi PSE) solo conserve dos pueblos, -Portugalete y Ermua-, con alcaldes suyos, tras haber tenido diez pueblos bajo su influencia? ¿Qué ha ocurrido para que el PSE, que llegó a gobernar en Vizcaya a casi 300.000 vizcaínos, haya reducido su ámbito de influencia a solo unos 70.000 vizcaínos? La respuesta no encierra demasiadas dificultades: ya no hay “maquetos” en la “Euskaria” sabiniana (de Sabino Arana) que, curiosamente, se circunscribía solo a Vizcaya. Muchos de aquellos maquetos o han muerto o han regresado a sus tierras de origen tras sus jubilaciones, y sus hijos y nietos apenas quieren saber nada de las leyendas que les contaron sus antepasados. Los hijos de los maquetos que han nacido en Euskadi ya se consideran vascos con pedigree o patente, aunque sus padres aún ceceen al hablar. Algunos aún conservan las humildes casas de las que salieron hace muchos años en cualquier pueblo o aldea de cualquier rincón de España, pero el nacionalismo vasco les ha atornillado tanto las conciencias que sus hijos han tomado nombres vascos, y no son pocos los que han cambiado el orden de sus apellidos, cuando les ha convenido, solo para poner por delante sus apellidos vascos.
Pero esta explicación no resulta suficiente, porque hay que tener en cuenta algunos otros aspectos. Es bien cierto que el nacionalismo vasco ha usado con mucha habilidad un victimismo infundado, dando a entender que todo lo vasco había sido perseguido durante el franquismo, pero sin decir que dicha persecución solo fue achacable al franquismo, y no precisamente a España como Estado. El socialismo vasco no reaccionó con rotundidad ante aquella quimera que inventó el PNV para mostrar, arteramente, que la lengua, la cultura y los usos y costumbres vascos estaban siendo coartados por el Estado. En este aspecto la estrategia nacionalista no ha sido bien respondida, a pesar de que el socialismo se implantó en Euskadi al menos diez años antes que lo hiciera el nacionalismo.
Los socialistas vascos han sido muy cuidadosos a la hora de favorecer la convivencia entre diferentes en Euskadi. Incluso su condescendencia ha sido tan excesiva que no ha dudado en rendirse ante batallas que pudieran poner en peligro la buena relación entre los variados grupos humanos que conforman la sociedad vasca. Por si fuera poco el terrorismo etarra constituyó un factor importantísimo para alejar a muchos ciudadanos vascos de los aledaños del socialismo y del PSE. Ante el terrorismo, el socialismo vasco se encontró durante bastante tiempo desamparado, sin más complicidad real que la de la derecha española, porque el nacionalismo guardó silencio o no empleó la contundencia suficiente para combatirlo.
Y por fin es preciso también decir que el nacionalismo del año 2015 no tiene nada que ver con el que inspiró a Sabino Arana cuando creó el PNV. Si alguna formación política no tiene nada que ver con los principios que inspiraron su fundación, esa es el PNV. Alguien podrá esgrimir que, dado que los tiempos cambian, sería una aberración pensar hoy lo mismo que quienes les precedieron hace más de cien años, pero los pensamientos del fundador del PNV, contenidos en su colección titulada “De su alma y de su pluma”, constituirían hoy una afrenta para las gentes normales. No sólo son pensamientos anticuados, sino que resultan tan incomprensibles como improcedentes en una sociedad actual y avanzada.
Volviendo a los inicios del Artículo, ahora que los inmigrantes que llegan a Euskadi proceden de África, de América Latina o de los países más pobres del Este de Europa, cabe establecer la similitud entre aquellos maquetos y los inmigrantes actuales. Aquellos, como estos, vinieron buscando la vida que en sus tierras de origen se les negaba. Lo curioso es que ahora no son pocos los maquetos de aquel tiempo que rechazan a los inmigrantes actuales y les niegan el pan, la sal y cualquier derecho humano, y lo hacen del mismo modo como entonces lo hacía Sabino Arana refiriéndose a la “invasión maqueta”. A veces siento que aquellos maquetos han sido adoctrinados por el nacionalismo más rancio y áspero, pero prefiero pensar que tal vez hayan sido embaucados sutilmente por un nacionalismo más humano y humanista que aquel de Sabino Arana.
*Maqueto: “En el País Vasco, inmigrante de otra región española” (Diccionario de la Real Academia Española)

Fdo.  JOSU  MONTALBAN