domingo, 31 de agosto de 2014

ETA, PERO SIN NOMBRE (El PAIS, 30-8-2014)

ETA, PERO SIN NOMBRE
Un grupo de jóvenes, -supongo que serán jóvenes-, han quemado cinco autobuses que estaban descansando de madrugada en sus aparcamientos y cocheras correspondientes, ubicadas en Loiu. Las primeras conclusiones al respecto más bien parecieron especulaciones pues desde que ETA anunció su “alto el fuego”, la tranquilidad había retornado a nuestras vidas y solamente se habían producido algunos actos violentos, de tan escasa enjundia, que cabían en el apartado de las fechorías o de los escarceos. Pero esta quema de autobuses es mucho más grave porque ha sido reivindicada por un grupo, aún sin nombre, que procede de la vieja Izquierda Abertzale (IA).
Es muy grave porque ha sido acompañado por un comunicado reivindicativo de muy dudosa justificación. Hubiera bastado que en alguno de los autobuses se hubiera quedado algún despistado (como ocurrió en el atentado de Barajas en que un ecuatoriano estaba ”echando una cabezada” en su coche mientras esperaba), para que ya tuviéramos un asesinato sobre la mesa. ¿A quién habría que imputársele? ¿A quién hay que imputar la quema de los cinco autobuses? ETA aún no se ha pronunciado al respecto, incluso el grupo de verificadores de su desarme podía haberse posicionado, pero no, sólo sabemos que hay un grupo crítico con la estrategia de abandono de la violencia, que ahora intenta justificar el atentado con la disculpa de que los presos enfermos de cierta gravedad no son bien atendidos en las cárceles. Han expresado por escrito que los presos enfermos “en la medida en que son militantes, (su castigo) supone castigar a todo un movimiento político”. No firmaron el comunicado, pero utilizaron como firma un slogan que era idéntico al que había divulgado algunos días antes la IA: “Presos enfermos a casa”.
Lo más grave ha sido la respuesta surgida desde Etxerat y Sare, pertenecientes ambas a la IA: “Rechaza absolutamente” la quema de los autobuses, y piensan que el episodio está “fuera de lo que es la estrategia política y democrática de la IA”. SORTU también se ha expresado en ese sentido, pero ha opinado sobre la exhortación del Gobierno Vasco para que condenen el atentado: “El discurso del Ejecutivo Vasco va orientado a apuntar y criminalizar a sectores populares de este país que trabajan en la defensa de los derechos humanos”. Si así es, ¿por qué no condenan sin paliativos este atentado? Más bien se han quedado en una especie de subterfugio, como si dijeran que este tipo de actos no son convenientes en este momento. Bien, pero parece que hay un grupúsculo, aún innombrable y quizás desconocido para la dirección de la IA, que juzga que sí es conveniente para defender la causa de los presos de ETA enfermos. Estamos otra vez ante el terrible dilema: ¿puede ser útil el terrorismo, sí o no? Tiene poco mérito que yo (y la gran mayoría que piensan como yo) diga “no”, más aún, que considere que el terrorismo es una cruel aberración que a nada bueno conduce, y que debe ser combatido hasta que los terroristas sean encarcelados, con todos los medios a nuestro alcance. Lo que importa es que estos “tibios” (de mentirijillas) que dirigen SORTU también lo digan, que vayan más allá del rechazo porque, de no hacerlo, volverán a ser cómplices del terror.
Como colofón del artículo quiero trasladar a las gentes de bien dos datos especialmente delatores y significativos que nos deben alertar. Según el Observatorio Vasco de la Juventud, uno de cada cuatro jóvenes vascos (el 26%) es partidario del uso de la violencia para obtener fines políticos o de otro tipo. En el año 2008 solo era partidario de eso un 15%. Y otro dato, el número de jóvenes que están a favor de la pena de muerte, que era en el año 2008 el 9%, es ahora el 16%, cifra que aumenta peligrosamente en el conjunto del Estado hasta algo más del 40%. Hace ya 49 años que no se ejecuta ninguna pena de muerte en España, así que estas cifras resultan sobrecogedoras. Si esto, -lo de las encuestas y lo de los autobuses de Loiu-, no son secuelas de una “enfermedad”, ¿qué son?

