martes, 22 de julio de 2014

EL SOCIALISMO VASCO Y "PODEMOS" (EL SIGLO DE EUROPA, 16 DE JULIO DE 2014)

EL SOCIALISMO VASCO Y “PODEMOS”
En lugar de aceptar que los resultados electorales suelen obedecer a factores muy diversos y puramente coyunturales, cada vez que se produce un proceso electoral surgen los análisis y conjeturas en torno a las razones por las que unos partidos suben y otros descienden. Los “expertos” analizan todos los detalles y dan su veredicto, casi siempre inapelable, y se quedan a esperar otras elecciones. Sin embargo yo creo que lo más importante es analizar las consecuencias que pueden tener unos resultados u otros en las vidas de los ciudadanos.
Desde que la Izquierda Abertzale (IA) ha vuelto a ser una opción electoral en Euskadi bajo el nombre de BILDU, han ocurrido cambios importantes que han afectado a la configuración sociopolítica y que pueden tener unas repercusiones importantes en las vidas de los vascos. Además de haberse revuelto el mapa electoral se ha revuelto el entramado político y el institucional por dos razones fundamentales: porque BILDU obtuvo demasiados votos, y porque las fuerzas políticas democráticas, que habían venido soportando la crueldad de ETA y las groserías de la IA cómplice, no tuvieron arrestos para cerrarles el paso. El resultado se ve con cierta claridad: las instituciones que la IA gobierna se han empeñado en demostrar la cuadratura del círculo. No han mejorado la participación ciudadana como prometieron, han puesto sus respectivas instituciones al servicio de lo que queda de ETA, continúan creando grupos y grupúsculos con la disculpa de los presos etarras, del derecho a decidir, del independentismo rampante y de cuanto surja que produzca descontento, todo para acercar adeptos pero no para mejorar la sociedad en su conjunto.
La crisis y sus consecuencias han hecho el resto. Sin embargo conviene analizar el fenómeno que ha venido ocupando más páginas desde que tuvieron lugar las Elecciones Europeas. Me refiero a la irrupción del grupo PODEMOS, del que se dice que una gran parte de los votos obtenidos han procedido de la bolsa del PSE. Desde luego que parece lo más lógico, porque el PSE se ha quedado, más o menos, en la mitad de los votos que tenía y ningún otro partido ha crecido en esa medida. Este trasvase de votos corresponde a la tónica general del resto de España donde también se ha producido la debacle del PSOE y el estallido de PODEMOS, pero la lectura y la interpretación de esta nueva situación merecen un esfuerzo añadido, porque en Euskadi la repercusión es bien diferente que en el resto de España.
El PSE y PODEMOS no tienen mucho que ver en un aspecto trascendental en Euskadi. Ambos entienden de forma muy diferente cuál debe ser la relación de Euskadi con España. Los socialistas consideran que Euskadi es una parte de España, y que la relación con ella ha de tener como marco un Estado Federal. Se han encontrado cómodos en la España de las Autonomías aunque desde una visión purista de la ideología socialista la inclusión de los famosos Derechos Históricos en los textos constitucionales debería haberse interpretado como un privilegio otorgado a Euskadi frente a las demás Comunidades que no los tenían. En cambio a PODEMOS le da igual este asunto. Para empezar ya se ha posicionado a favor (y ha dicho que participará) de la gran cadena humana con la que, principalmente la IA, a través de una de esas asociaciones que crea para las ocasiones, reivindicará el derecho a decidir, es decir, la independencia. Poco importa a PODEMOS que el Estado se vaya desgajando poco a poco, y que la convivencia se torne árida y difícil en aquellas comunidades donde la exaltación nacionalista se presenta como una amenaza. Sí, entiendo que habrá quien diga que defender el derecho a decidir no es sinónimo de ser independentista, pero todos sabemos que ese derecho no existe con ese nombre y que decidir de forma colectiva ha de hacerse respetando normas preestablecidas, que no han sido definidas para ninguno de los referendos que se pueden plantear en Cataluña o en Euskadi.
La Política atraviesa muy malos momentos, los peores desde que volvimos a la Democracia. Los principales responsables de ello han sido los partidos tradicionales que, tras abandonar sus ideologías, se han empeñado en supeditar el debate político a la lucha por el poder, primero por el poder en las propias formaciones, y después por el poder en las instituciones. La primera lucha ha convertido a sus direcciones en bloques herméticos que mantienen el control a toda costa sin darse cuenta de que solo deberían ser un instrumento al servicio de la reflexión política. La lucha por el poder institucional ha fundamentado su eficacia en las estrategias de comunicación mucho más que en poner la ideología al servicio de los ciudadanos. El éxito de la opción PODEMOS ha estado en parecer  más creíbles que los políticos de los partidos tradicionales, en parte porque su trayectoria es más corta y no han tenido tiempo de defraudar, y en parte porque se han apañado con medios más rudimentarios para dirigirse a los ciudadanos, lo cual ha aumentado su confianza.
