martes, 12 de enero de 2016

REFLEXIONES ANTE EL NUEVO TIEMPO (DEIA, 12 - 01 - 2016)


REFLEXIONES ANTE EL NUEVO TIEMPO

El 20-D ha dejado perplejos a muchos analistas, a muchos periodistas, a muchos opinadores y a muchos líderes políticos. Se han analizado muchos factores, incluso se han tenido en cuenta muchas circunstancias que han concurrido en estas elecciones y no estuvieron presentes en otras Elecciones Generales, pero no se ha profundizado lo suficiente porque a nadie le ha interesado mucho hacerlo. Sin embargo, estas fiestas navideñas dan para casi todo. En la tranquilidad del sofá, el tiempo parece alargarse sin medida de modo que alcanza para pensar, para reflexionar, para escudriñar en los viejos periódicos y volver a interpretar los datos que analizamos con el escaso rigor al que someten las prisas y los estados de ánimo. Supongo que lo que a mí me sucede le sucederá también a quienes, como yo, están preocupados por la vida, -la suya y la de todos-, porque se sienten atañidos por el posible sufrimiento de los humanos.
Este artículo no va de sufrimientos, va más bien de interpretaciones encadenadas que tienen que ver con los resultados electorales del 20-D, y cuanto de ellos puede desprenderse.
Las Elecciones Generales han venido caracterizándose en Euskadi por su comportamiento diferente a como se han comportado en el resto de España. El hecho de que la Izquierda Abertzale (IA) no pudiera presentarse (por prescripción facultativa) a algunas Elecciones durante bastantes convocatorias dibujó un mapa algo complicado en el que era difícil saber cuántos escaños correspondían realmente a los partidos, y cuántos a aquella circunstancia derivada de la existencia de ETA y de sus entusiastas. En aquella situación casi todo estaba sobrevalorado y sobredimensionado, pero el 20-D la concurrencia a las Elecciones no ha sufrido merma ninguna por sanción, a la vez que afluyeron dos nuevas opciones (Podemos y Ciudadanos), emergentes, cuya influencia aún estaba por determinar. Una vez consumados los comicios cada cual ha hecho su lectura de los resultados con una prudencia, no propia de sabios, sino de temerosos y pacatos.
En Euskadi ha ganado Podemos. (Al PNV cabe puntualizarle, desde la mejor intención, que su lectura anteponiendo el número de escaños al de los votos introducidos en las urnas, tiene su antecedente en los resultados de aquellas elecciones autonómicas en que el PSE obtuvo más escaños que el PNV aunque menos votos: una lectura demasiado apasionada de aquel resultado, junto a la cerrazón de EE, llevó a la Lehendakaritza a Ardanza en lugar de a Txiki Benegas). Y Podemos no ha ganado por poco, que ha sido por más de quince mil votos. Si las Elecciones hubieran sido autonómicas Podemos habría conquistado la Lehendakaritza con cierta holgura. Es tiempo, por tanto, de hacer importantes reflexiones. La primera de ellas es la que se desprende de ese hecho, que llevaría a Ajuria Enea a una Lehendakari de Podemos, salvo que se produjera una suma de siglas demasiado complicada. Podemos se haría con 21 escaños en la Cámara Vasca, y el PNV quedaría a cuatro escaños de diferencia, por debajo claro.
Otra conclusión: la victoria en escaños de las formaciones de izquierdas sería aplastante. 47 escaños representarían a fuerzas progresistas o de izquierdas (Podemos, PSE, Bildu, IU), mientras que solo 28 escaños representarían a fuerzas más conservadoras (PNV, PP o Ciudadanos). Es muy difícil sacar conclusiones precisas de este hecho, principalmente porque los vascos y las vascas tal vez no se comporten  del mismo modo en las próximas elecciones autonómicas, pero si llegaran a comportarse del mismo modo en las autonómicas los acuerdos para la formación del gobierno retratarían a los partidos, de modo que sería posible un Gobierno que aglutinara a las fuerzas de izquierdas, o bien el “miedo escénico” llevaría a Podemos a pactar con el PNV para lograr una mayoría absoluta, aunque ajustada. De este modo probarían ese mejunje que ha venido impregnando la política vasca a través de gobiernos acordados entre el PNV y el PSE, que han permitido serenar la política y atemperar a los vascos más beligerantes.
Otra conclusión: si establecemos una nomenclatura que a todas las formaciones las califique como vascas, porque ejercen su acción en Euskadi, pero que añada otro calificativo (“vasquista” o “españolista”) según su vinculación nacionalista-abertzale, o españolista (ya sé que suena mal la palabra pero no encuentro otra, quizás “estatalista”), las formaciones vasco-españolistas (o vasco-estatalistas) habrían obtenido más del sesenta y uno por ciento de los votos. Aunque pueda resultar algo gratuito me permito la conclusión de Euskadi y los vascos han ganado en españolidad en estas últimas elecciones.
Sin embargo, estas conclusiones están cargadas de dudas, sobre todo porque el debate político que tiene lugar en Euskadi es algo enrevesado, y cualquier conclusión hecha a la ligera corre el riesgo de olvidarse de procesos históricos, evoluciones electorales y matices del momento presente que convertirían tales conclusiones en meras ocurrencias.
A lo largo de la Historia ha quedado constatado que el PNV le unen más lazos con el socialismo y el republicanismo vascos que con el abertzalismo extremo de la IA. ¿Cómo se comportará Podemos-Euskadi, teniendo en cuenta que su éxito electoral ha tenido lugar gracias a que ha recogido muchos votos que votaban antes a la IA? Podemos es una formación oportunista que acopia sus votos de las formas más variadas. Por ejemplo, su propuesta de ejercer el llamado, recientemente, “derecho a decidir vinculante” ha sido presentado como una línea roja, a pesar de que no lo quieran ejercer realmente ni las Mareas gallegas ni el Compromís valenciano, aunque sí la formación catalana de Ada Colau. ¿Cómo tratará Podemos este asunto en Euskadi? ¿De qué modo piensa Podemos satisfacer a los miles y miles de votantes que han hecho el tránsito desde el independentismo abertzale a sus filas? ¿Cómo va a reaccionar el PNV a cualquier iniciativa arriesgada de este estilo teniendo en cuenta las características de su electorado? ¿Cómo van a responder SORTU y la IA a la irrupción de Podemos en la Política Vasca mediante su estrategia de pillaje de votos? ¿Qué papel va a jugar Arnaldo Otegi en el futuro? ¿Capitaneará Bildu la nueva situación o instará a los suyos a acordar tácticas y estrategias con Podemos? ¿Y si así fuera, será Otegi el candidato de Podemos en las Elecciones Autonómicas?
Ya ven, queridos lectores, que los resultados electorales han dejado, también en Euskadi, todos los espacios abiertos. Caben las conjeturas, las elucubraciones, las interpretaciones más diversas, las complacencias de todos los signos, las previsiones y las premoniciones. Yo, que no tengo (como han visto) la solución de nada, os las dejo aquí con el deseo de que todos y todas seais (seamos) muy felices en el 2016.


FDO.  JOSU MONTALBAN