viernes, 8 de febrero de 2013

¡PACTOS  A  TUTIPLÉN!
¿Qué significa “tutiplén”? Según reza en el Diccionario no tiene un significado muy preciso, pero debe ser algo así como “a porrillo”, o “por todas partes”, o “sin ton ni son”, o “sin orden ni concierto”. Por ser tan ambiguo su significado es que uso esta palabra. Porque ofrecer pactos está de moda en Euskadi. Al parecer cualquier pacto es bueno para derrotar a la brutal incertidumbre que atemoriza a los ciudadanos. No importa de qué se pacte ni importa cómo se pacte ni importa siquiera quienes pacten. Los líderes políticos no tienen otra palabra en sus bocas: pactar, acordar. Por eso, cualquier pacto es entendido y comprendido, porque lo que importa es pactar. Algunos dicen que ese fue el mandato que los votantes hicieron a los políticos de los diferentes partidos: pactar entre diferentes. Y se quedan tan anchos, como si para extraer esa conclusión de la interpretación de los resultados electorales habría que hacer esfuerzos. Nadie quiere asumir ninguna responsabilidad y arriesgar apostando por alguna fórmula de gobierno para Euskadi más ambiciosa. Pactar, hay que pactar y acordar entre diferentes, pero todo se queda en pactos de conveniencia que, como su propio nombre indica convienen a los que acuerdan  y a casi nadie más.
Son fáciles de justificar porque dan estabilidad a las Instituciones a las que conciernen pero apenas solucionan nada más. Los respectivos gobiernos (Gobierno vasco, Diputaciones y Ayuntamientos) serenan el sofocón del desamparo que supone no contar con presupuestos, pero los presupuestos presentados siguen siendo incompletos, incongruentes, en una palabra, malos. Casi a ciegas se facilitan mediante abstenciones los presupuestos, aquí y allá, aunque dichas cuentas respondan a intereses casi opuestos y las sociedades resultantes de la aplicación de tales presupuestos no tengan casi nada en común. Pero los “líderes” que han pactado pos simple conveniencia levantan la cresta satisfechos, convencidos de que el día después el corral seguirá soliviantado mientras los gallos alargan sus cuellos para entonar kikirikis triunfalistas.
Pactar, acordar. Pactan los perros con los gatos y los gatos con los ratones, y en cuanto se resuelve el instante crítico que el pacto intentaba resolver ya vuelve el perro a perseguir al gato, y el gato al ratón, y el ratón horada el queso de la despensa…Y el guarda de la despensa, que había comprado el gato para reducir a los ratones, y había comprado el perro para cuidar la casa y la hacienda, se ve obligado a amarrar al perro para que el gato pueda ejercer lo que es propio de su condición e instinto: matar ratones. De ese modo la hacienda queda mucho más desprotegida porque ha puesto su prioridad en preservar su queso en su despensa.
Así nos viene ocurriendo en Euskadi tras las últimas elecciones. A falta de un gran acuerdo político que dé estabilidad a la sociedad y consistencia a la democracia, se propician pactos puntuales que responden sólo a la necesidad de una oportunidad, de un instante. A falta de itinerarios compartidos y con vocación de futuro, para combatir la crisis y apuntalar la paz y la convivencia, se fraguan acuerdos miedosos que dejan siempre pendientes las soluciones para mañana. Será esta una Legislatura configurada como una suma de instantes variados, pero si no se produce un acuerdo político firme y solvente, entre partidos realmente solventes, que englobe a todos los ámbitos institucionales, nos quedaremos en eso, en una sucesión de instantes sin peso específico para conformar una Época. Da la impresión de que cada cual está solamente a proteger el queso de su despensa.
Fdo. JOSU MONTALBAN