martes, 8 de marzo de 2016

CONSECUENCIAS DEL "NO" A LA INVESTIDURA (LaInformacion.com, 07 - 03 - 2016)


CONSECUENCIAS DEL “NO” A LA INVESTIDURA

Es tiempo de sacar conclusiones. Desde el pasado 20-D en que los españoles y las españolas cumplimos con el deber de vota, que es a la vez un derecho en Democracia, han ocurrido bastantes cosas que no pasarán a la Historia que lean quienes lleguen dentro de cien años, pero que son muy importantes para quienes vivimos hoy y sufrimos las consecuencias del enquistamiento malsano que afecta a nuestras vidas cotidianas. El proceso que ha tenido lugar para procurar la investidura del nuevo Presidente del Gobierno ha sido penoso, porque los líderes se han obstinado en justificar los desacuerdos mucho más que en buscar acuerdos. El Jefe del Estado y Rey de España se encontró con una sorpresa curiosa: quien ganó las Elecciones, en votos y en escaños, no aceptó el ofrecimiento para que optara a la investidura y formara Gobierno. Ante tal espantada optó por una segunda opción proponiendo la misión al segundo clasificado, Pedro Sánchez. ¿Quedaba otra opción? Sin embargo las posibilidades del líder socialista no eran suficientes para garantizar el éxito, porque las condiciones impuestas por las promesas de campaña ya presagiaban que nadie iba a esforzarse en facilitar posibles éxitos a los otros. ¿Qué importaban el pueblo y la gente, tan nombrados durante la campaña electoral? Nada, o muy poco.
Probablemente estamos abocados a repetir las Elecciones. Según los sondeos los nuevos resultados no diferirán mucho de los del 20D porque en tan poco tiempo, y sin otra actividad política que la visualizada en las negociaciones para la investidura, no serán muchos los que cambien su voto, pero la lectura que se haga de los resultados puede ser muy otra aunque los resultados coincidan. De momento dejaré aquí mis reflexiones más sencillas.
Pero hay algo más. La primera reflexión deriva de la actitud ante las dos fuerzas emergentes (Podemos y Ciudadanos) instalada en la opinión pública. Esta reflexión desemboca en una pregunta que me parece pertinente: si a Ciudadanos se le tilda de ser una variante de la derecha del PP, ¿por qué a Podemos, usando el mismo procedimiento, no se le tilda de ser una variante de la izquierda del PSOE? Es difícil de entender que la alternativa de izquierda al PSOE sea Podemos, que ha afirmado no ser de izquierdas ni de derechas, en lugar de IU, cuyo proceso de cambio ideológico y organizativo ha sido mucho más humano. Peor aún, el intento de convertir a IU en un recuerdo del pasado, -poniéndoles en la misma estantería que los partidos de la "casta”-, por parte de Pablo Iglesias, debería haber empujado el voto hacia unas izquierdas a las que no les diera vergüenza decir que lo son, en lugar de engrosar las alforjas del poder, siempre voraces e insatisfechas.
Lo cierto es que recién finalizada la segunda votación para la investidura Pablo Iglesias se permitió señalar que el día siguiente empezaba o se abría un camino de la esperanza. Puede ser que lo dijera desde la sinceridad, pero estamos ya acostumbrados a su insolencia y a sus sobreactuaciones. No me cabe ninguna duda de que Podemos es una formación útil, tanto más si se aviene a practicar el mismo juego que los demás con las mismas reglas. Lo que Podemos precisa, de forma urgente, es cambiar a su Secretario General por otro que sea capaz de pactar de igual a igual, tal como el propio Pablo Iglesias dice que quiere acordar con Pedro Sánchez, aunque decidiéndolo desde la soberbia y la altanería propia de las más fatuas divinidades. Sí, Podemos tiene que reemplazar a su Secretario General por un líder “humano”, que se sepa imperfecto y llegue a sentirse susceptible de estar equivocado, algo que no parece haber sentido a tenor de sus comportamientos.
Bien, tomemos por la palabra a Pablo Iglesias. Como la investidura precisa 176 votos positivos, los 160 correspondientes a PSOE y Podemos no son suficientes. ¿Habrá que despreciar ahora los escaños de Ciudadanos solo porque Pablo Iglesias los vete? ¿Habrá que aceptar los votos de quienes en Cataluña ya han iniciado los trámites pertinentes para desbandarse fuera de ese Estado llamado España que elige su Gobierno? ¿Habrá que aceptar los votos de quienes no se sienten pertenecientes al Estado español, como Bildu? Está claro que Pablo Iglesias no quiere un cambio sino “su” cambio, el que le convierta en Presidente o en comisario que controla estrechamente al Presidente, con competencias tan universales y poderosas que conviertan al Presidente en una marioneta manejada y manipulada por el comisario.
Una última pregunta, por ahora. ¿Puede el PSOE echar a la papelera su acuerdo con Ciudadanos, para probar otro acuerdo con Podemos cuya provisionalidad es igual de manifiesta? Sólo un acuerdo en que confluyan PSOE, Ciudadanos y Podemos (además de quienes quieran adherirse) puede garantizar una nueva investidura que garantice un nuevo Gobierno. No me cabe ninguna duda de que es la única solución previa a unas nuevas Elecciones que son consideradas por todos un fracaso y un perjuicio. Si Pablo Iglesias lo impide habrá que adjudicarle dicho perjuicio, y Podemos deberá pensar en sustituir a su líder, como Secretario General, en un proceso más democrático y comprensible que el que usó para convertirle a él en Secretario General.


FDO.  JOSU MONTALBAN