jueves, 14 de junio de 2012


RESCATE  FINANCIERO: LAS  PARADOJAS  DEL  PP

Domingo por la tarde. A las seis debuta la Roja en la Eurocopa con la mayoría de los pronósticos a su favor. En Gdansk van a luchar por el triunfo dos Selecciones de Fútbol muy importantes: España e Italia. Las dos han sido campeonas continentales en alguna ocasión. Las dos han sido campeonas mundiales. Tanto Italia como España han sido “intervenidas”, de diferentes maneras, por indicación de las Instituciones europeas. El futbolista español Busquets ha sido preguntado sobre la carga que supone, en medio de la crisis económica, el hecho de ser generadores de ilusión, y ha respondido de este modo: “No somos ajenos a la realidad e intentaremos darle una alegría a la gente, pero ganar la Eurocopa no soluciona los problemas”. Después de una reflexión embarullada ha culminado con un “nunca es fácil”, no sé bien si refiriéndose a la Eurocopa o a la situación española. Me propongo ahora reflexionar sobre la gran dificultad por la que atraviesa España, no por la que Busquets anuncia, antes de sentarme a ver el partido de fútbol.

Queridos compatriotas: España ha sido “intervenida”. Sí, bien cabe hacer esa afirmación aunque el Ministro De Guindos nos apunte con el dedo desde las páginas de los periódicos para advertirnos de que no se trata de una “intervención”. Ha sido presentado como un “rescate”, pero no soy capaz de discernir fácilmente cuál de los dos términos encierra mayor gravedad. El Ex Presidente español Rodríguez Zapatero puede respirar más o menos tranquilo porque quien ha llegado después, sustentado en la desvergüenza de cargar sobre Zapatero todos los males de nuestra España, es el que ha sido “intervenido” y conminado a una serie de controles ciertamente vergonzantes. Rajoy se muestra avergonzado por su propio descaro. Todas sus previsiones han sido superadas en apenas medio año. Como consecuencia de ello ha tenido que declinar su erguida cresta para pedir hasta los 100.000 millones de euros con los que tapar el importante agujero bancario. ¿Sabemos ahora realmente en qué consiste la brutal crisis de la que tanto se habla en todos los lados? ¿Va a suponer este rescate un respiro para los españoles más afectados por ella?

Es difícil responder a estas preguntas, sobre todo porque quienes han comparecido para explicar el “rescate” (De Guindos y, casi un día después, Rajoy) lo han presentado como si se tratara de un éxito y no de una claudicación. El Gobierno del PP se encuentra abrumado por sus propios excesos y atrevimientos. La desvergonzada frase que Montoro dirigió a la diputada canaria Oramas cuando aún gobernaba Zapatero, -“que caiga España, que ya la levantaremos nosotros”-, anunciaba con dos años de antelación las perversas intenciones de este PP que se muestra defraudado con su propia trayectoria: solo ha gobernado durante ocho años de los más de treinta últimos de democracia. Es decir, que necesitan demasiado de las coyunturas adversas o de los errores de los otros para hacerse con el Gobierno de la nación. Son capaces de hundir un país entero, provocando la infelicidad de quienes viven en él, para hacerse con el poder. El acoso brutal al que sometieron al Presidente Zapatero fue propio de indignos saltimbanquis, como Montoro, y de políticos pacatos, como Rajoy. Así que este “rescate” no solo ha de servir para embalsamar a las entidades financieras sino para humillar a este Gobierno exaltado que nació, ya, intervenido. ¿O no ha sido De Guindos un interventor del Gobierno en toda regla? ¿Alguien ha visto en la pantalla de su televisor alguna vez a alguna de las personas “fuertes” de su Ministerio? Por que haberlas, haylas, al menos dos de sus Secretarios de Estado (Economía y Comercio) podían haber aparecido alguna vez, si no para opinar, sí para flanquearle.