FDO.  JOSU  MONTALBAN           

martes, 12 de agosto de 2014

LA INMEDIATEZ O LA IDEOLOGÍA ( El DIARIO NORTE, 9 de Agosto de 2014 )

POLÍTICA ACTUAL: LA INMEDIATEZ O LA IDEOLOGÍA
Esta derecha española puede llevarse por delante todas las teorías políticas, dejar en meras páginas de los Tratados a las grandes ideologías, y convertir el debate político en una mera porfía entre propuestas que, en algunos casos, no pasan de ser ocurrencias. No debemos poner toda la responsabilidad en la derecha, porque la izquierda también está poniendo su granito de arena: el PSOE desplazándose hacia ese centro deshabitado que siempre está en el ámbito del conservadurismo, e IU desvinculándose del viejo socialismo con la única intención de que nadie les vuelva a diagnosticar como comunistas, a la vez que el socialismo del PSOE se les quede a la derecha. Pero, en medio de este corrimiento de ideas las estrategias están claras: dar prioridad a lo inmediato. La derecha, aprovechando la crisis, ha reformado todo sin medir las consecuencias, ha dejado desprotegidos a muchos para, de ese modo, enriquecer a unos pocos. ¿Qué ha hecho entre tanto la izquierda?
Desde luego que la lectura de la nueva y problemática situación ha sido infalible, porque ha detectado las carencias con rigor, pero no ha puesto sobre la mesa suficientes respuestas. El PSOE ha venido construyendo el Estado de Bienestar que disfrutamos, pero no ha inventado casi nada para reducir las consecuencias de su destrucción por parte de esta derecha desalmada, ni siquiera la ha contrarrestado actuando desde las Instituciones inferiores en las que ha conservado el poder. Ahora asiste asustado a esa desbandada de votos hacia PODEMOS, que es una opción tan legítima como oportunista, cimentada en slogans muy cortos e incisivos, mucho más propios del diálogo asustadizo e impersonal de algunas redes sociales que del clásico debate político. Sus frases impactantes, y no por eso erradas, encolerizan y encienden la mecha para provocar esténtores, pero no siempre pensamientos juiciosos. Aprovechando el descontento y los miedos infligidos a los trabajadores y a las gentes de las clases más humildes y desprotegidas, las voces estentóreas de estas nuevas formaciones políticas suscitan parecido odio a lo conocido como esperanza en lo que se anuncia, aunque sea desconocido. En este caso no vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Las encuestas del CIS que se han publicado estos días han anunciado algo obvio: que la derecha baja poquito; que la izquierda más conocida (PSOE e IU) desciende considerablemente como contrapeso a dicha derecha depredadora; y que esa otra opción, aún desconocida en el aspecto práctico que es Podemos sube como la espuma. Sí, al fin y al cabo es espuma, siempre atrayente, pero habrá que ver lo que se oculta debajo, es decir, si es oro todo lo que reluce, porque importa mucho lo que se quiere hacer, pero importa mucho más estar seguro de que se puede hacer y el modo como se va a hacer. En este aspecto el PSOE está pagando las consecuencias de los dos riesgos que acechan a una fuerza política de sus características: haber sido atacado de forma alevosa y desproporcionada y no haberse sabido defender.
Cuando el PSOE ha gobernado lo ha hecho siempre poniendo el acento en las políticas sociales y en la preservación de los derechos civiles y las libertades ciudadanas. Como si se tratara de una inclinación natural suya no ha caído en triunfalismos proclamando que es el artífice del Bienestar del que gozamos, sin embargo la cacareada crisis ha diezmado las conquistas porque la Economía no ha sido puesta al servicio de la Política o de la Ética, sino al revés. El PSOE ha recibido empellones a derecha e izquierda, por parte del PP y por parte de IU, y ahora por parte de Podemos.
¿Qué ha de hacer? Desde luego que no debe sentir vergüenza de sus épocas pasadas, ha de ser responsable de lo que ha hecho, bueno o malo, pero no debe admitir que es culpable a perpetuidad de sus posibles errores. En los últimos tiempos algunas reacciones de las sucesivas direcciones del PSOE han sido desatinadas: Rubalcaba abominó de Zapatero y ahora Sánchez ha abominado de Rubalcaba para justificar las previsiones negativas de las encuestas. Para colmar el desatino el portavoz del PP Merino, opinando sobre el mismo hecho, ha afirmado que España necesita a un PSOE fuerte, del mismo modo que necesita a un PP fuerte. En este caso el PP sabe lo que hace, pero el PSOE no. ¿A qué espera el PSOE para decir que lo que España necesita es un PP cuanto más débil?
Sí, estamos en el ocaso de las ideologías. De izquierdas, claro está, porque la derecha no necesita ideologías, le sirven mucho mejor los dogmas y los intereses. La Política ya no se detiene a debatir sobre ideologías porque la inmediatez en que se desenvuelve no lo permite. La irrupción de Podemos, amparada en la estrategia de la inmediatez del diagnóstico más que en la “mediatez” del diseño, puede modificar el modo de hacer la Política. Puede ser que ahora cobren fuerza aquellas palabras, -tan desafortunadas cuando las pronunció como lo son ahora-, de Felipe González: “Gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones”. ¿No encontráis cierta semejanza con las palabras del líder de Podemos, Pablo Iglesias: “PODEMOS no es de izquierdas ni de derechas, aunque yo soy de izquierdas”?
Fdo. JOSU MONTALBAN   

