martes, 29 de marzo de 2016

LAS BARONÍAS Y EL PSOE (LaInformacion.com, 29 - 03 - 2016)


LAS “BARONÍAS” Y EL PSOE

Ahora mismo España debería tener ya un Gobierno, pero los endiablados resultados de las Elecciones del 20D, y las aviesas intenciones de los líderes de algunas fuerzas políticas, que prefieren sacar provecho electoral en unas nuevas Elecciones en lugar de facilitar acuerdos, han hecho que estemos abocados a consumar un fracaso más que escandaloso. Pedro Sánchez asumió su responsabilidad de formar una mayoría suficiente, pero la mayoría de los líderes le han cerrado el camino hacia la Moncloa. Ningún otro líder se ha arriesgado, aunque la última palabra la tiene el Rey, y no parece que quiera arriesgarla de nuevo.
Pedro Sánchez lo tiene crudo por dos razones. Fuera del PSOE solo está encontrando negativas pero, ¿está acaso recibiendo impulsos y parabienes dentro del PSOE? El PSOE siempre ha sido un partido presidencialista, aún a costa de buena parte de la democracia interna de la formación. Felipe González, debidamente asistido por el audaz Alfonso Guerra, capitaneó un partido eficaz que aguantó catorce años seguidos en el Gobierno, auxiliados ambos por famosos socialistas, de diversas procedencias y características, que habían hecho de la Transición su escuela y su universidad. De aquel tiempo proceden las hoy famosas “baronías”, los barones que gobernaban en los territorios autonómicos, en donde consumaron sus famas y sus autoridades. Los barones, por tanto, no son nobles procedentes de la Edad Media, sino que responden a un término político con el que se nombra a quienes gobiernan los territorios y las regiones españolas. Curiosamente el término “baronía” solo es usado para nombrar a los socialistas, ya que cuando quienes gobiernan las Autonomías son personas del PP, regionalistas o nacionalistas, no son llamados “barones”.
Pues bien, esas baronías se permiten con demasiada frecuencia poner en un brete al Secretario General Pedro Sánchez, al que no asesoran sino que conminan a tomar decisiones que debería decidir él solo o, como mucho, la Comisión Ejecutiva del PSOE. Hace algún tiempo se ha visto obligado a consultar a la militancia un acuerdo que había sido firmado con C´s, con el riesgo de que un resultado adverso hubiera supuesto su salida de la Secretaría General. En la misma reunión se tomó la decisión, ligera, de celebrar un Congreso del PSOE los días 21 y 22 de Mayo. En gran medida tales decisiones vinieron empujadas por los deseos de los barones, ya que Pedro Sánchez había anunciado terminantemente que no pactaría nunca con el PP, y que su socio preferente para formar gobierno sería Podemos. No gustaron estas intenciones a los barones, aunque ninguno de ellos había recibido los apoyos del PP para gobernar sus territorios, y sí los apoyos de los grupos autonómicos de Podemos. Pero, sin embargo, los más osados pusieron el grito en el cielo, embridaron a Pedro Sánchez para que su decisión, cualquiera que pudiese tomar, fuera sopesada y dirigida por los barones.
Ninguno de ellos ha permanecido callado. Ni siquiera ha expresado sus opiniones con la debida discreción. Vaya en descarga de casi todos que han sufrido, en mayor o menor medida, la deslealtad de los chicos y chicas de Pablo Iglesias en sus respectivos Parlamentos, pero las salidas de tono del extremeño Fernández Vara, o de García Page, o de la andaluza Susana Díaz, que parece más bien un contrapeso o una amenaza que una colaboración solvente, no han facilitado mucho la labor de Pedro Sánchez. Y bien, parece razonable admitir que las aportaciones de los barones son necesarias para la buena marcha de las gestiones que se están realizando para la formación del Gobierno, pero los barones deberían sopesar cada momento y circunstancia para convertir en útil aquello que, voceado sin mesura, es totalmente contraproducente.
A lo largo del tiempo el PSOE se ha caracterizado por favorecer el debate interno en su seno, basando sus decisiones en el respeto a su democracia interna. La organización del PSOE no la ostenta ningún órgano que esté compuesto exclusivamente por los famosos barones, si bien muchas de ellos integran otros niveles organizativos: Ejecutivas, Comités, Congresos, Comisiones, etc… Son esos órganos los llamados a colaborar con Pedro Sánchez, para quien las consultas a los barones han de ser un instrumento de ayuda, y muy poco más. Ahora los famosos barones han pedido al Secretario General que retrase el Congreso que ellos mismos habían programado, y exigido, para el 21 de Mayo. Tal retraso es lógico estando como estamos aun intentando formar un Gobierno, pero era igual de lógico que no se hubiera programado para la fecha propuesta, que estaba a la vuelta de la esquina, en la que muchos presagiábamos que no estaría resuelto el problema de la formación del Gobierno.
El PSOE adolece de algo que suele afectar a la izquierda con mucha más intensidad que a la derecha. Los conservadores, como su nombre indica, conservan, mientras que los progresistas, es decir las izquierdas, tienen que evolucionar y cambiar para progresar. Las derechas soportan buena parte de sus ideas y posicionamientos en la fe, mientras que las izquierdas lo hacen en la fe y el futuro. En el momento que nos ocupa actualmente las buenas intenciones y los desvelos con que Pedro Sánchez intenta hacer un Gobierno progresista, de cambio, tienen que encontrar en los “barones” la más desinteresada colaboración. Será en los órganos internos del PSOE donde se diriman las diferencias y se planifiquen los nuevos tiempos. Lo mejor que podría ocurrir es que no haya “barones” en el futuro, que no se dejen llamar con esa palabra, para que nadie se sienta elegido, por encima del bien y del mal.

FDO.  JOSU  MONTALBAN        


LAS PATRIAS VASCAS (El Diario Norte, 29 - 03 - 2016)