Ahora empieza para PODEMOS la aventura que, como toda aventura complicada, se inicia con mucha fuerza y se acaba con bastante menos, es decir, como se puede. ¿Qué puede hacer PODEMOS en Euskadi, qué puede conseguir? Deberá, en primer lugar, optar por uno de los dos bandos: nacionalista o no nacionalista, es decir, vasco o español. De momento ha optado por ese limbo de apoyar el acto testimonial de la cadena humana a favor del derecho a decidir, pero cuando los eslabones de la cadena se disgreguen y vaya cada mochuelo a su olivo, los de PODEMOS van a tener que responder a cada uno de los dilemas en que les meta el nacionalismo. ¿Seguirán en ese espacio que no es vasco ni español, que no se declara de izquierdas ni de derechas, aunque Pablo Iglesias se declare de izquierdas? ¿Con quién estarán dispuestos a gobernar en Euskadi donde la ideología de izquierdas está tan supeditada al abertzalismo de BILDU? ¿Seguirá tachando de partido “de derechas” al PSE, también en Euskadi? ¿Deberá establecer una nueva definición para la “casta” política, teniendo en cuenta las muy diferentes connotaciones que tiene el ejercicio de la política en Euskadi?
Resulta descorazonador que en las muchas oportunidades que han tenido los líderes de PODEMOS para expresarse no hayan tenido un hueco para resaltar el esfuerzo hecho por los políticos vascos, que han sufrido la violencia de ETA y de la IA en tantos años de lucha ética a favor de la convivencia en Euskadi. Aquí han pagado tributo de sangre todos los partidos democráticos, sin embargo Pablo Iglesias acudió a sermonear en una Herriko Taberna y sonrió incluso a los presentes, pero no ha trascendido ninguna frase que tuviera tinte culpabilizador hacia quienes habían dicho muchas veces “ETA mátalos”. Y no estoy diciendo con esto que haya sido partidario de las matanzas de ETA, pero ha sido cobarde para denunciarlas. También cabe que la justificación fuera que la IA es una fuerza, o una acumulación de fuerzas, ubicada en la izquierda del abanico político vasco, cosa absurda teniendo en cuenta su condición de politólogo, porque la IA no está en la Política con la misión de construir una sociedad más justa sino, preferentemente, para seguir alimentando la quimera de que Euskalherria ha de convertirse en un Estado independente.
Lo va a tener muy complicado PODEMOS cuando el nacionalismo vasco, democrático o no democrático (PNV y BILDU), sigan caminando por la misma senda por la que ahora van. Probablemente el PNV virará en su empeño actual y se quedará en el borde del precipicio, es decir en el posibilismo, y BILDU seguirá pregonando la quimera inconseguible de meter en el mismo proyecto secesionista a las Comunidades de Euskadi y Navarra, y a los territorios vascos del Sur de Francia. ¿De qué modo se posicionará PODEMOS ante este desaguisado? Lo imagino: apelando siempre al derecho a decidir, que ha sido el subterfugio con que el nacionalismo ha reverdecido las consecuencias de sus euforias y fracasos. Cualquiera de estas posiciones ambiguas puede servirles para salir del trance, pero no para consolidarse.
En cualquier caso hay que dejar que PODEMOS se exprese en la arena política, y exigir que lo haga mucho más allá de su escueta fórmula o estrategia de ir sumando descontentos: un desahuciado por aquí, un pensionista cabreado por allá, una madre de tres hijos desempleados…, así sucesivamente. Se confundirá quien intente ningunear a PODEMOS antes de saber de qué es capaz. Pero PODEMOS ya se está equivocando con su estrategia de desacreditar al socialismo como fuerza de izquierdas, toda vez que no se puede tildar de “casta”, de forma despectiva, a un partido que ha sido votado en muchas ocasiones ya por más de diez millones de ciudadanos. Hago esta lectura desde Euskadi, a dónde ha ido a pescar pero donde hay que cuidar mucho de qué modo se practica la pesca, salvo que en lugar de pescador uno sea un depredador.
FDO.  JOSU  MONTALBAN