Pues eso, España ha sido “intervenida”. Y bien que lo siento, porque deseo que España sea un Estado próspero que defienda a sus gentes, que proteja a los más vulnerables, que suavice al menos los rigores de este sistema capitalista que, a pesar de su nombre, es capaz de dejar descapitalizadas a las instituciones públicas y a los ciudadanos. ¿Por qué ese énfasis en evitar el término “intervención” cuando hablan sobre lo ocurrido? Sencillamente porque siempre fue el objeto de su deseo hacerlo mientras estaban en la oposición. La humillación que quisieron infligir al Gobierno Socialista ha caído sobre ellos, a pesar de que nunca debería ser considerada de ese modo. El valiente Rajoy ha recurrido a una especie de entusiasmo delirante al decir que con el rescate a España “ha ganado la credibilidad del proyecto europeo”. ¿Se hubiera acordado del proyecto europeo si en el fatídico Mayo de 2010 hubiera sido el Gobierno de Zapatero e el intervenido? No debemos negar que el “rescate”, que incide de modo directo en los bancos y entidades financieras arruinadas por sus propios devaneos, no implicará cambios nominales en el Gobierno, pero el control al que va a ser sometido va a ser extraordinario. ¿Para qué poner un Monti, como en Italia, si aprovecharon la derrota del PSOE para endosar un De Guindos, de rondón, en el equipo de Rajoy?

La Conferencia urgente celebrada por el Eurogrupo para plantear el ultimátum al Gobierno español no ha dejado dudas. El control al que se va a someter al sistema financiero incluye medidas que van mucho más lejos, tal como los Ministros de Finanzas han anunciado: “Revisaremos de cerca los progresos en las áreas de la consolidación fiscal, las reformas estructurales y el mercado de trabajo”. Las continuas autoalabanzas de los ministros de cada ramo  cada vez que han dado algún “hachazo reformista” (“Europa ve con buenos ojos estos esfuerzos”) han desembocado en esta inculpación, si bien la anorexia a la que el Gobierno del PP ha condenado al Estado español, bien puede convertirle en un títere de Europa. No solo deberá ceñirse a lo dictado en la capitalización financiera a través del FROB (Fondo de reestructuración de ordenación bancaria), sino que deberá obedecer las recomendaciones que ya le ha impuesto Bruselas y que inciden en políticas tan nacionales como el gasto en las Comunidades Autónomas, el IVA, las pensiones o la legislación laboral. Como siempre Rajoy ha recurrido al estribillo, cargando aún responsabilidades sobre Zapatero, -“Sin las reformas (que debían haberse hecho antes) ayer habrían intervenido al Reino de España”-, y subrayando la inevitabilidad de las dolorosas medidas tomadas hasta ahora, -“…es lo que había que hacer”-.

Los bancos, que tanto colaboraron en inflamar la burbuja inmobiliaria, le han infligido a España este castigo severo que, se llame intervención o se llame rescate, supone un varapalo a la prepotencia del Gobierno de Rajoy, y a la soberbia de la derecha española y del propio sistema capitalista. Lo peor no es eso, sino que desacredita a la democracia en cuyo seno se han producido las irregularidades que han provocado la debacle, más aún, añade leña al fuego en el que se viene quemando la Política a costa de la deslegitimación de los diversos sistemas políticos basados en los derechos y las libertades de los ciudadanos. Quienes van a sufrir con mayor contundencia las consecuencias de este proceso deslegitimador de la Política serán las ideologías y los partidos sustentados en ellas. Más que en ideas, la derecha se sustenta en intereses, principalmente económicos. El PP seguirá manteniendo su parroquia (nunca mejor dicho), mientras la izquierda verá la desbandada de sus adeptos si no se arma de ideas buenas y de audacia para ponerlas en práctica.

Y si los riesgos y amenazas que acechan a las democracias europeas se desbordan, sobrevivirán quienes históricamente se hayan mostrado alguna vez capaces de vivir tranquilamente amparadas en sistemas totalitarios. Y, que yo sepa, el PP se considera heredero de la AP de Fraga Iribarne, ni siquiera de la UCD de Suárez.

Fdo.  JOSU MONTALBAN