LAS  PATRIAS VASCAS

Anualmente, en cada Domingo de Pascua, se celebra en Euskadi el Día de la Patria, -Aberri Eguna-, que por el hecho de que sólo se celebra en nuestra Comunidad Autónoma se convierte en el Día de la Patria Vasca.
Podría ser una fiesta, con cuanto ello supone de solemnidad y de alegría, de compartir aprecios y afectos, pero ya hace demasiado tiempo que el Aberri Eguna, lejos de ser un día de fiesta en que se comparten los sentimientos, se ha convertido en un día de contraste de tales, de exaltación y de reivindicación de lo obvio. Sí de lo obvio, porque ya nadie necesita reivindicar principios que vienen estando vigentes todo el tiempo desde el advenimiento de la Democracia. Durante el franquismo nos e admitía otra exaltación patriótica que no fuera la “España Una, Grande y Libre”, por lo que el Aberri Eguna se celebraba en la intimidad de los fogones, y sólo algún osado nacionalista se arriesgaba a colocar alguna ikurriña en lo alto de un campanario o en la punta de una torreta de las conducciones eléctricas.
El Aberri Eguna es una fiesta puramente política y, además, exclusivamente nacionalista. Quien, sin serlo, la celebra, casi siempre muestra sus déficits como patriota. O sus excesos, pues no son pocos los que queriendo enfatizar aquella “virtud” que tienen menos desarrollada, se sobrepasan e inventan actos estridentes y razones extraordinarias que les delatan como impostores. En esta ocasión ha habido de todo: patriotas e impostores. Era de esperar porque estamos a muy pocos meses de unas Elecciones Autonómicas trascendentales, en las que los sondeos anuncian posibles cambios, y en las que caben múltiples fórmulas de arreglo mediante coaliciones, máxime ahora que por primera vez habrá formaciones emergentes en liza, además de un candidato estelar (Otegi) al que ya le vienen haciendo la campaña con su inhabilitación para presentarse a dichas Elecciones.
Pero estábamos en el día del Aberri Eguna. ¿Qué han reivindicado los celebrantes PNV, Bildu y Podemos? Cada cual lo suyo: tres modelos de “patria” diferentes en extensión y en configuración, además de en sus significados. El PNV ha presentado al Lehendakari Urkullu como candidato a su reelección, ese ha sido su hito importante, si bien ha reivindicado un “nuevo status” para las relaciones entre Euskadi y el Estado, de igual a igual. No suena a nuevo porque cada año se escucha la misma cantinela en el día solemne para después puntualizar que la cosa puede esperar y que ahora se trata de hacer útil el actual Estatuto, eso sí, plenamente desarrollado. (Es decir, lo que reivindican los no nacionalistas todos los días).
Bildu ha hablado de “romper las cadenas (que le unen a España) por la vía unilateral”. En esta ocasión la voz la portó un abertzale con no demasiado “pedigree” para enarbolar tales reivindicaciones. No estuvo en el acto Otegi, esa fue la noticia, los fotógrafos buscando la instantánea del recién excarcelado y él de vacaciones o de descanso. Como la patria de Bildu es más grande en extensión que la del PNV, se fueron a Pamplona a reivindicar el “derecho a decidir”, que es un concepto que no aparece en los libros jurídicos y viene muy bien a quienes no se atreven a reivindicar abiertamente el derecho de autodeterminación.
Y por fin los impostores. Ya lo habían anunciado: “Podemos prepara un acto simbólico sin sesgo nacionalista”. Pero, ¿hay algo más nacionalista que celebrar el Aberri Eguna en Euskadi? Hay quien podrá achacarme que mi partido, el PSE, también lo celebró en su momento, pero lo hizo en muy escasas ocasiones, y se retractó a tiempo. Los dirigentes de Podemos tuvieron muchas dificultades cuando presentaron su fiesta porque es imposible defender lo indefendible. Dijo Maura que su acto no discurría ”ni en clave identitaria ni en clave nacionalista”. Recurrió, sin justificar su intromisión en el Aberri al deseo de “resignificar” el concepto de “patria” para vincularlo a “derechos y libertades”. ¿Para qué seguir? “La patria es la gente, son unos buenos servicios públicos o no dejar a nadie atrás”, también dijo Maura… Pero eso es algo que no tiene nada que ver con la solemnidad del Aberri Eguna para cosechar votos. Anunciaron que quieren situar a su partido Podemos entre el bloque nacionalista y el constitucionalista, es decir, en terreno yermo e indefinido, si bien adscritos al cobarde “derecho a decidir”. Para mostrarse tan audaces y emergentes se situaron entre Pinto y Valdemoro, como hacen siempre.
El resumen más atinado es que queda un año para el próximo Aberri Eguna durante el cual se celebrarán unas Elecciones Autonómicas. La campaña se ha desatado. La Patria Vasca permanece en el subconsciente de algunos vascos, en otros no. De un modo u otro, permanece. Pero hay quienes diciendo sí pero no, o no pero sí, ya juegan a poner el queso en la trampa para cazar ratones, ¡perdón!, electores.


FDO.  JOSU  MONTALBAN      

martes, 22 de marzo de 2016

PROCESO ELECTORAL: QUÉ SE PUEDE HACER (El Correo, 22 - 03 - 2016)


PROCESO ELECTORAL: QUÉ SE PUEDE HACER

Nada. Ahora mismo no se me ocurre ninguna otra respuesta. Sin embargo no se puede afirmar que no haya ninguna salida, lo que no hay es voluntad. El atrincheramiento y el inmovilismo se han convertido en la estrategia. Cada cual espera una mejor ocasión en su respectiva guarida, acechando las debilidades del adversario al que trata, indefectiblemente, como enemigo. El guardián del “zoo”, es decir el Rey, ha dado un paso atrás y se ha quedado a la expectativa, a la espera de que los líderes sean capaces de articular algún acuerdo que sea suficiente. En todo caso el Rey no puede permitirse otro fracaso proponiendo un nuevo candidato si tal candidato no acude con las conversaciones realizadas y los resultados suficientes. ¿Será posible que esta situación se resuelva alejada de urgencias temporales? Nadie puede decir que sí, lo que sí sabemos todos es que cada vez queda menos tiempo, y que todo lo que vaya pasando de modo tan infértil va en perjuicio de los ciudadanos que asisten, absortos, a este burdo espectáculo.
Mientras tanto, a España la está representando un Presidente ya caducado, que pertenece a un partido asediado por la corrupción y que se ha declarado incapaz de añadir un solo apoyo en el proceso previo a su posible investidura.
Cuando en la segunda sesión para la Investidura, Pablo Iglesias anunció que aquella misma noche se abría un periodo nuevo de esperanza, debía estar hablando para tontos, porque nada ha cambiado, y seguimos asistiendo a la ceremonia de la intransigencia. Las líneas rojas se han convertido en vetos infantiloides, propios de niños caprichosos que parecen no haber aprendido nada con un fracaso, el de la Política, que afecta a todos los líderes políticos, aunque sean más responsables de él unos que otros. Los responsables políticos parecen mucho más preocupados por los periódicos y las informaciones que vienen apareciendo en los diferentes medios de comunicación, que por el intríngulis de la situación, las inquietudes de los ciudadanos o los rigores de sus vidas.
Con el fracaso ya consumado, los contenidos de los discursos pronunciados adolecieron de una evidente falta de responsabilidad. Unos y otros se empeñaron en culpabilizar a los demás del fracaso general. No apareció una sola propuesta innovadora. Sin embargo las descalificaciones afloraron. Las acusaciones hacia los otros fueron las únicas pruebas de la inocencia de quienes las proferían, y solo sirvieron para convertir las discusiones en reyertas y el Parlamento en un patio de Monipodio, cuando no en un gallinero. ¿Hemos aprendido algo del empeño? En todo caso sabemos qué es lo que no deben volver a hacer los líderes políticos. Si llega a repetirse la llamada a las urnas, los ciudadanos tomarán sus decisiones en la más rotunda intimidad, deparando unos resultados que, a tenor de previsiones y sondeos, no diferirán mucho de las que deparó el 20D, pero habrá de ser muy diferente la interpretación que se haga de ellos si no queremos quedar atascados o provocar hastío en los ciudadanos. El ejercicio democrático no admite la fatiga, pero es obligación de los líderes y de los partidos colaborar con los ciudadanos en la búsqueda de todas las soluciones.
En este momento es verdad que la opción que cuenta con mayor número de adhesiones es el acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos (C´s). Sin embargo, el acuerdo se encuentra con riesgos insalvables. El PP parece dispuesto a sentarse a dialogar, aunque el PSOE no está dispuesto a acordar nada con el PP, del que le alejan la corrupción que tiene infestado al PP, y sus políticas desarrolladas durante la última legislatura en que ha contado con mayoría absoluta y la ha empleado para incrementar la desigualdad y esquilmar la mayoría de los derechos conquistados por las clases más humildes. Parece que tampoco será posible una reunión entre PSOE, C´s y Podemos, porque Pablo Iglesias ya ha anunciado que con C´s no se puede pactar, ni siquiera sentarse a hablar.
La conclusión, tras volver a formularme el interrogante que da título al artículo, es clara: repetir las Elecciones. La ciudadanía se muestra contrariada ante una “clase” política que intenta sacar provecho de los disensos y es absolutamente ineficaz en la búsqueda de consensos. El debate político, falto de contenido ideológico (“no existen la izquierda y la derecha”, dijo PI), se ha empeñado en hacer valer lo inmediato, el slogan contundente, el insulto constante o la impertinencia. Se han impuesto los oportunismos y los populismos más procaces. Los líderes se muestran carentes de ponderación en sus juicios, procurando impactos más que convencimientos. Y cada líder ha compuesto ya en su imaginación su cuento de la lechera ante las nuevas Elecciones que se celebren a mediados del año.
Si nadie lo remedia los españoles/as acudiremos a las urnas, aunque lo hagamos a regañadientes, para elegir a nuestros representantes. Es curioso que, en buena medida, el fracaso poselectoral que ha desembocado en este desencuentro haya tenido que ver con la irrupción de nuevas fuerzas políticas que se llaman “emergentes”, surgidas de los movimientos populares del 15M. En aquella concentración proliferaban las pancartas con leyendas contundentes. Una de ellas decía con letras gigantes: “No nos representan”, refiriéndose a los viejos partidos entre los que incluían (o ignoraban) a la “vieja” IU. Pues bien, cabe afirmar que los emergentes han venido para comportarse del mismo modo, obsesionados más si cabe con alcanzar el poder sea como sea, a poder ser el poder absoluto.
De modo que iremos a las urnas de nuevo, pero que no espere Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse) que los resultados van a ser leídos e interpretados de la misma manera.