RAJOY SE VA "TRANQUILO" DE VACACIONES

RAJOY SE VA “TRANQUILO” DE VACACIONES
Antes de marchar Rajoy ha hablado a sus súbditos, a los ciudadanos españoles, para ofrecerles una visión tan autocomplaciente como irreal de lo que acontece en España. Alguien la había instruido previamente y él aprendió bien el gesto que debía utilizar: el dedo índice de la mano derecha estirado, apuntando unas veces hacia lo más alto y otras al frente, pero siempre contundente y casi inflexible, como si dijera “vivimos tiempos que requieren firmeza”.
Pero lo importante fueron las palabras y sus significados. Lejos de quedarse en el relato de los hechos ofreció dos conclusiones engañosas respecto de las dos cuestiones que enfatizó durante su comparecencia.
Dijo “me voy tranquilo (porque) la unidad de España no está en peligro”, en relación al conflicto que mantiene Cataluña con el Estado español. Pero su tranquilidad, en este aspecto, no está fundada en el hecho de que posea alguna posible solución para modificar la situación de empecinamiento secesionista que está manejando Mas junto a una gran parte de la sociedad catalana. Según él la unidad de España no está en peligro porque “el señor Mas ha dicho que no va a hacer nada contrario a la Ley”. De modo que si a Mas se le ocurre forzar la situación, la marimorena estará servida, porque a Rajoy solo le sirve una fórmula: “ley y diálogo”. Ni siquiera le sirve ensayar esa propuesta que le han repetido los nuevos líderes socialistas Miquel Iceta y Pedro Sánchez: la modificación de la Constitución para avanzar hacia una España federal. Nada de eso: “ley y diálogo”. ¿Para qué el diálogo, solo para interpretar la ley? ¿Y cuando Euskadi se soliviante, lo mismo? Mucho me temo que la tranquilidad de Rajoy, en este asunto, es impostada.
Y ha dicho, respecto al otro gran asunto, la crisis: “La recuperación económica es firme y ha venido para quedarse”. Así que los españoles afligidos por las carencias que él mismo les ha infligido pueden dormir tranquilos. Las verdades de Perogrullo que ha usado para explicarlo mueven a risa. “En dos años hemos pasado de una Economía al borde de la quiebra a una de las que más crecen”, ha dicho. Y bien, si estaba al borde de la quiebra (percepción exclusiva suya) cualquier crecimiento se agiganta pero ¿está ya saneada? ¿Se ha traducido en una importante fuente de nuevos empleos? Pues no. El mercado laboral está lleno de contratos basura, de empleos temporales y subvencionados y, lo que es peor, la EPA cuantifica como trabajadores a personas que llegan a trabajar durante dos horas a la semana. El recurso de Rajoy a la bondad de las reformas estructurales, en alusión a la reforma laboral, no puede ser más provocativa, porque ha sido ella la que ha convertido a muchos trabajadores en pobres esclavos. Las perversas consecuencias que han obrado en los trabajadores la reforma laboral y la crisis económica casi ha convertido a los “mileuristas” en afortunados, ahora que algunos cientos de miles de trabajadores trabajan por salarios inferiores al SMI.
Habrá tiempo, a la conclusión del verano, para seguir reflexionando. De momento Rajoy nos ha dado una clase de osadía, de la que me quedo con su dedo índice estirado y esa frase tan propia de los soberbios, sobre todo en tiempos de tanta tribulación y sobrecogimiento de los españoles: “Tengo la tranquilidad de que sé lo que tengo que hacer, y eso da mucha fuerza interior”. Dijo que quería transmitir “confianza” y “certidumbre”, pero cuando uno lee la realidad ante los demás y ellos se muestran tan perplejos ante el contraste entre lo que ven y lo que les cuentan, no hay dedo índice que lo suavice. ¿No es más fuerte la confianza que provocan los humildes que la de los sobrados y altaneros?.
Fdo.  JOSU  MONTALBAN 

