martes, 6 de octubre de 2015

BALIDO O AULLIDO (ElCorreo, 06-10-2015)

BALIDO O AULLIDO

No quiero aguar la fiesta de Bildu, que publicó hace unos días un artículo (“Nuestra decisión, la paz”. El Correo, 01-10-2015) muy interesante, pero creo que es preciso puntualizar algunos aspectos, porque puede dar la impresión de que en España tuvo lugar (o está teniendo lugar aún) un conflicto con ciertas similitudes al conflicto sirio que enfrenta, principalmente, al dictador Bachar Al Asad con el Ejército Islámico (EI). Con mucha generosidad podría admitir que en los primeros tiempos de la existencia de ETA podrían ocultar sus perversas intenciones detrás del hecho de que la dictadura franquista estaba omnipresente en la sociedad española, con una mayor beligerancia en nuestra Comunidad Autónoma que, en aquel tiempo, no pasaba de ser una sencilla región de la piel de toro. Pero, como he dicho, con gran generosidad, porque  a pesar del significado de las siglas ETA (Euskadi y Libertad), ninguna de las fuerzas políticas vascas, -clandestinas y en el exilio-, aceptaron como suya a aquella ETA.
Aún resulta mucho más incongruente, e inaceptable, admitir a la ETA después de la muerte del dictador, porque la Transición trajo consigo la legalización de todos los partidos políticos, desde la extrema derecha hasta la izquierda extrema, incluidas las formaciones separatistas e independentistas, y la España constitucional que se construyó entonces, a pesar de algunas lagunas, contaba con grandes dosis de comprensión y esperanza para todos. No es ningún exceso afirmar que ETA se convirtió, tras la muerte de Franco, en la más infame lacra, en la reliquia de un tiempo negro que, afortunadamente, estaba siendo invadido por las luces de un amanecer remiso pero optimista. ETA, por tanto, y quienes la han venido alentando es lo único que queda del franquismo. Por eso me resulta chocante y absurdo que líderes de EA, de Alternativa y de Aralar acepten firmar este artículo que solo asume y acepta los planteamientos de Sortu (la antigua HB).
Resulta ya curioso el título del artículo porque la paz, como resultado de una decisión tomada, obliga a pensar que la situación anterior aa esa paz era la guerra. Quienes han venido aceptando la existencia de ETA como la consecuencia de un conflicto, o debate más o menos encarnizado, deben aceptar que todo conflicto desaparece cuando se produce un acuerdo, sin embargo las guerras han terminado casi siempre en armisticios y treguas que han facilitado la paz posterior. Y aquí nunca se ha producido un armisticio firmado por dos partes, sino obedeciendo al capricho interesado de uno. A ETA, y a sus adláteres (que nunca han sido EA, EB, ni Aralar), siempre le ha gustado el lenguaje bélico y militar. Sus líderes, siempre encapuchados, han usado términos como “hostilidades” o “tregua” con ánimo de dar a entender que había dos frentes enfrentados entre sí y en continua pelea. Cuando Urízar, Ubera y Matute, que son los firmantes del artículo junto al líder de Sortu Arraiz, no estaban en Bildu no hablaban de “guerra sí o no”, sino de “democracia sí o no”, y aún siendo críticos con el sistema, sus planteamientos eran bien diferentes al de esta ocasión en que sirven de apoyo a quienes justificaron atentados mortales, pusieron en tela de juicio la democracia y negaron la condición de ciudadanos a quienes no pensaban como ellos, hasta tal punto de pasear por las calles con todo su descaro portando gigantescas pancartas en las que rezaba la bárbara leyenda “ETA mátalos”.
El artículo citado pretende legitimar una estrategia equivocada e interesada. De hecho, aprovechan para invitar a los lectores a una manifestación que se iba a celebrar en San Sebastián (ya se habrá celebrado), todo dentro de una programación absurda que encadena un buen ramillete de acontecimientos y convocatorias en los que los que siempre fueron amigos de los etarras han rendido pleitesía al terrorismo. Es verdad que a lo largo del artículo asumen su responsabilidad en varias ocasiones, pero siempre compartiéndola, a partes iguales, con quienes no hemos hecho otro mal que esperar la presencia ante nosotros de un terrorista que nos diera el pasaporte y nos hiciera pasar a mejor vida. El descaro les llega tan lejos que se atreven a achacar a las autoridades del Estado la responsabilidad porque “nunca vieron con buenos ojos esta vía vasca (la suya) hacia la paz”. O sea, que los mismos que practicaban la guerra eran los que pergeñaban un plan de paz, alejado de la Justicia, y que solo a ellos les beneficiaba. Por fin su procacidad les empuja a un abismo donde no caben las virtudes. Allí donde no cabe la virtud solo caben los cambalaches y las disculpas interesadas. Para los firmantes del artículo las responsabilidades quedan soslayadas en esta especie de conmiseración con la que su culpabilidad se esparce por igual entre víctimas y victimarios, peor aún, para ellos los culpables son los otros: “Nunca les gustó la unilateralidad, ni para conseguir la paz”. Así legitiman esa unilateralidad que proponen, después de que las víctimas cayeran todas de uno de los lados.
Se trata, pues, de un artículo tan abominable como innecesario. Es verdad, como dicen, que “la paz es demasiado importante como para reducirla a un relato de vencedores y vencidos”. Sí, es verdad, pero la paz no la vulneraron dos partes enfrentadas en un litigio, sino la ignominia y la brutalidad de ETA y de sus cómplices. Ya basta de reclamar comprensión por parte de incomprensivos. Ya basta de violencia, incluso dialéctica, pero sobre todo basta de engañiflas y basta de corderos que, según su conveniencia, balan o aúllan.
Como he dicho, no es fácil de entender la autoría compartida de este artículo. Solo por eso, ya merece ser desatendido, como poco.


FDO.  JOSU  MONTALBAN