FDO.  JOSU  MONTALBAN 

sábado, 19 de marzo de 2016

BUENAS INTENCIONES Y MALAS VOLUNTADES (LaInformacion.com, 19 - 03 - 2016)


BUENAS INTENCIONES Y MALAS VOLUNTADES

En la noche del 20D, cuando se conocieron los resultados de las Elecciones Generales, a pesar de la victoria del PP, Pedro Sánchez exhibió sus buenas intenciones: el cambio era posible, más aún, era deseable, lo mejor para España y para los españoles. Ante el encastillamiento del PP de Rajoy, que exhibía sus votos y escaños, tan numerosos como insuficientes, Pedro Sánchez mostraba cierta euforia debida al hecho de que el PSOE hubiera resistido el empellón. También Podemos exhibió su poder, pues no en vano cualquier acuerdo para formar mayorías sin el PP, debería tenerles en cuenta. Igualmente Ciudadanos, cada cual con su dosis de oportunismo y necesidad. Si así era, ¿por qué estamos, tres meses después, desgranando aún este galimatías, regodeándose cada uno de los líderes, a excepción de Pedro Sánchez, en su engreimiento atiborrado de intransigencias? Tal vez sirva esta respuesta: los líderes se fueron de la Política, eso es todo.
Los liderazgos actuales no responden a cualidades especiales. Basta con que los afiliados y militantes de un partido voten a favor de uno para que los comentaristas le cuelguen del cuello el título de “líder”, si bien sus cometidos posteriores requieren algo más que la mera exhibición del número de sufragios conseguidos. El líder político, sin embargo, ha de ser además un líder social, revestido de una pátina de autoridad moral, que es lo que confiere confianza a las personas y a los propios líderes. No sólo han de serlo en el seno de sus propias formaciones, sino en la sociedad, influyendo en el comportamiento de los otros líderes, llegando con ellos a articular nuestros modelos de vida. Sin embargo, amables lectores, ved cómo la situación actual no tiene nada que ver con esto. Los líderes actuales se empeñan en parecer únicos y exclusivos garantes de todas las virtudes, y para ello niegan todo virtuosismo a los demás. La negación de los otros se ha convertido en el único modo de afirmación de los unos. Se trata de una estrategia de muy débil consistencia.
Las del 20D han sido unas Elecciones especiales en las que el miedo de los tradicionales (PP y PSOE), y la euforia desmedida de los nuevos, cuya única cualidad definitoria era la de ser “emergentes” (Podemos y C´s), tuvieron un papel esencial a la hora de definir las estrategias. El resultado final ha sido muy poco esclarecedor. Pero lo han sido mucho menos las actitudes de los líderes, uno por desidia (PP) y el otro por un exceso de celo que ha rayado en el delirio (Podemos). Aún a riesgo de insistir en exceso en lo que he venido defendiendo con cierta insistencia, vuelvo a incidir en un hecho irrefutable: sólo el PSOE y C´s han cumplido con su deber y se han puesto al servicio de los ciudadanos, sólo ellos han puesto algo sobre la mesa, algo sobre lo que se pudiera debatir. El PP desistió y rechazó toda responsabilidad. Y Podemos, ¡qué decir de Podemos y de su líder!, tan carismático como engreído, césar de todas las centurias, que se arroga el papel de “haber nacido para cambiar el curso de la historia…”
Los españoles y las españolas asistimos a un espectáculo de funambulismo político en el que se practican la desidia, el voluntarismo y la intransigencia. Caben soluciones, aunque la única válida es la formación de un Gobierno de coalición (de alguna de las posibles), que pueda servir como modelo ante los españoles, de convivencia entre diferentes. Lo perfecto suele ser enemigo de lo bueno. Lo perfecto sería un gobierno de cambio hacia la izquierda entre PSOE y Podemos, pero hay una “verdad superior” para Podemos que impide el acuerdo, porque el mesianismo de Pablo Iglesias tiene a su formación subyugada, y sus oídos desprecian las palabras juiciosas que les dedican personas de tanta experiencia como Carmena o Jiménez Villarejo, que saben mucho por “viejos”, por sabios y por haber hecho un servicio inigualable a las izquierdas españolas en tiempos mucho más difíciles que los actuales.
Si, como parece, no va a ser posible formar un gobierno de cambio y de izquierdas, habrá que buscar un gobierno progresista y eficaz, empresa nada fácil porque la aritmética da de sí hasta donde lo permiten los números y las cantidades. Nada más. Los ciudadanos distinguen lo bello de lo que no lo es, pero en Política la belleza, cuando alcanza a muy pocos, como propone Podemos, que solo concede tal cualidad a sus exclusivas propuestas, es una belleza perversa y probablemente muy poco bella, valga la contradicción.
Pedro Sánchez ha puesto las buenas intenciones, que no han sido suficientes, además del esfuerzo por llegar a ocupar puntos intermedios. Pablo Iglesias ha puesto su mala voluntad, por escasa, en todo caso la intransigencia propia de los infalibles de salón. Es una pena que las buenas intenciones choquen de forma tan violenta con la mala voluntad… ¿No será mejor que, de una vez por todas, volvamos a las urnas sin más dilación, para que los falsos líderes se den cuenta de lo que pasa realmente?