miércoles, 6 de agosto de 2014

LOS INMIGRANTES Y EL ALCALDE DE VITORIA-GASTEIZ (DEIA, 6 DE Agosto de 2014)

LOS INMIGRANTES Y EL ALCALDE DE VITORIA

Mientras escribo este artículo aún se sigue discutiendo en torno a las palabras que el alcalde de Vitoria, - poco antes se había expresado en el mismo sentido el de Sestao -, ha dedicado a los inmigrantes: “Los inmigrantes magrebíes vienen a vivir de las ayudas sociales”. Al mismo tiempo les acusó de no tener ningún interés en integrarse socialmente ni en trabajar. En este asunto llueve sobre mojado. Las palabras del alcalde Maroto solo sirven para fortalecer a una opinión pública que repite el mismo estribillo como si se tratara de una bandada de papagayos. Los ciudadanos repiten frases muy parecidas a las que ha pronunciado Maroto, hasta tal punto que el ínclito alcalde ha dicho, para explicar su “boutade”, que él “dice lo que dice y lo que piensa la gente”. Sin embargo él no debe decir las cosas porque las piense la gente sino porque esté convencido de que está diciendo la verdad, y que cuanto dice puede ser corroborado mediante la presentación de los pertinentes datos.
Como es lógico el Consejero Aburto, que es el responsable de la administración de las ayudas sociales, ha salido a responder y ha puesto sobre la mesa los datos que demuestran que las palabras de Maroto, como las de la gente que piensa como él, son una ignominia contra personas que sufren la doble exclusión de ser pobres y de ser inmigrantes. Con este motivo nos estamos enterando de que la RGI (Renta de Garantía de Ingresos) no puede sobrepasar los 875 euros mensuales cuando se trata de familias compuestas por tres o más miembros; de que más del 61% de los perceptores de la RGI son españoles; y de que seis de cada diez demandantes son mujeres: Igualmente de que quienes perciben cantidades superiores, aunque siempre inferiores a los mil euros, son los pensionistas que soportan cargas familiares importantes, cuyas familias tienen tres o más componentes.
El Consejero de Empleo y Políticas Sociales se ha cabreado, y con razón. Ha reclamado rigor y responsabilidad a quienes, por ser titulares institucionales, tienen la obligación de conocer los detalles concernientes a aquello que dirigen y administran. Tiene razón el Consejero cuando insta al Alcalde a que no hable en abstracto  y a que si tiene datos o indicios de posibles fraudes en las ayudas sociales, los denuncie. Sin embargo, el Alcalde persiste en su empeño descalificador de los inmigrantes, fortalecido por los apoyos recibidos por sus compañeros de grupo político. Y dado el carácter oportunista y cicatero con que suelen actuar otros líderes de todos los partidos, alentado por quienes aprovechando la oportunidad no han dudado en esbozar dudas respecto al control público de las ayudas sociales. Al parecer, el fraude que cometen los más pobres preocupa mucho. Así debe ser, por eso han resultado juiciosas las peticiones que, procedentes de diversos ámbitos, han reclamado que se extremen los controles en las ayudas sociales.
En el intercambio de dimes y diretes los populares, como compañeros del Alcalde, han preguntado al Lehendakari si no le preocupa el fraude que se produce en la cifra global de RGI otorgadas cada año. La cifra correspondiente a ese fraude fue suministrada al mismo tiempo que se ofrecieron los datos sobre las cantidades y requisitos requeridos para tales ayudas: en dos años la bolsa de fraude ha estado en 53 millones de euros, es decir, poco más de 5% del montante económico de todas las RGI otorgadas. No muy abultada teniendo en cuenta que se han destinado 435 millones de euros anuales a RGI durante cada uno de los dos últimos años. Y muy poco abultada si la comparamos con la cifra que han aportado los Técnicos pertenecientes al Sindicato de tal del Ministerio de Hacienda, relativa al fraude fiscal anual que ha sido de aproximadamente 13.500 millones anuales, los cuales supondrían una recaudación de 2.415 millones de euros, más o menos 45 veces lo que supone el fraude en las ayudas sociales destinadas a RGI.
