RELATO Y POSVERDAD DE LA IA Y DE ETA
Habiendo sido, como fui, no solo víctima de ETA (aunque no
consumada) sino amenazado directamente mediante cartas de diverso formato,
asisto estupefacto a unos pasajes que me provocan mucha rabia. Y esta es la
razón por la que escribo este artículo que pretende formar parte del “relato
humano” del sufrimiento de unos cuantos, y pretende además combatir eso que
ahora se oculta tras el neologismo “posverdad”, que bien pronto ocupará un
lugar destacado en el Diccionario de la Real Academia Española. Nada expresa
mejor el uso procaz y miserable de la “verdad”, de lo realmente ocurrido, como
la “posverdad” que usan los favorables a ETA y al terrorismo (cada vez menos,
afortunadamente), pues no en vano siempre se pronuncian distorsionando la
realidad, que fue tan contundente como para producir más de 825 muertos por
asesinato en atentados de todo tipo, y dejó tantos tullidos e imposibilitados,
que destruyó familias, arruinó a la sociedad vasca en lo económico y sobre todo
en lo ético, que manipuló creencias y emociones y generó una sociedad remisa en
la que la osadía de los desalmados acalló el buen criterio de los ciudadanos
normales. Esto no debe caer en saco roto, porque la sociedad vasca ha pasado
medio siglo sometida a un azote brutal que solo ha respondido al capricho y la
bestialidad de los patriotas (“abertzales” infiltrados) vascos. Desde luego que
los auténticos abertzales no se merecían que los asesinos terroristas hayan
matado en su nombre.
En los últimos tiempos han tenido lugar tres momentos o
pasajes que han llamado mi atención y, ¡cómo no!, me han irritado. Hace pocos
días se ha celebrado en Andoain un homenaje a dos etarras, terroristas y
asesinos por tanto, que han salido de la cárcel y han vuelto a sus hogares. Han
vuelto precisamente al lugar en que fue asesinado Pagazaurtundua, un buen
hombre y mejor amigo que cometió el gran error de ser socialista, de no ser
abertzale. Desgraciadamente la miseria moral que supone el hecho de que los
asesinos hayan sido galardonados con
aurresku de honor y de bienvenida, y sendos ramos de flores, extiende un borrón
miserable sobre el pueblo, no tanto porque todos los vecinos de Andoain se
deban sentir responsable del homenaje tributado, pero sí por el hecho de que no
hayan sido capaces de impedirlo o de contrarrestarlo. Cuando se somete a todo
un pueblo a un oprobio tal, resulta descorazonador que no se hayan producido
reacciones en contra. Si el asesinato de Pagaza fue algo ignominioso, este
Homenaje dirigido a los chivatos asesinos que lo facilitaron, es una nueva
ignominia que quienes la han propiciado deberán sentir en alma y la conciencia,
si es que aún les queda alguna de las dos.
Relacionado con este hecho he vivido yo directamente un
segundo momento, porque el referido homenaje ha ocupado bastante espacio en los
periódicos, aunque dicho espacio haya sido tratado de modos bien diferentes. El
hecho de que militantes del PP enarbolaran carteles mientras tenía lugar el
Homenaje, y profirieran gritos en contra del terrorismo y a favor del asesinado
encendió la mecha de los violentos y de sus partidarios, por cierto una mecha
que necesita muy poco para estallar. Y esto, este trance tan venial de los
miembros del PP, que solo mostró las fotos del asesinado, provocó que les llamaran
“fascistas”. Este comportamiento no es baladí, y debe ser interpretado y
contestado con resolución. De todo ello saco algunas conclusiones: la primera
es que un Alcalde que participa en un acto de esta naturaleza no merece serlo,
porque su cometido como alcalde, que es representar a todos desde la ética y la
dignidad humanas, queda a la altura del barro. Lo lógico sería que los vecinos
de Andoain, al menos todos los que no tengan nada que ver con ETA, deberían
pedir su dimisión por indigno y por miserable, por el hecho de que su alcaldía
es capaz de sentir admiración por unos asesinos que ayudaron a que otro vecino
de su pueblo fuera asesinado.