Fdo.  JOSU  MONTALBAN   

miércoles, 16 de marzo de 2016

REGENERAR LA SOCIEDAD PARA REGENERAR LA POLÍTICA (DEIA, 16 - 03 - 2016)


REGENERAR LA SOCIEDAD PARA REGENERAR LA POLÍTICA  (Y VICEVERSA)

Es necesario regenerar la Política. ¿Es necesario, realmente, regenerar la Política? La respuesta inmediata es afirmativa, pero admite muchos matices posteriores, porque no es la Política únicamente la que está degenerada, sino los políticos (personas) que se amparan en ella para apropiarse de lo ajeno y engordar sus patrimonios.
Regeneración significa, en una de sus acepciones, “renovación moral”, de modo que quienes claman a gritos por la regeneración están admitiendo que la Política no es mala en sí misma, que se apoya en un comportamiento ético y que nunca ha sido un oficio tendente exclusivamente a lograr el enriquecimiento de quien la ejerciera sino una disciplina dirigida a conseguir el máximo bien posible para los ciudadanos que viven sometidos a sus decisiones. La Política es, por tanto, un servicio a la ciudadanía y, como tal, ha de redundar siempre en su beneficio y nunca en el concreto beneficio de quienes la ejercen.
Han sido demasiados los casos de corrupción que, uno tras otro, han aparecido ante nuestros ojos, sin embargo sólo la corrupción política está llenando las páginas o los programas informativos, pero en los últimos tiempos han aparecido con la misma frecuencia noticias de corruptelas  millonarias en ámbitos bien diversos que también forman parte de nuestras vidas y conviven en sanísima armonía con la corrupción política: amañamiento de partidos de tenis para influir en las apuestas, Federaciones deportivas con las cuentas tan desordenadas como fraudulentas, uso de sustancias dopantes que terminan falseando los resultados de las competiciones, ingenierías financieras en las que primar los trucos para ocultarle al fisco las ganancias que deberían contribuir a él, falsificaciones de motores de automóviles, utilizaciones de redes de blanqueo de dinero, clínicas que decían arreglar dentaduras a precios asequibles para los más pobres que constituyen tapaderas de negocios oscurísimos, bancos chinos que obran con arteras intenciones tras haber conseguido sus clientelas mediante promesas tan suculentas como falsas, ocultación de condiciones en ventas “on line” que terminan arruinando a los ilusionados compradores, ofertas halagüeñas que se convierten en cárceles cuando a las palabras del charlatán-vendedor de tales se le aplican normas o leyes que el vendedor omitió en sus explicaciones… Bien, ¿y qué?
La corrupción de los políticos es otra cosa, porque al propio hecho delictivo se suma el hecho de que cuando se sometieron al proceso electoral lo hicieron bajo promesas de moralidad intachable en sus comportamientos, y propuestas de medidas de control tan meticulosas que no cupiera en ellas la más mínima irregularidad, mucho menos ilegalidad. Pero los resultados, como se viene viendo, no responden fielmente a las previsiones iniciales, porque en medio de todo ello están tantas debilidades, vicios y desviaciones que, siendo achacables a la condición humana tan vulnerable, deberían haber sido descartadas de forma tajante y definitiva por quienes dicen estar dispuestos a servir a la comunidad. Digo a “servir”, que no solo a ser útiles, y lo digo en el más puro de sus significados que es “ponerse al servicio de alguien”, de sus necesidades, de sus condiciones de vida, de su dignidad.
La corrupción ha estado presente en la Política y en los políticos porque se ha venido ejerciendo en el seno de una sociedad depauperada material y moralmente, en la que han cabido todo tipo de tropelías que, lejos de degradar o desacreditar a quienes las han protagonizado, los han encumbrado por “estar donde tenían que estar en el momento oportuno”, por valientes, por listos o por espabilados. Cada político corrupto ha solido asistir a fiestas, siempre como convidado, en las que ha sido agasajado por gentes que han venido precedidas por la fama de poseer fortunas cuantiosas o capitales sobrados. Cada político corrupto ha sido tentado con añagazas diversas y con el halagüeño cebo de comer la fruta prohibida del Árbol del Bien y del Mal en un Paraíso abierto a todos sus caprichos… Y ha caído en la trampa. Desde luego que no es ningún atenuante el hecho de que haya sido obsequiado tan desmedidamente, pero es un síntoma de que más allá del mero hecho de que el sistema capitalista esté aceptado como uno más, protegido por leyes y principios de dudosa comprensión y legitimidad, y que por eso la propiedad privada sea la gran verdad a proteger, me permito afirmar que el capitalista es un sistema corrupto en sus esencias y en sus comportamientos, del mismo modo que el capitalismo es un régimen o ideología cuya finalidad no es servir por igual a todos los ciudadanos sino que, partiendo de premisas falsas, termina por perpetuar diferencias y convertir al dinero en el gran factos diferenciador de los humanos.
Alguien estará pensando que, dada mi condición de “político”, pueda estar “justificando” la corrupción de los políticos como si se tratara de una consecuencia lógica de la corrupción social. Nada de eso, porque es exigible a los políticos un comportamiento ejemplar, al menos desde el momento en que ponen su rostro en un cartel electoral y se someten al veredicto de las urnas. Desde ese momento se convierten en personas con unas obligaciones especiales, de las que la ejemplaridad ética y moral es la más inalienable, mientras que quienes depositan su papeleta en la urna (todas las demás) pueden acudir a ellas invadidos por las más perversas intenciones. No justifico nada, pero si hay que dar al césar lo que es suyo y a dios también lo suyo, empiezo a estar algo cansado de que, por ejemplo, en las gradas de los estadios españoles, a la espera de que unos caprichosos multimillonarios salgan al campo derramando señales de la cruz o supersticiones diversas, personas (hinchas o aficionados) que quizás cobran escuetos salarios o subsidios de desempleo, nunca recalan en criticar que los salarios de sus ídolos constituyen millones de euros limpios de polvo y paja, sujetos a modalidades de contratación pensadas para evadir impuestos y facilitar la evasión de capitales. Peor aún, tampoco llegan a criticar a los jeques o multimillonarios asiáticos que compran clubs y se convierten en traficantes de personas (futbolistas) mercadeando con gentes a las que convierten, la mayoría de las veces, en estúpidos pintarrajeados hasta las cejas. Y peor aún, tampoco tienen en cuenta ni critican siquiera que los estamentos que dirigen ese fútbol profesional están en manos de personas que han sido apartadas de sus cargos por corruptos y se resisten a abandonar lo que les ha reportado tan pingües beneficios.
Mientras la sociedad se comporta de eso modo, entre complacencias laxas y ensañamientos bravíos, surgen los apóstoles del regeneracionismo, como Pablo Iglesias (Turrión, que no Posse), capacees de proponer en un programa de gobierno la creación de una Secretaría para la Lucha contra la Corrupción pero, eso sí, dirigida por él mismo que, descendido del Cielo en medio de un halo luminoso y deslumbrante, será el Ángel de la Guarda de la Política y de los políticos españoles. Como afirma Santos Juliá en un artículo: “Que se regeneren ellos, los degenerados”. La corrupción es un mal extendido por la sociedad, tanto o más que sobre la Política. Cada corrupto, político o no, implica uno o varios corruptores igualmente corruptos, políticos o no. Hay que combatir la corrupción, la de todos, y armar éticamente a la sociedad para que en ella no lleguen a ser corruptos tampoco quienes son elegidos para dirigirla. Pero los arcángeles flamígeros, que buscan convertirse en dioses, no son lo más indicado para luchar contra ella, principalmente porque la infalibilidad de la que están poseídos nunca está suficientemente contrastada, y puede hacer que se les afloje la “tuerca” de la decencia.