Tras ofrecer estos datos, prefiero abordar este asunto desde una visión ética o, al menos, humana. Resulta sobrecogedor que se ponga tanto empeño en exigir a los de fuera lo que muy pocas veces exigimos a los de casa. Sí, no me he equivocado en la nomenclatura utilizada. Es intencionado el uso de “los de fuera” y “los de casa” para distinguir a los inmigrantes de los naturales o nativos. Urge una definición concreta del término “inmigrante”, pero no tanto de las condiciones que deben producirse en cualquier proceso migratorio, sino de las características y condiciones que definen a tales personas una vez que ya han emigrado y se han instalado en su país o lugar de acogida. Llegados a su destino, ¿son personas iguales, que disfrutan de los mismos derechos y deberes que las que encuentran a su llegada? ¿Son hombres y mujeres iguales a los hombres y mujeres con los que se encuentran al llegar? Es verdad, - y es bueno y necesario -, que los flujos migratorios deben ser cuantificados, y que la población de un país no puede quedar al arbitrio de llegadas incontroladas de personas pero, ¿hay alguna norma de comportamiento que se pueda considerar ética, que justifique las expulsiones que se producen de vez en cuando, de quienes han arriesgado sus vidas para llegar a su “tierra prometida”?
La Ley son las leyes, que deben de ser cuanto más justas. La Ética son los comportamientos, que tienen que ser como mínimo decentes. Una Ley que no está basada en la Ética no puede ser ni justa ni decente. En el caso que da pie a este artículo el Alcalde de Vitoria ni ha sido justo ni ha sido decente. No ha sido justo porque no ha dicho que los inmigrantes no cumplan la Ley sino que, valorando algo tan subjetivo como las intenciones de los inmigrantes, les ha acusado de no querer integrarse, ni siquiera trabajar en labores remuneradas, sin ofrecer ninguna prueba demostrativa de ello. Peor aún, la indecencia se acrecienta cuando se erige en portavoz social al decir que sólo ha dicho en voz alta lo que la gente piensa pero no dice. Responsables públicos de esta calaña no son buenos para los tiempos que corren. ¿Alguien ha escuchado al susodicho Alcalde decir algo peyorativo contra quienes roban utilizando el fraude fiscal, muchos de ellos más cercanos a sus siglas políticas que a las demás? ¿Acaso ha criticado a quienes se han beneficiado económicamente poniendo a sus padres ancianos o a sus niños al cuidado de los inmigrantes, sin firmarles contrato ninguno y pagándoles por los servicios prestados mucho menos de lo que pagarían a un cuidador nativo? ¿Ha puesto el grito en el cielo al comprobar las deficientes condiciones de un porcentaje muy grande de los inmigrantes?
Estoy convencido de que el susodicho alcalde y todos esos que, según afirma, piensan como él, no ven a una persona cuando están ante un inmigrante, pero no tanto porque sean xenófobos como porque son unos clasistas de tomo y lomo. Lo que a ellos les molestan  son los pobres, no los diferentes, porque aceptan y vitorean a los chinos ricos, a los negros ricos, a los indígenas ricos, en suma, a los ricos al margen de otras circunstancias. Pero quieren también redimirse, por eso cubren su insolidaridad, su egoísmo y su escasa vergüenza con esa afirmación ignominiosa: “son ellos, los que vienen de fuera, los inmigrantes, los que no tienen ningún interés en integrarse ni en trabajar”. ¡Ignominia! ¡Ignominiosos!

Fdo.  JOSU  MONTALBAN