Relacionado con este hecho he vivido una situación que es,
como poco, peculiar. En un programa de debate de la Tlevisión Vasca fue
entrevistado al respecto el responsable de una ONG vasca cuyo nombre se traduce
del euskera al castellano como “lo que sirve para unir”. Preguntado en torno a
la procedencia de que se hagan homenajes a etarras como el referido, estableció
una diferencia entre el hecho de que se rinda homenaje a asesinos de víctimas
cuyos familiares aún residen en Euskadi, y los homenajes o recibimientos a
asesinos cuyos asesinados y sus familias
han desaparecido definitivamente del lugar. Es decir que se trata de
aplicar esa insensatez de “ojos que no ven corazón que no siente”, es decir,
que si no están presentes los que con mayor intensidad vivieron las ausencias
de sus familiares asesinados, los demás podemos alegrarnos y vocear “¡hurras!”
a favor de los liberados. ¿Acaso esta actitud “sirve para unir”, como reclama
el mismo nombre de la Organización? Yo creo que no, porque para unir lo que
desunió el terrorismo, que fue el que produjo tantas muertes gratuitas e
irreparables, sólo cabe la disolución definitiva de ETA, algo que al parecer
solo ocurrirá cuando ETA lo decida. Sin embargo, hay que reclamar a todas las
formaciones políticas vascas que exijan la disolución de ETA, porque ningún
otro movimiento que responda a estrategias intermedias será suficiente.
ETA sigue jugando a la gallina ciega con los vascos, pero lo
hace amparada en la mal llamada Izquierda Abertzale (IA), que aún no ha
condenado de forma tajante ni una sola vez las muertes violentas protagonizadas
por ETA. Actualmente los protectores de lo que queda de ETA están poniendo en
bretes diversos a las formaciones vascas pacíficas y pacifistas. El hecho de
que EHBildu no se haya sumado a un texto tan sencillo y poco exigente como el
aprobado en el Parlamento Vasco, en torno a los homenajes públicos a etarras,
debería servir para que los “abertzales” se quedaran colgados y abandonados en
otras muchas ocasiones. Mientras se declaren incapaces para acompañar a los
demás a normalizar las vidas, todo acercamiento a ellos resulta miserable. Estos
muchachos/as de SORTU merecen ser dejados a un lado, y ya lo presienten, porque
el progresismo social choca frontalmente con el desprecio hacia los afectados
por la violencia, a los que ignoran hasta tal punto de encontrar algún tipo de
explicación o razón que justifica sus persecuciones y asesinatos.
Es también curioso, y abominable, que a través de un
comunicado hecho desde su periódico de cabecera, ETA haya ofrecido una serie de
informaciones imprecisas y ambiguas. De pronto a la dirección de una organización
terrorista de inspiración marxista, leninista, stalinista (y demás “istas”),
parece que se la ha ocurrido someter a votación de sus militantes su
continuación. Y han advertido que, como mucho, el resultado podrá ser que de
repente “ETA ya no exista”, porque la dirección actual no se plantea “ni su
desaparición ni su disolución”. Entre los etarras encarcelados, los pocos que
están fuera de España o en la clandestinidad, y un puñado de ex reclusos se
decidirá que ETA exista o no. Han advertido que no son favorables ni
partidarios de la disolución de ETA, porque si así ocurriera “ETA dejaría de
ser un agente que interpela y es interpelado”. ¿Y qué interpela? También esa
respuesta aparece en los papeles: “Interpela a la IA para que sea leal al
legado de ETA”.
Así que ETA aún desea influir, aún desea ofrecer “su relato”,
“su posverdad”… Menos mal que el hecho de ejercer de terrorista cada vez
resulta más penoso y arriesgado… Menos mal que ETA ha perdido la guerra que
ella misma comenzó, y lo sabe muy bien… Le molestan y resultan incómodas sus
propias pistolas… Por si se les disparan…