FDO.  JOSU  MONTALBAN    

IGLESIAS, OTEGI Y LA CARTA DE BÁRBARA DUHRKOP (El Diario Norte, 16 de Marzo de 2016)


IGLESIAS, OTEGI Y LA CARTA DE BARBARA DÜHRKOP

Sólo hace cuatro días que Bárbara Dührkop, la viuda del socialista asesinado Enrique Casas, escribió su “Carta abierta a Pablo Iglesias” (El País, 12-3-2016), que merece ser tenida en cuenta, porque aunque haya quien crea que ETA ha acabado y ya no está presente en nuestras vidas el terrorismo que protagonizó durante tanto tiempo, -con mucha mayor virulencia y sangre en la época democrática que durante la dictadura franquista-, la memoria está teñida de tristeza, de luto oscuro y de miseria moral.
La misiva de Bárbara coincide con la excarcelación de Otegi y su más que definitiva candidatura para ser el lehendakari de todos los vascos, incluso de los que lloran las muertes de los asesinados por su banda criminal. Es esto lo que confiere un valor especial a la carta, porque aunque va dirigida a Pablo Iglesias (Podemos) significa mucho más que una carta personal. Dado que Podemos fue la fuerza más votada en Euskadi en las últimas Elecciones Generales, las palabras de Pablo Iglesias cuando fue preguntado sobre una posible condena a ETA (“…eran otros tiempos,… fruto de un conflicto político”), son muy graves porque incluso sobrepasan la raya marcada por Otegi en su liberación, que ha asumido la culpa y el error, sin duda inducido por ser útil a su nueva misión como candidato a Lehendakari.
Resulta vergonzoso que sean gentes como Iglesias u Otegi quienes se atrevan a interpretar esta Euskadi (o España) sin la violencia etarra, y más vergonzoso aún que lo hagan con tanta osadía. Iglesias se apoya en una obviedad (nada obvia, por cierto) que puede herir profundamente a las víctimas de ETA: “Condeno a ETA y la duda ofende”. Sin embargo han sido demasiadas sus alusiones a ETA preñadas de esfuerzos comprensivos. Iglesias dijo hace no mucho tiempo que “nadie debería ir a la cárcel por sus ideas”, en alusión a Otegi. Y dijo que, teniendo clara su condena del terrorismo “…trataría de comprender las claves políticas fundamentales”, como si las prácticas terroristas pudieran ser comprendidas en Democracia, como bien ha achacado Bárbara en su escrito: “Sr. Iglesias, le recuerdo que en 1984 (asesinato de su esposo) ya existía la democracia”. ¿Cómo se pueden entender los comportamientos de Iglesias, si no es porque antepone la captación de votos a un juicio mesurado y justo del hecho terrorista? En su estrategia de camuflaje, -que Pablo Iglesias y los suyos han puesto en marcha en el momento en que han afluido los votos vascos hacia su formación-, han topado con el “protegido” por ellos, Arnaldo Otegi, que le ha pedido colaboración para conseguir nada menos que la independencia de Euskalherria, que es incluso más que la de Euskadi. Inmediatamente Iglesias hizo sumas y restas para decidir, ¡cómo no!, negarse a ello. Es evidente que primó la aritmética (cantidad) frente a la razón (cualidad y calidad del juicio y de los votos).
Euskadi, conforme se aproximan las Elecciones autonómicas, se va sumiendo en la confusión. Conviene leer la letra pequeña de los diarios para forjar una opinión más o menos certera, pero con los titulares de las noticias hay quienes se enrolan en discusiones de bar que a casi nada concluyen, pero terminan por armar posiciones y opiniones que simulan auténticas estrategias y doctrinas políticas. Veamos, si no, qué encierra este titular de periódico: “Los exreclusos de ETA dejan libertad a los presos para que se acojan a vías individuales (de inserción)”. Para mí tengo que esto responde al famoso dicho de “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, es decir, que niega la estrategia anterior desarrollada con los presos y los deja solos y desamparados, en todo caso amparados por sus familias y amigos, cada cual con los suyos. No está mal, porque la Democracia de la que gozamos ha ofrecido vías de inserción y acogida que tanto ETA como sus brazos políticos (HB, EH, Sortu…) han despreciado por ser poco provechosos para sus fines.
Eso sí, de nuevo han sido engañados los presos de ETA. Lo doloroso es que lo han sido por quienes fueron presos antes que ellos, es decir los exreclusos de ETA. Se reunieron alrededor de 600 expresos y argumentaron entre aplausos que las vías individuales de inserción “aunque sean pasos individuales y se materialicen de manera individualizada, serán decisiones colectivas”. Y tras esta argumentación los expresos se fueron a sus casas a echar la siesta, o a alguna sidrería de la zona a comer carne regada con el jugo de las gigantescas kupelas. Aquí ya no se salva casi nadie de la ignominia y el oprobio, porque uno lee estas aportaciones de quienes ya son líderes también de opinión, como Iglesias u Otegi, o de valientes de salón como son ahora los expresos de ETA, y solo quedan dos opciones, o el cabreo o la ignorancia, como si no hubiéramos aprendido nada.
En todo caso nos queda la Memoria a quienes queramos recordar y no ignorar, aunque solo sea para que nada de aquello se vuelva a repetir. La carta de Bárbara Dührkop es bellísima, aunque hable de tristezas. Es el testimonio de una viuda que no quería ser viuda, de la madre de unos huérfanos que tampoco querían serlo. Es el testimonio de unas lágrimas que nunca debieron ser derramadas por aquel motivo. Sus palabras son “de paz” y de ofrecimiento a la concordia, pero de una concordia asumida y aceptada, que requiere conmiseración y requiere, sobre todo, que asesinos y cómplices de tal pidan perdón desde la humildad y no desde la altanería.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN  

LA DESIDIA DEL PP Y PODEMOS (LaInformacion.com, 13 de Marzo de 2016)


LA DESIDIA DE PP Y PODEMOS

No resulta nada aleccionador comprobar cómo se vienen comportando nuestros líderes políticos desde que el pasado 20 de Diciembre las Elecciones Generales nos depararon unos resultados endiablados. Hay quien cree que aquellos resultados, que correspondieron a la voluntad de los españoles, están deparando justamente lo que ya anunciaron, pero si esta conclusión es justa, por ajustada, resulta nefasto pensar cómo se están comportando los líderes, empeñados en la intransigencia en lugar del acuerdo entre diferentes. Claro está que hay diferencias importantes entre las formaciones políticas: los programas electorales las delatan, pero una vez culminado el proceso electoral los ciudadanos se avienen a aceptar, - y valorar, claro está-, lo que los líderes hacen con los resultados obtenidos, cómo los interpretan, de qué modo los leen y cómo les dan la debida utilidad. El hermetismo y el atrincheramiento en sus posiciones no es nada apropiado para los tiempos que estamos viviendo actualmente, porque a los dos o tres meses previos al día electoral en los que las instituciones marchan al ralentí, para evitar sobresaltos en los electores, hay que sumar los tres meses que ya han pasado desde el 20D. El comportamiento de los líderes ha dejado mucho que desear. Sólo Pedro Sánchez y Albert Rivera se salvan de la debacle.
Lo trascendental ha sido el comportamiento del actual Presidente Rajoy, que no solo protagonizó una vergonzosa espantada ante el Rey y Jefe del Estado, sino que aún mantiene su lanza en ristre ante el fracaso inicial del acuerdo PSOE-C´s. ¿Cómo puede mantener su opción, tal como ha anunciado, quien antes rechazó todo esfuerzo para cumplir con su deber? Y lo mismo cabe decir del comportamiento del ínclito Pablo Iglesias, -Turrión, que no Posse-, cuyo comportamiento obsesivo consiguió abortar el acuerdo, si no de izquierdas, sí al menos progresista, entre las dos fuerzas que fueron capaces de hacer algo provechoso (PSOE y C´s). Los comentarios de los medios de comunicación están siendo contundentes, sin embargo resultan demasiado remisos en sus críticas y en la valoración de las culpabilidades.
En la última semana han tenido lugar dos celebraciones que dan testimonio de hasta qué punto resultan poco responsables las actitudes y comportamientos de los líderes. Desde el cinco de Marzo en que tuvo lugar la segunda votación para la Investidura de Pedro Sánchez, que resultó fallida, los líderes no han sacado ni un solo momento para reunirse y deshacer el entuerto causado. Sin embargo, con motivo de las celebraciones del Día de la Mujer, y del Aniversario de los atentados del 11M los líderes han compartido marcha en las calles y protagonismo, aunque tales comportamientos no hayan pasado de la dimensión testimonial.
Las estrategias, -yo diría, más bien, estratagemas-, han convertido en desencuentros lo que la sana y justa corresponsabilidad debería haber convertido en encuentro. El PP ha anunciado por boca de Rajoy que no conviene su reunión con el PSOE antes de la Semana Santa, a pesar del apremio. Podemos, por boca de su Pablo Iglesias, ha puesto condiciones a las posibles reuniones buscando retrasos y controversias definitivos que impidan el encuentro. Nadie parece dispuesto a propiciar lo que todos los españoles, en sus casas, desean. No solo los economistas, también quienes significan algo en las organizaciones sociales, reclaman estabilidad, principalmente porque no es de recibo que nos siga representando en el Mundo un Presidente caducado que ni quiere ni puede representarnos a tenor de los acontecimientos devenidos.
Recientemente ha surgido un curioso debate en torno a un acuerdo del Parlamento español, apoyado por bastante más de doscientas, de los trescientos cincuenta diputados, que obligará a Rajoy y al PP a mantener un posicionamiento ante un Organismo Internacional diferente a lo que viene defendiendo institucionalmente en España, concretamente con respecto al infierno que vienen sufriendo tantos miles de refugiados sirios que llegan hasta Turquía, en dirección hacia Europa. En esta decisión tomada a coro por PSOE, Podemos y C´s, de favorecer la acogida de los sirios espantados por la guerra civil en su país y las miserias subsiguientes, cabe una premonición que bien debería anunciar la composición de la gran coalición a tres para la formación del futuro gobierno español aún pendiente, eso sí, con los brazos abiertos a quien quiera avenirse a él.
Vivimos en una especie de provisionalidad que no es buena para nadie, porque cuanto se debatió durante la campaña electoral del último Diciembre ha provocado demasiados enfrentamientos entre los líderes, mucho más empeñados en apuntalar sus respectivas supremacías que en satisfacer las peticiones de los ciudadanos. Lo cierto es que cada vez son más los que valoran muy negativamente esta desidia mostrada por los líderes del PP y Podemos, cuya cerrazón interesada solo ha servido para eternizar la crisis social y política, que mucho más grave incluso que la crisis económica.


Fdo.  JOSU  MONTALBAN            

martes, 8 de marzo de 2016

LOS PARTIDOS VASCOS ANTE LA INVESTIDURA DE PEDRO SÁNCHEZ (El Diario Norte, 09 - 03 - 2016)


LOS PARTIDOS VASCOS ANTE LA INVESTIDURA DE PEDRO SÁNCHEZ 

“Spain is different”, rezaba el slogan con que se pretendía atraer a los turistas europeos. Ellos respondían a nuestra llamada, llenaban nuestras playas, atiborraban nuestras tabernas y nuestros tablados flamencos, y si encontraban el Hotel, cada noche dormían bajo los efluvios del alcohol como si nada raro hubiera ocurrido. Entonces España era UNA, de modo que el comportamiento de los turistas era el mismo en cualquier lugar de ella. Para mí aquella Unidad siempre fue una aberración, conseguida a golpe de ros y correajes. Pero hoy la obsesión por la diferenciación resulta igualmente digna de estudio, y se ha convertido en una disculpa para reivindicar sin orden ni concierto. En auxilio de ella ha llegado esa falacia llamada “derecho a decidir”, que tanto puede traer aparejada la independencia de regiones, nacionalidades o naciones con historias diferenciadas, como meros lugares pintorescos que reclamen condiciones de relación con el Estado igualmente pintorescas. El debate de Investidura celebrado hace bien poco así lo ha mostrado, en lugar de haber sido abordado el debate global pensando en la totalidad del Estado, ha habido nacionalidades, -o naciones, tanto da-, que han echado en cara a Pedro Sánchez la escasa alusión a su terruño para justificar su “no”. Euskadi ha sido una de ellas.
El comportamiento de los partidos exclusivamente vascos, -PNV y EHBildu-, ha confluido en la negación de la investidura, aunque pos caminos diferentes. La Izquierda Abertzale (IA), con Otegi ya en la calle, se expresó como cabía esperar en un Parlamento que no es el suyo, al cual detesta y le gustaría no tener que volver. La diputada española (y vasca por el momento) Beitialarrangoitia, solamente subrayó que había allí tres partidos (PP, PSOE y Ciudadanos) empeñados en defender “la sacrosanta unidad de España”, a los que acusó de no tener calidad política para hablar de ellos ni con ellos. De ese modo echaba en cara el ostracismo al que ha sido castigada EHBildu desde el 20D pero, ¿cómo no iba a ser así? Al fin y al cabo ha sido un ostracismo deseado por ellos que, aun perteneciendo al Estado español, siempre han subrayado que no son españoles.
Se ha cruzado en el camino de la IA la rama (o ramas) de Podemos en Euskadi, que fue la formación más votada en el 20D y que solamente una distribución desigual de los escaños en los tres Territorios hizo que no obtuvieran mayor representación en la Cámara que el PNV. Con todo, el pellizco de votos más numeroso se lo pegó a la IA. Así lo ha entendido Otegi, que ha invitado a Pablo Iglesias a crear “un frente independentista en Euskadi”, a lo que ha respondido Iglesias con un “va a ser que no porque estoy orgulloso de ser español”. Para justificar esta profesión de patriotismo puntualizó: “… claro que mi patria se puede democratizar”. La verdad es que, más allá de procurar quedar bien con todos y hacer electoralismo, ambos dos han jugado sus bazas que, por cierto, estaban entrecruzadas desde el 20D.
Muy otro ha sido el comportamiento del PNV, que avanzaba en una dirección concreta y de pronto detuvo su marcha, e incluso viró en dirección contraria. Fue el vértigo propio de la soledad, que suele afectar de forma más notable cuando se está en momentos y ante decisiones trascendentales. Sí, no cabe ninguna duda de que el vértigo es el que ha llevado al PNV a votar negativamente la investidura de Pedro Sánchez después de que ya hubiera anunciado su voto afirmativo anteriormente. De las tres posibilidades que tenía, el PNV ha elegido la menos comprometida, se ha instalado en medio del grueso pelotón, se ha dejado engullir por la vulgaridad esgrimiendo razones de escasa consistencia. Reclamar ahora “su propia consulta”, tal como los nacionalistas catalanes, sólo unas semanas después de que su Asamblea máxima no la considerara prioritaria, solo puede ser achacado al vértigo… pero un vértigo difícil de explicar, porque si actualmente el PNV ostenta el mayor grado y nivel de poder institucional en Euskadi y Navarra lo es mediante varios acuerdos con el PSE(EE)PSOE.
La Secretaria General del PSE, Idoia Mendía, ha criticado el comportamiento del PNV recurriendo a una razón que, siendo válida por ser consecuente (la aportación del PNV “al mantenimiento del Gobierno de Rajoy”), no da en la diana. El hecho de que dos opciones políticas coincidan en una misma votación no justifica todas las descalificaciones, porque las razones que mueven los votos en una dirección, -en este caso, hacia el “no”-, pueden ser incluso opuestas entre sí. Sin embargo el PNV y el PSOE de Pedro Sánchez gobiernan mediante acuerdos el Gobierno Vasco, las tres Diputaciones Forales, los Ayuntamientos de las tres capitales vascas, y una gran mayoría de los Ayuntamientos de los pueblos más poblados de Euskadi. Entonces, ¿a qué ha venido el “no” a la Investidura? Sólo puede ser achacado al vértigo. ¡Ay, si Ajuriaguerra y Rubial levantaran la cabeza! ¡La Política no es cosa de pusilánimes!
Como se ve “¡Euskadi también “is different”!

Fdo.  JOSU  MONTALBÁN            

CONSECUENCIAS DEL "NO" A LA INVESTIDURA (LaInformacion.com, 07 - 03 - 2016)


CONSECUENCIAS DEL “NO” A LA INVESTIDURA

Es tiempo de sacar conclusiones. Desde el pasado 20-D en que los españoles y las españolas cumplimos con el deber de vota, que es a la vez un derecho en Democracia, han ocurrido bastantes cosas que no pasarán a la Historia que lean quienes lleguen dentro de cien años, pero que son muy importantes para quienes vivimos hoy y sufrimos las consecuencias del enquistamiento malsano que afecta a nuestras vidas cotidianas. El proceso que ha tenido lugar para procurar la investidura del nuevo Presidente del Gobierno ha sido penoso, porque los líderes se han obstinado en justificar los desacuerdos mucho más que en buscar acuerdos. El Jefe del Estado y Rey de España se encontró con una sorpresa curiosa: quien ganó las Elecciones, en votos y en escaños, no aceptó el ofrecimiento para que optara a la investidura y formara Gobierno. Ante tal espantada optó por una segunda opción proponiendo la misión al segundo clasificado, Pedro Sánchez. ¿Quedaba otra opción? Sin embargo las posibilidades del líder socialista no eran suficientes para garantizar el éxito, porque las condiciones impuestas por las promesas de campaña ya presagiaban que nadie iba a esforzarse en facilitar posibles éxitos a los otros. ¿Qué importaban el pueblo y la gente, tan nombrados durante la campaña electoral? Nada, o muy poco.
Probablemente estamos abocados a repetir las Elecciones. Según los sondeos los nuevos resultados no diferirán mucho de los del 20D porque en tan poco tiempo, y sin otra actividad política que la visualizada en las negociaciones para la investidura, no serán muchos los que cambien su voto, pero la lectura que se haga de los resultados puede ser muy otra aunque los resultados coincidan. De momento dejaré aquí mis reflexiones más sencillas.
Pero hay algo más. La primera reflexión deriva de la actitud ante las dos fuerzas emergentes (Podemos y Ciudadanos) instalada en la opinión pública. Esta reflexión desemboca en una pregunta que me parece pertinente: si a Ciudadanos se le tilda de ser una variante de la derecha del PP, ¿por qué a Podemos, usando el mismo procedimiento, no se le tilda de ser una variante de la izquierda del PSOE? Es difícil de entender que la alternativa de izquierda al PSOE sea Podemos, que ha afirmado no ser de izquierdas ni de derechas, en lugar de IU, cuyo proceso de cambio ideológico y organizativo ha sido mucho más humano. Peor aún, el intento de convertir a IU en un recuerdo del pasado, -poniéndoles en la misma estantería que los partidos de la "casta”-, por parte de Pablo Iglesias, debería haber empujado el voto hacia unas izquierdas a las que no les diera vergüenza decir que lo son, en lugar de engrosar las alforjas del poder, siempre voraces e insatisfechas.
Lo cierto es que recién finalizada la segunda votación para la investidura Pablo Iglesias se permitió señalar que el día siguiente empezaba o se abría un camino de la esperanza. Puede ser que lo dijera desde la sinceridad, pero estamos ya acostumbrados a su insolencia y a sus sobreactuaciones. No me cabe ninguna duda de que Podemos es una formación útil, tanto más si se aviene a practicar el mismo juego que los demás con las mismas reglas. Lo que Podemos precisa, de forma urgente, es cambiar a su Secretario General por otro que sea capaz de pactar de igual a igual, tal como el propio Pablo Iglesias dice que quiere acordar con Pedro Sánchez, aunque decidiéndolo desde la soberbia y la altanería propia de las más fatuas divinidades. Sí, Podemos tiene que reemplazar a su Secretario General por un líder “humano”, que se sepa imperfecto y llegue a sentirse susceptible de estar equivocado, algo que no parece haber sentido a tenor de sus comportamientos.
Bien, tomemos por la palabra a Pablo Iglesias. Como la investidura precisa 176 votos positivos, los 160 correspondientes a PSOE y Podemos no son suficientes. ¿Habrá que despreciar ahora los escaños de Ciudadanos solo porque Pablo Iglesias los vete? ¿Habrá que aceptar los votos de quienes en Cataluña ya han iniciado los trámites pertinentes para desbandarse fuera de ese Estado llamado España que elige su Gobierno? ¿Habrá que aceptar los votos de quienes no se sienten pertenecientes al Estado español, como Bildu? Está claro que Pablo Iglesias no quiere un cambio sino “su” cambio, el que le convierta en Presidente o en comisario que controla estrechamente al Presidente, con competencias tan universales y poderosas que conviertan al Presidente en una marioneta manejada y manipulada por el comisario.
Una última pregunta, por ahora. ¿Puede el PSOE echar a la papelera su acuerdo con Ciudadanos, para probar otro acuerdo con Podemos cuya provisionalidad es igual de manifiesta? Sólo un acuerdo en que confluyan PSOE, Ciudadanos y Podemos (además de quienes quieran adherirse) puede garantizar una nueva investidura que garantice un nuevo Gobierno. No me cabe ninguna duda de que es la única solución previa a unas nuevas Elecciones que son consideradas por todos un fracaso y un perjuicio. Si Pablo Iglesias lo impide habrá que adjudicarle dicho perjuicio, y Podemos deberá pensar en sustituir a su líder, como Secretario General, en un proceso más democrático y comprensible que el que usó para convertirle a él en Secretario General.


FDO.  JOSU MONTALBAN     

martes, 1 de marzo de 2016


EL FRACASO DE LA POLÍTICA Y DE LOS POLÍTICOS

¿Es la Política la que se aleja de los ciudadanos o son ellos los que se alejan de la Política? Mejor aún, puesto que la Política la desarrollan y ejercen los políticos, ¿son éstos los que abandonan a los ciudadanos o es al revés? Andando por la calle, escuchando lo que se dice en todos los ámbitos yo, que creo que soy una persona informada, no tengo dudas de que la Política se ha convertido en un refugio para muchos débiles de espíritu, y obcecados, que abandonan el fin que toda Política implica, -gobernar a los pueblos y a sus gentes-, para enfatizar en exceso el ejercicio del poder. Gobierno y poder son dos cosas muy diferentes, mientras el primero requiere de responsabilidad y autoridad moral, que vienen precedidos por la autorización de las urnas para desarrollarlas, el poder casi siempre procede de una lectura artera y egoísta de los resultados electorales, como si estos justificaran posteriormente cualquier comportamiento. Tal está ocurriendo ahora mismo en España, porque los resultados de las Elecciones del 20D no fueron suficientemente expeditos.
Pero no solo eso. ¿Alguien dudaba, acaso, de que aquellos resultados tan enrevesados no fueran a producirse? Todos sabíamos que se ofrecería un abanico de posibilidades pero, sobre todo, que las amalgamas necesarias para formar gobierno no podrían ser homogéneas, -de derechas o de izquierdas-, porque los mensajes transmitidos por los líderes durante la campaña lo habían dejado claro: empeñados en captar votos habían despreciado los apoyos responsables, despreciando los posibles votos de personas fronterizas a sus formaciones e ideologías. Previamente los líderes (¿?) ya se habían propuesto establecer líneas rojas que fortalecían su condición en sus propios partidos, pero debilitaban sus liderazgos en la sociedad, lo cual les ha convertido, a la postre, en intransigentes líderes que aspiran mucho más al poder que al gobierno.
Dentro de cinco horas, aproximadamente, Pedro Sánchez va a pronunciar su discurso de investidura. Acude a él con un documento avalado por Ciudadanos que reúne a su alrededor a 130 Diputados, más o menos. Lo demás, en el Congreso de los Diputados, serán espaldas, noes y desprecios. (No parece que vayan a cambiar las previsiones en tan escaso tiempo). ¿Es bueno empeñarse en un “negocio” abocado al fracaso? Sin embargo, será bueno que comentaristas, periodistas, politólogos y demás analicen con detenimiento la evolución de los hechos a partir de la noche del 20D. Fue una noche de consuelo para PP y PSOE porque mantuvieron sus posiciones, aunque diezmados en apoyos. Lo fue también de euforia desatada para Podemos, que irrumpía en el Congreso con mucha fuerza. Y lo fue de euforia, pero defraudada, para Ciudadanos que se situó cuarta con cuarenta diputados, imprescindibles para conformar cualquier mayoría válida. ¿Qué ha pasado después? Que algunos han convertido el consuelo en justificación para la derrota, y otros han convertido la euforia en soberbia. Es así como hemos llegado a una ceremonia de Investidura de la que todos saldrán defraudados. No habrá, realmente, vencedores ni derrotados, aunque todos jueguen a colgar el “sanbenito” a los otros.
¿Quién pierde en esta Investidura si, como se prevé, no culmina con éxito? El primero de todos, claro está, el que se somete a ella, Pedro Sánchez, pero no quedan ahí los perjuicios. Pierda la Democracia en que vivimos porque no ha sido tenida en cuenta por parte de los líderes litigantes. Pierden las Instituciones democráticas porque siguen sin timón o, como poco, sin timonel. Pierde el Jefe del Estado español que no previó el fracaso y ordenó iniciar una travesía tan poco esperanzadora. Pierde la Política que, administrada por egoístas intransigentes, no ha servido para suavizar los rigores de los endiablados resultados electorales. Y pierden los ciudadanos, y la sociedad en general, porque pueden retroceder hasta un pesimismo enfermizo que les lleve a la melancolía. En resumen, pierde la calidad de vida que vivimos todos, porque quienes deben suavizar sus excesos y humanizarla desde la Política, viven sumergidos en una lucha sin cuartel que convierte el ejercicio de la Política en una guerra, y a los políticos en fatuos guerreros.
Si nadie lo remedia, (las doce del martes, ahora mismo), queda solo un día para que se consuma el primer fracaso serio de nuestra Democracia “post-franquista”. Lo siento mucho. Lloro por ello. Son demasiados pasos perdidos los que se han venido dando desde el 20D. Lo peor será que se trate de pasos en dirección al abismo.


FDO.  JOSU  MONTALBAN